Archivo de febrero 2021

25
Feb
21

FRENTE AMPLIO, debe rendir más …

 

Frente Amplio: a un año de volver a la oposición

Relatar en pocos párrafos lo que ha sido el primer año del gobierno de la coalición de derechas, y en consecuencia, la actuación del Frente Amplio (FA) en la oposición, es tarea imposible. Fue un año marcado por la pandemia, y el gobierno ha dado sus primeros pasos oscilando entre su programa y los emergentes, atendiendo más lo primero que lo segundo, mientras que el FA parece intentar torpemente adaptarse a su papel, en medio de un proceso de revisión autocrítica de sus gobiernos y de la renovación de liderazgos. A crédito de un análisis más detallado y extenso que no podemos permitirnos en estas páginas, se puede adelantar una conclusión que se intentará argumentar con algunos ejemplos: el FA no ha logrado articular una estrategia que le permita desempeñarse como oposición de manera satisfactoria.

En líneas generales, las acciones de la fuerza política se enmarcaron en el absurdo temor a politizar la pandemia (asunto que tiene su lado político cada vez más visible, aunque el oficialismo lo niegue), lo que la desplazó de la discusión del tema del año. Cuando irrumpió la pandemia, el primer reflejo del gobierno fue culpar al FA de no prever la llegada de la covid-19 (y no perdieron oportunidad de criticar al FA en sus conferencias), mientras que el primer reflejo de la oposición fue respaldar al gobierno y evitar la confrontación. Fiel a su tradición de fuerza constructora que ya lleva medio siglo, el FA realizó una y otra vez propuestas que el gobierno no quiso escuchar: hubo varias reuniones e instancias de diálogo, pero sin acuse de recibo de las medidas propuestas. Nadie puede decir que el FA criticó y no propuso nada. No lo sabíamos entonces, pero era ingenuo esperar que escucharan a la oposición si ni siquiera le prestan mucha atención al Grupo Asesor Científico Honorario (GACH).

Pero faltó habilidad para posicionar las medidas propuestas en el debate público. Por ejemplo, la renta básica universal fue una de las más discutidas, pero con un debate muy pobre y ruidosas críticas del oficialismo, a pesar de que académicos de la Universidad de la República que hace mucho trabajan en el tema elaboraron una propuesta detallada que incluía los cálculos para la financiación.

Al margen de las propuestas respecto de la pandemia y ante el temor a politizarla, buena parte de las acciones de la oposición se apoyaron en pequeños incidentes coyunturales a los que el FA reaccionó intentando hacer política a veces con objetivos poco claros, generalmente con escaso éxito. Es imposible mencionarlos todos, pero vale la pena detenerse en algunos para ejemplificar el punto.

Un episodio lamentable fue el affaire Beatriz Argimón-Fernando Cristino, del que el FA se hizo su-eco. Más serio fue el caso de Isaac Alfie declarando en contra de Uruguay, exponiendo al país a pagar millones de dólares en un arbitraje que finalmente tuvo un laudo favorable. También allí se criticó la idoneidad ética del funcionario para permanecer al frente de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), pero al igual que en el caso de la directora de la Secretaría Nacional de Cuidados, Gabriela Bazzano, las serias dudas que despiertan algunos de “los mejores” designados por el gobierno apenas logran hacerle mella y acaban disipándose tras el respaldo del oficialismo. También en el caso de Guido Manini Ríos eligieron complicidad, negándose a votar el desafuero, cambiando impunidad por presupuesto. Aún está por verse qué sucede con Pablo Sitjar, integrante del directorio del Banco República por Cabildo Abierto, cuya destitución fue solicitada por el FA. La improvisación ha sido una característica del oficialismo: desde la renuncia de Ernesto Talvi hasta la desprolijidad en la negociación de las vacunas, pasando por el (des)acuerdo sobre el presupuesto para los juzgados de género.

Un incidente curioso fue la destitución de Erode Ruiz luego de reunirse con Gustavo Leal a espaldas del ministro Jorge Larrañaga. Fue este episodio el que finalmente motivó un llamado a sala (no lo fueron los abusos cometidos desde el primer día, ni el dudoso relato sobre las cifras, ni las fricciones con la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo, ni siquiera la utilización de una picana contra un detenido, que valió una declaración de la bancada del FA). El FA, que no podía criticar al oficialismo por los desmanes de Ruiz dado que siendo gobierno lo designó jefe de Policía en Maldonado pese a su polémico historial, vio su destitución como otro episodio de falta de diálogo. A la vez, el ministro, que fue tan crítico con la gestión del FA en materia de seguridad, no podía permitirse que un cargo de confianza se reuniera con exjerarcas frenteamplistas porque habría implicado admitir de una vez las enormes coincidencias entre la pasada y la actual gestión: había que marcar diferencias a toda costa, aunque hubiese más continuidad que cambio. Pero al final el llamado a sala se suspendió alegando que la situación sanitaria era más importante, y la que quizá sea la cartera más cuestionable hasta ahora sigue sin rendir cuentas ante el Parlamento.

