Archivo de marzo 2021

31
Mar
21

GOBIERNO OLIGARCA . . .

LOS MERCADERES DE LA MUERTE

Patrioteros

escribe: Martín Generali

Álvaro Delgado y Luis Lacalle Pou Foto: Daniel Rodriguez /adhocFOTOS

En poco  tiempo vinimos a confirmar que el gobierno educado en los mejores colegios ignoraba tranquilamente a la ciencia y que los estadistas responsables surfeaban en plena pandemia, que los austeros gastaban en perros presidenciales y los conocedores de la realidad se encerraban en mansiones.

 

Supimos que los moralistas se quitaban impuestos sin avisar y los que venían a limpiar la corrupción acomodaban funcionarios a racimos en los cargos, que los garantistas de la desideologización de la política no compraban vacunas imprescindibles porque eran rusas pero sí cucarachas voladoras sin sentido porque eran de España, que los hombres de mundo no lograban diferenciar un representante real con una propuesta seria del primer vendedor ambulante de vacunas chinas que pasara por la Torre Ejecutiva y que los sabios, llegados a poner orden en las cuentas públicas, promocionan el golf y desfinancian la ciencia.

La pandemia nos mostró que el amplio Lacalle Pou sólo se escucha a sí mismo y que “el único responsable sin excusas” en el ejecutivo finalmente éramos nosotros, fuera de todo poder. Aprendimos que los preparados, después de meses de advertencia técnica, eran los primeros sorprendidos con el crecimiento de los casos, que los que venían a gobernar en equipo no sabían ni trabajar en coalición y que los postulados para bajar los costos del Estado no paran de encarecerlo en los bolsillos de la gente. Conocimos que el único actor económico genuino, según el gobierno, es el privado, pero la plata que solventa el gasto por Covid sale de los sueldos de los públicos.

Eximios jugadores en el mercado de las apariencias, demás está decir que en el manejo de la pandemia hacen lo propio, cuidar las formas de una libertad  mientras nos encierran en una economía de guerra. Como cada vez que aparecen retratados en sus mejores fotos de sociales, trabajan sosteniendo una apariencia, y, de de preservar lo que aparentan, trabajan.

Esto explica que una mansión palaciega aloja, ahora, un poder que bien pudo caber en una chacra suburbana, donde unas mascotas de peluquería seguramente ladran más educadamente que una perra sin dueño, manca, y planta tomates orgánicos una mujer que luce  como una primera dama y no una primera dama que se muestra como “la Lucía”, mientras cuelga en un alambre la ropa que terminó de lavar. Y eso es todo lo que les importa. Es a lomo de sus linajes que llevan generaciones enteras entrenándose ya no para maquillar una verdad sino para construirla con el riesgo -altamente comprobado a estas alturas- para la población, de seguir creyéndoles.

Pues bien, es en esta cultura política que debemos interpretar más aristocrática que dirigente, sin distinción entre la forma y el fondo, que hace de lo superficial contenido, que voceros, personajes caracterizados y múltiples integrantes de su elenco se envuelven desde hace días en la bandera de su aparente patriotismo.

Consecuencia del diferendo Lacalle Pou-Fernández nos desayunamos con la novedad de que habría quienes poseen una orientalidad de pureza intachable y están dispuestos a defenderla, en representación de nosotros, claro, que solemos necesitar dirección en estas altas cuestiones.

Estamos frente a una de sus apariencias más afectadas y, por lo demás, menos creíble, que recuerda al tradicionalismo de ocasión que emplean en sus festividades partidarias de calculada estirpe campera, en las que se relincha como bagual para después votar como camioneta.

Este nacionalismo y la derecha están unidos desde la tarea fundacional de haber hecho la patria a caballo, como alardean, eludiendo la verdad, no menos crucial, de habérsela quedado y luego repartido a esa misma patria, también, a caballo.

Pero lo que no debemos olvidar es que son estos mismos caballeros orientales de las redes quienes se han pasado campañas electorales enteras expulsando compatriotas de la orientalidad, bastando para eso que incumplieran con su canon, el prototipo, para ellos tranquilizador, sin la “gorra, el piercing y el tatuaje” que constituyen según Gandini –trduciéndola de la LUC- la apariencia delictiva.

De su orientalidad quedan  afuera los frenteamplistas por ser de izquierda, los feministas por no rezar el Padre Nuestro, los inclusivos por hablar sin género, los que hacen marchas por no obedecer cuando se les manda, los sindicalistas por comunistas, los sin tierra, los sin iglesia y, en general, los más jodidos, que a la patria de estos patriotas la miran de afuera aunque la paguen por dentro.

Nos gobiernan patriotas de hashtag que mientras se indignan con los argentinos no osan pelearse con sus cuentas bancarias para las que siempre le reservan sitio en algún lugar de su querida plaza financiera, porque la patria siempre les tira pero nunca les duele.

Quiero expresar con claridad que ser mejor uruguayo porque, según algunos uruguayos entienden, otros han sido malos o peores argentinos, siempre me pareció de una ligereza alarmante. Una berretada.

En consecuencia creo lamentable que estos patrioteros de cuarta alimenten un chauvinismo que, bastante esquizofrénico por cierto, después absorberá con más gusto que rechazo muchas de las pautas del mismo modelo argentino que un buen día deciden repudiar, “#yo urugayo”, en las redes, buscando parecérsele, recorriendo todo el álbum que va de la farándula hasta las impostadas fotos presidenciales que igualan a Lacalle Pou con Macri.

Pero esto no es todo. Por si alguna cosa faltaba para confirmarlo la campaña publicitaria basada en el maracanazo y los sobrevivientes de Los Andes despeja dudas sobre  una gestión que ya podemos definir como un caso imperdonable de tilinguería.

Con el estilo de clase que los caracteriza un gobierno pituco envuelve de respetabilidad sus peores bajezas vendiendo torpezas propias como libertades ajenas, la tibieza exasperante de un Presidente que ignora lo que es el apuro como el aplomo de un Estadista, el padecimiento del mundo entero, no importa dónde, como el triunfo de unos cuantos uruguayos, en Los Andes o en Maracaná, no importa cuándo, lo poco que está dispuesto a hacer el gobierno por nosotros como lo mucho que deberíamos estar dispuestos a hacer nosotros por el país, el fracaso de su política de no intervención como la gesta de una sociedad responsable, la muerte –que eso es el Covid, Lacalle, por favor, que se lo digan- como la moraleja de la superación, el vivir –que eso es la salud pública, por favor, que se lo avisen- como un mito.

