LATINO AMÉRICA… FELIZ AÑO NUEVO !!
nuestro presente es de lucha por consolidar los cambios,
nuestro futuro es de lucha por la esperanza…
(durante el mes de enero haremos una pausa, en febrero restabeceremos las publicaciones)
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Cada año, desde 1980, mantengo el maratón de una semana de charlas en Italia. Desde comienzos de este nuevo milenio eran evidentes los síntomas de que la próxima generación no disfrutaría del mismo nivel de bienestar de los últimos veinte años. Ninguna economía podía soportar semejante consumismo y la creciente monopolización de la riqueza. Ahora la realidad lo comprueba. La carroza de la Cenicienta se convirtió en una calabaza. La Unión Europea se traba en el pantano…
Son muchas las causas de la actual crisis económica. Señalarlas con precisión es tarea de los economistas que no cultivan la religión de la idolatría del mercado. Como lego que soy en el asunto, me arriesgo a dar mi opinión. Desde los años 80 la especulación se alejó de la producción. El mundo se convirtió en un casino global. Sin pasaporte ni visa, millones de dólares andan danzando libremente, día y noche, en busca de inversiones rentables. Mientras que el PIB del planeta es de US$ 620 mil millones, el cofre del casino es de US$ 600 billones. La famosa burbuja… ¡Viva el papel sin peso!
La lógica del lucro supera a la de la calidad de vida. La estabilidad de los mercados es, para los gobiernos centrales, más importante que la de los pueblos. Salvar monedas, y no vidas humanas.
Todos sabemos cómo se alcanzó la prosperidad de la Europa occidental. Para evitar el peligro del comunismo se implantó el Estado de bienestar social. Se combinaron el Estado proveedor y los derechos sociales. Se redujo la desigualdad social y las familias de los trabajadores pasaron a tener acceso a la escolaridad, a la asistencia sanitaria, a carro y casa propia. En contrapartida, para no afectar la robustez del capital, se aplazaron las relaciones laborales, se desactivó la lucha sindical, se hundió la izquierda. Todo indicaba que la prosperidad, que llamaba a la puerta, llegaba para quedarse.
No se le dio la debida importancia a un pequeño detalle aritmético: si hay dos gallinas para dos personas, y una de ellas se apropia de ambas gallinas, la otra se queda sin nada… Y cuando golpea el hambre, quien no tiene nada invade el espacio del que acumuló mucho. De ese modo los pobres del mundo, atraídos por el nuevo Eldorado europeo, se fueron en busca de un lugar bajo el sol. Perfecto: Europa, como los EE.UU., necesitaba de quien, a bajo costo, limpiase oficinas, cuidase el jardín, lavase los automóviles… La onda migratoria se vio reforzada con la caída del muro de Berlín. La democracia política llegó al Este europeo sin la democracia económica. Mientras miles de gentes tomaban el rumbo hacia una vida mejor en Occidente, sus gobiernos creían que para llegar al paraíso era necesario ingresar en la zona del euro.
Europa colapsó. ¿De quién es la culpa? Ahora resulta que el crimen de cuello blanco no ha sido inculpado. ¿Quién fue castigado por la crisis usamericana en el 2008? ¿Los deforestadores del Brasil no están siendo amnistiados por el nuevo Código Forestal?
Existen culpables. Pero ahora todos se esconden bajo el escudo del FMI. Y nosotros, los brasileños, sabemos bien cómo este gran inquisidor de la economía castiga a quien comete herejías financieras: reducción de la inversión pública, garrote fiscal, desempleo, aumento de impuestos, restricción de derechos sociales, castigo a países con déficit público, etc. Es tanto el descaro, que el paquete del FMI incluye menos democracia y más intervencionismo. Cuando Papandreu, primer ministro de Grecia, propuso realizar un plebiscito para oír la voz del pueblo, el FMI vetó la propuesta, depuso a dicho gobernante y nombró a Papademos, un tecnócrata, en su lugar. También el gobierno de Italia fue ocupado por otro tecnócrata. Como si el fin de la crisis dependiera de una solución contable.
La historia reciente de Europa enseña que la crisis social es el huevo de la serpiente, golpeado por el fascismo. Sobre todo cuando la crisis no es de un país sino de un continente. Poco se gana con que haya movilizaciones en un país; es necesario que se expandan por toda Europa. ¿Pero cómo será posible, si ya no existe un sindicalismo combativo ni partidos progresistas?
Las movilizaciones del tipo ‘Ocupen Wall Street’ sirven para denunciar, no para proponer, si no hubiera un proyecto político. Quien se queja del presente y teme al futuro corre el riesgo de refugiarse en el pasado, en el que habitan los fantasmas de Hitler y de Mussolini.