La debilidad para hacer política se manifiesta también en las redes sociales, donde muchos militantes ávidos de una oposición tenaz dan palos de ciego, a falta de voces que los representen en la tribuna política. A veces hasta algún legislador se sube al carro de criticar lo anecdótico por criticar algo, y termina peludeando, como en el episodio de la camioneta presidencial en la arena. Es síntoma de la falta de proyecto político y de la falta de conducción. Ya lo dijo Max Weber: la ausencia de finalidades objetivas es uno de los pecados mortales en política.

Pero más allá de la pandemia y de las pequeñas escaramuzas, el suceso clave para analizar el desempeño del FA en la oposición es sin duda la ley de urgente consideración (LUC), por ser el buque insignia de la coalición de gobierno y por sintetizar el programa común de las derechas. Aparecida en medio de la emergencia sanitaria, el oficialismo prefirió sus propias urgencias a las de los y las uruguayas (cosa que reafirmó en la ley de Presupuesto), negándoles además la posibilidad de un debate democrático al respecto. “La gente votó un cambio”, decían, como si la democracia fuese ir cada cinco años al cuarto secreto y nada más.

El FA se presentó como una “oposición responsable”, apostando al diálogo, a la crítica constructiva y a la “reducción de daños”. Asumiendo que la LUC es una mala ley con la que ideológicamente nunca podría estar de acuerdo, pero aceptando que de todos modos sería aprobada, el FA optó por negociar para introducir cambios que la hicieran menos mala, votó por unanimidad muchos artículos y logró excluir otros: pequeñas victorias más a instancias de socios disidentes de la coalición que por mérito propio, que en algunos casos se revertirían parcialmente en la ley de Presupuesto (como la desmonopolización de Ancap) o esperan su momento (como la nueva ley de medios).

Pero el discurso de “oposición responsable” parece haberse convertido en un brete. Aprobada la LUC que una y otra vez se calificó de antipopular, innecesaria, autoritaria, privatizadora e incluso inconstitucional, el movimiento social no tardó en reclamar su impugnación, y lo que pasó después es de conocimiento público: parte del FA y del movimiento social quieren ir por todo, otros lo consideran riesgoso. El asunto termina laudándose en dos campañas de recolección de firmas: una que pretende impugnar 135 artículos (básicamente los que el FA no votó) apoyada por el PIT-CNT y el FA, entre otros; y otra, impulsada por diferentes organizaciones y colectivos, que pretende impugnar la ley entera. Parece haberse negociado más en el Parlamento para aprobar la ley que con el movimiento social para buscar su impugnación. En todo caso, con el diario del lunes, lo más conveniente parecía ser no interferir con el movimiento social y su estrategia.

Ahora el FA se apresta a una ardua campaña en la que tiene que explicar por qué criticó tanto la ley si no estaba tan en contra, por qué si había “dos modelos de país” bien distintos hay 341 artículos del programa de las derechas que no merecen ser sometidos a la democracia directa. En fin, contradicciones del progresismo que habrá que revisar si se quiere ser una oposición responsable y ofrecer una auténtica alternativa al modelo de las derechas. Pero independientemente de la derogación total o parcial, estas campañas serán exitosas si logran reivindicar el derecho de la ciudadanía a pronunciarse sobre una ley de cuyo debate se vio excluida por los caprichos del gobierno y las restricciones sanitarias.

De este brevísimo repaso, que quizá peca de injusto, lo que se desprende es la poca capacidad para marcar agenda, para generar hechos políticos por mérito propio frente a un gobierno que cuando no está anunciando el anuncio de la futura medida está dando marcha atrás a una medida anunciada. Es un todos contra todos sin diálogo real con la oposición y sin dar respuesta a los problemas que se acumulan, evidenciando autoritarismo y falta de sensibilidad. Sería muy fácil reconocer el éxito de la estrategia de comunicación del gobierno o el doble juego de oficialismo y oposición dentro de la propia coalición, o culpar al “blindaje mediático”. Pero hacer política es responsabilidad de la fuerza política.

El FA no encontrará comodidad en la oposición sin antes laudar la revisión de sus propios gobiernos y elaborar desde allí una verdadera alternativa de izquierdas al proyecto de las derechas. No sólo hace falta delinear una estrategia: hace falta un proyecto político que trascienda lo electoral y que (re)una a las izquierdas, porque sin él la estrategia no es más que el plano de un castillo de naipes.

No se puede criticar al gobierno sin asumir las contradicciones propias: esto implica una revisión del progresismo, de sus posibilidades y de sus limitaciones. Hace falta una renovación –que puede ser generacional o no–, pero debe ser fundamentalmente ideológica y estratégica si se quiere contrarrestar el embate de las derechas: a todas luces el consensualismo no está funcionando. El FA sabe más de ser oposición que de ser gobierno, pero antes de ser gobierno tenía un proyecto político a estrenar y una estrategia de “acumulación”. Ahora ese proyecto mostró sus debilidades, y es necesario fijar un nuevo rumbo para disputar hegemonía. No hay que tenerle miedo al conflicto: la política es conflicto. La forma de no polarizar no es evadir la confrontación, sino confrontar con honestidad intelectual (y algunos de los nuevos liderazgos saben hacerlo muy bien).

