Archivo de diciembre 2012

24
Dic
12

Imagenes GIF con movimiento de rosas

A todos los lectores que durante el año nos acompañan, les informamos que haremos un alto en el trabajo hasta febrero de 2013

23
Dic
12

Oscar Niemeyer

 

 
Oscar Niemeyer, el comunista
 
En su extraordinario libro Espejos. Una historia casi universal, Eduardo Galeano nos narra en su cuentito “Ananá” lo siguiente: “El ananá, o abacaxi… los españoles lo llamaron piña… Aunque venía de América, este manjar de alta finura fue cultivada en los invernaderos del rey de Inglaterra y del rey de Francia, y fue celebrado por todas las bocas que tuvieron el privilegio de probarlo. Y siglos después, cuando ya las máquinas lo despojaban de su penacho y lo desnudaban y le arrancaban los ojos y el corazón y lo despedazaban para meterlo en latas a un ritmo de cien frutas por minuto, Oscar Niemeyer le ofreció, en Brasilia, el homenaje que merecía. El ananá se convirtió en catedral”.

Cuando en 1960 se inauguró Brasilia –la Unesco en 1987 la declaró Patrimonio Cultural de la Humanidad–, Niemeyer cuenta: «Los palacios pueden gustar o no, pero nadie podrá decir que antes había visto algo igual. Puede que haya visto mejores, pero iguales no». Y contaba también que «construir una ciudad ha sido fantástico. Pero luego el sueño se acabó, precisamente en el día de la inauguración. No subí al palco de las autoridades: me quedé abajo, con los peones que habían trabajado para construir una ciudad donde no podrían vivir. El mundo soñado era imposible. Dejábamos de ser iguales».

Laberinto [N° 495, 08/12/12; http://www.facebook.com/pages/Laberinto-Milenio-Diario/119705201450913], publicó un estupendo reportaje sobre este arquitecto con reconocimiento universal: “Oscar Niemeyer: el arte de lo imposible”. “Uno de los iconos de la arquitectura del siglo XX murió el pasado 5 de diciembre a unos días de cumplir 105 años. Discípulo de Le Corbusier, amó como pocos la línea curva, experimento con nuevos materiales y en múltiples ocasiones se declaró un enamorado incondicional del futuro”.

 

Pero el gran Niemeyer no solamente fue longevo en la práctica profesional, tuvo además un rasgo fuera de lo común de los arquitectos de fama mundial –hoy día muchos de ellos actuando como verdaderos divos del “star system”, los «arqui-stars», según el eminente historiador Leonardo Benevolo–, era un convencido militante comunista desde el año de 1945. Dejemos de lado su adscripción al Partido Comunista Brasileño –un partido estalinista como casi todos los partidos “oficialistas” reconocidos en su momento por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS); del cual fue su presidente de 1992 a 1996, recien extinta la URSS–, el hecho inobjetable es que debemos reconocer su firme y sincera convicción por transformar radicalmente el mundo que le tocó vivir. “Nunca me callaré la boca. Nunca esconderé mis convicciones comunistas. Y quien me contrata como arquitecto conoce mis concepciones ideológicas”, insistió Niemeyer hasta el final de sus días, nacido en una familia burguesa de origen alemán, portugués y árabe. El arquitecto decía haber “comprendido inmediatamente que hay que cambiar las cosas”. “Entré al partido y me quedé (…) Hay que conocer ante todo la vida de los hombres, su miseria, su sufrimiento para hacer arquitectura de verdad”. Por su abierta militancia comunista, al igual que muchos brasileños artistas e intelectuales de izquierda, Niemeyer vivió en Francia durante sus años de exilio durante la dictadura militar (1964-1985).

También decía enfático: “No quiero cambiar la arquitectura, lo que quiero cambiar es esta sociedad de mierda”. Pero no hay duda de que contribuyó a cambiar la arquitectura y se convirtió en uno de los exponentes más notables de las vanguardias arquitectónicas durante la segunda mitad del siglo pasado junto a su maestro Le Corbusier, Walter Gropius, Frank Lloyd Wright y Mies Van der Rohe, entre otros grandes maestros de la arquitectura moderna.

Más allá de percibir a la arquitectura como arte, en la historia social existe un estrecho vínculo entre lo político y la arquitectura. La arquitectura refleja fielmente el poder político –es imposible explicar El Palacio de Versalles sin comprender el Estado absolutista– y en ocasiones está asociada a los profundos cambios revolucionarios (La Bastilla, El Palacio de Invierno, etcétera). En una historia crítica de la arquitectura sin duda habrá un capítulo especial de las ideologías políticas de los grandes arquitectos, pues ninguno está exento de tener consciente o inconsciente su ideario político. Como en la viña del señor, hay de todo: fascistas, derechistas, liberales, liberales radicales, socialdemócratas e izquierdistas; predominando los conservadores. Antonio Gaudí, un genio de la arquitectura, simpatizó en su juventud con las ideas socialistas. Ludwig Mies van der Rohe, pionero de la arquitectura moderna, no obstante ser un liberal radical no le impidió para nada diseñar en 1926 el extraordinario Monumento a Karl Liebknecht y Rosa Luxemburg, revolucionarios comunistas asesinados por la socialdemocracia alemana en 1919, monumento que los nazis destruyeron inmediatamente. En México, el arquitecto y pintor Juan O’Gorman –quien perteneció a la Unión de Arquitectos Socialistas de México (1937.1941)– fue socialista y amigo de Trotsky, y opositor a Hannes Meyer, quien fue estalinista y director de la famosa escuela Bauhaus (1928-1930).

El gran arquitecto nacido en Río de Janeiro decía que le gustaría ser recordado en las enciclopedias con una frase corta: «Niemeyer, Oscar: brasileño, arquitecto; vivió entre amigos, creyó en el futuro».

21
Dic
12

El manifiesto Comunista

 
Introducción al «Manifiesto Comunista» de Marx y Engels
versobooks.com
Traducido para Rebelión por Enrique Prudencio y revisado por Christine Lewis Carrol.

 

En conmemoración de la muerte del renombrado erudito e historiador marxista Eric Hobsbawm, Verso presenta su introducción a la edición más reciente de El manifiesto comunista de Marx y Engels, para deleite de todos. (Matthew Cole).

 

I

En la primavera de 1847 Karl Marx y Frederick Engels acordaron afiliarse a la llamada Liga de los Justos (Bund der Gerechten), una rama de la anterior Liga de los Proscritos (Bund der Geächteten), sociedad secreta revolucionaria creada en París en la década de 1830 bajo la influencia de la Revolución Francesa por artesanos alemanes, la mayoría sastres y carpinteros, y todavía compuesta principalmente por estos artesanos expatriados radicales. La Liga, convencida de su “comunismo crítico”, se ofreció a publicar un manifiesto redactado por Marx y Engels como su documento político y también a modernizar su organización siguiendo sus líneas. Y efectivamente se reorganizó en el verano de 1847, cambiando su antiguo nombre por el de Liga de los Comunistas (Bund der Kommunisten) comprometida con el propósito de “derrocar a la burguesía, instaurar el dominio del proletariado, acabar con la vieja sociedad basada en las contradicciones de clase (Klassengegensätzen) y establecer una nueva sociedad sin clases ni propiedad privada”. Un segundo congreso de la Liga celebrado también en Londres en los meses de noviembre y diciembre de 1847 aceptó formalmente los objetivos y nuevos estatutos e invitó a Marx y a Engels a redactar el nuevo Manifiesto exponiendo los objetivos y políticas de la Liga.

Aunque tanto Marx como Engels prepararon borradores y el documento representa claramente los puntos de vista de ambos, el texto final fue escrito casi con toda certeza por Marx, tras una reprimenda a éste por parte del Ejecutivo, puesto que a Marx, tanto entonces como después, le resultaba difícil terminar sus textos sin el apremio de una fecha límite. La ausencia virtual de borradores anteriores sugiere que lo escribió a toda prisa (i). El documento resultante, de veintitrés páginas, titulado Manifiesto del Partido Comunista (conocido desde 1872 como El Manifiesto Comunista), se publicó en febrerode 1848 tras imprimirlo en las oficinas de la Asociación Educativa de los Trabajadores, más conocida como la Communistischer Arbeiterbildungsverein, que sobrevivió hasta 1914 en el 46 de Liverpool Street de Londres.

Este pequeño panfleto es el texto político más influyente desde la Declaración de los derechos humanos y ciudadanos de la Revolución Francesa. Por suerte estaba ya en la calle antes de que estallaran las revoluciones de 1848, que desde París se propagaron como un incendio forestal por todo el continente europeo. Aunque su horizonte era firmemente internacionalista -la primera edición anunciaba de forma optimista pero errónea la publicación inminente en inglés, francés, italiano, flamenco y danés- su impacto inicial fue exclusivamente en alemán. A pesar de que la Liga Comunista era pequeña, desempeñó un papel significativo en la revolución alemana, al menos mediante el periódico Neue Rheinische Zeitung [La Nueva Gaceta Renana] (1848-49), que editaba Karl Marx. La primera edición del Manifiesto se imprimió tres veces en unos meses, por capítulos, en la Deutsche Londoner Zeitung, corregida y maquetada de nuevo en 30 páginas en abril o mayo de 1848, pero desapareció de la circulación con el fracaso de las revoluciones de 1848. Cuando Marx se estableció en Inglaterra en 1849 para comenzar su exilio de por vida, los ejemplares que quedaban del Manifiesto eran tan escasos que pensó que valía la pena reimprimir la Sección III (Socialistische und kommunistische Literatur) en el último número de su revista de Londres , Neue Rheinische Zeitung, politisch-ökonomische Revue [La nueva gaceta renana, revista político económica] (noviembre de 1850), poco leída.

Nadie podía predecir un futuro tan extraordinario del Manifiesto en las décadas de 1850 y 1860. Un impresor alemán emigrado imprimió privadamente una nueva edición en Londres, probablemente en 1864, y otra pequeña edición en Berlín en 1866, la primera publicada en Alemania. Entre 1848 y 1868 parece que no hubo traducciones, excepto una versión en sueco, publicada probablemente a finales de 1848, y otra en inglés en 1850, significativas en la historia bibliográfica del Manifiesto sólo porque la traductora parece haber consultado a Marx o seguramente a Engels puesto que ella vivía en Lancashire. Ambas versiones desaparecieron sin dejar rastro. A mediados de la década de 1860 no quedaba prácticamente nada impreso de lo que había escrito Marx.

El protagonismo de Marx en la Asociación Internacional de Trabajadores (la denominada “Primera Internacional”, 1864-1872) y la aparición en Alemania de dos partidos importantes de la clase obrera, ambos fundados por antiguos miembros de la Liga Comunista que lo tenían en gran estima, llevó a un resurgimiento del interés por el Manifiesto, al igual que por otros escritos suyos, en especial el de su lúcida defensa de la Comuna de París de 1871 (conocido como La guerra civil de Francia) que le proporcionó una considerable notoriedad en la prensa como líder peligroso de la subversión internacional, temido por los gobiernos. Y en particular el juicio por traición a los líderes de la Socialdemocracia alemana Wilhelm Liebknecht, August Bebel y Adolf Hepner en marzo de 1872 le proporcionó una publicidad inesperada. La acusación leyó el texto del Manifiesto, lo que proporcionó a los socialdemócratas su primera oportunidad de publicarlo legalmente en una larga tirada como documento perteneciente al procedimiento judicial. Como parecía lógico que un documento escrito antes de la revolución de 1848 necesitara algunas correcciones y comentarios explicativos, Marx y Engels escribieron el primero de los prefacios de todos los que desde entonces han acompañado a las nuevas ediciones del Manifiesto (ii). Por motivos legales el prefacio no se pudo distribuir legalmente en su momento, pero la edición de 1872 (basada en la de 1866), se convirtió en la base de todas las ediciones posteriores. Mientras tanto, entre 1871 y 1873, aparecieron al menos nueve ediciones del Manifiesto en seis lenguas.

Durante los cuarenta años siguientes el Manifiesto conquistó el mundo, empujado por el surgimiento de los nuevos partidos laboristas (socialistas), en los que la influencia marxista creció rápidamente en la década de 1880. Ninguno de estos eligió la denominación de Partido Comunista hasta que los bolcheviques rusos volvieron a la denominación original después del triunfo de la Revolución de Octubre, pero el título de Manifiesto del Partido Comunista permaneció inalterado. Incluso antes de la Revolución Rusa de 1917 ya se habían imprimido varios centenares de ediciones en unos treinta idiomas, incluidas tres ediciones en japonés y una en chino. Sin embargo la zona en la que tuvo más influencia fue el cinturón central de Europa que va desde Francia en el oeste hasta Rusia en el este. No sorprende que el mayor número de ediciones se realizara en ruso (70) más otras 35 en las lenguas del imperio zarista: 11 en polaco, 7 en yidis, 6 en finlandés, 5 en ucraniano, 4 en georgiano y 2 en armenio. Hubo 55 ediciones en alemán y para el imperio de los Habsburgo, 9 en húngaro, 8 en checo y solo 3 en croata, una en eslovaco, otra en esloveno y 34 en inglés, lo que incluye los EE.UU., (donde la primera traducción apareció en 1871), 26 en francés y 11 en italiano, la primera en 1889 (iii). El impacto en el suroeste europeo fue limitado: 6 ediciones en español (incluida América Latina) y una en portugués. También fue bajo el impacto en el sureste de Europa, 7 ediciones en búlgaro, 4 en serbio, 4 en rumano y una sola edición en ladino, presumiblemente editada en Salónica. El norte de Europa estuvo moderadamente bien representado con 6 ediciones en danés, 5 en sueco y 2 en noruego (iv).