LA IMPRONTA LIBERAL
Liberalismo o servidumbre, anuncian los ideólogos del Partido Colorado. La servidumbre vendría de triunfar ideologías autoritarias, en especial, el marxismo. Sin embargo, observemos dos contradicciones. La primera es que posiciones liberales no solo son defendidas desde filas del Partido Colorado y de los otros partidos del bloque burgués dominante (el Nacional, el Independiente) sino también desde el Frente Amplio, en el plano económico, político, educativo. Es que Uruguay es un país de impronta liberal. La segunda es que la restitución de la democracia liberal -superando la larga fase transitada de la democracia tutelada por los militares (1984-2011)– recién se ha concretado con la anulación de la Ley de Caducidad, precisamente con la participación favorable de los marxistas y con la oposición de los partidos liberales, que han hecho lo indecible para impedir el libre funcionamiento del Poder Judicial (la separación de los tres poderes es la base del régimen liberal) con el fin de tapar a los homicidas y delincuentes, evidenciados otra vez con el asesinato de Julio Castro.
Por eso es pertinente analizar las razones por las cuales el batllismo ha sido relegado y difícilmente vuelva a escena. Y de esto trata el libro de reciente aparición “Batlle y Ordóñez: apogeo de la democracia burguesa. Del batllismo relegado al reformismo renacido”, (Julio A. Louis, editorial ARCA).
El libro actualiza con rectificaciones una obra de juventud “Batlle y Ordóñez: apogeo y muerte de la democracia burguesa” (Nativa Libros, ediciones de 1969 y 1972). Por de pronto, el título se modifica. En 1969 y en 1972, gracias a la conducción del Partido Colorado, de Jorge Pacheco Areco y de Juan M. Bordaberry, la democracia liberal burguesa fenecía y le faltaba solo el tiro de gracia de los golpes fascistas de febrero y de junio de 1973. Entonces había motivos para titular “y muerte de la democracia burguesa”. En 2011 la situación es diferente. Luego de padecer la cruenta dictadura patrocinada por el imperialismo norteamericano de la Doctrina de la Seguridad Nacional e implementada por los títeres “nacionales” y “patriotas”, la conciencia democrática uruguaya –confluencia episódica de cristianos, liberales, marxistas, etcétera– restituye una democracia “a medias”, bajo tutela de los jefes militares. Hubo elecciones con proscritos y presos políticos y después “democracia liberal” con Ley de Caducidad, sin que el Poder Judicial pudiera ejercer su función de investigar y juzgar a los criminales con o sin uniforme. Ahora no corresponde hablar de “muerte de la democracia”, sino de su renacimiento maltrecho, con liberales también “a medias” bajo el liderazgo de tres presidentes (Sanguinetti, Lacalle, Jorge Batlle).
Otra contradicción es que el pensamiento avanzado de José Batlle y Ordóñez desaparece luego en su Partido Colorado, que se convierte progresivamente en reaccionario. Y quienes siguen aquel pensamiento confluyen con nacionalistas, cristianos, marxistas de diferentes orientaciones, etcétera en el Frente Amplio. Así, el reformismo renace en otra coyuntura histórica, con un protagonismo diferente de las clases sociales, con partidos distintos respecto a su pasado, y con aliados a su izquierda, que exigen remover las estructuras del poder (económica, social, política, militar, mediática, cultural) para que del reformismo se pase a un proceso revolucionario sui generis (el socialismo del siglo XXI), so pena que dicho reformismo se empantane hasta desaparecer, como el batllista).
El batllismo de Don Pepe expresa no solo a la capa burguesa industrial (más aun, es su vanguardia) sino a un frente de tendencias que materializa las necesidades de las clases y fracciones que lo componen. Avanza en algunos aspectos y cede en otros, constituyendo en sí un fenómeno complejo, incomprensible para quienes no superan la dicotomía maniquea del blanco o negro, antidialéctica. A la izquierda le cuesta horrores ubicarse frente a un régimen bonapartista (por el de Napoleón III en Francia, 1851-1870) que tanto aporta leyes favoreciendo a los explotados y oprimidos, como concilia con las estructuras del poder dominante, asentado en la supremacía imperial (británica o estadounidense) en alianza con la clase dominante, principalmente con sus capas ganaderas o dedicadas al gran comercio.
Con agudeza expone Luis Martínez Ces (“El Uruguay batllista”, 1962): “El Uruguay de 1911, en el fondo, tenía sustancialmente la misma problemática que el actual. Su subdesarrollo, aunque en la época esta palabra no se usaba, estaba determinado por su estructura y el ´progreso inglés’ […] ¿Cómo se arregló Batlle frente a estos problemas? No alteró la estructura, pero le dio cuerda al reloj nacional como para que funcionara más o menos bien por algún tiempo. Para conseguir eso, tomó lo que podemos llamar el camino lateral, porque pasa al costado de la estructura sin tocarla. Consistió en crear un nuevo sector de inversiones, poniendo en marcha el Estado empresista a través de una política intervencionista […] Así fue como el batllismo eludió por algún tiempo los efectos frenadores del latifundio sobre el desarrollo económico del país.”
