Archivo de 24 de marzo de 2010

24
Mar
10

bordaberry condenado

37 años después. Una actuaria judicial le leyó la condena a 30 años de penitenciaría por «atentado a la Constitución», 9 desapariciones y 2 asesinatos políticos

Un dictador condenado por dictador: ayer Bordaberry fue reo de lesa Nación

Por primera vez. El ex dictador José María Bordaberry fue trasladado ayer al Juzgado Penal de 7º Turno, a cargo de la jueza Mariana Mota. La abogada denunciante, Hebe Martínez Burlé, dijo: «El mundo festeja, es la primera vez que un dictador es condenado por dictador. Los había (condenados) por violación a los DDHH y por corrupción, pero es la primera vez en la historia que la condena es por golpe de Estado».

La gloria del pasado. Bordaberry, con la banda presidencial usurpada, recibido por Augusto Pinochet en Santiago.

Un dictador condenado por dictador

24
Mar
10

lula y el pt

  22-03-2010

 

Antiguo dilema para la izquierda
El caso Brasil

 

   Immanuel Wallerstein

 
Con ocasión de celebrar el trigésimo aniversario de la creación del Partido de los Trabajadores (PT) en Brasil, el principal periódico independiente de izquierda, Brasil de Fato, publicó entrevistas con cuatro de los principales intelectuales de izquierda. Los cuatro fueron activos alguna vez en el PT, de hecho se cuentan entre sus fundadores. Tres de ellos se retiraron del PT –el historiador Mauro Lasi se unió al Partido Comunista Brasileño, el sociólogo Francisco de Oliveira se unió al Partido Socialismo y Libertad y el historiador Rudá Ricci se hizo izquierdista independiente. El cuarto, el historiador Valter Poner, permanece en el PT y es una de las figuras principales de su facción de izquierda.

Expresaron cuatro análisis, sorprendentemente diferentes, de lo que Ricci llama el antiguo dilema de la izquierda brasileña: como ser popular y de izquierda. Pero por supuesto ése ha sido el dilema de la izquierda en todo el mundo, y sigue siéndolo hasta ahora.

Brasil es un lugar interesante para analizar este dilema y cómo se expresa. Es un país con una larga y activa tradición política, y hoy goza mucho de una situación multipartidista. Es también una nación cuya situación política ha mejorado mucho en años recientes, particularmente en los últimos 10 años. Y Brasil es un país que ha estado afirmando mucho liderazgo político en América Latina. Así que la pregunta se vuelve ¿cómo medimos la popularidad de un partido y cómo evaluamos sus credenciales de izquierda?

El periodista de Brasil de Fato abrió sus entrevistas apuntando que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva es una figura carismática, que es el mandatario más popular desde la «redemocratización» del país y que a lo largo de su historia el PT ha incrementado su apoyo entre los estratos más pobres de la población. Para que el partido se volviera más popular, aseveró, tuvo que hacer concesiones al pragmatismo.

¿Cómo reaccionaron los cuatro intelectuales a esta premisa? Para Ricci, el «lulismo» se ha vuelto más importante que el partido, lo que invierte el concepto original del PT. El PT se americanizó dice él. Hoy es simplemente una maquinaria electoral. La izquierda encuentra difícil ser popular debido a su lastre teórico de origen europeo. La cultura popular, dice, es compleja y conservadora, y Lula dialoga con su cultura popular. El PT es estatista y desarrollista, y como tal conservador y pragmático. Así que el problema es retornar a la idea original de una utopía de izquierda democrática sin tornarse elitista.

Para Lasi, el PT se volvió uno de los dos principales partidos de Brasil, de centroizquierda con un programa pequeñoburgués. El precio que pagó por el tamaño de su respaldo fue el abandono de los principios y las metas políticas que estaban presentes en su origen. El lulismo o el populismo es un modo de hacer que las masas accedan a las políticas que no fueron hechas en su interés.