Esta desigual distribución geográfica no solo reflejaba el desarrollo desigual del movimiento socialista y de la propia influencia de Marx, tan distinta de otras ideologías revolucionarias como el anarquismo. Debe recordarnos también que no existía una estrecha correlación entre el tamaño y la fuerza de los partidos socialdemócratas y laboristas en cuanto a la difusión del Manifiesto. Así, hasta 1905 el Partido Socialdemócrata Alemán, con cientos de miles de afiliados y millones de votantes, imprimió las nuevas ediciones del Manifiesto en tiradas menores de 2.000 o 3.000 copias. Del programa de Erfurt del partido de 1891 se tiraron 120.000 ejemplares mientras que, al parecer, no se imprimieron más de 16.000 copias del Manifiesto en los 11 años comprendidos entre 1895 y 1905, cuando en este último año la circulación de su revista teórica Die Neue Zeit era de 6.400 ejemplares (v). No se esperaba del afiliado medio de un partido marxista socialdemócrata de masas que aprobase exámenes de teoría. Al contrario, las 70 ediciones de la Rusia prerrevolucionaria se correspondían con una combinación de organizaciones, ilegalizadas la mayor parte del tiempo, cuyo número total de miembros no pasaría de unos pocos miles. Asimismo las 34 ediciones en inglés fueron publicadas por y para las sectas marxistas dispersas por el mundo anglosajón que operaban en el ala izquierda de los partidos laboristas y socialistas de entonces. Éste era el entorno “en el que la claridad de un camarada se medía invariablemente por las señales en su Manifiesto” (vi). En otras palabras, los lectores del Manifiesto, aunque formaban parte de los nuevos partidos y movimientos laboristas socialistas, casi con toda seguridad no eran una muestra representativa de su afiliación. Eran hombres y mujeres con un interés especial en la teoría que subyace en estos movimientos. Y seguramente esto es verdad todavía.

Esta situación cambió después de la Revolución de Octubre, por lo menos en los partidos comunistas. A diferencia de los partidos de masas de la Segunda Internacional (1889-1914), los de la Tercera Internacional (1919-43) esperaban que todos sus miembros comprendieran la teoría marxista o al menos mostraran algún conocimiento de la misma. Desapareció la dicotomía entre los líderes políticos de hecho, desinteresados en la escritura de libros, y los ‘teóricos’ como Karl Kautsky, conocido y respetado como tal, pero no como político práctico en la toma de decisiones. Siguiendo a Lenin, ahora se suponía que todos los líderes debían ser teóricos importantes puesto que todas las decisiones políticas estaban justificadas con base en el análisis marxista, o más probablemente en la autoridad textual de ‘los clásicos’: Marx, Engels, Lenin y a su debido tiempo, Stalin. La publicación y distribución a nivel popular de los textos de Marx y Engels se convirtió en una cuestión más importante para el movimiento de lo que había sido en los tiempos de la Segunda Internacional. Se publicaban desde series con los textos más cortos, probablemente siguiendo el ejemplo de la editorial alemana Elementarbücher des Kommunismus durante la República de Weimar, hasta compendios adecuadamente seleccionados de lecturas tales como la inestimable Selección de correspondencia de Marx y Engels, primero en dos volúmenes y después en tres, o las Obras Reunidas de Marx y Engels en dos o en tres volúmenes, así como la preparación de las Obras Completas (Gesamtausgabe), todo respaldado por los recursos ilimitados a estos efectos del Partido Comunista de la Unión Soviética y muchas veces imprimidas en la Unión Soviética en una gran variedad de lenguas extranjeras.

El Manifiesto Comunista se benefició de esta nueva situación de tres maneras. Su circulación sin duda aumentó. La edición barata publicada en 1932 por las editoriales oficiales de los partidos comunistas estadounidense y británico “de cientos de miles” de copias se ha descrito como “probablemente la mayor edición masiva jamás impresa en inglés” (vii). El título del Manifiesto ya no era una supervivencia histórica, sino que se vinculaba directamente con la política de la época. Desde el momento en que un Estado principal afirmó representar la ideología marxista, la posición del Manifiesto como texto de ciencia política quedó reforzada y consecuentemente entró en los programas educativos de las universidades, destinada a expandirse rápidamente después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el marxismo de los lectores intelectuales iba a encontrarse con su público más entusiasta en las décadas de los 60 y 70.

La URSS emergió de la Segunda Guerra Mundial como una de las dos superpotencias, encabezando una vasta región de Estados comunistas y de Estados satélite. Los partidos comunistas occidentales, con la notable excepción del partido comunista alemán, emergieron más fuertes de lo que fueron nunca, ni parecía probable que lo fueran a ser. Aunque había empezado la Guerra Fría, en el año de su centenario el Manifiesto lo publicaban no solamente los editores comunistas o marxistas, sino también editoriales no políticas en grandes ediciones con introducciones de académicos eminentes. En otras palabras, ya no era solo un documento marxista clásico, sino que se había convertido en un clásico político y punto.

Sigue siendo un clásico incluso después del final del comunismo soviético y del declive de los partidos y movimientos marxistas en muchas partes del mundo. En los Estados sin censura, se puede encontrar en librerías o bibliotecas. El propósito de una nueva edición no es por tanto poner el texto de esta asombrosa obra maestra al alcance de todo el mundo y menos aún revisitar un siglo de debates doctrinales acerca de la interpretación “correcta” de este documento fundamental del marxismo. Se trata de recordarnos de que el Manifiesto aún tiene mucho que decir al mundo en las primeras décadas del siglo XXI.

 

II

¿Qué tiene que decir? Se trata, por supuesto, de un documento escrito para un determinado momento histórico. Parte del mismo quedó obsoleto casi de inmediato, como por ejemplo las tácticas recomendadas a los comunistas en Alemania, que no se aplicaron durante la revolución de 1848 y sus secuelas. Otra parte del mismo se fue quedando obsoleta a medida que transcurrían los años que separaban a los lectores de la fecha en que se escribió. Hacía mucho tiempo que Guizot y Metternich ya no lideraban gobiernos para ser personajes de los libros de historia y el zar ya no existe (aunque el Papa sí). En cuanto a la discusión sobre la “literatura socialista y comunista”, los propios Marx y Engels reconocieron en 1872 que ya entonces estaba desfasada.

Y lo que es más importante: con el paso del tiempo, el lenguaje del Manifiesto ya no era el de sus lectores. Por ejemplo, se ha comentado ampliamente la frase que decía que el avance de la sociedad burguesa había rescatado “a una parte considerable de la población de la idiotez de la vida rural”. Pero mientras no hay duda de que Marx en ese momento compartía el desprecio e ignorancia habituales del habitante de la ciudad hacia el entorno campesino, la frase alemana actual y analíticamente más interesante de dem Idiotismus des Landlebens entrissen no se refiere a la “estupidez”, sino al “horizonte estrecho” o “al aislamiento del conjunto de la sociedad” en que vivía la gente del campo. Hacía eco del significado original del término griego idiotes, de donde se derivan los significados actuales de “idiota” o “idiotez”: “una persona preocupada solo de sus asuntos privados y no de los de una comunidad más amplia”. Desde 1840 y en los movimientos cuyos miembros, al contrario que Marx, no habían recibido una educación clásica, el sentido original se desvaneció y se malinterpretó.

Esto resulta aún más evidente en el vocabulario político del Manifiesto. Los términos como Stand (Estado), Demokratie (democracia) o “nación/nacional”, o bien tienen poca aplicación a las políticas de finales del siglo XX o han dejado de tener el significado que tenían en el discurso político o filosófico de la década de 1840. Por poner un ejemplo obvio: el “Partido Comunista”, de cual nuestro texto afirmó ser el Manifiesto, no tuvo nada que ver con los partidos de la política democrática moderna, ni con los “partidos de vanguardia” del comunismo leninista, sin mencionar los partidos estatales de tipo soviético o chino. Ninguno de estos partidos existía en aquel momento. La palabra “partido” todavía significaba esencialmente una tendencia o corriente de opinión o táctica, aunque Marx y Engels reconocían que en cuanto esto se materializaba en los movimientos de clase, se desarrollaba algún tipo de organización (diese Organisation der Proletarier zur Klasse, und damit zur politischen Partei). De ahí la distinción en la sección IV entre “los partidos de clase obrera existentes… los cartistas en Inglaterra, los reformistas agrarios en Estados Unidos” y otros, no constituidos todavía (viii). Como deja claro el texto, en esta etapa el partido comunista de Marx y Engels no constituía una organización ni intentaba serlo, y menos pretendía ser una organización con un programa específico distinto al de las demás organizaciones (ix). Por cierto, no se menciona en el Manifiesto el sujeto real en cuyo nombre se escribió, la Liga de los Comunistas.

Por otra parte, queda claro que el Manifiesto no solo se escribió en y para una situación histórica determinada, sino que también representaba una fase relativamente inmadura del desarrollo del pensamiento marxista. Y esto se hace más evidente en los aspectos económicos. Aunque Marx había empezado en serio a estudiar la economía política en 1843, no se propuso desarrollar el análisis económico expuesto en El Capital hasta que llegó exiliado a Inglaterra después de la Revolución de 1848 y tuvo acceso a los tesoros de la biblioteca del Museo Británico en el verano de 1850. De ahí que la distinción entre la venta de su mano de obra al capitalista por parte del obrero y la venta desu fuerza de trabajo que resulta esencial para la teoría marxiana de la plusvalía y la explotación no se había hecho en el Manifiesto. Tampoco opinaba el Marx maduro que el precio de la mercancía “trabajo” era su coste de producción; es decir, el coste del mínimo fisiológico de mantener con vida al trabajador. En resumen, Marx escribió el Manifiesto menos como economista marxiano que como comunista ricardiano.

Y sin embargo, a pesar de que Marx y Engels recordaban a los lectores que el Manifiesto era un documento histórico desfasado en muchos aspectos, promovieron y ayudaron la publicación del texto de 1848 con modificaciones y aclaraciones relativamente menores (x). Reconocieron que seguía siendo una importante exposición del análisis que distinguía su comunismo de todos los demás proyectos existentes para la creación de una sociedad mejor. En esencia este análisis era histórico. Su núcleo era la demostración del desarrollo histórico de las sociedades y específicamente de la sociedad burguesa, que reemplazó a sus predecesoras, revolucionó el mundo y a su vez creaba necesariamente las condiciones para su reemplazo inevitable. Al contrario que la economía marxiana, “la concepción materialista de la Historia” que subyace en este análisis había encontrado ya su formulación madura a mediados de la década de 1840, y había permanecido prácticamente sin cambios en los años posteriores (xi). En este aspecto el Manifiesto era ya un documento definitorio del marxismo. Encarnaba una visión histórica, aunque su esquema general requería un análisis más detallado.

 

III

¿Qué impresión causará el Manifiesto al lector que accede hoy al mismo por primera vez? El nuevo lector no puede dejar de ser arrastrado por la convicción apasionada, la brevedad concentrada, la fuerza intelectual y estilística de este asombroso panfleto. Está escrito como en un único estallido creativo, con frases lapidarias que se transforman de forma casi natural en aforismos memorables que se conocen mucho más allá del mundo del debate político: desde la apertura “Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo”, hasta el final “Los proletarios no tienen nada que perder más que las cadenas. Tienen un mundo que ganar” (xii). Igualmente fuera de lo común en la escritura alemana del siglo XIX son los párrafos cortos, apodícticos, generalmente de una a cinco líneas. Solo en cinco casos, entre más de doscientos, hay quince líneas o más. Sea lo que sea, El Manifiesto Comunista como retórica política tiene una fuerza casi bíblica. En resumen, es imposible negar su irresistible poder literario (xiii).

No obstante, lo que indudablemente impactará al lector contemporáneo del Manifiesto es el diagnóstico notable del carácter revolucionario y el impacto de la “sociedad burguesa”. No se trata simplemente de que Marx reconociera y proclamara los extraordinarios logros y el dinamismo de una sociedad que detestaba, para sorpresa de más de un defensor posterior del capitalismo ante la amenaza roja. De lo que se trata es que el mundo transformado por el capitalismo que describió en 1848, en pasajes de elocuencia oscura y lacónica, se reconoce en el mundo en que vivimos hoy, 150 años después. Curiosamente, el optimismo poco realista de dos revolucionarios de veintiocho y treinta años ha demostrado ser la fuerza más perdurable del Manifiesto. Porque aunque el “fantasma del comunismo” obsesionó realmente a los políticos y aunque Europa atravesaba un periodo de crisis económica y social y estaba al borde de la mayor revolución a escala continental de su historia, estaba claro que no se daban los fundamentos necesarios que respaldaran la convicción del Manifiesto de que se aproximaba el momento de derrocar el capitalismo (la revolución burguesa en Alemania iba a ser el preludio de la revolución proletaria que le sucedería). Al contrario. Como sabemos ahora, el capitalismo se disponía a comenzar su primer periodo de avance global triunfal.

Dos cosas contribuyeron a la fuerza del Manifiesto. La primera es su visión, incluso en el mismo comienzo de la marcha triunfal del capitalismo, de que este modo de producción no era permanente, estable, “el fin de la historia”, sino una fase temporal de la historia de la humanidad, destinada como sus predecesoras a ser sustituida por otro tipo de sociedad (a no ser –y esta frase del Manifiesto no se ha estudiado con suficiente atención– que se derrumbara “sobre la ruina común de las clases contendientes”). La segunda es su reconocimiento de las necesarias tendencias históricas a largo plazo del desarrollo capitalista. El potencial revolucionario de la economía capitalista era ya evidente. Marx y Engels no pretendieron ser los únicos que lo reconocieran. Desde la Revolución Francesa algunas de las tendencias que observaron se imponían claramente. Por ejemplo el declive de las “provincias independientes o débilmente asociadas, con intereses, leyes, gobernantes y sistemas fiscales separados”, ante los estados-nación “con un gobierno, un código de derecho, un interés nacional de clase, una frontera y un arancel aduanero. Sin embargo, al final de la década de 1840, lo que había conseguido la “burguesía” era mucho más modesto que los milagros que se le atribuían en El Manifiesto. Después de todo, en 1850 el mundo no producía más de 71.000 toneladas de acero (casi el 70% en Inglaterra) y se habían construido menos de 24.000 millas de ferrocarriles (dos tercios en Inglaterra y EE.UU.) Los historiadores no han tenido dificultad en demostrar que incluso en Inglaterra la Revolución Industrial (un término utilizado específicamente por Engels a partir de 1844) (xiv) apenas había creado un país industrial, ni siquiera en su mayor parte urbano antes de 1850. Marx y Engels no describieron el mundo ya transformado por el capitalismo en 1848; pronosticaron que el destino lógico del mundo sería que el capitalismo lo transformara.