Hasta ahí llega el batllismo y con él, la burguesía dependiente uruguaya. Después viene cuesta abajo para zambullirse en la ciénaga del entreguismo al capital extranjero, de la corrupción, de la dureza represiva
Mujica firma fuerte declaración personal
¿Fue el negro que llegó a nuestras costas como un objeto animado, un hombre infortunado y contento, tal cual expresa una frase que carga con el fardo de un contradictorio, por no decir absurdo predicado?
Me estoy refiriendo a una curiosa locución utilizada por Vicente Rossi en su libro Cosas de Negros, publicado en 1926 en la polvorienta y polvorosa ciudad de Córdoba, Argentina, y reimpreso en 1958 por la Librería Hachette de Buenos Aires.
Dicho libro ostenta un subtítulo Los orígenes del tango y otros aportes al folklore rioplatense¬- cuyo enunciado disipa cualquier duda acerca de la orientación de un trabajo tan artesanalmente documentado como excéntricamente escrito. Este Vicente Rossi, nacido en Santa Lucía, Uruguay, en el año 1871, fue un espíritu madrugador: gramático heterodoxo por capricho y filólogo del criollismo por vocación, tuvo el coraje de investigar a fondo, con el consabido escándalo del ambiente intelectual, la considerada como insignificante presencia del infortunado y contento hombre negro llegado al Río de la Plata para desempeñar los miserables oficios reservados a la esclavitud.
Semillero de datos interesantes e interpretaciones originales, amén de pinturas de ambiente vivaces y atractivas la descripción de los bailongos en la montevideana Academia de San Felipe no tiene desperdicio el libro de Rossi deja mal parados a los descendientes de africanos, visto el repertorio de las muchas carencias y las pocas virtudes que les anota nuestro autor: Era inútil preguntarles sobre cosas de su raza o de su tierra, no conseguían evocar el más fugaz recuerdo; y ya sea por su característica complacencia, o porque los apremiaba el respeto debido al que los interrogaba, respondían generalmente con un ingenuo disparate, seguros de que habían obedecido e ignorando lo que habían contestado…
Se requería cierta paciente táctica para explicarles y hacerles retener alguna orden; la lección era al fin aprovechada, pero con las incertidumbres propias de un entendimiento infantil. Parece que esta raza, secuestrada y sometida a las torturas de la esclavitud, se hubiese idiotizado, perdiendo hasta la noción de lo que fue. Y es de creerlo así, porque el hombre negro en estas tierras: de hombre, la figura; de fiera, la fealdad.
Discurría como un niño y obedecía como un perro. Su conformación tan defectuosa y descuidada, podría explicar en mucho aquellas particularidades. La Naturaleza le ha hecho a esta raza la mala partida de darle el don de la palabra y negarle el del buen discernimiento; y abusando de sus recursos, dando a la Humanidad, en el hombre blanco la obra y en el negro la caricatura.
Bajo tan desolada estética se cobijaron, sin embargo, virtudes que compensa¬ron singularmente el desacierto en el rasgo y en el color: el hombre africano fue honrado y fiel; de ejemplar moralidad; estoico para todos los dolores; no cultivó ninguna ambición, ni aun la del dinero… Su infantil criterio le salvó de apasionamientos, le evitó el dolor moral… .
Ni en lo que descalifica ni en lo que exalta asiste a Rossi el beneficio de la verosimilitud, ya que no el de la verdad. Este hijo del departamento de Canelones emigrado a la Argentina tenía del negro una idea equivocada, y al cabo denigrante, tributaria de aquellos prejuicios colonialistas que circulaban de mente en mente como monedas falsas, caricaturizando los cuerpos y las almas de seres humanos cuya auténtica esencia personal y cultural a nadie interesaba conocer.
De todos modos, este solitario preguntón abrió un trillo que pocos estudiosos se animaron luego a recorrer y perfeccionar. Los francotiradores del pensamiento que disparan a quemarropa sobre la agenda de los temas proscriptos, son generalmente confinados por sus contemporáneos en las islas desiertas de la indiferencia, esa segura antesala del olvido.
En homenaje a su pintoresco decir y a su atrevimiento precursor he querido utilizar una de sus frases para dar inicio a las alarmas y digresiones que luego de cobrar vuelo propio en mi pensamiento enfilarán dócilmente hacia las cárceles de la escritura.
Una caterva vil y despreciada
Cuando se consulta la bibliografía dedicada al estudio de la población negra en nuestro país cuesta poco comprobar que hasta hoy, salvo la del meritorio Oscar Montaño, aún no finalizada (solo se publicó y reeditó el tomo I) no se ha escrito la historia profunda, de ida y vuelta, la de los hogares africanos y los destierros transatlánticos, padecida por los esclavos llegados a la Banda Oriental. Y en ella se debe dilucidar, desde las miradas histórica y antropológica, su influencia en los rasgos somáticos y las características culturales del pueblo uruguayo.