Aunque desde el gobierno se pretende aparentar lo contrario, apostar a la hazaña no es creer sino entregarse a una única, e improbable, posibilidad. Cuando alguien piensa que solamente una hazaña podrá salvarlo se siente más condenado que fuerte.

Pero está claro que las medidas que se adaptan no son las que mejor funcionarían en la trágica coyuntura de contagios y desborde sanitario, son siempre las que mejor presentan a Lacalle como ese prototipo de estadista cool, que recibe en una residencia de flema inglesa pero se relaja practicando un deporte californiano, mezclando libertad con  “quedate en casa” para que la no movilidad no tenga la apariencia indeseable de una cuarentena.

Llegará el día en que a Lacalle debamos enjuiciarlo por publicidad engañosa, pero antes habrá que salvar a los que sufren en un CTI sin que la apariencia nos engañe ni la patria de los “patrioteros” venga a quebrar una lanza por ellos.

31
Mar
21

médicos salvan vidas, los blancos buscan su desprestigio . . .

LA CALAÑA blanca berreta CONTRA los MÉDICOS y MÉDICAS que SALVAN VIDAS:

¿ hay más energúmeno ?  . . . 

 

Blancos rechazan advertencias sanitarias y acusan al Sindicato Médico

El diario El País brinda detalles de un tenso encuentro por zoom de la vicepresidenta Beatríz Argimón, y el presidente del Partido Nacional, Pablo Iturralde, con autoridades del Sindicato Médico, en la que se acusó a los profesionales de llevar adelante «una operación contra el gobierno».

Pablo Iturralde anunció que solicitará una reunión al fiscal de Corte, Jorge Díaz

Lo que se veía venir finalmente pasó. El aumento exponencial de casos de coronavirus comienza a provocar angustia social y una creciente tensión política.
La falsa disyuntiva de «amigos y enemigos», que día a día puede leerse en las redes sociales, separando a los que están «a favor o en contra del gobierno», distorsiona la discusión de fondo y traslada peligrosamente los temas sanitarios al terreno político.
El País, en su edición de este martes, destina uno de sus artículos centrales a hablar del «malestar del Partido Nacional con el Sindicato Médico del Uruguay», por lo que considera «una campaña y una operación en contra del gobierno», realizada por los profesionales de la salud.
El diario da a conocer una reunión por zoom de la vicepresidenta, Beatríz Argimón; del presidente del Partido Nacional, Pablo Iturralde; y de algunos legisladores nacionalistas, con la cúpula del SMU. En la misma, Graciela Bianchi, una de las senadoras a las que habitualmente se apela para las declaraciones más polémicas y estridentes, acusó directamente a los médicos de «estar actuando políticamente en nombre del Frente Amplio».
“Yo no mando decir las cosas, se los dije. Arteta estuvo en ‘médicos con Daniel Martínez’, no son especulaciones mías”, aseguró la senadora, reafirmando sus expresiones a El País.
El profundo malestar de los nacionalistas obedece al comunicado que las sociedades científicas emitieron el domingo pasado, pidiendo «medidas urgentes» para evitar el colapso de los CTI, y advirtiendo el riesgo inminente de saturación de camas de cuidados intensivos.
El encuentro tuvo momentos de mucha tensión. «¿Qué están planteando, cuarentena?», interrogó muy molesto,  Iturralde a los profesionales, y luego declaró que se debe dejar en claro “si se quiere toque de queda o medidas prontas de seguridad”.
El diario no cita en ningún momento cual fue la participación de la vicepresidenta Beatríz Argimón, trasladando el peso de los comentarios políticos a Iturrralde y a Bianchi, aunque se descuenta que la jerarca tuvo un rol determinante en la reunión.
Entre los presentes por el SMU se encontraban, su presidente Gustavo Grecco, la secretaria médica, Zaida Arteta, y el vocal Federico Preve, entre otros referentes.

30
Mar
21

los anti derechos ahora, llegaron al gobierno . . .

OPINION

¿A qué cínicos se refiere Sotelo?

El Director del Servicio de Comunicación Audiovisual Nacional (Secan), Gerardo Sotelo no puede con su genio y con su irresistible pulsión de hacer méritos para la fuerza coloreada que integra, abjurando de los principios de su propio partido. Podrá alegar que sus jefes del Partido Independiente, no le dieron el ejemplo en ese torneo de a quién más defensor de las derechas políticas que hoy nos gobiernan.

Federico Fasano Mertens
Federico Fasano Mertens / Periodista y director de medios, experto en comunicación social de la Unesco, escritor.
Gerardo Sotelo (izq) junto a Pablo Mieres, en una imagen de archivo de 2019. Foto: Facebook / PIDos ANTI DERECHOS, dos ENANOS políticos, con menos votos que presidente de un «clú» de bochas barrial. Gerardo Sotelo y Pablo Mieres

En efecto, utilizando su poder sobre todos los medios de comunicación oficiales a su alcance, emitió un twit dirigido al corazón de quienes reclaman un golpe de timón sanitario y económico frente a los estragos del lúgubre virus que nos infecta el cuerpo, el alma, la cotidianeidad, la cultura, el bolsillo, la alegría y el ánimo.

La única voz disidente frente a la permisiva política sanitaria anti virus y la inflexible política económica que no tiene en cuenta el sufrimiento de los 100 mil nuevos pobres que alumbró la pandemia, es la de la izquierda uruguaya, representada por el Frente Amplio y el Pit-Cnt.

Contra esa voz se dirigió la flecha del comunicador oficialista: “aíslen a los cínicos, que se contagien entre ellos”.

A qué cínicos se refiere Sotelo. A los clásicos como Antístenes y Diógenes, a los nihilistas como Rousseau y Nietzche o a los más modernos como Mark Twain y Oscar Wilde. O acaso a los que hoy manejan sin compasión alguna la economía y la salud desde la Torre Ejecutiva.

Aislemos a los cínicos, proclama Sotelo, sin darse cuenta que está dictando su propio aislamiento.

El concepto clásico del cínico del siglo IV A.C, mutó radicalmente. Hoy es sinónimo de quien defiende lo indefendible, el insolente frente al que está en una posición de debilidad.

Sotelo critica paro de funcionarios de Canal 5 en apoyo al Día de la Mujer

El director de los medios públicos asegura que el paro “priva al público de la cobertura de…

El Director del Secan, debe mirarse en su propio espejo y proceder a aislarse en una cuarentena política y desde esa burbuja intentar recuperar el ideario que lo llevó un día a creer en el centro izquierda que su partido independiente, apoyado por el 0.97% de los votos, proclamó en su carta fundacional. Hay que tener dignidad en la derrota, el 0.97% de los sufragios obtenidos en las últimas elecciones, menos del 1% de los votos, debía servir para retornar a la social democracia de la que se alejaron, no sumarse al partido del statu quo. Entre los patricios y los plebeyos adoptaron la peor opción. No sabían el precio que deberán pagar por ese desatino.