 

Ahora, en el tercer milenio del calendario occidental, vivimos en un mundo en el que esta transformación ha producido. En cierto sentido prácticamente podemos ver la fuerza de las predicciones del Manifiesto incluso más claramente que las generaciones que vivieron entre el momento de su publicación y el actual. Porque hasta la revolución en el transporte y las comunicaciones posterior a la Segunda Guerra Mundial había limitaciones a la globalización de la producción, “al carácter cosmopolita de la producción y el consumo en todos los países”. Hasta la década de 1970 la industrialización permaneció abrumadoramente confinada en sus regiones de origen. Algunas escuelas marxistas podrían incluso argumentar que el capitalismo, al menos en su forma imperialista, lejos de “obligar a todas las naciones a adoptar el modo de producción burgués, so pena de extinción” perpetraba o incluso creaba, por su naturaleza, el “subdesarrollo” en el llamado Tercer Mundo. Mientras un tercio del género humano vivía en sistemas económicos del modelo del comunismo soviético, parecía que el capitalismo nunca triunfaría en su empeño de obligar a todas las naciones a “convertirse en burguesas”. No “crearía un mundo a su imagen”. Otra vez, antes de la década de 1960 la predicción del Manifiesto de que el capitalismo conllevaba la destrucción de la familia aparentemente no se había producido, ni siquiera en los países occidentales avanzados donde hoy alrededor de la mitad de las personas nacen o crecen con madres solteras y la mitad de los hogares de las grandes ciudades está formada por una sola persona.

En resumen, lo que en 1848 le podría haber parecido a un lector no comprometido retórica revolucionaria -o en el mejor de los casos una predicción plausible– se puede leer actualmente como una caracterización concisa del capitalismo a finales del siglo XX. ¿De qué otro documento de 1840 podría decirse lo mismo?

 

IV

Sin embargo, si al final del milenio nos sorprende la visión aguda del Manifiesto sobre el futuro entonces remoto de un capitalismo masivamente globalizado, el fallo de otra de sus predicciones resulta igual de sorprendente. Ahora resulta evidente que la burguesía no ha producido “por encima de todo… sus propios sepultureros” dentro del proletariado. “La caída de la burguesía y la victoria del proletariado” tampoco han resultado “igualmente inevitables”. El contraste entre las dos mitades del análisis del Manifiesto en la sección “Burgueses y Proletarios” exige una explicación más amplia transcurridos 150 años de lo que era necesario en su centenario.

El problema no reside en la visión de Marx y Engels de un capitalismo que necesariamente transformó a la mayoría de la gente que se ganaba la vida en este sistema económico en hombres y mujeres que para su propio sustento necesitaban ofrecer su mano de obra por jornales o salarios. Indudablemente lo ha hecho, aunque actualmente los ingresos de algunas personas teóricamente empleadas a cambio de un salario, como los directivos de empresa, difícilmente pueden considerarse proletarios. Tampoco mentían al creer que la mayoría de esa población trabajadora sería esencialmente fuerza de trabajo industrial. Aunque Gran Bretaña fue excepcional siendo un país en que los trabajadores manuales asalariados constituyeron la mayoría absoluta de la población, el desarrollo de la producción industrial requirió la entrada masiva de trabajadores manuales durante más de un siglo después del Manifiesto. Incuestionablemente éste ya no es el caso de la producción moderna de alta tecnología intensiva en capital, una evolución que no tuvo en cuenta el Manifiesto, aunque en sus estudios económicos más desarrollados el propio Marx imaginó el posible desarrollo de una economía con menos necesidad de mano de obra, al menos en una época post-capitalista (xv). Incluso en las viejas economías industriales del capitalismo, el porcentaje de personas empleadas en la industria manufacturera permaneció estable hasta la década de 1970, excepto en EE. UU., donde el declive se produjo algo antes. En realidad, con muy pocas excepciones –como las de Gran Bretaña, Bélgica y EE.UU.– en 1970 los trabajadores industriales constituyeron probablemente una proporción mayor de la población total ocupada del mundo industrializado y en vías de industrialización que se haya dado nunca antes.

En cualquier caso, el derrocamiento del capitalismo previsto por el Manifiesto no se basaba en la transformación previa de la “mayoría” de la población en proletaria, sino en la suposición de que la situación del proletariado en la economía capitalista era tal que una vez organizado en un movimiento de clase necesariamente político, podría tomar la iniciativa, agrupar en torno a él el descontento de otras clases y así conquistar el poder político como “el movimiento independiente de la inmensa mayoría en el interés de la inmensa mayoría”. Así, el proletariado “se sublevaría para ser la clase dirigente de la nación… [y] constituirse en la nación” (xvi).

Como no se ha derrocado el capitalismo, tendemos a descartar esta predicción. No obstante, y aunque parecía absolutamente improbable en 1848, el levantamiento de movimientos organizados con base en la conciencia de la clase obrera estaba llamado a cambiar la política de la mayoría de los países capitalistas de Europa, lo que existía raramente fuera de Gran Bretaña. Partidos laboristas y socialistas emergieron en la mayor parte del mundo “desarrollado” en 1880, convirtiéndose en partidos de masas en Estados con la franquicia democrática que tanto habían ayudado a establecer. Durante y después de la Primera Guerra Mundial otra rama de los “partidos proletarios” siguió la senda revolucionara de los bolcheviques, otra rama se convirtió en los pilares que sustentaron el capitalismo democratizado. La rama bolchevique apenas tiene ya importancia en Europa occidental o se ha asimilado a la socialdemocracia. La socialdemocracia, tal como existía en los tiempos de Bebel e incluso de Clement Attlee, lucha en la retaguardia. No obstante, los partidos socialdemócratas de la Segunda Internacional, a veces con sus nombres originales, son aún potencialmente los partidos de gobierno de varios Estados europeos. Aunque esos gobiernos fueron menos frecuentes a principios del siglo XXI que a finales del XX, estos partidos han batido el record de continuidad como grandes agentes políticos durante más de un siglo.

En resumen, lo que está equivocado no es la predicción del Manifiesto del papel central de los movimientos políticos con base en la clase obrera (y aún en ocasiones éstos llevan específicamente el nombre de clase, como los partidos laboristas británico, holandés, noruego y australiano). Lo que está equivocado es la proposición: “De todas las clases que se enfrentan hoy a la burguesía, solo la proletaria es realmente revolucionaria”, cuyo destino inevitable, implícito en la naturaleza y desarrollo del capitalismo, es el derrocamiento de la burguesía: “Su caída y la victoria del proletariado son igualmente inevitables”.

Incluso en los notorios “años cuarenta del hambre”, el mecanismo que debía conseguirlo –la inevitable pauperización (xvii) de los obreros– no resultó totalmente convincente; a menos que se basara en la suposición, improbable incluso entonces, de que el capitalismo estaba en su crisis final a punto de ser inmediatamente derrocado. Era un mecanismo dual. Además del efecto de pauperización en el movimiento obrero, se demostró que la burguesía no estaba “capacitada para gobernar porque es incompetente para asegurar la existencia a sus esclavos dentro de su esclavitud, ya que no puede evitar que se hundan hasta tal extremo que tiene que alimentarlos en vez de al contrario”. Lejos de proporcionarle el beneficio que alimentara el motor del capitalismo, ahora la mano de obra se lo comía. Pero dado el potencial económico enorme del capitalismo, tan dramáticamente expuesto en el propio Manifiesto, ¿por qué fue inevitable que el capitalismo no pudiera proporcionar sustento, aunque miserable, a la mayor parte de la clase obrera o alternativamente que no pudiera permitirse un sistema de previsión social? ¿Ese “pauperismo” (en sentido estricto, ver nota 17) se desarrolla con mayor rapidez que la población y la riqueza”? (xviii). Si el capitalismo tenía una larga vida por delante como resultó obvio muy poco después de 1848, esto no tenía por qué ocurrir, y efectivamente no ocurrió.

La visión del desarrollo histórico de la “sociedad burguesa” del Manifiesto, lo que incluye a la clase obrera que la misma generaba, no condujo necesariamente a la conclusión de que el proletariado derrocaría al capitalismo y al hacerlo abriría el camino al desarrollo del comunismo, porque la visión y la conclusión no derivaban del mismo análisis. El objetivo del comunismo, adoptado antes de que Marx se hiciera “marxista”, no derivaba del análisis de la naturaleza y el desarrollo del capitalismo, sino de un argumento filosófico –incluso escatológico– sobre la naturaleza humana y su destino. La idea fundamental de Marx a partir de entonces de que el proletariado era la clase que no podía liberarse a sí misma sin liberar al mismo tiempo a la sociedad en su conjunto, aparece primero como una “deducción filosófica, en lugar de ser producto de la observación” (xix). En palabras de George Lichtheim: “el proletariado apareció por primera vez en los escritos de Marx como la fuerza social necesaria para llevar a cabo los objetivos de la filosofía alemana”, como lo expuso Marx en 1843 y 1844 (xx).

La “posibilidad positiva de la emancipación de Alemania”, escribió Marx en la Introducción a la Crítica a la Filosofía del Derecho de Hegel, reside:

En la formación de una clase con cadenas radicales… una clase que sea la disolución de todas las clases, esfera de una sociedad que posea un carácter universal porque sus sufrimientos sean universales y sus reivindicaciones no sean derechos individuales porque el agravio cometido contra él no es un mal particular sino un mal en sí mismo… Esta disolución de la sociedad como una clase particular es el proletariado… La emancipación de los alemanes es la emancipación del ser humano. La filosofía es la cabeza de esta emancipación y el proletariado es el corazón. La filosofía no se puede reconocer a sí misma sin la abolición del proletariado y el proletariado no puede ser abolido sin que la filosofía devenga en una realidad (xxi).

Por entonces el conocimiento que Marx tenía del proletariado no iba más allá del hecho de que “estaba naciendo en Alemania sólo como consecuencia del creciente desarrollo industrial” y que éste era precisamente su potencial como fuerza liberadora, puesto que al contrario que las masas de pobres de la sociedad tradicional, era hijo de una “drástica disolución de la sociedad” y por tanto su existencia proclamaba la “disolución del orden mundial existente hasta entonces”. Tenía aún menos conocimiento sobre los movimientos obreros, aunque sabía mucho de la historia de la Revolución Francesa.

En Engels encontró un socio que aportó a la sociedad el concepto de la “Revolución Industrial” y los conocimientos de la dinámica de la economía capitalista como realmente era en Gran Bretaña, más los rudimentos de un análisis económico (xxii), todo lo cual le indujo a predecir una futura revolución social, que sería fomentada por una clase obrera real a la que él conocía muy bien por el hecho de vivir y trabajar en Gran Bretaña al comienzo de la década de 1840. Los enfoques de Marx y Engels sobre “el proletariado” y el comunismo se complementaban mutuamente. Lo mismo ocurría con sus concepciones respectivas de la lucha de clases como motor de la historia (en el caso de Marx derivado principalmente de su estudio del periodo de la Revolución Francesa; en el caso de Engels por la experiencia de los movimientos sociales en la Gran Bretaña pos-napoleónica). No sorprende que “ambos estuvieran de acuerdo en todos los campos teóricos”, en palabras de Engels (xxiii). Engels le aportó a Marx los elementos de un modelo que demostraba la naturaleza fluctuante y “autodesestabilizadora” del funcionamiento de la economía capitalista, en particular el esbozo de una teoría de las crisis económicas (xxiv) y el material empírico acerca del auge del movimiento obrero y del rol revolucionario que podría desempeñar en Gran Bretaña.

En la década de 1840 la conclusión de que la sociedad estaba al borde de la revolución resultaba plausible. Como lo era la predicción de que la clase obrera, aún siendo inmadura, la lideraría. Después de todo, a las pocas semanas de la publicación del Manifiesto, un movimiento de los trabajadores parisinos derrocó a la monarquía francesa y dio la señal revolucionaria a la mitad de Europa. No obstante, la tendencia del desarrollo capitalista a generar un proletariado esencialmente revolucionario no podía deducirse del análisis de la naturaleza del desarrollo capitalista. Era una posible consecuencia de este desarrollo, pero no podría señalarse como la única posible. Y aún menos podía demostrarse que el éxito de un derrocamiento del capitalismo por parte del proletariado abriera necesariamente la puerta al desarrollo del comunismo. (El Manifiesto sólo afirma que en ese momento se iniciaría un proceso de cambio muy gradual) (xxv). La visión de Marx de un proletariado cuya misma esencia lo destinara a emancipar a toda la humanidad y a poner fin a la sociedad de clases mediante el derrocamiento del capitalismo representa una esperanza deducida de su análisis del capitalismo, pero no una conclusión
necesariamente impuesta por ese análisis.

A lo que el análisis del capitalismo del Manifiesto indudablemente puede llevar –especialmente cuando se adentra en el análisis de Marx sobre la concentración económica, que apenas se insinuaba en 1848– es a una conclusión más general y menos específica acerca de las fuerzas autodestructivas innatas en el desarrollo capitalista. Debe alcanzar un punto –y en 2012 no solo los marxistas están de acuerdo en esto– en que:

La sociedad burguesa moderna con sus relaciones de producción, intercambio y propiedad, una sociedad que ha suscitado medios de producción e intercambio tan gigantescos, es como el aprendiz de brujo que ya no puede controlar los poderes del mundo inferior… Las dimensiones del arco de la sociedad burguesa son demasiado estrechas para abarcar la riqueza que ha creado.

No sería irracional sacar la conclusión de que las “contradicciones” inherentes al sistema de mercado, sin más nexo de unión entre los seres humanos que el descarnado interés propio, el cruel “pago al contado”, un sistema de explotación y de “acumulación interminable” que nunca se pueden superar; que a partir de cierto punto, mediante una serie de transformaciones y reestructuraciones el desarrollo de este sistema esencialmente “autodesestabilizador”, conduzca a una situación que ya no se pueda describir como capitalismo. O citando al propio Marx, en que “la centralización de los medios de producción y la socialización del trabajo lleguen al final a un punto en que se hagan incompatibles con su integumento capitalista”, y ese “integumento reviente en pedazos” (xxvi). El nombre por el que conozcamos la subsiguiente situación es indiferente. Sin embargo, como demuestran los efectos de la explosión económica del mundo en el medio ambiente mundial, tendrá que marcar necesariamente un giro brusco que lo aleje de la apropiación privada para pasar al control social a escala global.

Resultaría improbable que tal “sociedad post-capitalista” se pareciera a los modelos tradicionales del socialismo y aún menos al “socialismo real” de la era soviética. La forma que haya de tomar y hasta dónde encarnaría los valores humanistas del comunismo de Marx y Engels, dependería de la acción política a través la cual se produciría el cambio, ya que esto, como sostiene el Manifiesto, resulta fundamental para la conformación del cambio histórico.