Los negros proletarios descendientes de abuelos esclavos, pese a los esfuerzos reivindicativos de algunos investigadores a la personalidad pionera de Rossi se debe agregar las de Ildefonso Pereda Valdés, Lauro Ayestarán y Paulo de Carvalho Neto, tempranos colonizadores de estas tierras abandonadas , siguen todavía prisioneros en las redes del desprecio social y la postración económica, situaciones ambas que se han condicionado recíprocamente a partir de la vigencia inicial de una ominosa servidumbre.
De idéntico modo no han podido librarse aún de la escoria ideológica que acarrea consigo un prejuicio alienante cuyo efecto alcanza con idéntica intensidad al amo y al esclavo, los protagonistas de la clásica e interrelacionada pareja hegeliana. El negro no ha logrado todavía borrar de su alma la infamante marca a fuego, el carimbo, que otrora, aplicada sobre su rostro, distinguiera su triste condición. Pari passu, desde la orilla del hombre blanco, una gran parte de los uruguayos convierte el acervo mental de sus prójimos de piel oscura y al pensar así obedecen a una apatía paralizante que por igual afecta al razonamiento y a la afectividad en un compendio de lástimas, desaguisados y defectos. De tal modo se les considera infantiles, torpes, lascivos y perezosos por naturaleza. Eso si, buenos tamborileros y animadores folklóricos del carnaval. Pero después, nada.
Aquellas taras, erróneamente admitidas como consustanciales a una raza inferior, les habrían impedido, a partir del subsuelo de la historia, acceder a la dignidad propia de las virtudes más altas del espíritu.
De tal modo las cosas de negros pillerías, sandeces, ignorancias, lubricidades, descomedimientos – son a tal punto menoscabadas que se pondera la participación de los indígenas en la construcción de la identidad nacional y se relega la negritud a las tareas de cocina y a la limpieza de las caballerizas, al margen de la vida civil, artística, comunitaria o bélica, es decir, de espaldas a la cultura.
Pero cuando los albaceas del pasado decidan, al margen del amor o del odio, asomarse a la efectiva realidad histórica de nuestro país, advertirán que aquellos menospreciados cebadores de mate, vendedores ambulantes al servicio de un amo, obreros de sol a sol y barrenderos de estiércol, llegado el momento de la lucha por la emancipación nacional o por la divisa de un caudillo, desenvainaron su heroísmo como pocos se habrían animado a hacerlo.
Supieron pelear y morir en las primeras líneas de combate, a las que se les condenaba para practicar una insidiosa limpieza de sangre y, antes y después de la inmolación, fueron sufridos y fieles asistentes de sus jefes ¿quiénes, si no, acompañaron en masa a Artigas en el destierro? dando así un elocuente mentís histórico a los intentos de relegarlos al anonimato residual del folklore o a las comparsas bochincheras de las carnestolendas.
Esta desestima se refleja en las escasas investigaciones antropológicas y sociológicas. Son todavía muy pocas, aunque en el último decenio hayan aumentado su número, intensidad y calidad, No obstante, las aportaciones de estos sufridos compatriotas a la identidad nacional han sido más importantes que las de los charrúas, cuya mítica garra se invocaba cuando, catástrofe frecuente, hoy felizmente no repetida, íbamos perdiendo por goleada.
Tanto se ha reiterado que los negros nada tuvieron que ver con el pueblo oriental primero y la nación uruguaya después que esta mentira, propalada por los señores blancos, ha sido al fin creída por la mayoría de los propios negros.
He escuchado de boca de muchos de ellos en especial los más viejos que la gente de color debe ser humilde, discreta y servicial para darse el lugar que le corresponde . Por otra parte, numerosos integrantes del sector európido de nuestra población y digo así para transar con la costumbre, dado que los frutos del mestizaje, siempre numerosos, se disimulan merced al camuflaje social impuesto por un apellido de origen español o italiano afirman que la negrada sólo cuenta para menearse al son de los tamboriles o para lucirse en los deportes, el fútbol sobre todo, y que de allí no sale, porque para otra cosa no sirve.
El insidioso papel de la ideología
El propósito de esta aportación a un tema casi siempre mal manejado entre nosotros es, si el término cabe, vestibular. Previamente a toda posible investigación de campo o de gabinete sobre los afrouruguayos y sus mundos simbólicos, es preciso localizar y denunciar los estereotipos que siglo tras siglo han prevalecido en la civilización de Occidente acerca de la, ignorancia , estupidez e inferioridad del hombre negro.
Dichos estereotipos han maleado las opiniones de eminentes anatomistas y psicólogos, quienes, al sucumbir ante ellos de modo inconciente el secreto mecanismo de la ideología en cuanto mala conciencia tal cuan la entendía Engels no hicieron otra cosa que poner la episteme, el conocimiento plausible, al servicio de la doxa, la caprichosa opinión.