Sotelo defiende lo indefendible. Defiende a un gobierno, pordiosero de ideas, que se niega a apelar a las formidables reservas monetarias que le legó el Frente Amplio para amortiguar la crisis social y económica que originó la pandemia.

El lunes tuvimos, según el índice poblacional, un 555% más de infectados que Argentina y un 198% más de asesinados por el Covid que nuestros vecinos del Plata. Hasta cuando seguirá el gobierno apelando a la filosofía cínica de ignorar la realidad.

Estoy con Sotelo, a los cínicos hay que aislarlos.

Pero los cínicos no son los que reclaman que cuidemos al prójimo, y que ayudemos a quienes se mueren de hambre por la pérdida del trabajo o del sub empleo.

Los cínicos son los que miran para el costado cuando se desconecta el timbre que anuncia el fin de un recreo que nunca termina, un recreo irracional que se vuelve cada vez más bullicioso, al que lo legitiman prostituyendo la palabra “libertad”.  Los cínicos son los que teniendo en su poder 17 mil millones de dólares disponibles se rehúsan a destinar siquiera un 10% de esas reservas para evitar la inanición de un vasto sector de la población. Los cínicos son los que convirtieron a Uruguay en el peor país de América del Sur, según la Cepal, en la inversión de recursos sociales para aliviar a su pueblo maltratado por un virus universal.

¿Qué diferencia más a la izquierda de la derecha? La sensibilidad social sin duda alguna. El reciente informe de la Cepal lo deja en evidencia. El cuadro de esa prestigiosa institución internacional es humillante para el orgullo nacional.

Esfuerzo fiscal ante la pandemia: 1) Brasil, 8,5% del PBI; 2) Perú, 6,0% del PBI; 3) Chile, 5,7% del PBI; 4) Argentina, 5,5% del PBI; 5) Bolivia, 4,9% del PBI; 6) Paraguay, 4,5% del PBI; 7) Colombia, 3,7% del PBI; 8) Ecuador, 3,5% del PBI; 9) Uruguay, 1,6% del PBI. (Sobre Venezuela, Nación a la que EE.UU. le robó todos los fondos soberanos depositados en las cuentas bancarias de ese país, la Cepal no proporcionó información).

Comparando porcentaje contra porcentaje, Uruguay invirtió un 343% menos de su producto bruto interno que la endeudada Argentina, y un 300% menos que la debilitada Bolivia e incluso un 281% menos que la sub economía paraguaya. Y ni que hablar de los restantes países sudamericanos.

Una mancha en nuestra historia solidaria que será muy difícil de borrar. 
También le cae al Director del Secan, la segunda definición moderna del cinismo: “la insolencia frente al que está en una posición de debilidad”. La ejerció sin misericordia cuando asumió su función de censurador de medios y expulsor de voluntades que no compartían su pensamiento.

Yo que lo conocí cuando dirigí CX 30 Radio Nacional, sin embargo creo que Sotelo está a tiempo de redimirse. El periodista  integra un partido que se dice social demócrata. No importa la grave derrota electoral que sufrieron, premiada con cargos inmerecidos. Lo que importa es que en algún rincón de su conciencia, se estará preguntando cómo puede quedarse callado frene a tanta insensibilidad y no promueva en su propio grupo un golpe de timón más humanista, más cercano a lo que dijeron y dicen ser.  Piénselo Sotelo, aun está a tiempo. No se quede en la pre historia, la historia está muy cerca, en un recodo del camino. Atrévase.

30
Mar
21

la necedad del ser . . .

ESTADO CRÍTICO

El problema de la saturación de los CTI o el arte de mentir diciendo la verdad

Bernardo Borkenztain analiza lo que denomina “derrape del manejo de la pandemia por parte del gobierno”.

 

 
 
 
 

escribe:  Q.F. Bernardo Borkenztain

borky@montevideo.com.uy

PRIMERA BOCANADA

Para la realización de esta nota se consultó a dos profesionales de primera línea, las doctoras Adriana Peveroni y Gabriela Boné, respectivamente pediatra e intensivista, y nos enfocamos en tres puntos que son lo que vamos a manejar:

1) El problema de las camas de CTI
2) Los otros problemas de CTI
3) La logística de pacientes y del CTI

Como información general, existe un problema en promedio del país, ya que las proyecciones de SUMI (Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva) habían pronosticado un 35% de ocupación de camas de CTI para COVID-19 (1) pero la proyección se ha acelerado.

Por otro lado, un comunicado del MSP aclara que se han ampliado las camas de CTI y se siguen aumentando, pero veremos si esto es una solución o una bandita adhesiva para un degollado.

Por último (2) , vamos a ver que existen al menos dos problemas que el gobierno no nombra (no quiere decir que no los atienda, sino que la comunicación es escasa) y que son el estado del personal de CTI y el acceso a la medicación específica.

TOMANDO ALIENTO

Lo primero a considerar es que los pacientes que van a llegar a CTI son los que se hisoparon (algunos) la semana pasada, pero se contagiaron antes, lo que implica que no hay retorno en el corto plazo, y que el cambio de la estrategia de «quedáte en casa» a «quedáte en tu burbuja» es un rotundo fracaso, si uno mira solamente las muertes desde diciembre, porque el 16/12/2920 había 102 muertos, pero dos semanas después, el 2/1/2021 había 200 y el mismo aumento para la quincena siguiente, pero para febrero se había llegado a 100 muertes por semana y la semana pasada la misma cantidad en 3 días. Fuente.

Además, el primer problema es que, si bien las camas son esenciales (lo más comunicado por el gobierno) su aumento es aritmético (se van sumando de a unas docenas) pero el de los pacientes es exponencial (se multiplican) y por eso no es una logística razonable apuntar solamente al aumento de camas, porque eso es como si una empresa de logística tratara de aumentar sus envíos solamente comprando más estanterías y no contratando gente y vehículos.

 

Porque, como dijimos, los pacientes por venir ya están contagiados, y el tema va a ser que lleguen a un CTI (los graves) con camas, sí, pero con personal capaz de atenderlos y ese es el gran problema, el personal está sobre exigido, estresado y muy al límite de sus fuerzas, lo que se agrava con la alta exposición al virus que lleva a que se contagie más, y cada enfermero que pasa a cuarentena complica a dos o tres lugares de trabajo, porque el pluriempleo es un mal sistémico y pernicioso de nuestro sistema de salud, que, en épocas normales se invisibiliza.