 

V

En la visión marxiana, no importa cómo describimos ese momento histórico en que “el integumento reviente en pedazos”, la política constituirá un elemento esencial. El Manifiesto se lee principalmente como un documento de inevitabilidad histórica y en efecto su fuerza se deriva en gran medida de la confianza que proporcionó a sus lectores saber que el capitalismo estaba inevitablemente destinado a ser enterrado por sus sepultureros y que ahora -y no en cualquier otro periodo histórico- han nacido las condiciones para la emancipación. Sin embargo, en contra de las más divulgadas hipótesis, si el Manifiesto alega que tal cambio histórico lo consigue el hombre haciendo su propia historia, no es un documento determinista. Las fosas han de ser cavadas por la acción humana o a través de ella.

Efectivamente es posible hacer una lectura determinista del argumento. Se ha sugerido que Engels tendía a hacerla más que Marx, con importantes consecuencias para el desarrollo de la teoría marxista y el desarrollo del movimiento obrero marxista tras la muerte de Marx. Sin embargo, y pese a que se citase como evidencia (xxvii) en los propios borradores de Engels, no se intuye esta lectura determinista en el Manifiesto. Cuando el Manifiesto sale del campo del análisis histórico y entra en el de la actualidad, se convierte en un documento de opciones y posibilidades políticas -no de probabilidades políticas- y en absoluto de certezas. Entre el “ahora” y el momento impredecible en el que “en el transcurso de la evolución”, se produzca “una asociación en la que el libre desarrollo de cada uno sea la condición del desarrollo libre de todos”, está el campo de la acción política.

El cambio histórico a través de la praxis social y la acción colectiva constituye su núcleo. El Manifiesto contempla el desarrollo del proletariado como “la organización de los proletarios en una clase, y consecuentemente en un partido político”. La “conquista del poder político por el proletariado” (la conquista de la democracia) es “el primer paso de la revolución obrera” y el futuro de la sociedad bascula sobre las acciones políticas posteriores del nuevo régimen (es decir, cómo utilizará el proletariado su supremacía política). El compromiso con la política es lo que históricamente distinguió al socialismo marxiano de los anarquistas y los sucesores de aquellos socialistas cuyo rechazo de toda acción política condena específicamente el Manifiesto. Incluso antes de Lenin, la teoría marxiana no trataba sólo de “la historia nos demuestra lo que pasa”, sino también acerca de lo “que tenemos que hacer”. Ciertamente la experiencia soviética del siglo XX nos ha enseñado que podría ser mejor no hacer “lo que se debe hacer” bajo condiciones históricas que imposibilitan virtualmente el éxito. Pero esta lección se podría haber aprendido también considerando las implicaciones del Manifiesto Comunista.

Pero entonces el Manifiesto -y ésta no es la menor de sus notables cualidades – es un documento que prevé el fallo. Esperaba que el resultado del desarrollo capitalista fuera “una reconstitución revolucionaria de la sociedad” pero, como ya hemos comprobado, no excluía la alternativa de “la ruina común”. Muchos años después, otra investigación marxiana reformuló esto como la elección entre socialismo y barbarie. Cual de ambos prevalezca es una pregunta que el siglo XXI debe contestar.

 

Notas:

(i) Solo se han descubierto dos fragmentos de esos materiales –un plan para la sección III y el borrador de una página, Karl Marx Frederick Engels, Obras Completas, Vol. 6 (Londres 1976, páginas 576 y 577).

(ii) En vida de los fundadores eran: (1) Prefacio a la (segunda) edición alemana, 1872; (2) Prefacio a la (segunda) edición rusa, 1882, la primera traducción rusa de Bakunin apareció en 1869, comprensiblemente sin la bendición de Marx y Engels, (3) Prefacio a la (tercera) edición alemana, 1883; (4) Prefacio a la edición inglesa, 1888; (5) Prefacio a la (cuarta) edición alemana, 1890; (6) Prefacio a la edición polaca, 1892; y (7) Prefacio “A los lectores italianos”, 1893.

(iii) Paolo Favil li, Storia del marxismo italiano . Dalle origini alla grande guerra (Milán 1996, páginas 252 a 254).

(iv) Me he basado en los datos del inestimable Bert Andréas, Le Manifeste Communiste de Marx et Engels. Histoire et Bibliographie 1848-1918 (Milán 1963)

(v) Datos de los informes anuales del Parteitage del SPD. Sin embargo no proporcionan datos cuantitativos acerca de las publicaciones previstas para 1899 y 1900.

(vi) Robert R. LaMonte, “ The New Intellectuals”, New Review II , 1914; citada por Paul Buhle en Marxism in the USA: From 1870 to the Present Day (Londres 1987), pág. 56.

(vii) Hal Draper, The Annotated Communist Manifesto (Centro para la Historia del Socialismo, Berkeley, California 1984), pág. 64.

(viii) El original alemán comienza esta sección con la discusión de das Verhältniss der Kommunisten zu den bereits konstituerten Arbeiterparteien… also den Chartiesten, etc. La traducción oficial en inglés de 1887, revisada por Engels, atenúa el contraste. Una interpretación más fiel sería comparar los “partidos obreros ya constituidos”, como los cartistas, etc., con los que todavía no se habían constituido.

(ix) “Los comunistas no constituyen un partido separado opuesto a otros partidos de la clase obrera… No establecen principios sectarios propios para formar y moldear el movimiento proletario” (Sección II).

(x) La más conocida de éstas, subrayada por Lenin, fue la observación del prefacio de 1872 de que la Comuna de París había mostrado “que la clase obrera no puede simplemente tomar el control de la maquinaria del estado ya existente y utilizarla para sus propios fines”. Después de la muerte de Marx, Engels añadió la nota al pie de página modificando la primera frase de la Sección I para excluir las sociedades prehistóricas del alcance universal de la lucha de clases. Sin embargo, ni Marx ni Engels se molestaron en comentar o modificar los pasajes económicos del documento. Si Marx y Engels consideraron realmente un Umarbeitung oder Ergänzun más desarrollado del Manifiesto (Prefacio a la edición alemana de 1883) resulta dudoso, pero no hay duda de que la muerte de Marx hizo que esa revisión fuese imposible.

(xi) Compárese el pasaje de la Sección II del Manifiesto (“¿Requiere una intuición profunda comprender que las ideas, puntos de vista y concepciones del hombre, en otras palabras, que la conciencia del hombre cambie con cada cambio de las condiciones de su existencia material, de sus relaciones sociales y de su vida social?”) con el pasaje correspondiente en el Preface to the Critique of Political Economy (“No es la consciencia de los hombres lo que determina su existencia sino, al contrario, es su existencia social la que determina su conciencia”).

(xii) Aunque ésta es la versión inglesa aprobada por Engels, no es una traducción estrictamente correcta del texto original: Mögen die herrschenden Klassen vor einer kom-munistischen Revolution zittern. Die Proletarier haben nichts in ihr, (es decir “en la revolución”) zu verlieren als ihre Ketten”.

(xiii) Para un análisis estilístico, vea S.S. Prawer, Karl Marx and World Literature (Verso, Nueva York 2011), páginas 148 y 9. Las traducciones del Manifiesto que conozco no tienen la fuerza literaria del texto original en alemán.

(xiv) En “Die Lage Englands. Das 18.Jahrhundert” (Obras de Marx y Engels I, páginas 566 a 568)

(xv) Ver, por ejemplo, la discusión sobre Fixed capital and the development of the productive resources of society en los manuscritos de 1857 y 1858. Obras completas, vol. 29 (1987), páginas 80 a 99.

(xvi) La frase alemana “sich zur nationalen Klasse erheben” tenía connotaciones hegelianas que la traducción inglesa autorizada por Engels modificó, probablemente porque pensó que los lectores no lo comprenderían en la década de 1880.

(xvii) Pauperismo no debería leerse como sinónimo de “pobreza”. Las palabras alemanas, tomadas del inglés, son pauper (persona indigente… que vive de la beneficencia o de alguna provisión pública”: Diccionario del siglo XX de Chambers) y pauperismus (calidad de indigente).

(xviii) Paradójicamente, algo parecido al argumento marxiano de 1848 es el término utilizado ampliamente por los capitalistas y los gobiernos del libre mercado para demostrar que las economías de los estados cuyo PIB se doblan cada pocas décadas estarán en bancarrota si no se suprimen los sistemas de redistribución de las ganancias (estado del bienestar, etc.), implantados en tiempos de menor abundancia, y en los que aquellos que obtienen ingresos mantienen a los que no los tienen.

(xix) Leszek Kolakowski , Main Curretns of Marxism, vol. 1, The Founders (Oxford 1978), página 130.

(xx) George Lichtheim, Marxism (Londres 1964), página 45.

(xxi). Obras Completas, Vol. 3 (1975), páginas 186 a 187. En este pasaje he preferido en general la traducción de Lichtheim, Marxism. El vocablo alemán que traduce como “clase” es “Stand”, que hoy resulta engañosa.

(xxii) Publicado como Outlines of a Critique of Political Economy en 1844 (Obras completas, vol. 3, páginas 418 a 443)

(xxiii) “ On the History of the Communist League” (Obras Completas, vol. 26, 1990), página 318.(xxiv) “Outlines of a Critique (Obras completas, vol. 3, página 433 y siguientes). Parece proceder de escritores británicos radicales, principalmente John Wade, History of the Middle and Working Classes (Londres 1835), a quien se refiere Engels en relación con esto.

(xxv) Esto es incluso más evidente en las formulaciones de Engels que constituyen de hecho dos borradores del Manifiesto Draft of a Communist Confession of Faith” (Obras Completas, vol. 6, página 102) y Principles of Communism (Ibíd., página 350)

(xxvi) From Historical Tendency of Capitalist Accumulation en Capital, vol. 1 (Obras Completas, vol. 35, 1996), página 750.

(xxvii) Lichtheim, Marxism, páginas 58 a 60

 

Fuente: http://www.versobooks.com/blogs/1137

20
Dic
12

Frei Betto

 
Joelmir y Fidel
 
 
Conocí a Joelmir Beting en la década de 1980. Debido a sus sutiles comentarios económicos críticos de la dictadura, flanqueados de metáforas e imágenes brillantes, lo invité a dar una conferencia en la Semana del Trabajador, en São Bernardo do Campo.

Poco después le sugerí a Fidel Castro, interesado en conocer mejor la economía brasileña, que invitara a Joelmir a visitar Cuba. Desembarcamos en La Habana el jueves 9 de mayo de 1985.

Fidel le preguntó al periodista brasileño:

–¿Cuál es su trabajo diario?

–Hago una hora y media de programa de radio y por la noche media hora de televisión. También escribo una columna diaria, reproducida en 25 periódicos.

Joelmir le contó su historia personal: era hijo de un trabajador eventual ya muerto, como tantos otros campesinos de hoy, por culpa de la caída del camión que lo llevaba a su trabajo. Creció entre las labores de la caña y el café, criado por el venerable sacerdote Donizetti en Tambaú, en el interior de São Paulo. Estudió Ciencias Sociales en la Universidad de São Paulo y trabajó como maestro de primaria, lo cual le dio facilidad para traducir lo relativo a la economía en un lenguaje accesible.

–¿Hay mucha caña en São Paulo?, preguntó Fidel.

–Produce el 75% de toda la caña de azúcar del Brasil -aclaró Joelmir, que aprovechó la ocasión para hacer a su vez una pregunta: ¿Qué lee usted cada día?

–Todas las mañanas recibo un montón de páginas con las noticias del día seleccionadas por índice: Cuba, azúcar, Estados Unidos, etc. Primero reviso las fuentes. Sé que las agencias de los Estados Unidos no son imparciales. Empleo en esto entre una hora y hora y media. Así me formo una visión global de todo lo que las agencias internacionales informan sobre cada tema.

–Nadie conoce el ordenador que el ser humano tiene en la cabeza, comentó Joelmir. ¿Cómo es su trabajo?

–Es un trabajo tenso, difícil, que encierra una responsabilidad muy grande. Pero uno se acostumbra. Trato de aprender en conversaciones con los visitantes. A través de amigos sé lo que se piensa en muchos países.

–¿Y a usted le gusta hablar en público?

–Tengo miedo escénico. Hablo de improviso, porque al pueblo no le gustan los discursos escritos. Parto de argumentos. Es cierto que llego tenso, pero la reacción del público estimula. Llego como alguien que se presenta a un examen. Cuando debo hablar acerca de la salud, por ejemplo, necesito memorizar las cifras. Se trata de grabar los índices de mortalidad infantil, y lo consigo pronto. Es más difícil cuando el problema está determinado por quince o más factores. Tengo que dominar el tema y ordenarlos. Hay gente que explica lo que no entiende. Yo, si no domino un tema, no trato de explicarlo.

–¿Está realizado en Cuba el proyecto social?

–Sí, en lo esencial.

–¿Es éste el modelo cubano?

–Hay mucho de cubano. El sistema electoral es todo cubano. Cada circunscripción, con diezmil electores, elige a su delegado al Poder Popular. Votan los vecinos. Y son ellos quienes proponen un nombre para delegado. Sugieren un máximo de ocho nombres y un mínimo de dos. El Partido no se mete en eso. Quedan elegidos los que obtienen más del 50%. Esos delegados conforman la Asamblea Municipal y eligen el poder ejecutivo municipal. Después se reúnen las comisiones, integradas por el Partido y por las organizaciones de masas, para elegir los delegados de la provincia y los 500 diputados de la Asamblea Nacional. Más de la mitad de los cuales sale de la base. Cada tres meses se reúnen los vecinos con el delegado de la circunscripción para evaluar su trabajo. E incluso pueden quitarlo. Este sistema donde la población propone los candidatos que integrarán la mitad de la Asamblea Nacional es la democracia de abajo hacia arriba. No es como pasa con los políticos burgueses quienes, después de elegidos, pasan cuatro años sin presentar cuentas y sin que puedan exigirles nada. El Poder Popular nombra al responsable de la salud en la provincia pero, para evitar choques, se consulta antes al Ministerio. Es una forma de evitar tensiones entre el Poder Popular y el poder central.

El diálogo entre Fidel y Joelmir fue reproducido en forma de entrevista en todos los diarios brasileños para los que trabajaba Joelmir en aquella época y, en agosto de 1985, fue editado en un libro por la editorial Brasiliense con el título de Los intereses subversivos.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/especiales/2012/12/10/joelmir-y-fidel/

19
Dic
12

Perez Ezquivel

El Nobel a la UE y la Conferencia por la Paz

Adolfo Pérez Esquivel

 

Junto con el sudafricano Desmond Tutu y la irlandesa Mairead Maguire, ganadores del Nobel de la Paz, nos opusimos a la concesión este premio a la UE por considerar que no respeta los deseos de Alfred Nobel, creador de los premios.