Para Oliveira, el PT que comenzó con una base de trabajadores, de teología de la liberación y de movimientos de democratización, se ha vuelto simplemente parte de la jalea general del sistema partidista brasileño. Una perspectiva socialista no se basa en los pobres sino en un análisis de clase. Y en cuanto al programa del partido, la estatización, está 100 años atrasado, es parte de la dolencia infantil del estatismo. Es un programa para fortalecer las industrias brasileñas y no tiene nada que ver con la izquierda o el socialismo.

Poner ve la situación muy diferente. Concuerda con que al principio el gobierno de Lula era social-liberal en su orientación. Pero después de 2005, se hizo hacia la izquierda. Sí, dice él, el partido es desarrollista. Pero hay dos variedades de desarrollistas, los conservadores y los demócrata-populares. Con la crisis del capitalismo, el socialismo está de vuelta al debate.

Lo sorprendente acerca de los tres análisis críticos es el miedo al populismo. Lo que sorprende de los análisis es la ausencia de cualquier discusión de geopolítica.

Justo unos días después del artículo de Brasil de Fato, Fidel Castro publicó una de sus Reflexiones periódicas en La Jornada, en la ciudad de México. Lula acababa de estar de visita con Castro. Éste dijo que conocía a Lula hace 30 años, es decir, desde la creación del PT. Dada la historia de Cuba y las dificultades de más de 50 años, Castro dijo que lo que tiene para nosotros una enorme trascendencia era la reciente reunión en Cancún donde se había decidido la creación de una Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe que incluía a Cuba y excluía a Estados Unidos y Canadá. Esta reunión fue en gran medida un logro de Lula.

Castro subrayó entonces la importancia y el simbolismo de esta última visita de Lula antes de que deje de ser presidente de Brasil. Recordó que en la década de 1980 tuvo un emotivo encuentro con él, su esposa y sus hijos en su sencilla morada y alabó de Lula “su placer de luchar… con intachable modestia”. Aquí no hay crítica alguna al lulismo.

Todo lo que los intelectuales brasileños de izquierda critican, Castro lo alaba –el desarrollo tecnológico de Brasil, el crecimiento del PIB, convertirse en una de las 10 principales economías del mundo. Aun en la cuestión de la producción de etanol, a la que Castro dice que se opone, no culpó a Lula. «Comprendo perfectamente que Brasil no tiene otra alternativa, frente a la competencia desleal y los subsidios de Estados Unidos y Europa, que incrementar la producción de etanol».

Castro termina con esta nota: «Una cosa es indiscutible: el obrero metalúrgico se ha convertido actualmente en un estadista destacado y prestigioso cuya voz se escucha con respeto en todas las reuniones internacionales».

¿Cómo pudieron los intelectuales brasileños de izquierda y Castro llegar a retratos tan diferentes de Lula? Está claro que estaban mirando dos cosas por completo diferentes. Los intelectuales brasileños de izquierda miraban primordialmente la vida interna de Brasil y expresaron su pena por el hecho de que Lula fuera, a lo sumo, un pragmático de centroizquierda. Castro miraba principalmente a Brasil en su papel geopolítico, que él ve que socava a su enemigo primordial, el imperialismo de Estados Unidos.

¿Cuál es entonces la prioridad para los intelectuales de izquierda? Ésta no es meramente una cuestión brasileña. Es una cuestión que debe preguntarse casi en todas partes, tomando en cuenta el curso de la historia y el estatus geopolítico del país en cuestión.

Traducción: Ramón Vera Herrera

© Immanuel Wallerstein.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2010/03/21/index.php?section=opinion&article=026a1mun

24
Mar
10

sebastian piñera…

 

el malo del barrio

Carlos Scorovich – Periodista

Todos aquellos que hemos tenido la hermosa experiencia de vivir y participar desde dentro lo que es un barrio, sabemos lo que ello significa. Por lo tanto me referiré a un aspecto de esa práctica y en especial a uno de esos vecinos que en todos los barrios existe: el malo. Ese que a pesar de no tener afinidad con él, de no integrarse a las actividades habituales de todos, existe y está allí, por lo tanto, por educación lo saludamos y como dirían los jóvenes actuales «lo bancamos».