Peor aún, existe saturación en puerta, policlínicas, emergencia y todo el primer nivel de asistencia, y eso genera demoras (que un paciente grave no puede sustentar, sea o no de COVID-19) y eso incluye a las emergencias móviles que, además, no pueden aumentar sus móviles de manera sostenible, porque no es viable y porque no tendría quien los operara.

Por lo anterior, «quedarse en la burbuja» si es posible es la única solución, pero cuando uno sale, siquiera al almacén esa burbuja se permea, aunque uno use máscara facial y tapabocas a la vez, y algunas salidas son inevitables. Ni hablemos de la gente que si no hace la diaria no come…

Retomando el tema del estrés y desgaste del personal médico, el MSP tuvo una acción inteligente que fue entrenar y redirigir personal a CTI, pero que solo está capacitado para apoyo (entre otras cosas por falta de experiencia) y que, por la situación cada vez más está tomando la primera línea, y, si bien en teoría pueden, la situación está lejos de ser la ideal.

Otro tema, el problema de los pacientes que requieren ventilación. Es importante entender que hay varios tipos, desde los no invasivos que se usan en las salas generales (cánulas nasales, mascarillas con y sin reservorio) o los ventilados con mascarilla (no sedados, es un aparato similar al C-PAP doméstico pero con otra mascarilla y más complejo) hasta los invasivos que requieren al paciente sedado para poder soportar el tubo introducido, y eso requiere una logística de distribución de medicamentos como midazolam (benzodiacepina), atracurio (bloqueante muscular para relajar el conducto por el que pasa el tubo respirador ) y opiáceos como el fentanil.

 

Si esos medicamentos, que en épocas sin pandemia se compran para períodos cortos, en esta época de demanda (mundial) importarlos, almacenarlos y distribuirlos se hace complicado y la logística de compra debe ser para más unidades lo que hace la probabilidad de una falta mucho más alta. Lo anterior tiene que ver con particularidades de la enfermedad COVID-19 en sus casos graves es diferente, pongamos por caso a otras como la gripe H1N1 en que genera lo que se conoce como «distrés» pulmonar, o sea afecta a todas las áreas de los pulmones y no por focos, lo que lo hace particularmente complejo y que además tiene, eventualmente, complicaciones hematológicas muy graves e incluso casos de falla renal. No es «uma gripezinha» como dijo algún genocida…

De momento no ha pasado más que en algún caso puntual que los médicos resuelven recurriendo a otras drogas, pero eso puede cambiar rápido, y como la logística de los medicamentos es tan importante, llama la atención la falta de esta profesión citada en las operaciones, por ejemplo, de traslado y almacenamiento de vacunas (que se perdieron algunas por falta de refrigeración, algo que un Director Químico jamás permitiría).

ESPIRANDO

Por lo anterior, con negacionistas con Federico Leicht infectados y en cuarentena (algo contra lo que no se cansó de despotricar) a quien le deseamos lo mejor y pronta recuperación, y seguidores de Salle muertos (como un muchacho de 27 años que renunció al tratamiento y su esposa también joven en CTI) es vital no cometer la estupidez de ir a marchas, aglomeraciones políticas o procesiones religiosas, y ni mucho menos fiestas o juntadas de ningún tipo.

 

Y no nos confundamos: todos los que niegan la gravedad de la pandemia son tan negacionistas como los que la niegan del todo y son responsables, si no desde lo legal, que la libertad de expresión es sagrada, desde lo moral por poner gente en peligro y mentir a sabiendas. Y veremos qué pasa con la justicia y la marcha de «estúpidos por la verdad».

Por último, hay que vacunarse, no hay otra manera de bajar a casi cero la probabilidad de que uno mismo o nuestros seres queridos terminen en un CTI. Si tiene algún anti vacuna en su burbuja, tenga en cuenta el maravilloso proyecto de Ope Pasquet que propone una excelente solución a ese problema.

 

 

1 Primera salvedad – en el CTI hay dos áreas, una para COVID-19 y otra para polivalentes (todos los demás) que incluyen muchos pacientes no infecciosos pero infectables por su debilitamiento extremos como politraumatizados, cáncer, EPOC y otros problemas no transmisibles.

2 Segunda salvedad – es claro que la estrategia principal del gobierno (que aplaudimos de pie) es la vacunación masiva y, pese a que está usando la que quizá no sea la mejor de las vacunas (SINOVAC) en la población general, es efectiva de sobra para el control de la pandemia a mediano plazo, pero imposible de lograr efectos poblacionales en el corto. Como comentario, nos parece un despropósito que no sea obligatoria al menos en el sentido de que alguien que pudiendo no se vacune no pueda acceder, por ejemplo, a situaciones en las que pueda contagiar, como el pasaporte sanitario para vacunados implementado en Israel, cuya política exitosa (aunque turbia en lo político) ha llevado a que esté cerrando los CTI para COVID-19 porque los pacientes vacunados casi no lo requieren y están teniendo muy poca demanda. Asimismo, otro país de alta vacunación, UK, acaba de registrar o casos de muerte en Londres.

29
Mar
21

Los Peirano a la justicia . . .

DELINCUENTES de CUELLO blanco y de filiación colorada-pachequista, en la mira de la justicia Argentina

Reclaman a la Justicia por deudas de la familia Peirano

Tras el enfrentamiento entre los presidentes Lacalle Pou y Alberto Fernández sobre el Mercosur, el abogado argentino Mariano Moyano envió una carta abierta al senador argentino Óscar Parrilli sobre un artículo publicado por el diario El Observador y las deudas de la Familia Peirano.

Juan Peirano

La misiva dirigida por el abogado al senador argentino expresa:

Estimado Senador:

«El Presidente de la República de Argentina está pensando en renunciar debido a problemas internos de la coalicion gobernante.»

«Rumores de renuncia de Alberto Fernández, un síntoma del agravamiento de la crisis política argentina».

«En el ámbito político se interpretó que la vice tomó el mando al imponer la renuncia de la ministra de Justicia….»

Mas alla de las falacias de estos periodistas, lo cierto es que el Diario El Observador de la República Oriental del Uruguay le pertenece a la familia Peirano, y cuyo Director es Ricardo Peirano.

Ricardo Peirano es primo hermano de Juan Peirano Basso, que junto con otros miembros de la familia Peirano, eran los dueños del Grupo Velox, dueños, entre otros del Banco Velox en Buenos Aires, Banco Alemán Paraguayo en Paraguay, y Banco Montevideo en Uruguay, Trade and Commerce Bank, que originaron el mayor fraude bancario y financiero de la historia bancaria y financiera regional en los ultimos treinta años.