 
Mediante una carta abierta a la Fundación Nobel, le expresamos al Comité Nobel noruego que la Unión Europea no promueve la idea de un orden global desmilitarizado y prioriza las soluciones por la vía de la fuerza militar en vez de insistir en acercamientos alternativos.
 
De la misma manera nos hemos opuesto cuando el mismo premio le fue otorgado a Barack Obama, presidente de los Estados Unidos.
 
Este lunes la Unión Europea asumió el Nobel y el dinero diciendo que Europa ha aprendido de las dos guerras mundiales y que este 10 de diciembre recuerda a Europa y al mundo el propósito fundamental de la Unión: la fraternidad y la conciliación entre las naciones europeas ahora y en el futuro.
 
Lo que es importante recordar es que las tensiones entre los países europeos que desencadenaron las dos guerras mundiales tuvieron que ver con una «desigualitaria» repartición de colonias y recursos en el resto del mundo. Italia y Alemania, como estados tardíos llegaron tarde a la repartición estratégica del mundo por parte de Europa.
 
Hoy Europa y EEUU han aprendido la lección y se han agrupado a través de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para intervenir en la vida de otros países de manera coordinada y mancomunada de forma tal que ninguno se quede sin recibir beneficios por su aporte a la explotación del tercer mundo.
 
La Unión Europea se ha convertido en el principal exportador de armas al mundo según el Instituto Internacional d e Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI). Y un 7% de estas armas van a parar al continente más empobrecido del planeta, África, donde proliferan numerosos conflictos armados y violaciones a los derechos humanos teniendo siempre como víctimas a los pueblos[1].
 
Por el lado de Latinoamérica además de la venta de armas desde la Unión Europea, también es preocupante la presencia militar de Estados Unidos. Principalmente porque el Tratado de Washington establece que todas las bases militares pertenecientes a un Estado miembro de la OTAN pueden ser utilizadas en el marco de sus misiones, lo que significa que las instalaciones estadounidenses en América Latina, son posibles bases de la OTAN, a pesar de que oficialmente no exhiban su insignia. Esto también incluye a nuestras Islas Malvinas, con una base militar británica.
 
Por estas razones, el pasado 13 y 14 de diciembre muchas organizaciones de derechos humanos de América Latina, Estados Unidos y Europa, realizamos la Conferencia Intercontinental «Paz, desarme y alternativas sociales ante la OTAN Global»[2] en el Palacio del Congreso Nacional Argentino en Buenos Aires.
 
Este será un espacio importante de debate para obtener propuestas de resistencia para la recuperación de nuestra soberanía, nuestros derechos, nuestros recursos y nuestro futuro.
 
No nos olvidemos que muchos pueblos, sometidos por los miedos a la libertad, terminan volviéndose permisivos a las injusticias y siendo dominados por aquellos que creían que les garantizarían su seguridad.
*Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nobel de la Paz
Presidente del SERPAJ[1] La política de exportaciones de armamento de los países de la Unión Europea a África (2002-2012) del Centro de Estudios por la Paz J.M. Delàs
18
Dic
12

El imperialista

Vivimos una época en la que, como en tiempos de la Inquisición, ¡sitúa a Dios en un pedestal de violencia y terror… en nombre de la Paz!
El culto estadounidense al imperialismo

 

Information Clearing House

 

 

 

Mi querido amigo activista Edward Dunphy suele decir que «la derecha cristiana NO existe» cada vez que discutimos sobre esos tipos. Es asombroso estar viviendo una época que, al igual que la Inquisición, ¡sitúa a Dios en un pedestal de violencia y terror… en nombre de la Paz! Permítanme asimismo afirmar que este tipo de mentalidad trasciende la política. Desde luego, conocemos al partido que lleva a Jesús en el bolsillo como si fuera un talismán. Los republicanos que se identifican con el cristianismo en realidad piensan que aquél a quien llaman el Príncipe de la Paz perdonaría todo lo que ellos defienden. Como el culto a la avaricia a expensas del 99,5 % de nosotros. Sin embargo, cuando se trata de otros temas de política exterior, los dos partidos políticos piensan que están en posesión de la cruz y la herencia de Cristo. Obama y su partido de hipócritas continúan invirtiendo en el complejo industrial militar más de la mitad de los dólares procedentes de los impuestos federales. Marcando el paso junto a los republicanos, mantienen abiertas más de 800 bases en todo el mundo, con cientos de miles de jóvenes soldados ocupando dos países en los que no tienen derecho a estar. Cuando Obama y su cohorte cristiana abandonan la iglesia cada domingo, ¿piensan que Jesús apoyaría los ataques salvajes con aviones no tripulados? Supongo que eso es lo que los medios de comunicación denominan bipartidismo.

¿Por qué creen que nuestro país invadió Irak? ¿Realmente creen que si hubiera tenido aceite de coco en el subsuelo abríamos asomado las narices por allí? ¿Recuerdan la escena final de Grupo salvaje, cuando William Holden, Ernest Borgnine y un puñado de sus hombres están rodeados de cientos de bandidos mexicanos? Se atrincheran y luchan a brazo partido hasta el final. Lo mismo ocurre con mi querido país, que ha sido corrompido y vendido a los mayores postores de la riqueza y el poder. Cuando el presidente del consejo de administración de la cadena farmacéutica CVS gana más de 40 millones de dólares al año y mis vecinos tienen problemas para pagar las medicinas de sus almacenes… ¿Qué es lo que está pasando? ¿Cómo es posible que nosotros, las buenas personas, continuemos honrando y colocando en un pedestal a esos pocos que se ríen de nosotros desde el confort de vecindarios cercados por vallas de seguridad y patrullados por hombres armados? Y cuando salen afuera, lo hacen conducidos por chóferes armados. ¿Han visto la película El fuego de la venganza (Man on Fire), con Denzel Washington? En eso se está convirtiendo Estados Unidos, mientras el desempleo y la depresión (tanto financiera como emocional) hacen que muchos cometan actos terribles.

¿Sabe cuánto le cuesta a usted, contribuyente estadounidense, mantener a UN soldado en Afganistán durante un año? Un millón de dólares. ¿Sabe que una de nuestras superbombas (de ésas que tenemos demasiadas) cuesta aproximadamente un millón de dólares? Y así estamos, sin podernos permitir proporcionar cobertura de Medicare a todos los ciudadanos porque el Complejo Industrial Militar es dueño del Congreso y de la Presidencia de Estados Unidos. Siempre ha sido así desde que recuerdo. Sin embargo, cuando utilizas estos argumentos frente a la mayoría de las autoridades elegidas, incluso de nivel local, ¡se niegan a contestar o a comprometerse a cualquier cosa en público! Ciudadanos de todos los estados están solicitando a sus ayuntamientos que adopten resoluciones para enviar a Washington, tanto a Obama como a sus representantes en el Congreso. Estas resoluciones exigen que se recorte un 25% el gasto militar global, y que se devuelva ese dinero a los diferentes estados y ciudades para evitar los recortes presupuestarios. No obstante, la mayor parte de las personas a las que elegimos con nuestro voto para ocupar posiciones de liderazgo ocultan las causas reales de nuestros problemas financieros y morales y no hacen nada para cambiarlas. El silencio autoriza la tiranía. ¡Siga el rastro del dinero!

Phillip A Farruggio es hijo y nieto de estibadores de Brooklyn, Nueva York. Contacto: paf1222@bellsouth.net//

Fuente: http://www.informationclearinghouse.info/article33271.htm

17
Dic
12

elecciones en Venezuela

La oposición venezolana pierde estados estratégicos
Victoria bolivariana en 20 de las 23 gobernaciones

 

 
RNV / TeleSur

 

 

 

El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) obtuvo la mayoría de las gobernaciones este domingo luego de los comicios regionales con 20 de 23 estados. La Revolución recuperó Carabobo, Nueva Esparta, Táchira y Zulia. La participación fue del 53,4 por ciento.

A continuación los resultados emitidos por el CNE:

Amazonas: Liborio Guarulla 56,01%. Nicia Maldonado (PSUV) 37,37%.

Anzoátegui: Aristóbulo Istúriz (PSUV) 53,97%, Antonio Barreto Sira 41,6%.

Apure: Ramón Carrizález (PSUV) 59,83%, Luis Lippa 22,42%.

Aragua: Tareck El Aissami (PSUV) 52,72, Richard Mardo, 42,71%.

Barinas: Adán Chávez (PSUV) 54,69%, Julio César Reyes 41,52%.

Bolívar: Francisco Rangel (PSUV) 43,57%, Andrés Velázquez 42,34%.

Carabobo: Francisco Ameliach (PSUV) 53,49%, Henrique Salas Feo 42,7%.

Cojedes: Érika Farías (PSUV) 59,27%, Alberto Galíndez 35,31%.

Delta Amacuro: Lizeta Hernández (PSUV) 71,27%, Arévalo Salazar 20,99%.

Falcón: Stella Lugo (PSUV) 48,28%, Gregorio Graterol 35,28%.

Guárico: Ramón Rodríguez Chacín (PSUV) 70,41%, José Manuel González 25,5%.

Lara: Henri Falcón 54,35%, Luis Reyes Reyes (PSUV) 41,98%

Mérida: Alexis Ramírez (PSUV) 47,56%, Lester Rodríguez 37,96%.

Miranda: Henrique Capriles Radonski 50,35%, Elías Jaua (PSUV) 46,13%.

Monagas: Yelitze Santaella (PSUV) 52,59%, José Gregorio Briceño 40,67%.

Nueva Esparta: Carlos Mata Figueroa (PSUV) 52,44%, Morel Rodríguez 44,34%.

Portuguesa: Wilmar Castro (PSUV) 50,96%, Oswaldo Zerpa 22,59%.

Sucre: Luis Acuña (PSUV) 55,77%, Hernán Núñez 35,26%.

Táchira: José Gregorio Vielma Mora (PSUV) 53,48%, César Pérez Vivas 44,48%.

Trujillo: Henry Rangel Silva (PSUV) 79,4%, José Hernández 17,31%.

Vargas: Jorge García Carneiro (PSUV) 69,05%, José Manuel Olivares 24,13%.

Yaracuy: Julio León (PSUV) 57,8%, Biagio Pilieri 36,5%.

Zulia: Francisco Arias Cárdenas (PSUV) 50,99%, Pablo Pérez 46,74%.

Más detalles haciendo clik aquí: http://www.cne.gob.ve/resultado_regional_2012/r/1/reg_000000.html

Oposición venezolana pierde estados estratégicos

La oposición venezolana perdió varios estados que se consideran estratégicos por la ubicación geográfica y potencial económico que tienen dentro del país. Esto constituye un retroceso importante para la derecha, que en octubre pasado también perdió las elecciones presidenciales.

En las elecciones regionales de este domingo, la oposición venezolana perdió 4 estados que se consideran estratégicos por la ubicación geográfica y potencial económico que tienen dentro de la nación suramericana Carabobo, Táchira , Nueva Esparta y Zulia.

El estado Zulia (noreste) se definió a favor del Partido Socialista Unidos de Venezuela (PSUV) con un 50.99 por ciento para su representante, Francisco Arias Cárdenas. Mientras que Pablo Pérez, representante del partido opositor Mesa de la Unidad Democrática (MUD) obtuvo un 46. 74 por ciento.

En el estado Nueva Esparta (noreste), el candidato socialista Carlos Mata Figueroa se alzó con el 52.44 por ciento de los votos; entre tanto el opositor Morel Rodríguez sólo pudo obtener el 44.34 por ciento.

Con un 53.49 por ciento el candidato del PSUV Francisco Ameliach obtuvo la gobernación del estado Carabobo (norte); mientras que Enrique Salas Feo el candidato opositor alcanzó 42.7 por ciento.

En Táchira (suroeste) el candidato del PSUV José Vielma Mora ganó con 51.7 por ciento. Por su parte el opositor Cesar Pérez Vivas contó con 44.48 por ciento de los votos.

El Estado Monagas también pudo ser recuperado por la tolda roja, cuya representante, Yelitze Santaella alcanzó el 52.59 por ciento. José Gregorio Briceño, que aspiraba la reelección por la MUD logró el 40. 67 por ciento.

Briceño, gobernó en dos períodos como abanderado por el partido socialista. No obstante, a principios de 2012 fue expulsado de la organización política por conductas irregulares. Posteriormente, José Gregorio Briceño, se identificó como partidario de la oposición .

La presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena felicitó al pueblo venezolano por la conducta demostrada en estas elecciones.

“Observamos y felicitamos al pueblo de Venezuela, que salió a votar en tranquilidad, con ese espíritu de civismo que nos caracteriza”, apuntó Lucena, quien destacó la participación del 53.4 por ciento de los llamados a sufragar.

Los centros de votación en Venezuela cerraron sus puertas a las 18.00 horas de Caracas (22.30 GMT), a excepción de que aquellos colegios en los que aún había gente esperando para sufragar

Para estos comicios regionales 17 millones 421 mil 946 ciudadanos estuvieron convocados a votar, para escoger 260 cargos, entre gobernadores y legisladores regionales

Fuentes: http://www.rnv.gob.ve/index.php?option=com_content&view=article&id=3836:victoria-bolivariana-arrasa-en-20-de-las-23-gobernaciones-&catid=57:nacionales&Itemid=81

http://www.telesurtv.net/articulos/2012/12/16/oposicion-venezolana-pierde-estados-estrategicos-en-comicios-regionales-546.html

17
Dic
12

El capital concentrado

 
El capital financiero internacional se apodera de las mejores tierras sudamericanas
 
 
Se estima que el 25 por ciento del territorio uruguayo y paraguayo y al menos el 10 por ciento del argentino están en manos de empresarios extranjeros, mientras que en otros países de la región los latifundios privados se multiplican como hongos. Esta nueva forma de conquista neocolonial se intensificó en los últimos cinco años y afecta sobre todo a los países de América del Sur. 

12 de diciembre, 2012.- Desde 2007/2008, transnacionales y gobiernos intensifican el acaparamiento de enormes superficies de tierras de cultivo en África, Asia y América Latina, lo que supone “el riesgo de crear un pacto neo colonial de provisión de materias primas sin valor agregado”, alertó el ex director de la FAO Jacques Diouf.

