Anuncios con gusto a poco
El trabajo, los salarios y las pasividades en la Rendición de Cuentas. No hay ninguna medida para los que ganan 25 mil pesos o menos.
Diario El Popular- Federico Araya
Cuando la situación era inocultable, y la inmensa mayoría de la gente ya no compraba la licencia poética de inventar el concepto de agua bebible o agua segura, para ocultar que se suministraba agua no potable, desagradable, en ocasiones turbia y además, peligrosa hasta para los calefones, el gobierno gestionó la adquisición de una desalinizadora en Estados Unidos y anunció su llegada para el mes de mayo, a la vez que aseguró que en un mes construiría una conexión entre los ríos San José y Santa Lucía. Ninguna de ambas cosas se cumplió. Ni la desalinizadora llegó en esas fechas ni era posible completar esa obra en ese plazo. Con la evidencia, empezó a dar largas a ambas iniciativas y, naturalmente, a postergarlas una y otra vez, mientras se empeñaba junto con los medios de comunicación hegemónicos en una campaña sostenida para responsabilizar a los gobiernos de la izquierda de una crisis que se produjo entera durante su mandato.
El tiempo pasaba, las soluciones no llegaban, las reservas caían y tuvieron que pedirle al ministerio de salud pública autorización para un nuevo aumento astronómico de la salinidad del agua, que el ministerio simplemente no se animó a autorizar, seguramente porque ningún químico, ni médico ni técnico especializado de ningún tipo estaba dispuesto a poner el gancho en una autorización tan disparatada, de consecuencias desconocidas.
Lo que diré de Uruguay, ese Uruguay que tanto quiero y tanto me duele, vale para casi todos los pueblos de la Tierra.
nota: César Bianch
Fotos: Javier Noceti / @javier.noceti
“Recién sentí que podía aplicar todo lo que había aprendido cuando empecé a trabajar en Derechos Humanos. Sentí que toda la carrera en Uruguay, más el posgrado en Estados Unidos, cobraban sentido”
“Después de usar material fino, pinceles, cucharas, baldes y palitas, empieza un trabajo muy lento, de muchísima paciencia, para tratar de ver si la anomalía responde a lo que estamos buscando. Despejamos las dudas con ese material fino, muy lentamente”
“Estábamos en la carpa y cayó una rama cerca de la carpa de los militares, y yo dije tonteando: ‘Hoy tenemos un hallazgo’. Y le mandaron un mensajito a los compañeros: ‘Alicia dice que hoy vamos a encontrar algo’. Seguimos excavando y, al poco rato, aparecieron restos”
“Nosotros no sabemos si hubo algún cuerpo que se desenterró, no lo podemos saber. Lo que sí sabemos es que hasta ahora hemos encontrado un montón de cuerpos que, según la Operación Zanahoria, no deberían haber estado ahí”
“El cuerpo de Bleier se pudo haber encontrado en 2005. Tuvimos que llegar al año 2019 para encontrarlo. ¿Por qué? Sencillamente, por abordar toda la zona y llegar al borde del arroyo Miguelete, con la misma información que había en 2005”
Caras y Caretas Diario
escribe: Leandro Grille
Con todo, no cabe rasgarse las vestiduras por el hecho en sí, menor desde todo punto de vista, pero insisto en recordar a los que lo soslayen, que en toda lucha es necesario estudiar el terreno, porque hay ámbitos donde la disparidad de fuerzas es crítica y una travesura, políticamente infantil, lejos de pasar inadvertida, puede ser y va a ser resignificada, si la derecha lo requiere, en una asonada, en el drama central de la coyuntura, en un atentado o hasta un acto terrorista, mediante una campaña mediática sin fisuras, abrumadora y desequilibrante.
Los trabajadores disponen de herramientas para desplegar sus reclamos y sus peleas. En primer lugar, tienen la fuerza de la razón, la autoridad moral de los que verdaderamente conocen el campo, las tareas, el trabajo, tienen conciencia de pertenecer al pueblo y el pueblo se identifica con sus peripecias, porque, sobre todo, en sus luchas arriesga, y no los mueve un interés privado e inconfesable. Lo que los trabajadores no tienen es recursos, medios, aparatos de propaganda hegemónicos, y tampoco poder sobre las decisiones centrales del Estado.
Por ello, la práctica sindical es mucho más efectiva cuando no olvida donde están sus fuerzas y no subestima la fuerza de los adversarios.
Ante las múltiples noticias controvertidas difundidas por la prensa internacional e intentos de los medios de comunicación occidentales de crear la falsa narrativa sobre la decisión de Rusia de suspender su participación en así llamado “acuerdo de granos”, quisiera explicar la posición de mi país al respecto.