Ricardo Peirano en si, actuó como testaferro del Grupo Peirano en Luxemburgo, siendo Director de una fundación que fue vehiculo de ocultamiento de activos a los acreedores, que suman mas de 1.200 millones de dólares en perjucicio a la victimas, que representamos.

Actualmente varios miembros de la familia Peirano no solo están bajo proceso penal en la Justicia Federal en Comodoro Py ( Expdte. Nro. 4196/2015/1/CAI, Camara en lo Criminal y Correccional Federal Sala I, ( Peirano Basso Juan y otros s/ infraccion articulo 303 CPN, fiscalia a Cargo del Dr. Federido Delgado, sino que inclusive estan pendientes pedidos de extradicion sobre Juan, Jose y Jorge Peirano, tambien oportunamente Directores del Observador. Por otra parte, TODOS los miembros de la Familia Peirano mencionados han sido CONDENADOS por Fraude, Lavado de Activos y otros delitos, por la Justicia Uruguaya, Paraguaya, de Islas Caymán y de los Estados Unidos. La documentación e información esta a su disposición.

La Familia Peirano posee numerosos activos en jurisdicción argentina, y hemos solicitado el embargo de dichos bienes, a los efectos del recupero de las acreencias de las victimas, que asi fueron reconocidos inclusive por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. https://www.cidh.oas.org/annualrep/2009sp/uruguay12553.sp.htm.

Nos gustaria, en colaboración con el bloque de Senado que Ud. pertenece, y con el Ministerio de Justicia, poder ampliar la información a los efectos de ilustrar la actual situacion del caso, y poder comentarles las motivaciones politicas existentes detras de estas publicaciones periodisticas.

A la espera de sus comentarios, lo saludo cordialmente,

Dr. Mariano A. Moyano Rodriguez

29
Mar
21

la comuna de parís . . .

La Comuna de París

 escribe: Marcia Collazo

marcia la comuna de paris

El 18 de marzo se cumplieron 150 años de la Comuna de París, un hecho del cual poco sabemos, y que no está necesariamente vinculado al comunismo.

 

En 1871, cuando estallan los sucesos de la Comuna de París, ya Marx y Engels habían publicado el Manifiesto Comunista (1848) y habían fundado la Asociación Internacional de Trabajadores con la Primera Internacional (1864).

Sin embargo, por más que Marx seguirá ansiosamente los sucesos parisinos, con la esperanza de ver plasmarse, instante a instante, la real y efectiva toma del poder político por la clase obrera, los hechos de la Comuna no guardan una relación directa con las ideas comunistas, al menos no en la totalidad del movimiento popular, cuyas raíces sociales, económicas, políticas e ideológicas son mucho más profundas y se hunden en los avatares históricos de una Francia (y de una ciudad de París) que venía siendo largamente sacudida por el hambre, el frío, la escasez y la necesidad bajo todas sus formas, el abuso bajo todas sus formas y la alta inestabilidad política; lo cual no impide, y mucho menos en la época, ver e interpretar dichos sucesos en el marco de la lucha de clases.

No hay duda de que en 1870 los internacionalistas (o sea, afiliados o simpatizantes de la Asociación Internacional de Trabajadores, AIT) eran la fuerza principal del movimiento obrero francés, pero no eran los únicos; casi todos los obreros protestaban, realizaban huelgas y eran perseguidos y encarcelados.

Y en medio de esa situación interna, Francia entra en guerra con Prusia. Esto, sumado a la crisis nacional, provocó la caída del Segundo Imperio. Después de la rendición de Luis Bonaparte en la batalla de Sedán, el 4 de setiembre se proclamó la república, no solamente como una conquista social, sino también como un acto de defensa nacional, y el pueblo la aclama en toda Francia, mientras los prusianos pasan a la fase de ataque y se dirigen en marchas forzadas a la conquista de territorios como Alsacia y Lorena. Pero no existía en Francia una unión nacional, ni mucho menos. Lo que había era un peligroso vacío de poder.

Derrumbado el Segundo Imperio, el gobierno provisional presentaba graves disensiones internas. Los monárquicos seguían siendo enemigos de los republicanos burgueses, y ambos se enfrentaban a la naciente clase obrera, a la que tenían un marcado temor, ya manifestado por algunos intelectuales como E. Renan. Y todo ello sucedía mientras los prusianos estaban a las puertas de París. De ahí la enfervorizada actitud del propio Marx, que llama a una gran campaña de apoyo a los obreros franceses, a quienes no recomendaba derribar el Gobierno Provisional, sino más bien concentrarse en la organización de su propia clase.

Mientras tanto, integrantes de ese gobierno, como el abogado Thiers, renuncian al intento de expulsar a los prusianos y se inclinan por la idea de la capitulación, que repugnaba al pueblo, por considerarla el mayor acto de traición y vileza. Se planteó así un antagonismo crucial: de un lado la camarilla de los altos políticos, que pretendían pactar con el enemigo y preparaban el terreno de la derrota, y del otro “la locura del sitio”, o sea la pretensión de presentar resistencia al invasor, locura llevada adelante por los perversos comunistas, según declaraciones del propio Thiers.

El 31 de octubre la multitud se subleva, y al grito de “nada de armisticio” intentan hacer caer el gobierno. Tienen de su lado a la Guardia Nacional, compuesta por todos los parisinos capaces de tomar las armas, que en su mayoría eran obreros. El 28 de enero de 1871 el Gobierno Provisional firmó la capitulación con los prusianos, por la que Francia entregó Alsacia, Lorena y Metz, y se comprometió a pagar cinco mil millones de francos a título de indemnización. A partir de ahí los acontecimientos se precipitan. París está cada día más exasperado, y la camarilla de gobierno se muestra cada vez más antirrepublicana y antipopular. El pueblo se mantiene en armas y amenaza con marchar contra los prusianos (que acampaban en las inmediaciones) ante cualquier intento de entrar en la ciudad.

Fue así, que el 18 de marzo de 1871 se produjo el estallido del movimiento conocido como la Comuna, una guerra civil y una experiencia revolucionaria que duró poco más de dos meses, pero cuyas repercusiones fueron enormes. La chispa que la provoca fue la orden de Thiers, quien había trasladado la capital (y el ejército) a Versalles (antes estuvo en Burdeos), de confiscar los cañones de la Guardia Nacional, con el argumento de que pertenecían al Estado. En la madrugada de ese día se produce la curiosa (y miserable) situación de que las tropas de Versalles ataquen a los parisinos, mientras los prusianos continuaban acampados, contemplando el insólito espectáculo. Las mujeres fueron las primeras en reaccionar. París se llenó de barricadas y se levantaron altas lenguas de fuego, por la mano de las “petroleras”, con la intención de crear muros de llamas. La gran burguesía y los monárquicos, atrincherados en Versalles, tildaban a los insurrectos de bandidos, ignorantes e incapaces, de seres oscuros, violentos y provocadores, aun cuando será esa camarilla versallesca la que mande fusilar con más ardor y entusiasmo.