Arabia Saudí, Kuwait y otros países desérticos compran o arriendan tierras para cultivar alimentos; mientras que las transnacionales y los grupos financieros acaparan predios para lucrar y especular con materias primas agroindustriales. El capital financiero ve a Sudamérica como la principal zona para comprar y arrendar tierras agrícolas. (1)

En septiembre de 2008 grandes procesadoras de aceite vegetal de India solicitaron tierras a los gobiernos de Uruguay y Paraguay para cultivar oleaginosas, trigo y lentejas. La principal refinadora de azúcar y productora de alcohol de India Shree Renuka Sugars adquirió 130 mil hectáreas en Brasil, en tanto que el grupo Walbrook compró cerca de 600 mil hectáreas en Argentina. (2)

“Hay un masivo resurgimiento del interés por invertir en tierras en la región. Es mucho más de lo que se asumía anteriormente, sea en términos de inversión de tierras o de acaparamiento”, subrayó el profesor del Instituto de Estudios Sociales de La Haya Saturnino Borras, uno de los autores de un estudio realizado en 17 países latinoamericanos y caribeños, por encargo de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). (3)

Los investigadores de la FAO concluyeron que la compra de tierras destinadas a la producción de alimentos afecta a gran parte de la región. En América del Sur “estamos ante una nueva ola de un proceso de extranjerización de las tierras importantes”, alertó el especialista Martine Dirven. Por ejemplo, un informe oficial estima que en la última década se vendieron al menos 5,5 millones de hectáreas en Uruguay, el 25% de las áreas productivas del país, a sociedades anónimas privadas. (4)

En Paraguay ascienden a 1,8 millones de hectáreas las compradas entre 2006 y 2010 por empresarios brasileros, franceses, alemanes, portugueses, japoneses y españoles, según el investigador del Centro Paraguayo de Estudios Sociológicos Luis A. Galeano, quien calcula que en las últimas dos décadas las empresas extranjeras adquirieron entre nueve y 10 millones de hectáreas de tierras paraguayas, es decir entre el 25 y 30% de la superficie productiva del país.

En Bolivia se estima que al menos 700 mil hectáreas están en manos de agroindustriales brasileros, argentinos, peruanos y colombianos, la mayoría destinada a la producción de soya transgénica. (5)

Para el director del Centro Peruano de Estudios Sociales (Cepes) Fernando Eguren la concentración de tierras “es también una concentración de influencias, de poder político en las esferas territoriales donde está ocurriendo y, también tiene que ver con restricciones en la democracia”. (6)

Legalizan la venta de tierras fiscales en Panamá

Pese al fuerte rechazo popular, el 19 de octubre de 2012 el presidente de Panamá Ricardo Martinelli sancionó la Ley N. 72 que autoriza la venta de terrenos fiscales en la Zona Libre de Colón (ZLC), un área libre de impuestos creada en 1948 para aprovechar comercialmente el enclave del canal de Panamá, de donde parten rutas hacia Japón, Estados Unidos y otros países latinoamericanos.

Compañías de todo el mundo tienen una base de operaciones en la ZLC, que generó transacciones por 29 mil millones de dólares en 2011. El diputado Miguel Salas denunció que el Ejecutivo pretende privatizar terrenos de la ZLC para cubrir el déficit fiscal y recolectar fondos para la campaña oficialista de 2014.

Varios sectores sociales, empresariales y parlamentarios solicitaron a la Asamblea Nacional que rechace la propuesta privatizadora, y luego de que ésta fue aprobada solicitaron al presidente que la vetara, pero Martinelli desoyó el clamor popular.

Miles de personas salieron a las calles de la ciudad de Colón para protestar contra la ley de Martinelli y el 19 de octubre el niño de nueve años José Betancourt perdió la vida por un impacto bala en el abdomen, y alrededor de 30 resultaron heridas en enfrentamientos con la Policía. El 21 de octubre cientos de ciudadanos vestidos de negro en señal de luto marcharon desde la Iglesia Paulino San José hacia el centro de la ciudad para rechazar la venta de tierras de la zona franca.

Por otro lado, es motivo de gran preocupación la aprobación de obras de “desarrollo” que no cumplen con los requisitos exigidos por ley, y con la aparente complicidad de la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM). La directora ejecutiva de la organización ecologista Panamá Sostenible Raisa Banfiel recordó que durante la campaña presidencial Martinelli dijo que la ANAM “estorbaba y atrasaba el desarrollo” nacional.

La preocupación estriba en que a pesar de decenas de denuncias y conflictos ambientales suscitados en los últimos años, la ANAM actuó con negligencia, como en el caso de los humedales de la Bahía, uno de los cinco sitios Ramsar de Panamá, creado por resolución de la ANAM el 3 de febrero de 2009. (7)

Recientemente la propia ANAM y el Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial (Miviot) acordaron suspender el estatus del sitio natural con el fin de viabilizar la construcción de una planta de tratamiento en la bahía de Panamá, y del proyecto Panamá Bay Country Club, decisión que fue respaldada por la Corte Suprema de Justicia (CSJ).

No obstante, ya suman seis las demandas judiciales interpuestas contra la decisión de la CSJ de anular la protección al humedal de la Bahía. En la lista de demandantes figuran la Fundación MarViva, la Sociedad Audubon de Panamá, la firma de abogados Rivera, Bolívar y Castañeda, y el Partido Revolucionario Democrático. También fueron admitidos recursos interpuestos por el Centro de Incidencia Ambiental y por la Asociación de Abogados Litigantes de Panamá.

Privatización en Honduras

Luego del golpe de Estado de 2009, el gobierno de Porfirio “Pepe” Lobo y la bancada oficialista del Congreso aprobaron reformas constitucionales que autorizan la creación de las denominadas Regiones Especiales de Desarrollo (RED) o “Ciudades Modelo”, catalogadas como la más denigrante variante del neocolonialismo territorial, ya que legaliza la venta de franjas del territorio a inversionistas extranjeros.

Desde hace algunos años empresarios estadounidenses de ultraderecha compran islas en los países del tercer mundo con el fin de crear paraísos fiscales libres de regulaciones políticas. Algunos ejemplos de “islas estado” son el Principality of Sealand frente a la costa de Inglaterra; el fallido Freedom Ship en la bahía Trujillo, y la vigente Seasteaders. Años atrás, el empresario nicaragüense Xavier Arguello Carazo, yerno del ex presidente panameño Ricardo Maduro, ofreció un pedazo de Honduras al inversionista norteamericano Paul Romer, quien pretendió privatizar la isla de Madagascar junto a la coreana Posco-Daewoo.

En diciembre de 2011, la revista The Economist reveló que el Estado de Honduras firmó dos cartas de intención con grupos privados interesados en construir “ciudades modelos”. Uno de ellos está integrado por la compañía Future Cities Development Corporation, fundada por Patri Friedman, nieto del economista Milton Friedman, y por el propietario de Paypal Peter Thiel. El segundo consorcio se denomina Grupos Ciudades libres (Free Cities Group), de propiedad de Michael Strong y Kevin Lyons, que opera en Honduras con el nombre de NKG.

El 4 de septiembre de 2012 la Comisión para la Promoción de Alianzas Público-Privadas (Coalianza) y NKG firmaron un contrato para la construcción de la primera “ciudad modelo” en Honduras. El testigo de honor del negocio fue el presidente del Congreso Juan Orlando Hernández, uno de los principales promotores de la subasta de Honduras mediante las RED.

Pero las RED no son las únicas amenazas a la soberanía territorial hondureña. El 13 de diciembre de 2011 la dirigencia de la Comunidad de Cristales y Río Negro presentaron una demanda de nulidad absoluta contra varios contratos de venta fraudulenta de tierras comunitarias situadas al suroeste de la Ciudad de Trujillo al empresario canadiense Randy Roy Jorgensen.

Jorgensen, conocido como el “rey del porno”, pretende construir un muelle para cruceros Panamex denominado Banana Coast. También adquirió terrenos en las comunidades Garífunas de Santa Fe, San Antonio y Guadalupe, y obtuvo súbitamente licencias ambientales para construir villas frente al mar Caribe en una zona de amortiguamiento del Parque Nacional Capiro y Calentura.

El “rey del porno” recibió gran apoyo de Ramón Lobo Sosa, hermano del mandatario Porfirio Lobo, y el 21 de junio de 2011 mereció un “reconocimiento especial” del propio presidente en sesión del gabinete ministerial en la ciudad de Trujillo. (8)

Pretenden privatizar el patrimonio natural costarricense

En Costa Rica está punto de sucumbir ante la marea privatizadora la isla Plata de 18 hectáreas ubicada en Esparza, Puntarenas, declarada Patrimonio Natural del Estado y protegida por la Ley de Zona Marítimo Terrestre (ZMT). Desde hace más de una década la empresa Vimavi del Pacífico Sociedad Anónima pretende construir en la isla onas residenciales e infraestructura turística.

En 2006 las autoridades de la municipalidad de Guanacaste intentaron vender la pequeña ínsula, situada frente al complejo turístico Flamingo, en 15 millones de dólares o entregarla en concesión, pero ambas maniobras fueron frustradas por el Ministerio del Ambiente, Energía y Telecomunicaciones (Minaet) y el Departamento Municipal de Gestión Ambiental, dirigido entonces por el biólogo William Arauz.

Sin embargo, el año pasado el director del Área de Conservación Tempisque Arenal Nelson Marín eliminó la norma restrictiva vigente y recomendó la concesión de parte de la isla. Esto permitió a la empresa solicitar la autorización para iniciar obras, la cual está a punto de ser aprobada por la Municipalidad de Santa Cruz, controlada por el Partido Liberación Nacional (PLN).

Los diputados del Partido Acción Ciudadana (PAC) Claudio Monge y Yolanda Acuña denunciaron que se pretende otorgar la concesión a Vimavi del Pacífico SA, de propiedad de Virginia del Carmen Vindas Soto, esposa de Carlos Ricardo Benavides, padre del Ministro de la Presidencia.

Al plan privatizador de la isla Plata se suma la aprobación de un proyecto de ley que pretende reducir los límites del Refugio de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo, una de las playas más hermosas del país, ubicada a 73 kilómetros de Limón, en la costa Atlántica costarricense.

El Senado chileno debate la privatización del mar

Este mes se debate en el Senado chileno un proyecto de ley que modifica la Ley de Pesca en Chile y que entrega a perpetuidad los recursos pesqueros a empresas transnacionales. La norma define varios tipos de licencias pesqueras. Un tipo de licencia reconoce los derechos históricos de los pescadores industriales; otro tipo de licencia indefinida abre la posibilidad de licitar hasta el 15% de los derechos si por tres años seguidos la actividad está sobre su rendimiento máximo sostenible.

El proyecto de ley desestima el significado de la pesca de arrastre e irrespeta las cinco millas marítimas para la pesca artesanal, privilegiando a cuatro grandes consorcios privados, denunció la Confederación Nacional de Pescadores Artesanales. Según la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) de Chile, la norma transgrede el derecho de todos los ciudadanos al control sobre los recursos naturales del mar.

“Nos parece inaceptable e irregular la negativa de dos parlamentarios a inhabilitarse de votar, aun cuando es de público conocimiento su vinculación con empresas ligadas a la gran industria pesquera”, fustigó la presidenta de la CUT Bárbara Figueroa, aludiendo a los senadores Andrés Zaldivar y Jovino Novoa.

Según el senador por la región del Bio Bio Alejandro Navarro, la ley propuesta, además de no resolver problemas de fondo, genera mayor concentración económica, no garantiza una verdadera competencia, tampoco asegura la sustentabilidad y “condena a los pescadores artesanales a convertirse en empleados de la industria”.

Limitan la extranjerización de la tierra en Argentina

En febrero de 2011 una comisión del Parlamento de Uruguay reanudó la elaboración de un anteproyecto de ley para limitar la venta de tierras, pero la norma aún no fue aprobada. En Argentina el Senado aprobó en diciembre de 2011 la ley sobre el Régimen de protección al dominio nacional sobre la propiedad, posesión o tenencia de las tierras rurales, un instrumento legal que limita la tenencia y adquisición de tierras por extranjeros.

La presidenta Cristina Fernández estimó que 10% de las tierras de la nación están en manos extranjeras. La nueva legislación argentina estipula que máximo el 15% del territorio nacional puede estar en manos foráneas, y de esa cantidad no podrá haber más de un 30% detentado por personas físicas o jurídicas de una misma nacionalidad, informó la agencia Télam.

La norma argentina establece que las parcelas en poder de extranjeros no podrán superar las mil hectáreas o la superficie equivalente en la zona núcleo determinada por el Consejo Interministerial de Tierras Rurales. También define estrictas prohibiciones para la venta de superficies que “contengan o sean ribereñas de cuerpos de agua de envergadura y permanentes”, y dispone que no se entenderá como inversión la adquisición de tierras rurales por tratarse de un recurso natural no renovable.

La iniciativa dispone la creación de un Registro Nacional de Tierras Rurales, encargado de realizar un relevamiento “catastral y dominial” del recurso, así como de un Consejo Interministerial de Tierras Rurales.

Notas (1) El Grupo de Reflexión Rural (GRR) de Argentina denunció en octubre de 2010 que “los negociantes de los mercados globales salen a buscar nuevos objetos de especulación, especialmente tierras fértiles, agua y alimentos, además del oro, metales estratégicos y cuencas hidrocarburíferas. Son capitales corporativos que no sólo buscan dar respaldo tangible a sus divisas vacías de valor, sino que, adictos a las fábulas del ‘crecimiento’, descubren ahora que no pueden alimentar a su propia población y buscan enclaves en propiedad o arriendo”.

(2) Sudamérica en la mira de inversionistas agrícolas; 12/XI/2010; farmlandgrab.org; news@farmlandgrab.org// , Agencias Reuters y AFP.

(3) Tras estudiar el tema en 61 países, la FAO y Transparency Internacional (TI) concluyeron que una gobernanza débil incrementa la posibilidad de corrupción en la tenencia y administración de la tierra.

(4) Más de 100 casos de apropiación de tierras para la producción de alimentos en el exterior: http://www.grain.org/m/?id=216 http://www.grain.org/briefings/?id=214

(5) Concentración y extranjerización de la tierra en Bolivia, Miguel Urioste; Fundación TIERRA, octubre 2010. El gobierno boliviano estima que alrededor de un millón de hectáreas productivas, de las 5,5 millones de hectáreas que producen algún tipo de alimentos, están en manos de extranjeros, principalmente brasileros y menonitas. Estas tierras representan el 20% del total de la superficie con características agrícolas.