Si bien a esta altura del siglo XXI los catedráticos son más cautelosos al enjuiciarlos, sus antecesores, los ilustres profesores y tratadistas de los siglos XVIII y XIX, amparados por sus títulos y el relumbrón de las Universidades donde enseñaban, insistieron en ofrecer como imagen valedera la pintura falaz de la raza y el alma negras, y entrecomillo los términos porque estas dos difundidas palabras, al carecer de consistencia factual, tampoco tienen validez objetiva ni recepción científica en el campo antropológico. Raza viene de ras, que en árabe significa cabeza. En la España musulmana se aplicó a la cabeza de ganado vacuno, esto es, una res. Durante la Edad Media las voz rassa se utilizaba para designar al conjunto de villanos, al bajo pueblo campesino.
Cuando emprendí la redacción del presente ensayo me propuse que no fuera una tecla más del viejo y desafinado piano académico que de muy de tarde en tarde hacen sonar los antropólogos, historiadores y sociólogos compatriotas al inventariar las presencias y ausencias de los afrouruguayos en la integración de la etnia nacional.
Entonces, para no sucumbir ante los íncubos de una actitud generalizada, carente del más mínimo compromiso con la búsqueda de la verdad relativa de la historia, ya que no hay verdades absolutas en este mundo, decidí invertir el orden seguido comúnmente para el tratamiento del tema.
En consecuencia, iniciaré este (brevísimo) estudio a partir del África, el punto de salida, para hacer inteligible la condición antepasada de la gente de color en el Uruguay, el punto de llegada.
En la mayoría de los casos las indagaciones de nuestros colegas (los de piel blanca, por supuesto) sobre el negro criollo y el negro rellollo ya explicaré el origen y significado de ambas expresiones tratan sobre unas singulares criaturas brotadas, a lo largo de dos siglos, de una oscura bodega maloliente que, desembarco tras desembarco, se vació en el Caserío de los Negros construido por la Compañía de las Filipinas en una altura, entre la barra del Miguelete y Arroyo Seco, cerca del mar.
Así escribió Isidoro de María al referirse a los barracones borrados del paisaje suburbano por el transcurso del tiempo que aniquiló, a la vez, los testimonios de la arquitectura y la memoria de los hombres.
Y cuando los pocos y desanimados investigadores de la negritud nacional procuran ascender por el hilo de la cometa que trepa hasta el cielo de los ancestros, allende el océano, al nombrar las naciones desgajadas de los troncos lingüísticos sudaneses y bantus, lo hacen presurosamente, sin examinar en la compleja matriz africana las culturas y las lenguas tribales a partir de su trama sistémica ni discernir los caracteres somáticos distintivos de las comunidades nativas sometidas a la esclavitud.
Yo vengo predicando en el desierto, desde hace un buen lapso, por la creación de una Cátedra Africanista, o de Estudios Afro uruguayos en nuestra Universidad de la República, para que conozcamos la historia y etnografía de las etnias nigríticas subsaharianas de las cuales fueron reclutados, esto es, aprisionados, denigrados, hacinados en la sentinas malolientes de los buques negreros.
Luego de terribles travesías, en las que moría a veces hasta la mitad del cargamento los sobrevivientes, meados, cagados, cubiertos de lanzadas malolientes, rezumando catinga, eran vendidos en América como cosas y tratados como perros. Antes se les bañaba, se les daba de comer como a los pavos que se sacrifican en navidad, se les cepillaba y lustraba antes de su venta pública, alineados en una tarima como objetos y no como seres humanos.
Algo más, y muy importante: tampoco procuran develar los historiadores de la negritud uruguaya las ocultas vías de intercomunicación mediante las cuales los paleoafricanos, los negros, los etiópidos, los bérberes , los malayos y los árabes se mestizaron y trasculturaron a lo largo de un milenario proceso que modeló los cuerpos y los espíritus de las humanidades subsaharianas.
Racismo
Víctor M. Carriba
La idea de dedicar una década (2013-2023) a los herederos de las culturas africanas fue lanzada en la sede de la ONU con el objetivo de proseguir los esfuerzos a favor del reconocimiento, la justicia y el desarrollo de esos individuos.
La designación del 2011 fue decidida en 2001 por la Asamblea General, al reafirmar la validez de todas las declaraciones, convenios y otros instrumentos internacionales vinculados al desarrollo de los depositarios del legado africano.
Para la ONU, los 12 meses transcurridos sirvieron para impulsar, a nivel mundial, el disfrute pleno de los derechos económicos, culturales, sociales, civiles y políticos de las personas de ascendencia africana.
Todas las actividades realizadas al respecto durante ese período persiguieron el fomento de la integración de esos pueblos en la vida de las sociedades y la promoción de un mayor conocimiento y respeto de la diversidad de su herencia y su cultura.
Entre ellas destaca la Primera Cumbre Mundial de los Afrodescendientes, celebrada en La Ceiba, Honduras, con la asistencia de más de mil 300 delegados de todos los continentes, y otro foro similar de jóvenes que sesionó en Costa Rica.
También sendos talleres sobre Antropología Social y Cultural Afroamericana y el Patrimonio cultural inmaterial y las comunidades de afrodescendientes en América Latina, organizados en Cuba junto con actividades artísticas, académicas, literarias, cinematográficas y de otros cortes.