Entre las medidas que tomó la Comuna, creada el 28 de marzo, pueden mencionarse las siguientes: el sueldo máximo de un funcionario de la Comuna no podía exceder el de un obrero; se abolió el servicio militar obligatorio, y se declaró a la Guardia Nacional la única que podía tomar las armas; condonó las deudas por alquileres de viviendas; suspendió la venta de objetos empeñados; decretó la separación de la Iglesia y del Estado, la ocupación de las empresas y talleres abandonados, y sacó a la calle la guillotina, quemándola en medio del regocijo popular.

Por supuesto, cometió errores. Olvidó que el principal sostén del enemigo es el dinero, y no se apoderó del Banco de Francia. Con ello el ejército de Versalles se hizo más fuerte, y el 2 de abril empezaron los fusilamientos. El ejército de Versalles avanzó sobre los comuneros y contó para ello con la complicidad de los prusianos, que les permitieron avanzar por territorios ocupados. El 28 de mayo se disparó el último tiro en la Comuna. A partir de ahí, el ejército se transformó en un gigantesco pelotón de ejecución. Las cifras oficiales, según Thiers, fueron de 20.000 fusilados, y más allá de su dudosa exactitud, es evidente que se trató de una verdadera carnicería de proletarios.

La visión de Marx no es la única sobre la Comuna. Se trató en buena medida de un intento de gobierno directo, una democracia y no una anarquía, asentada sobre nuevas bases. Y fue también una utopía. Hoy podemos hablar de la Comuna que jamás llegó a ser, pero no puede olvidarse su característica suprema: un acto revolucionario que pretendió cambiar la sociedad. Y si la Comuna puede enseñarnos algo, ese algo es lo que no debe hacerse, pero también lo que sí se hizo, por lo menos al comienzo. La capacidad de organización, de encuentro, de diálogo y de debate, de unión y de reunión. La capacidad de apostar a un futuro mejor, basada en un ánimo generoso y auténtico que, sin descuidar la lucha y la vigilancia, trascienda el feroz individualismo para llegar a la más amplia solidaridad.

29
Mar
21

pandemia en el uruguay . . .

Principios y finales

escribe: Leandro Grille / Caras y Caretas

covid19 leandro

De acuerdo a las proyecciones de la Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva, el incremento diario en el número de personas internadas en CTI nos lleva al colapso del sistema en pocos días. Esto significa que, manteniéndose la tasa de crecimiento, llegará pronto el momento en que la capacidad de carga de las terapias intensivas, considerando no solo el número de camas, sino también los recursos humanos indispensables para atenderlas, se verá superada por la demanda de asistencia.

 
 
 

Para colmo de males, la tasa no se ha mantenido constante, y si la semana pasada ingresaban de 15 a 20 personas por día, a las que había que descontarles altas y fallecimientos, el último dato con el que se cuenta al cierre de esta edición indicaba 35 ingresos el pasado miércoles. Todo tiene su lógica, su relación en fase con el crecimiento de casos. Es por eso que esta semana que se completa con el mayor número de contagios detectados por día, con mucha diferencia, nos deparará dentro de una o dos semanas un incremento del mismo orden en el número de ingresos. Lamentablemente, este fenómeno no tiene un techo discernible y, si lo tiene, no lo alcanzamos todavía.

Ante una situación como esta, largamente advertida por la comunidad médica, la comunidad científica y por cualquier observador atento de lo que pasa en el mundo, el presidente, actuando en un Consejo de Ministros que no tenía previsto reunir, dispuso una serie de medidas que perfectamente podía haber decidido la semana anterior, cuando el escenario era el mismo a menos de unos días de evolución.

Sobre las medidas económicas no hay mucho para discutir: son poquísimas y no le hacen mella a la situación acuciante que están pasando cientos de miles de uruguayos y miles de empresas. Pero ya sabíamos que el presidente no estaba dispuesto a incrementar la inversión pública para contener los efectos de la crisis. No lo estuvo nunca desde que asumió y, por el contrario, no ha dudado en ajustar a mansalva, sin detenerse en consideraciones de ningún tipo.

Pero sobre las medidas de intención sanitaria, hay mucho que preguntarse sin caer en indagatorias morales sobre la carga simbólica de cerrar escuelas antes que cerrar shoppings o casinos. Cabe preguntarse, por ejemplo, ya no si estas medidas son suficientes para recuperar el control sobre la epidemia, porque tal vez estamos en un punto en que ningún conjunto de medidas tiene garantías de éxito, sino si el gobierno está echando mano de todo el arsenal que permite su amplio control sobre las instituciones del Estado.

El asunto es concreto, no son disquisiciones sobre la inmortalidad del cangrejo. Si estamos en la peor parte de una pandemia que se encamina hacia un lugar en el que nunca hemos estado antes, con la saturación inminente del sistema de salud, lo que supone la incapacidad efectiva de atender a todos los enfermos críticos, ¿para qué te vas a guardar medidas? ¿Qué abismo hay que tocar para que el gobierno ponga toda la carne en el asador? ¿Cuánta desgracia se debe acumular para que Lacalle Pou cierre actividades del sector privado, que permanecen abiertas y emplean a más de un millón de personas y use las herramientas económicas de las que dispone el Estado para subsidiar a los sectores afectados y brindar ayuda real a la población?

En la conferencia de prensa, el presidente dijo que por motivos de principios estaba en contra de las cuarentenas. Como principio, es un principio insólito. Habría que buscar en la historia de la humanidad una formulación de ese estilo. Porque mirá que hay principios raros, como el de algunas interpretaciones religiosas que se niegan a las transfusiones de sangre, pero el principio de no cuarentenar ni aunque venga degollando un virus para el que nadie tiene defensas, es de cuño originalísimo. Me lo imaginé a Lacalle Pou, al borde de una guerra nuclear, justificando, en un principio ad hoc, no guardar a la población en búnkeres hasta que pase el bombardeo. Al fin y al cabo, no hay nada menos liberal que un búnker de plomo y concreto.