Este tema surgió al ver a través de las imágenes del televisor, a Mujica saludando a Piñera en la visita realizada a Chile, a la asunción del mando del nuevo presidente, con su imagen de bonomía y cordialidad estrechó fuertemente la diestra del asumido a la primera magistratura del pueblo trasandino.

Todos sabemos quién es y a quién representa el nuevo gobernante de la hermana República de Chile. Impulsó una campaña electoral en base a su enorme caudal económico, logrado con sus negocios en las comunicaciones. De ideas de extrema derecha. Capitalizando los votos de esa franja de ciudadanos que lamentablemente todavía hacen reverencia al régimen nefasto de Pinochet. Y que la izquierda no ha sabido o no pudo hacerlo, además de no haber asumido ante las elecciones un frente unitario para afrontar en igualdad de posibilidades y derrocar al ahora presidente.

En el mismo televisor, con imágenes del mismo día provenientes de Chile, minutos antes de entregar la banda presidencial, veíamos el apoyo popular que recibía la saliente presidenta Bachelet, que con un porcentaje elevadísimo de adherentes a su gestión, se retiraba del Palacio de la Moneda aplaudida por la totalidad de los funcionarios de esa casa, para acudir al acto de cambio de mando. Ello es muy significativo y paradójico, ya que su figura es apoyada casi unánimemente dentro de la población chilena y su Coalición perdió las elecciones en segunda vuelta, tras 20 años de gobierno.

Dicho conglomerado político, evidentemente no supo afianzarse y lograr continuación en la senda progresista, a la cual la gran mayoría de América Latina, se ha volcado en las últimas décadas.

Este acontecimiento debería hacernos reflexionar a los frenteamplistas todos, de arriba hacia abajo, y en toda la extensión de grupos políticos que forman el actual partido de gobierno de nuestro país. Debemos trabajar para consolidar lo que tanto costó conquistar, actuando siempre con altura política, ser auto-críticos y apuntalar aún más la unidad que nos ha llevado a esta instancia de regocijo y felicidad que vivimos. Más allá de que Uruguay no es Chile, y que cada pueblo tiene su historia, y que su camino lo debe desarrollar con sus propias fuerzas.

No nos debe invadir la tristeza de un vecino, por el contrario, debemos proyectar hacia él nuestra alegría, nuestra experiencia, nuestros logros, nuestra fuerza e intentar contagiarlo para que el desconsuelo de hoy se transforme en regodeo del futuro.

Con este comentario previo no debemos pensar que el pueblo chileno bajó los brazos, para nada, simplemente que ha tenido un traspié, un momento de flojedad en tantos años de lucha, y que sabrá reordenar sus filas, reacomodar las fichas en el tablero de ajedrez, para así lograr el jaque mate en próximas batallas. Su sabiduría está intacta, su fuerza igual, a pesar de los días aciagos que el terremoto reciente les ha tocado sufrir. Tan sólo faltaría ubicar pacientemente, en ese tablero, las fichas en el lugar indicado, y estamos seguros y confiados que así sucederá, además de recibir la solidaridad de parte de un pueblo uruguayo que desde siempre lo supo admirar, por su lucha por ser abanderado de conquistas obreras y estudiantiles.

Y como en el barrio, continuaremos viviendo, participando, avanzando, logrando éxitos, mejoraremos nuestras vidas, lograremos educación y salud para todos, derrotaremos las tristezas, sabremos sortear dificultades, avanzaremos a etapas superiores, lograremos crecer cualitativamente y cuantitativamente, ayudaremos a nuestros vecinos siendo solidarios en momentos de tristeza, de flaquezas, de errores, de traspiés, de todo lo que hace a la unidad, a pesar del malo del barrio.




Meses