La lista incluye una buena cantidad de eventos realizados en Colombia, Ecuador, México, Panamá y Venezuela, entre otros muchos países.
Todo ese movimiento en torno a los descendientes de africanos produjo nuevas propuestas como la de una Cumbre Mundial auspiciada por la ONU en 2015 y la creación de un Fondo de Desarrollo de las Comunidades y los Pueblos Afrodescendientes y de un Foro Permanente de Afrodescendientes.
Pero más allá de esas iniciativas, el Año Internacional propició un profundo debate de sustancia política sobre la realidad que atraviesan esos pueblos víctimas de la discriminación racial, social, económica y de todo tipo.
En ese sentido, la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, opinó al clausurar los 12 meses de trabajo que las violaciones de esas prerrogativas de los herederos de África todavía son parte de la realidad diaria de muchos individuos.
Ellos aún están entre las comunidades más pobres y son objeto de marginación, exclusión, discriminación y desigualdad y también les es negado el acceso a una educación de calidad, mientras que las actitudes racistas limitan sus posibilidades de empleo y de acceso a la justicia, subrayó.
Durante todo el año, América Latina mostró avances sustanciales en la materia, según la ecuatoriana María Alexandra Ocles, de la oficina para políticas públicas de igualdad racial, quien destacó la trascendencia de los cambios políticos, sociales, económicos y culturales registrados en la región como factores que contribuyen al progreso de los afrodescendientes.
Al hablar en el acto de clausura del Año Internacional, la experta subrayó que esas transformaciones confirman la importancia de colocar al ser humano en el centro de la gestión política, porque “la democracia no tiene sentido, sino logra incidir y cambiar la vida de la gente”.
Por su parte, el embajador de Cuba en la ONU, Pedro Núñez Mosquera, abordó otro ángulo del problema al reclamar a las antiguas metrópolis coloniales que honren su deuda histórica con quienes sufrieron durante siglos la esclavitud y la trata trasatlántica de esclavos.
Dijo que mientras exista el actual orden económico internacional, en el cual la mayoría de la población del planeta queda marginada de los llamados beneficios de la globalización neoliberal, África continuará aislada y la herencia colonial no tendrá fin.
El avance paulatino del tema de los pueblos afrodescendientes en la ONU tuvo su base en diversos documentos, convenios e instrumentos internacionales sobre el tema.
Entre ellos están la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial.
También las convenciones contra la discriminación de la mujer, por los Derechos del Niño y para la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares, entre otras.
Un hito en ese progreso fue la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminacion Racial y la Xenofobia, celebrada en la ciudad surafricana de Durban en 2001.
Ese foro reconoció a los afrodescendientes como un grupo de víctimas específico que continúa sufriendo la discriminación como legado histórico del comercio trasatlántico de esclavos.
Durban, Sudáfrica.- Muy por encima de la calzada, frente a la famosa South Beach de Durban y a las olas del Océano Índico y a solo unas cuadras de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que reúne esta semana a unas veinte mil personas, siete activistas luchaban contra el viento para desplegar una pancarta que decía: “Escuchen a la gente, no a los que contaminan”. No era una tarea fácil. A pesar del sol de la mañana y del cielo celeste, el viento arreciaba feroz y el grupo que intentaba colgar la pancarta no era precisamente bienvenido. Eran de Greenpeace y estaban colgados del techo del Protea Hotel Edward.
Dentro, se desarrollaba el encuentro de ejecutivos del Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible, una organización que se presenta a sí misma como “una organización liderada por ejecutivos de compañías con pensamiento de vanguardia que impulsa a la comunidad empresarial mundial a crear un futuro sostenible para las empresas, la sociedad y el medio ambiente.” Abajo, frente a la puerta del hotel, mientras se acercaba la policía y muchas personas portaban carteles y pancartas y cantaban en solidaridad con los escaladores, Kumi Naidoo criticó al Consejo y lo calificó como uno de los “Doce mayores contaminadores” según Greenpeace.
Naidoo no es un extraño para quien sigue de cerca las acciones callejeras en Durban. Si bien actualmente es el director ejecutivo de Greenpeace Internacional, una de las más grandes y visibles organizaciones ambientalistas del mundo, en 1980, cuando tenía quince años de edad, fue uno de los millones de sudafricanos que lucharon contra el régimen racista del apartheid. Fue expulsado del secundario y finalmente debió pasar a la clandestinidad. Reapareció en Inglaterra, viviendo en el exilio, y prosiguió sus estudios en la Universidad Rhodes. Durante años, Naidoo ha luchado por los derechos humanos, contra la pobreza y a favor de acciones para combatir el cambio climático.