(6) Lourdes Pérez Navarro, periodista de la redacción de Economía de Prensa Latina.

(7) El director del Centro de Incidencia Ambiental Félix Wing dijo que es inquietante la inestabilidad en la ANAM, cuya ex jefa Lucía Chandeck renunció sin que se sepan los motivos, y fue reemplazada por Silvano Vergara, el tercer administrador en tres años.

(8) http://ofraneh.wordpress.com/2012/09/19/ciudad-modelo-republica-bananera-y-las-concesiones-cuyamel/ La Ceiba, Atlántida 8 de septiembre de 2012.El capital financiero internacional se apodera de las mejores tierras sudamericanas.

Fuente: http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2012102201

16
Dic
12

El Popular de Uruguay / editorial

 
 
El año 2012 culmina con una serie de movilizaciones y hechos que han permitido a la izquierda recuperar la iniciativa política y frenar la ofensiva restauradora de la derecha. Esa es la conclusión política fundamental del Comité Central del PCU realizado el fin de semana pasado y que recogemos en una entrevista en esta edición de EL POPULAR.
 
Por supuesto que esta constatación debe ser ajena a cualquier triunfalismo o simplismo o a cualquier pretensión totalizadora. En política no existen las dimensiones absolutas. Y cuando lo que se analiza es un proceso de transformación social desde una perspectiva de izquierda menos aún. El proceso es contradictorio porque la sociedad tiene en su seno contradicciones, la principal es la contradicción de clase. Ignorarlas implica un análisis errado, pero lo que más importa, implica definiciones erradas de la lucha y sus objetivos.
 
En anteriores editoriales de EL POPULAR señalamos que la contradicción fundamental es entre dos proyectos de país, el de las clases dominantes de restauración neoliberal y el del bloque político y social de los cambios, de mayor justicia social, independencia y democratización radical de la sociedad. Dijimos que para enfrentar la ofensiva restauradora de la derecha había que desplegar la contraofensiva del movimiento popular, del movimiento sindical, del Frente Amplio y del gobierno. Analicemos entonces como se ha dado este viraje político en la realidad nacional.
 
Los trabajadores en el centro de la escena.
 
El movimiento sindical termina el año posicionado en el centro de la escena nacional. La definición de su documento de estrategia “Retomar la ofensiva”. La participación en el debate de ideas con el evento sobre la crisis de 2002 en el Banco Central del Uruguay donde se responsabilizó a los gobiernos de derecha. La concreción de una iniciativa como el Programa de Vivienda Sindical que nuclea a 15 mil familias en todo el país y para el cual se concretaron los primeros 495 créditos, que pronto serán mil. El paro nacional del 22 de noviembre con 30 mil trabajadores en la calle y propuestas políticas que enfrentan la agenda de la derecha. El desayuno de trabajo del PIT-CNT con el presidente de la República, José Mujca, y seis ministros, donde se realizaron anuncios trascendentes. Los convenios de la bebida y la vestimenta. La convocatoria a la Concertación por el Desarrollo Productivo. La sola enumeración de los hechos muestra la capacidad de iniciativa, de generar alianzas y la potencia de movilización de un actor central del país que, además, juega en toda la cancha.
 
El FA y su Plan Político.
 
En un nivel aún menor pero con claras perspectivas está el Frente Amplio. Luego de la formidable movilización política de las elecciones internas de mayo con más de 175 mil participantes, el FA discutió a lo largo y ancho del país su Plan Político. Miles de frenteamplistas discutieron de política, propusieron y aprobaron una línea de acción que moviliza a la fuerza política y la pueden poner de cara a la gente.
 
Las victorias parlamentarias.
 
Más allá de los matices y contradicciones, el FA y el movimiento popular culminan el año con tres importantes victorias parlamentarias. La ley que habilita la interrupción voluntaria del embarazo, la del matrimonio igualitario y en otro plano pero en el mismo sentido la votación de la Universidad Tecnológica, muestran a un Parlamento que termina discutiendo una agenda vinculada al cambio y no a los intereses políticos de la derecha, que insiste solamente con interpelaciones y con PLUNA.
 
Montevideo concreta el cambio.
 
Otro lugar central de la disputa política e ideológica con la derecha es la Intendencia de Montevideo. La derecha y los medios que le responden sistemáticamente atacan la gestión de la Intendencia y en particular a la intendenta Ana Olivera.
 
La Intendencia termina el año inaugurando obras importantes, claves, que tendrán un impacto transformador innegable en aspectos claves de la ciudad. Un ejemplo es la inauguración de la Terminal Multimodal de Colón y del Corredor Garzón. Pero lo son también la transformación de asentamientos en barrios, las obras de saneamiento en el oeste de la ciudad, la inauguración del Hotel Carrasco y las obras en marcha en General Flores y en Belloni y las futuras en Avenida Italia.
 
El año que viene las elecciones de ADEOM, la elección de los Concejos Vecinales y la afirmación en el tiempo de las nuevas medidas de limpieza, junto con las obras anunciadas, pueden provocar un nuevo escenario en la capital. Se precisa mucha lucha y acción política para enfrentar a la derecha.
 
El gobierno rompe el corsé.
 
Esta nueva situación, generada desde el campo de la movilización obrera y la acción política frenteamplista también influyó y facilitó el inicio de un nuevo posicionamiento en la realidad nacional del gobierno.
 
Un gobierno que aparecía públicamente acosado por la derecha, que era obligado a hablar una y otra vez de PLUNA, de los señalamientos de la derecha, termina el año colocando ejes propios, polemizando en los hechos con los reclamos conservadores y además acercándose a los trabajadores.
 
El presidente Mujica anunció en el desayuno de trabajo con el PIT-CNT el plan de inversión pública, a través de las empresas del Estado, más grande de la historia nacional: 2.500 millones de dólares. Esa es una decisión política de enorme calibre y va en el sentido que debe ir y rechaza en toda la línea el reclamo de la derecha de recortar la inversión pública. También el acuerdo en estudiar un sistema de compras públicas que beneficie a la producción nacional. El acuerdo para habilitar la desafiliación de las AFAPs. La instalación de dos comisiones para analizar iniciativas productivas y de derechos sociales. En el desayuno el gobierno también anunció el envío al Parlamento de la Ley de Regulación de Servicios Audiovisuales un paso central en la democratización de los medios de comunicación.
 
Como dijimos la semana pasada en cada punto hay matices y en algunos directamente discrepancias con la posición del gobierno. Pero lo que es indiscutible es que es un rumbo, una agenda y un planteo de izquierda, y además, mucho más nítido que la confusión de los últimos meses.
 
¿Qué hacer?
 
La pregunta de cuño leninista es pertinente. Este viraje no resuelve las cosas de una vez y para siempre. Tampoco, como dijimos, excluye las contradicciones, muy por el contrario las contiene y algunas en forma expuesta.
 
Lo cierto es que la izquierda y el movimiento popular actuaron, propusieron, debatieron, se movilizaron y cambiaron la situación de los últimos meses. Por eso la desesperación y virulencia de la derecha, que se hace transparente en los medios.
 
Los empresarios ponen el grito en el cielo porque el presidente Mujica va dos veces en siete días al PIT-CNT a reunirse con los trabajadores. Vade retro. Las críticas no sorprenden. Simbólicamente es un mensaje muy fuerte que el presidente Mujica vaya al PIT-CNT y anuncie el rumbo del país desde allí y más fuerte aún que siete días después vaya a escuchar el balance del año del SUNCA y ratifique su confianza en los trabajadores. La derecha y los empresarios no quieren al gobierno cerca de su base social, lo quieren aislado y prisionero de la agenda que ellos y sus medios le marquen.
 
A la pregunta de ¿qué hacer? la respuesta es clara: proponer, organizarse y luchar. Movilizarse más y con más amplitud. Enfrentar a la derecha en todos los terrenos. Dar el debate político e ideológico. Nos demostramos que se puede disputarle la hegemonía política a la derecha. Que lo que hagamos en el terreno de la política y de la lucha no es indiferente que el gobierno actúa de una manera aislado y de otra si se lo vincula a la movilización y la lucha popular.
 
El PCU dijo en su Comité Central que hay que recuperar y profundizar la caracterización de la etapa como la lucha por la conquista y la construcción de una Democracia Avanzada. Recuperar y profundizar el aporte de Rodney Arismendi de lo que definía como un período de lucha por conquistas programáticas y reivindicativas, de movilización y de acumulación de fuerzas, para llevar a la democracia hasta sus límites, que aparentemente se dan en los marcos del capitalismo pero que lo cuestionan y abren a la vez una vía para una sociedad distinta y alternativa. Es en esa etapa histórica que se desarrolla la contradicción fundamental entre país productivo con justicia social o más dependencia. Nada está dicho ni conquistado. Nada se logra con palabras. Todo depende de la capacidad de organización y de lucha. De lograr que las ideas se vuelvan fuerza material organizada en la sociedad.
 
¿Qué hacer? Organizarse más, luchar más, fortalecer al Frente Amplio y concretar desde los gobiernos municipales y el nacional el programa del cambio. Ni más ni menos.
15
Dic
12

UNASUR

 
UNASUR: Una estrategia regional para la gestión soberana de los recursos naturales
Alainet
 

América Latina, y particularmente América del Sur, vive importantes procesos de integración regional que buscan promover una integración y unidad de largo plazo y de carácter multidimensional: económico, político, cultural, educacional, de infraestructura, etc. En este contexto, se retoma el debate sobre el desarrollo como proyecto regional. Temas claves como soberanía, recursos naturales e hidro-energéticos, preservación de la biodiversidad y los recursos bio-genéticos, la Amazonía como área de preservación y de disputa, se colocan en el centro del debate político.

La lucha por la soberanía de los recursos naturales y el surgimiento de una nueva conciencia ecológica se han convertido en elementos profundamente movilizadores y dinamizadores de los procesos sociales y políticos en nuestro continente. El surgimiento de nuevas visiones teóricas y nuevas prácticas políticas producen también una nueva concepción de la integración regional, encarándola como un proceso más profundo, que coloca como elemento central el principio de la soberanía como el derecho de los Estados y los pueblos a la gestión de sus territorios y de los recursos naturales que estos abrigan.
En el ámbito económico se busca ir más allá de la visión comercial como eje central de la integración para proponer políticas comunes de desarrollo regional y de intervención económica internacional. El caso de la Organización de Países Exportadores de Petróleo -OPEP-, que inició un proceso de rearticulación y recuperación de su influencia a nivel global a partir del liderazgo político venezolano, es un buen ejemplo en esta dirección. De esta manera se configura una agenda que exige cambios teóricos muy profundos y la elaboración de una visión estratégica regional para viabilizarse.
Una estrategia suramericana para la gestión soberana de sus recursos naturales
El 30 de noviembre pasado, la VI Cumbre de Jefas y Jefes de Estado de UNASUR aprobó lo que puede ser una de las medidas más trascendentes de los últimos tiempos en nuestra región: la elaboración de una estrategia regional orientada al pleno aprovechamiento de los recursos naturales para el desarrollo integral de América del Sur.

Los datos muestran que América del Sur posee importantes reservas de recursos naturales considerados estratégicos: minerales fósiles (representa la segunda mayor reserva de petróleo a nivel mundial); minerales no fósiles (posee 96% de las reservas mundiales de litio, 98% de niobio, 44% de cobre, etc.); importantes fuentes de agua dulce (aproximadamente 30% de las reservas mundiales); gran concentración de diversidad biológica, ecosistemas y bosques, así como todas las fuentes primarias de energía. Una estrategia para el aprovechamiento de los recursos naturales para el desarrollo pleno de la región significa la apropiación de la gestión económica, científica, social y ambiental de los mismos.
a. La gestión económica: La creciente demanda de la economía mundial en relación a recursos naturales cuyas principales reservas están en América del Sur indica que la región posee condiciones de mejorar enormemente los términos de intercambio y negociación de las materias primas que produce y al mismo tiempo desarrollar políticas de industrialización de las mismas. La región tiene la oportunidad histórica de dejar de ser exportadora de materias primas de bajo o ningún valor agregado y avanzar hacia el desarrollo de políticas regionales de industrialización que busquen aprovechar las complementariedades económicas existentes para atender las demandas del mercado interno, promover el comercio intrarregional y agregar valor a las exportaciones extra regionales. Esto significa desarrollar matrices industriales de gran envergadura que necesitarán de instrumentos capaces de viabilizarlas, como el Banco del Sur que garantice la base financiera; la elaboración de una tabla regional de insumo-producto como instrumento de planificación y gestión; la creación de una infraestructura vial y de comunicaciones para integrar los centros de extracción, producción, industrialización y consumo; el desarrollo de proyectos energéticos articulados a los proyectos industriales; etc. La gestión económica soberana de los recursos naturales significa colocar como prioridad el desarrollo regional, aprovechando las reservas y excedentes financieros para agregar valor a las materias primas que la región produce y atender la expansión del mercado interno suramericano. Significa también identificar matrices industriales a partir de la posición estratégica que la región tiene en relación a reservas importantes de un conjunto de recursos naturales fundamentales para la economía mundial y sus ciclos de innovación tecnológica.
b.
La gestión científica: Como consecuencia de lo anterior y como sustento de cualquier política industrial es indispensable que la región avance hacia una política de apropiación de la gestión científica de sus recursos naturales, que significa no solo la capacidad de establecer alianzas estratégicas que permitan transferencia tecnológica sino también desarrollar investigación científica de punta e innovación tecnológica en sectores considerados estratégicos. Al mismo tiempo, es necesario elaborar instrumentos teórico-metodológicos capaces de estudiar los ciclos de innovación tecnológica de la economía mundial a partir del uso intensivo de recursos minerales fósiles y no fósiles, que permitan un análisis prospectivo, indispensable como instrumento de planificación y de gestión de estos recursos, con el objetivo de establecer políticas y tasas de extracción y explotación de los mismos, diseñar políticas regionales de industrialización, etc.