Si las cosas salen como el mandatario quiere, y yo también, por cierto, y estas medidas sanitarias demuestran ser las necesarias y suficientes para aplanar la curva, entonces los CTI no se terminarán de llenar y el progreso de la vacunación hará resto para terminar con la epidemia. Pero si por motivos de principios sospechosos, o por el motivo más pedestre pero más probable de que no está dispuesto a volcar dinero a la sociedad, dejar de ajustar y afectar un poco el patrimonio y la rentabilidad de los “malla oro”, si por estos motivos, se quedó con balas en los bolsillos y las próximas semanas y hasta meses nos deparan un infierno sanitario, sería bueno que admita su gravísimo error y asuma su responsabilidad sobre las consecuencias.

28
Mar
21

LA CATÁSTROFE . . .

Imagen
RUMBO A LA CATÁSTROFE SANITARIA . . .

28
Mar
21

FIRMÁ CONTRA LA LEY RESTAURADORA y ANTI DERECHOS . . .

27
Mar
21

gobierno OLIGARCA y EMBUSTERO . . .

QUEDATE EN LA BURBUJA

Una bomba en casa y una mecha encendida

escribe: Alberto Grille

Esta semana se constató que en Uruguay estamos sentados en un saco de explosivos. Por si algunos lectores no lo entienden, estamos arriba de una bomba y la mecha ya está encendida y humeante.

Esto no es una gran sorpresa porque lo hemos conversando en estas páginas muchas veces y además lo hemos visto reiteradamente en los comunicados diarios del Sinae. Sorprendido pareció el presidente, que adelantó el gabinete, que un día antes había convocado para el cinco de abril esperando un Turismo tranquilo en la estancia de Anchorena.

Cerca de 2.000 casos de covid-19, más de una docena de muertos por día y la evidencia de que en 8 departamentos había sido secuenciada la mutación brasileña del, denominado P1, sacudieron el sueño del gobierno que luego que lo reclamara la comunidad científica, la oposición, sus socios aliados en el gobierno y buena parte de las organizaciones sociales, adoptó una serie de medidas, probablemente insuficientes, dirigidas a restringir la movilidad social y pocas o nulas acciones económicas para apoyar a los sectores más humildes y postergados de la sociedad, a los jubilados y trabajadores, a las mujeres solas y con hijos y a las empresas pequeñas y medianas.

Resulta muy difícil entender las causas de semejante negligencia por parte del gobierno que preside Luis Lacalle Pou.

Cuesta entenderlo, porque uno no sabe si es solo negligencia e irresponsabilidad, si también hay ineptitud o si su pensamiento político y filosófico lo condiciona para menospreciar el impacto sanitario -que incluye la muerte de tantos compatriotas- para proteger la rentabilidad de los sectores económicos y el capital que le llevaron a la presidencia.

Muchas veces yo he reflexionado sobre qué tipo de condiciones hay que adquirir, qué tipo de educación, entrenamiento, práctica o reflejos hay que tener para administrar situaciones críticas en que se juega la vida de otras personas poniendo en el otro platillo de la balanza la economía, la política, seguridad o la propia soberanía de un país.

Me he preguntado, en particular, sobre un tema que a veces está sutilmente tratado en la literatura, como el de “qué es lo que hay que tener” para mandar a la muerte segura a 1.200 ciudadanos para salvar, por ejemplo, el déficit fiscal o el Producto Interno Bruto.

Me imagino que ese problema lo tiene planteado cualquier estadista y para su resolución y para sopesar las diferentes opciones hay que recurrir a los consejos de los que saben más, a sus basamentos culturales, sus sostenes éticos y filosóficos, sus posturas y aspiraciones políticas y, naturalmente, sus capacidades intelectuales.

Por eso creo que para pensar, juzgar y opinar sobre lo que está pasando, hay que procurar ponerse en los zapatos del otro.

 

Hay que saber a quién votamos  

Yo comprendo que muchas decenas de miles de personas hayan sopesado ventajas y desventajas y creído que votaban en las elecciones a una persona joven, carismática, diferente, preocupada por el país y con una larga tradición familiar y política que lo antecedía.

También comprendo que blancos, colorados y cabildantes quisieran terminar con 15 años de gobierno frenteamplista, que se consideraran excluidos de las decisiones políticas, que quisieran cambiar el rumbo y aun que sintieran que durante los gobiernos de izquierda se gastó mal, se despilfarró y hasta que se robó.

Conozco a personas que se imaginaban otras consecuencias de una derrota electoral del Frente Amplio; creían que iban a tener un gobierno más de su gusto, que iban a estar mejor, iban a ser más felices, criar a sus hijos y nietos en una sociedad más inclusiva, menos dividida, más tolerante. Algunos creían que iban a hacer mejores negocios.

Pero hayamos deseado lo que hayamos deseado, lo que tenemos es este gobierno y este presidente, con sus virtudes y sus defectos, sus fortalezas y sus debilidades.

Parecería que una de sus principales virtudes -según lo dijera él mismo- es que tiene “principios”, principios que le impiden adoptar la resolución de hacer una restricción de la movilidad severa y compulsiva y con la que construye una matriz de comportamiento que reafirma su convicción de que más restricción de la movilidad social es menos libertad.

Eso mismo, que es su principal virtud, es, en verdad, el problema. Cuando se trata de detener o aplanar una pandemia que se contagia exponencialmente por una circulación acelerada y comunitaria del virus, es absolutamente necesario- así lo demuestra la experiencia universal- hacer una cuarentena que limite al máximo la circulación de la gente para cortar la cadena epidemiológica.

Si por principios no se pueden adoptar medidas más severas, no hay mucho para discutir. Solo nos queda contar los muertos y comprender que tenemos el presidente equivocado.

Es obvio que nadie está planteando la dictadura del proletariado, sino una medida muy corta, temporal cuya fuerza disuasiva no es la Policía ni el Ejército, sino la unidad nacional, la autoridad moral y el liderazgo. Si no hay esto, no hay nada.

 

Nadie es más que nadie

Y ahí está el principal defecto que tiene este presidente, el de la falta de liderazgo político, la incapacidad de conducir a la sociedad porque no la representa, porque solo representa a menos de la tercera parte del país y porque es una expresión clasista que se expresa en cada gesto y cuyos “principios” le impiden conectarse con los que creemos, como Artigas, que “nadie es más que nadie”.

Los principios de Lacalle son los que se enseñan en el pensamiento confesional, el individualismo, el patriarcado, el interés, el egoísmo, la rentabilidad, la desigualdad. Son los de la familia Lacalle. Los valores que se aprenden en el British no son los que acunó la tradición nacional. Los que constituyen el sustento ideológico de la patria son la fraternidad, la igualdad, la solidaridad, la laicidad, la libertad, en donde la autoridad emana de la soberanía popular.