Mi colega de Democracy Now! Hani Massoud y yo nos escabullimos hasta el techo para registrar el momento en que los siete activistas que colgaban la pancarta eran arrestados. El escalador sudafricano Michael Baillie, uno de ellos, me dijo: “Nuestro objetivo aquí hoy era denunciar que los gobiernos están bajo la influencia excesiva de un puñado de corporaciones que intentan influir negativamente en las negociaciones sobre el cambio climático que se desarrollan aquí en Durban. Están tomando al clima de rehén.”
Más tarde, durante la conferencia de la ONU en el Centro Internacional de Convenciones Alfred Luthuli, llamado así en honor al presidente general del Congreso Nacional Africano y primer africano en ganar el Premio Nobel de la Paz, Kumi Naidoo me dijo acerca de la acción de esa mañana: “No nos oponemos a la idea de dialogar con las empresas, pero claramente las grandes empresas no se están moviendo a la velocidad que necesitamos que se muevan. De hecho, nos tiran hacia atrás. Por lo tanto, creemos que denunciarlas, nombrarlas, avergonzarlas es esencial para que la gente sepa por qué estas negociaciones sobre el clima no van a la velocidad que necesitamos que vayan.”
Entre los “Doce mayores contaminadores” de Durban figuran Royal Dutch Shell, ExxonMobil, Koch Industries y BASF, así como asociaciones comerciales como la Cámara de Comercio de Estados Unidos, el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible y el Instituto Americano del Petróleo. Greenpeace denunció a estas corporaciones y coaliciones corporativas por su presencia en Durban y por sus acciones a lo largo del proceso de negociaciones sobre el cambio climático, ya que van en perjuicio de un progreso significativo. El informe completo, titulado: “¿Quién nos impide avanzar? La presión de la industria contaminante en la negociación climática” explica de qué manera estas corporaciones no sólo hacen fracasar la legislación sobre el cambio climático a nivel nacional en todo el mundo, sino que además obtienen acceso privilegiado a las negociaciones a nivel mundial, como sucede en esta conferencia de vital importancia de las Naciones Unidas en Durban.
El ex Arzobispo sudafricano Desmond Tutu pronunció un discurso durante una manifestación previa a la cumbre en el que calificó al cambio climático de “gran enemigo”: “Decimos que ésta es la última oportunidad. Por favor, por el amor de Dios, tomen la decisión correcta. Este es el único mundo que tenemos, el único hogar que tenemos; si lo destruimos, nos hundiremos todos.» La ex Presidenta irlandesa Mary Robinson agregó: “La gente está sufriendo debido al impacto del cambio climático. Los que más sufren no son responsables, por lo que el mundo rico tiene que asumir su responsabilidad. Tenemos que dar continuidad a Kioto, seguir un camino que nos lleve a un acuerdo justo, ambicioso y vinculante, y tenemos que hacerlo aquí en Durban.”
Existe un creciente consenso aquí en Durban respecto a que Estados Unidos representa el mayor impedimento al avance de estas cruciales negociaciones. Una coalición integrada por dieciséis de los más importantes grupos ambientalistas de Estados Unidos publicó una carta dirigida a la Secretaria de Estado Hillary Clinton, que supervisa directamente las negociaciones sobre cambio climático por parte de Estados Unidos. En la carta, los grupos señalan que a pesar de que el Presidente Obama prometió originalmente durante su campaña liderar las negociaciones mundiales sobre cambio climático, “tres años después, Estados Unidos corre el riesgo de ser considerado no como un líder mundial en la lucha contra el cambio climático, sino como un gran obstáculo al progreso de esa lucha.”
La industria de los combustibles fósiles ejerce una enorme influencia sobre el gobierno de Estados Unidos y sobre el pueblo estadounidense. Lo logra invirtiendo decenas de millones de dólares en ejercer presión y en campañas publicitarias destinadas a influir sobre la opinión pública. Kumi Naidoo, que estuvo preso varias veces a causa de su activismo, comparó la lucha contra el apartheid con la lucha contra el cambio climático: “Si la gente de todo el mundo puede unirse —los sindicatos, movimientos sociales, líderes religiosos, grupos ambientalistas y otros— como vimos que sucedió el sábado durante la marcha, rezo para que se produzca un milagro similar que lleve a estas negociaciones sobre el cambio climático a un resultado justo, ambicioso y legalmente vinculante.”
Estas palabras que se escucharon por todo el país no provenían del movimiento Ocupa Wall Street y sus simpatizantes. No eran de un economista progresista, ni de uno de esos intelectuales que han insistido en que la desigualdad económica destruye el modelo económico. “Este país sólo prospera cuando todos tienen una oportunidad, cuando todos ponen su parte y cuando todos juegan bajo las mismas reglas… Lo que está en juego es si éste será un país donde la gente trabajadora puede ganar lo suficiente para mantener una familia, construir un ahorro modesto, ser dueño de un hogar y asegurar su jubilación”, subrayó el vocero de este nuevo mensaje populista
en el sentido estadunidense: en defensa del hombre común ante los poderosos.