Hace 1 año, el 22 de julio de 2022, fueron firmados dos Acuerdos Alimentarios de Estambul (la Iniciativa del mar Negro y el Memorándum Rusia-ONU) con el fin de garantizar la seguridad alimentaria global, reducir la amenaza del hambre y ayudar a la gente más necesitada de algunos países de Asia, África y América Latina. Sin embargo, los productos alimenticios ucranianos enseguida empezaron a ser sacados del país con objetivos meramente comerciales en intereses lucrativos de Kiev y de sus patronos occidentales. Los hechos y las cifras hablan por sí solos. Durante la puesta en práctica de la Iniciativa del mar Negro, en total se sacaron 32.8 millones de toneladas de cargas, más del 70% de las cuales (26.3 millones de toneladas) fueron enviados a países con nivel de ingresos alto y medio alto, principalmente europeos. A los países más pobres, como Etiopía, Yemen, Afganistán, Sudán y Somalia les tocó menos del 3% de envíos, tan solo unas 922.092 toneladas.
Para entender mejor esta situación hay que tener en cuenta que gran parte de terrenos de cultivo de Ucrania (más de 17 millones de hectáreas) pertenece a las corporaciones occidentales Cargill, DuPont y Monsanto. Fueron estas empresas las que compraron tierras ucranianas, enseguida después de que Kiev levantó, por exigencia del FMI, la moratoria de su venta de 20 años de duración. Son estas empresas los principales beneficiarios de las exportaciones de cereales ucranianos.
Otros beneficiarios son los europeos que adquieren a precios dumping productos alimenticios ucranianos, para procesarlos en sus empresas y vender como producto acabado con un alto valor agregado. Los países occidentales, de hecho, sacan doble ventaja: con la compra y con el procesamiento de cereales. Además de ello, EEUU y la UE, haciendo especulaciones con los precios, provocan escasez artificial de productos y desplazan productos agrícolas rusos de los mercados mundiales por vía de sanciones unilaterales ilegales.
En cuanto al Memorándum Rusia-ONU (se trata de posibilidad de exportar fertilizantes y productos alimenticios rusos, así como efectuar las transferencias bancarias para asegurar estos negocios) en la práctica no ha llegado a funcionar. Con las hipócritas conversaciones sobre las necesidades de los países del Sur global y las sanciones que supuestamente no se aplicaban a los alimentos ni a los abonos como telón de fondo, Washington, Bruselas y Londres continuaron ampliar sus restricciones antirrusas. Tan sólo la UE aprobó en 2022 5 paquetes de sanciones. Tampoco se quedan atrás los estadounidenses y los británicos aficionados a las limitaciones extraterritoriales. Como resultado, las transacciones bancarias rusas, los seguros de transporte y la logística, así como los suministros de piezas de repuesto para la maquinaria agrícola y de transporte y los activos rusos en el extranjero quedaron completamente bloqueados.
Un ejemplo muy ilustrativo son los envíos gratuitos de abonos minerales rusos a los países más pobres efectuados bajo la égida de la ONU. Desde el momento, en el que se declaró el inicio de la aplicación de esta iniciativa, en septiembre de 2022, de las 262.000 toneladas de productos rusos detenidos en Letonia, Estonia, Bélgica y los Países Bajos, fueron enviadas sólo 20.000 toneladas a Malaui y 34.000 toneladas a Kenia. Y eso, a pesar de que se trata de una iniciativa meramente humanitaria, a la que en general no deben aplicarse ningunas restricciones. Al mismo tiempo, la empresa rusa a la que le pertenecían los productos en cuestión cubrió además los gastos de su envío y transporte.
Merece la pena señalar que durante la vigencia de la Iniciativa del mar Negro, el régimen de Kiev utilizó el corredor marítimo seguro, creado por Rusia para la salida de los cereales ucranianos, para lanzar ataques terroristas contra la infraestructura civil rusa, violando de esta manera el espíritu y la letra de la Iniciativa del mar Negro. También es importante recordar la historia con la reanudación del funcionamiento del ducto de amoníaco Togliatti-Odesa prevista por los Acuerdos de Estambul. Encima de sus compromisos asumidos anteriormente el régimen de Zelenski hizo saltar por los aires el 5 de junio de 2023 este ducto de amoníaco, que tuvo significado importante en asegurar la producción de fertilizantes tan necesitados hoy en día a nivel mundial.
En dichas circunstancias de evidente sabotaje de la puesta en práctica de los Acuerdos de Estambul, carece de sentido continuar con la Iniciativa del mar Negro que no cumplió con sus objetivos humanitarios y no por culpa de Rusia. Suponemos que ha llegado el momento para demonstrar la declarada solidaridad de los aliados europeos de Kiev que pueden sacar los cereales ucranianos a través de corredores terrestres. Sin embargo, la verdad es que el trigo barato que entrará sin ningún control amenaza invadir los mercados europeos, provocando las protestas de los granjeros locales que ya se hacen notar. Si es algo que realmente le preocupa a Bruselas, la UE puede perfectamente comprar dicho producto y, en vez de hablar de la lucha contra el hambre, proceder a enviarlo a los países necesitados.
Si los países occidentales realmente aprecian la Iniciativa del mar Negro, qué cumplan con los compromisos asumidos y levanten sanciones aplicadas a abonos y alimentos rusos. Únicamente, tras recibir resultados concretos en vez de promesas y declaraciones, Rusia estaría dispuesta a considerar la reanudación del Pacto por su parte.
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