El segundo gran defecto que yo percibo es el de la incapacidad de reflexionar sobre sus actos o al menos hacer conocer sus reflexiones para conocer si es capaz de hacer algún tipo de autocrítica.

Parece evidente que durante los primeros seis meses de gobierno la estrategia central de la comunicación gubernamental fue negar las realizaciones de los gobiernos del Frente Amplio y transmitir el mensaje de que “los otros” eran ineptos, despilfarradores y eventualmente corruptos y que el nuevo gobierno venía a terminar con el recreo y cumplir sus promesas.

El comportamiento de la epidemia le permitió transmitir la idea de que gracias a una estrategia presidencial se había logrado lo que nadie había hecho, controlar la covid-19 y aplanar la curva de crecimiento.

Si esto se pudiera eventualmente interpretar como un éxito, no cabe duda de que lo que sucede hoy es un tremendo fracaso, máxime que continuó regodeándose con el triunfo, desoyendo las advertencias que venían de todos lados. Tal vez la situación actual hubiera merecido reflexionar sobre lo que no se hizo y los que saben le aconsejaban hacer, pero el poder no solo corrompe, también enceguece.

Anoche Lacalle no fue capaz de admitir nada, ni que llegó tarde con las vacunas, ni que no fue capaz de dialogar con la oposición, ni que manejó a destiempo “la perillas”, ni que desoyó las advertencias de la comunidad científica ni que no creó la base material y humana para disponer de las camas de CTI suficientes cuando fueran necesarias.

Eso se llama soberbia e insistir en el error, capricho. Soberbio, caprichoso, pituco, ese es el presidente que tenemos.

 

Quedate en casa, no; quedate en la burbuja

Ahora bien, vayamos a las medidas que anunció el presidente, que son en general adecuadas, rengas, tomadas a destiempo y escasas. Admitamos que tienden a limitar la movilidad y la circulación del virus. Sin embargo, no cortará el círculo vicioso de la epidemia y probablemente no interrumpirá la tragedia. Tampoco atendió los reclamos de la mayoría de la sociedad de atender la emergencia económica, que a esta altura es terrible. La ayuda a los pobres es mínima y nada hay que aporte a los trabajadores asalariados, a los jubilados, a los sectores medios y a la micro, pequeñas y medianas empresas. El Estado no destinará recursos para contribuir a paliar esta emergencia social; tomará parte de los sueldos de los funcionarios públicos con sueldos más altos y no tocará los de los privados con mayores sueldos, los gerentes de las grandes empresas, las ganancias de los bancos y las empresas agroexportadoras, los grandes patrimonios, ni las reservas del Banco Central, ni los créditos blandos disponibles para estas situaciones de emergencia

Tampoco los sectores más golpeados de la industria y el comercio, los organizadores de espectáculos y fiestas, los gimnasios, hoteles y restaurantes serán contemplados.

Ni una postergación de pagos a BPS y DGI, ni un alargamiento de los plazos para las obligaciones bancarias y de las tarjetas de crédito ni beneficios en los alquileres. Nada.

El fundamentalismo liberal está en el poder y ni los reclamos de los colorados batllistas fue atendido. El último informe del Banco Central es contundente, aumentó el déficit fiscal, disminuyo el Producto Interno Bruto y no hay ningún indicador económico que muestre mejoras en ningún rubro.

Todo se atribuye a la pandemia, pero ya en 2019 se había advertido que si ganaba Lacalle, esto iba a pasar. Está política económica fracasó en todos lados en donde se aplicó con y sin pandemia. Seguir por la ruta del neoliberalismo nos conduce al precipicio. Es muy duro ver cómo estamos cayendo y que los propios organismos oficiales nos digan que no solo terminó el ciclo de 19 años de crecimiento con inclusión, sino que regresamos a los números de 2002, cuando algunos niños llegaron a comer pasto.

Tal vez nadie se olvide de estos meses porque son los peores de nuestras vidas. Estoy seguro de que no se olvidarán los uruguayos de 71 a 80 años que vimos cómo Álvaro Delgado se sacaba una selfie vacunándose mientras deja a 200.000 personas a la deriva esperando una vacuna que tardará semanas o meses en llegar. Así estamos muchos viejos, sin protección, sin vacuna y sin otra opción que quedarse en casa hasta mayo o junio y desear sobrevivir con buena suerte.

Al menos yo no me olvidaré de un presidente que se divertía haciendo surf en las vacaciones mientras la epidemia crecía día a día, de un pelotudo que hacía jueguito con el Mama Arismendi cuando el gabinete esperaba para realizar una reunión urgente por el avance de la pandemia; un petiso que gasta una fortuna en peluquería usando un peluquín, haciéndose un entretejido o un implante para mejorar su depreciada cabecita.

Yo no me voy a olvidar de quiénes son los responsables de los más de 1.000 uruguayos que murieron o morirán por covid-19 y de los más 100.000 pobres nuevos, las 40.000 empresas cerradas y las decenas de miles de nuevos desocupados.

La llamada gestión de la pandemia ha sido patética, en verdad no hay ninguna gestión de la pandemia porque es el coronavirus, y ahora su mutación P1, el que pilotea la epidemia.

 

Respuesta a Sotelo de Federico Fasano

¿A qué cínicos se refiere Sotelo? ¿A los clásicos como Antístenes y Diógenes, a los nihilistas como Rousseau y Nietszche o a los más modernos como Mark Twain y Oscar Wilde? ¿O acaso a los que hoy manejan sin compasión la economía y la salud desde la Torre Ejecutiva? “Aislemos a los cínicos”, proclama Sotelo sin darse cuenta que dicta su propio aislamiento. El concepto clásico del cínico del siglo IV AC mutó radicalmente. Hoy es sinónimo de quien defiende lo indefendible, el insolente frente al que está en una posición de debilidad. Sotelo debe mirarse en su propio espejo y proceder a aislarse. Defiende lo indefendible. Defiende un gobierno pordiosero de ideas, que se niega a apelar a las formidables reservas que le legó el Frente Amplio para amortiguar la crisis social y económica originada por la pandemia. El lunes tuvimos, según el índice poblacional, un 555% más de infectados que Argentina y un 198% más de asesinados por la covid que nuestros vecinos del Plata. Hasta cuándo seguirá el gobierno apelando a la filosofía cínica de ignorar la realidad. Estoy con Sotelo, hay que aislarlos. Una última reflexión para Sotelo. Usted integra un partido que se dice socialdemócrata.No importa la grave derrota electoral que sufrieron, premiada con cargos inmerecidos, pero cómo puede quedar usted callado ante la negativa de abrir una rendija en las reservas. Atrévase, Sotelo.

 




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