El orador fue el presidente Barack Obama. El discurso ofrecido a mediados de la semana pasada fue considerado como un giro populista
con vistas a la relección del presidente en 2012. Analistas y editorialistas afirmaron que el discurso fue notable por su enfoque sobre la desigualdad como el gran tema del momento. Pero tal vez lo más notable fue que el discurso comprobó el extraordinario logro de Ocupa Wall Street en cambiar la narrativa
nacional. En poco más de dos meses, el enfoque oficial ha cambiado de la reducción de déficit federal y la deuda nacional a uno sobre la desigualdad económica y sus injusticias, o sea, para ponerlo en los nuevos términos, lo del uno por ciento y el 99 por ciento.
Obama dejó claro que finalmente está preparado para concursar en la elección sobre los temas de la desigualdad de ingreso y la obligación de ambos, el gobierno y el sector privado, de ampliar la cada vez más encogida clase media de la nación
, opinó el New York Times en un editorial sobre el discurso.
Que el joven movimiento Ocupa ya cambió la óptica del debate nacional no es poco, pero aún está por verse si eso lleva a cambios en el terreno real de la vida cotidiana del 99 por ciento.
El hecho es que casi 3 millones han perdido su vivienda, y se calcula que otros 3,6 millones enfrentarán lo mismo en los próximos dos años. Y aunque la tasa de desempleo por fin bajó de 9 a 8,6 por ciento, por lo menos la mitad de esa reducción se debe no a la generación de empleo, sino el abandono de decenas de miles de la fuerza laboral, o sea, gente que ya se dio por vencida para encontrar una chamba. Hay más hambre y más desesperanza en todo el país.
Aunque Obama y su equipo hablen en nombre del 99 por ciento no necesariamente convencerá a todos. Hay ciertos detalles que provocan más bien dudas, entre ellos que el sector financiero continúa siendo uno de los principales contribuyentes a la campaña electoral del presidente, aportando hasta la fecha un tercio de sus fondos recaudados para esta próxima elección (en 2008, Obama recibió más fondos de Wall Street que su contrincante republicano).
Otro es el hecho incómodo (políticamente) de que Obama y su gabinete pertenecen al 1 por ciento. Ocho de los 10 integrantes del gabinete, incluido el presidente, analizados por el Center for Responsive Politics son millonarios. Hillary Clinton, la secretaria de Estado, es la más rica con un valor neto promedio de 31 millones de dólares, seguida por William Daley, jefe del gabinete, con 28 millones. Obama tiene un valor neto de 7,3 millones. Los bancos preferidos por los integrantes del gabinete más ricos para sus cuentas personales son JPMorgan Chase y Wells Fargo. Clinton, Daley, Rahm Emanuel (su ex jefe de gabinete) y Obama tenían un total combinado de más de 50 millones en cuentas de JP Morgan Chase en 2010, según análisis de datos públicos por el Center for Responsive Politics.
También está el hecho de que hasta que estalló el movimiento Ocupa Wall Street, el presidente, su gabinete y gran parte de la cúpula política (con notables excepciones) no abordaban el tema de la desigualdad económica. No hablaban de que la desigualdad en el ingreso en Estados Unidos está en su nivel más alto desde los años 20. No indicaban que por primera vez desde 1927, el 10 por ciento más rico tenia 50 por ciento del ingreso nacional.
O el dato que provocó gran atención esta semana cuando se reveló que los Walton, los seis herederos de la fortuna Wal-Mart, habían acumulado un tesoro personal equivalente al valor neto combinado de 30 por ciento de los estadunidenses en la base de la pirámide económica, según datos de 2007 (o sea, podría ser aún mayor hoy día).
El movimiento Ocupa, al provocar el debate sobre la desigualad documentado por todos estos datos y hechos incómodos, también genera preocupación entre los republicanos que, en público, descartan como flojos y rojos a los manifestantes (el multimillonario republicano Donald Trump denunció esta semana que Obama creó el movimiento Ocupa). «Yo estoy tan asustado de este esfuerzo anti-Wall Street. Estoy asustado a muerte»
, afirmó Frank Luntz, uno de los estrategas nacionales más reconocidos del Partido Republicano en una reunión de gobernadores republicanos del país. Indicó que están teniendo un impacto sobre lo que el pueblo estadunidense piensa del capitalismo
, reportó Yahoo News. Entre sus recomendaciones a los políticos republicanos que enfrentan preguntas de sus bases sobre la desigualdad económica y otros temas que surgen del movimiento Ocupa: no usen la palabra capitalismo. “Estoy intentando remover esa palabra y sustituirla con ‘libertad económica’ o ‘libre mercado. El público … aún prefiere capitalismo que socialismo pero creen que el capitalismo es inmoral. Y si nos perciben como defensores de ‘Wall Street’, tendremos un problema”.
Mientras el presidente y otros millonarios afirman representar al 99 por ciento y el uno por ciento propone evitar el uso de la palabra capitalismo
, parece que el movimiento Ocupa ha logrado, por lo menos, dejar claro que el emperador está desnudo.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2011/12/12/opinion/027o1mun
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