c. La gestión social: Gran parte de los conflictos sociales y medioambientales en la región están relacionados a la actividad extractiva y la minería. Según datos de la CEPAL [1], el 35% de los conflictos en América Latina y el Caribe durante los últimos cinco años están relacionados a la minería de oro, 23% a la minería de cobre y 15% a la de plata. Se hace indispensable una política regional para disminuir drásticamente las tensiones sociales generadas por una actividad extractiva irracional que, además del impacto devastador al medio ambiente, tiene la capacidad de expulsar poblaciones locales de los territorios donde éstas viven, que son los mismos que detentan reservas importantes de recursos naturales estratégicos. Estas poblaciones, en su mayoría indígenas y campesinas son, además, privadas de los medios de subsistencia económica. Es necesario crear, poner en práctica y perfeccionar mecanismos de consulta a las poblaciones locales en relación a la gestión de los recursos naturales localizados en sus territorios.
d. La gestión ambiental: Es necesario disminuir, al nivel mínimo posible, el impacto ambiental causado por la minería y la actividad extractiva, así como crear mecanismos de compensación y recuperación del impacto ambiental acumulado. Si bien es cierto toda intervención en la naturaleza produce, inevitablemente, un impacto ambiental, está claro que una gestión adecuada, basada en una visión de preservación del medio ambiente, respeto a las poblaciones locales y en el desarrollo de nuevas tecnologías, permite disminuir considerablemente el impacto medioambiental y social de la actividad minera.
El documento que sustenta la necesidad de una estrategia regional para el aprovechamiento de los recursos naturales, elaborada por la Secretaría General de UNASUR y presentada a la VI Cumbre de jefas y Jefes de Estado de la Unión, coloca la necesidad de desarrollar una visión común de las fortalezas y objetivos, una estrategia y un plan coherente para materializarlos, que permitan a la región aprovechar las potencialidades que representan las enormes reservas de recursos naturales y humanos alojados en América del Sur. El documento hace un llamado a identificar puntos comunes, independientemente de regímenes y políticas nacionales de los países de la UNASUR, para desarrollar una estrategia regional que tenga en cuenta los siguientes elementos:

1. La región tiene condiciones reales de obtener enormes beneficios a través de una política común basada en el cumplimiento del principio ya establecido por las Naciones Unidas en 1962 (Resolución 1803) sobre la propiedad soberana y permanente de los Estados sobre sus recursos naturales.
2. Es indispensable desarrollar políticas regionales de industrialización de los recursos naturales, mediante la creación de empresas regionales orientadas a agregar valor a las materias primas y superar el llamado “extractivismo”. Esto permitirá la creación de fuentes de trabajo estable y de calidad, como medio eficaz para combatir la miseria y la pobreza y promover el desarrollo social de toda la región.
3. Emprender políticas comunes para el desarrollo de ciencia e innovación tecnológica como medio eficaz para minimizar el impacto ambiental de la actividad extractiva así como para elevar la productividad en las distintas actividades de transformación e industrialización de los recursos naturales. Promover la creación de grandes centros de investigación e innovación científica y tecnológica que den respuesta a los desafíos planteados por un proyecto de esta magnitud.
4. Diseñar un conjunto de medios y acciones que permitan minimizar el impacto ambiental y social de las actividades extractivas, de transformación y transporte así como garantizar el mejor aprovechamiento económico y social, para superar la pobreza y la miseria, garantizar la estabilidad política y mantener la paz existente en la región.
5. Diseñar una nueva arquitectura financiera regional para atender las demandas de los proyectos extractivos, industriales y tecnológicos, priorizando la materialización del Banco del Sur como instrumento fundamental.
6. Formar recursos humanos para la materialización de la estrategia propuesta.
7. Aprovechar las potencialidades del mercado interno regional a partir de cuatro principios elementales: complementación económica, cooperación, solidaridad y respeto a la soberanía de los Estados miembros. Desarrollar el comercio compensado como uno de los medios para superar las asimetrías existentes entre los países de la región.

Si América del Sur consigue avanzar en la elaboración y materialización de una estrategia conjunta para la gestión soberana de sus recursos naturales orientada al pleno desarrollo de sus pueblos, sin duda estaremos frente a uno de los hechos históricos más importantes de la región a lo largo de los últimos siglos.
Recursos naturales y desarrollo científico
El sistema mundial basado en la división internacional del trabajo entre las zonas industriales y manufactureras y los países productores de materias primas, minerales estratégicos y productos agrícolas, consolidó el poder hegemónico de los países centrales y su dominio en relación a las zonas periféricas o dependientes y los espacios económicos que ocuparon una posición de semi-periferia. Así, la elaboración industrial de las materias primas que exportaban los países periféricos tendió a ser la menor posible, consolidando y ampliando la dependencia económica, pero también la dependencia científica y tecnológica de estas regiones [2].

El proceso de “destrucción creadora” al que se refería Joseph Schumpeter [3], entendido como la capacidad intrínseca del capitalismo para crear nuevas estructuras tecnológicas y económicas destruyendo las antiguas, al mismo tiempo que produjo avances científicos y tecnológicos sin precedentes en la historia de la humanidad, produjo también amenazas sin precedentes de destruir el propio planeta y la civilización humana. La gran capacidad creadora del capitalismo encuentra sus límites en la amenaza de su propia destrucción.
Esto lleva a una necesidad vital de redefinición de la relación hombre-naturaleza, que se expresa en una nueva visión del mundo y del uso y gestión de sus recursos naturales, al mismo tiempo que recupera una visión humanista que coloca como principal objetivo económico y social el pleno desarrollo del ser humano.
El movimiento indígena latinoamericano se ha constituido en una de las fuerzas sociales más activas y movilizadoras en la lucha por la preservación del medio ambiente, el uso sustentable de los recursos naturales y la defensa de la “madre tierra” o “pacha mama” [4]. Desde la cosmovisión y la praxis indígena, la preservación del medio ambiente corresponde a una postura civilizatoria, que se expresa en una visión del mundo y una forma particular de vivir en él. Esta cosmovisión coloca, como principio fundamental, el cuidado y la conservación de la tierra, del espacio donde, como ellos dicen, “nuestros hijos crecen y pueden ser felices”. Desde esta perspectiva, defender la preservación del medio ambiente y la naturaleza significa defender el derecho a la felicidad y a la propia vida.
Las constituciones plurinacionales en América del Sur representan los casos más avanzados de redefinición del papel de la naturaleza y de los recursos naturales en el desarrollo social y económico de los países que asumieron este modelo constitucional y que se expresan en una refundación del Estado. Estas plantean un nuevo marco legal que coloca a la naturaleza como sujeto de derechos y crea condiciones para construir mecanismos de gestión social de los recursos naturales, lo que seguramente permitirá también disminuir enormemente la tensión creada por las prácticas de violencia y expulsión de las poblaciones locales, generalmente indígenas, de los territorios productores de recursos naturales. Estos conflictos adquieren una dimensión cada vez más violenta, en un proceso donde la disputa por los recursos naturales se apoya cada vez más en una política de militarización de los territorios.
El significado del “buen vivir” trasciende la visión económica de la tierra como medio de producción, para colocarla en el lugar del espacio territorial donde la vida ocurre, donde se entrelazan la memoria colectiva de los pueblos y la historia de las civilizaciones originarias cuyo largo proceso todavía continúa marcando la vida cotidiana de las comunidades indígenas y campesinas de América Latina.
Un análisis teórico de los ciclos de innovación tecnológica en relación a los ciclos económicos, orientado a desarrollar una comprensión más profunda de la dinámica científico-tecnológica en el capitalismo contemporáneo, nos ofrece claves importantes para entender la real dimensión de los recursos naturales y la gestión de la naturaleza en este proceso. De esta manera, los recursos naturales dejan de presentarse bajo la forma única de commodities en el análisis económico, para asumir un papel mucho más amplio.
La expansión de las multinacionales, transnacionales y empresas globales conducen a desequilibrios crecientes que desarticulan la economía mundial. El mismo capitalismo que es capaz de producir fuerzas colosales de creación e innovación, necesita destruir dramáticamente aquello que produce y la propia base natural en que produce para garantizar el proceso de acumulación. Esta cuestión nos coloca frente a otro dilema, la necesidad de pensar los ciclos de innovación científico-tecnológica y los ciclos económicos en relación al uso, transformación, apropiación y consumo de los recursos naturales. La forma en que esta relación se encamine, representa una cuestión estratégica para la civilización humana planetaria y para las naciones que la conforman.
Ciertamente, se trata de una confrontación entre dos modelos de desarrollo, uno basado en la planificación y uso sustentable de los recursos naturales orientado a atender las necesidades de la mayoría de los actores sociales y el otro basado en la explotación y expropiación violenta y militarizada de estos recursos y de las fuerzas sociales y los pueblos que los detentan.
La financierización de los recursos naturales
El análisis económico y político de los recursos naturales nos conduce, inevitablemente, a una cuestión central del capitalismo contemporáneo: la sustentabilidad del medio ambiente, de la naturaleza y, a fin de cuentas, la viabilidad del planeta. La ecología económica crítica viene llamando la atención enfáticamente sobre el carácter insostenible del modo de producción y de consumo actual.

La “capitalización de la naturaleza” no sólo expresa su mercantilización, sino que crea un nuevo campo de acumulación y de valorización que se nutre de la destrucción acelerada de los recursos naturales que, a través de un cierto “derecho a contaminar”, provocan daños irreversibles a la biósfera. Ya la teoría neoclásica sustentaba la transformación de la naturaleza en “capital natural”, a través de la creación de derechos de propiedad privada que ofrece a sus tenedores garantía de una renta combinada con una plusvalía en capital [5].
Durante las últimas décadas, las materias primas y recursos alimenticios –llamados commodities– se han convertido en un tipo de activos financieros. Este proceso de conversión está compuesto de tres elementos: 1. Los mercados de las commodities se convirtieron en una esfera de inversión para el sector financiero en búsqueda de lucros elevados después de la desaparición de la burbuja de internet, atraídos por la promesa de lucros elevados y rápidos así como por la diversificación de las carteras. Para las instituciones financieras no bancarias, las commodities cumplieron un rol similar al del sector inmobiliario para los bancos; 2. La integración de los mercados de commodities, como componente de los mercados financieros, facilitada por la creación de vehículos de inversión destinados a la especulación, como los llamados “mercados futuros”. Éstos reforzaron el pasaje entre los mercados de commodities y los mercados bursátiles; 3. La fuerte atracción ejercida por los mercados de commodities sobre los inversores financieros estuvo estimulada por la desregulación de este sector.
En relación a la gestión económica de los commodities, Serfati define tres categorías de actores económicos: los arbitrageurs y hedgers, directamente interesados en la adquisición o la venta de productos físicos; los especuladores “tradicionales” que toman, por lo general, una posición de riesgo que los arbitrageurs rechazan; y los “especuladores de índice” (fondos de pensión, fondos especulativos, compañías de seguros, bancos, etc.) que no tienen ningún interéspor el productofísico, sino exclusivamente por los beneficios potenciales. Razón por la cual estos últimos adoptan, generalmente, posición de comprador y especulan sobre un alza en curso, alimentando de esta manera un alza permanente. La participación de estos “especuladores de índice” en el mercado de futuros no ha dejado de crecer: pasó de 7% en 1998 a 40% en 2008. Mientras que en el mismo periodo, los arbitrageurs pasaron de 79% a 34% y los “especuladores tradicionales” pasaron de 14% para 26%. Es decir, 66% del mercado de futuros de commodities está en manos de especuladores tradicionales y financieros. El autor sostiene que la lógica especulativa que se impuso en el mercado de commodities fue responsable del aumento de los precios de los bienes de alimentos y de materias primas que se produjo entre 2005 y julio de 2008.
Pensamiento estratégico e integración regional
La disputa global por los recursos naturales y su gestión económica y científica, abre un amplio campo de intereses en conflicto en la región evidenciando, por lo menos, dos proyectos en choque: la afirmación de la soberanía como base para el desarrollo nacional e integración regional y la reorganización de los intereses hegemónicos de Estados Unidos en el continente, que encuentra en los tratados bilaterales de libre comercio uno de sus principales instrumentos para debilitar el primero.

Este proceso no puede ser entendido fuera de un contexto de redefinición de las estructuras de poder hegemónico mundial. La emergencia de nuevas potencias indica la constitución de un mundo multipolar, que coloca nuevos desafíos, haciendo evidente la necesidad de superar la visión eurocéntrica y su modelo de civilización para avanzar hacia la constitución de una civilización planetaria.
El proyecto de reorganización de la hegemonía estadounidense en América Latina es parte de un proceso complejo de dominación que asume múltiples dimensiones y que busca garantizar sus “intereses vitales” colocando el acceso, la apropiación y la gestión de los recursos naturales como cuestiones de seguridad nacional. Este proyecto de reorganización hegemónica está sustentado en un pensamiento estratégico que se manifiesta en los diferentes niveles de gobierno y del Estado y que orienta la política externa de Estados Unidos y las acciones de sus agencias nacionales en todos los niveles. Se trata, por lo tanto, de una estrategia de dominación multidimensional que tiene desdoblamientos económicos, políticos y militares.
Sin el desarrollo de un pensamiento estratégico que se afirme en el principio de la soberanía y en una visión de futuro de largo plazo, los países latinoamericanos tienen menos condiciones de hacer frente a las enormes presiones generadas por esta situación de disputa, donde está en juego, en última instancia, la capacidad de re-organización de proyectos hegemónicos y la emergencia de proyectos contra-hegemónicos. Es claro que este conflicto de intereses tiene como telón de fondo visiones societarias y proyectos civilizatorios en choque.

Notas:
[1] BARCENA, Alicia. Gobernanza de los recursos naturales en América Latina y El Caribe. 2012.
[2] SANTOS, Theotonio dos. A politização da natureza e o imperativo tecnológico. GREMIMT, Serie 1, N° 7, 2002, 7 p.
[3] SCHUMPETER. Joseph. Socialismo, capitalismo y democracia (t raducido por Ruy Jungmann). Río de Janeiro: Editora Fundo de Cultura, 1961, 488 p.
[4] Significa en quechua “madre tierra”.
[5] SERFATI, Claude. La mundialización bajo la dominación de la finanza: una trayectoria insostenible. En: CORREA, Eugenia et Ali. Capitalismo: ¿Recuperación?, ¿descomposición?. Porrúa: México, 2010, p.25 -58.Monica Bruckmann es Socióloga, Doctora en ciencia política, profesora del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ-Brasil) e investigadora de la Cátedra y Red Unesco/Universidad de las Naciones Unidas sobre Economía Global y Desarrollo Sustentable – REGGEN.

Este es uno de los artículos de América Latina en Movimiento # 480-481,” Integración suramericana: Temas estratégicos”, noviembre-diciembre de 2012.




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