Ahora bien, no es el FA el que debería adaptarse tibiamente a su rol de oposición siendo la fuerza política más grande, esto es, casi la mitad del país. Debería ser el gobierno quien mida la temperatura del agua con el codo antes de tomar decisiones. Así como lentamente crece el malestar entre los votantes de la coalición, crece también el descontento entre los votantes del FA en relación a su estrategia. Hay que ser más creativos, más ingeniosos, más audaces. De nuevo con Weber, no se consigue nunca lo posible si no se intenta lo imposible, y en eso consiste el arte de la política.

Marcos Hernández es egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República.
24
Feb
21

surfeando entre las vacunas

Vacunas: la impericia del presidente en todo su esplendor

escribe: Leandro Grille / Caras y Caretas

Uruguay no ha recibido ninguna dosis de vacunas hasta el momento y es el único país de América del Sur que no está en condiciones de iniciar la campaña de vacunación. Aunque cabe esperar que antes de culminar el primer trimestre, nuestro país reciba vacunas de la fórmula vacunal de Oxford-Astrazeneca por el mecanismo Covax, las gestiones directas del gobierno para la adquisición de las vacunas de Pfizer BioTech y de Sinovac no han arrojado, hasta ahora, ningún resultado concreto, al menos si consideramos que resultados concretos son lotes disponibles para su aplicación.

Acá hay varios problemas serios. Más allá del atraso evidente en la inmunización del personal de salud, que constituye la primera línea de combate a la epidemia, y la primera urgencia objetiva, el retraso en la adquisición de vacunas supone que el reinicio de la actividad escolar y la plena actividad general se produzca en un contexto de cientos de contagios diarios, y sin un mínimo de gente protegida, por lo que cabe esperar que el regreso a la actividad total ambiente un aumento de los casos. En segundo lugar, es gravísimo que el gobierno no cuente con una información clara sobre la fecha de llegada de los primeros envíos de las dos empresas a las que contrató y que haga trascender que las espera para “las primeras semanas de marzo”, sugiriendo además un orden con base en fundamentos que se desconocen completamente.

Ahora dicen que las primeras serían de Sinovac, pero hace poco hicieron un show insólito para ir a buscar cuatro ultrafreezers a Miami en un avión de guerra, dando a entender que esperaban de forma inminente el arribo de las vacunas de Pfizer, que son las que requieren ultracongelación. Todo indica que no tienen ni la más mínima idea de cuáles son las que llegarán primero, cuántas y en qué fecha. Apenas están confiados en que representen un porcentaje superior de cobertura que en el resto de los países del continente, no por un mérito de nuestra negociación, sino porque Uruguay es el país menos poblado de todos y hasta el lote más chico representa en términos porcentuales una cantidad más significativa que en el resto de los países de la región.

Cada tanto se ve a los operadores del gobierno hacer una afirmación de este estilo: nosotros no recibimos nada todavía, pero cuando recibamos, vamos a ser los primeros en vacunar a toda la población. Y todo eso como si fuera un mérito particular de Lacalle Pou. Pero ese razonamiento es completamente estúpido: es obvio que si nuestro país entra en un barrio de San Pablo, vacunar a todos los orientales exige un esfuerzo absoluto muy inferior a vacunar a todos los argentinos, brasileños o mexicanos, pero no es con ellos con los que hay que competir, sino tomando como referencia nuestras propias posibilidades. Uruguay pudo contar con vacunas desde diciembre o, a lo sumo, desde los primeros días de enero, dado que, por ejemplo, una institución de salud mutual como el Casmu había alcanzado un acuerdo con Sputnik V que Uruguay ni siquiera consideró por motivos absolutamente políticos, aunque tenga algún científico que defienda esa necedad escudado en la falta de publicación en una revista arbitrada, como si las agencias de control precisaran recurrir a The Lancet para analizar la autorización de un medicamento. Es notorio que Lacalle Pou se jugó por las vacunas estadounidenses por un motivo absolutamente político: es tan obvio como que en algún momento sugirió que solo íbamos a usar vacunas aprobadas por la FDA de Estados Unidos o la Agencia Europea del Medicamento. Pero después no tuvo más remedio que recular y acordar con la primera vacuna que le ofrecieron: la vacuna china de Sinovac, aunque el que se la haya ofrecido haya sido un representante trucho y haya tenido que hacer gestiones rarísimas para enmendar la metida de pata de campeonato.

Esa preferencia de Lacalle Pou por las vacunas de Estados Unidos y sus aliados no fue correspondida por la empresa, que jamás consideró a Uruguay un país europeo, alto, rubio y de ojos celestes. Uruguay ha sido tratado como un país sudamericano y, además, un mercado extremadamente chico, por lo tanto no han tenido ni un minuto de consideración en homenaje al alineamiento obsceno de nuestras autoridades. Como no se sabe nada, hay un riesgo importante de que el arribo de las vacunas se produzca tarde (ya lo es) en relación con el resto y en envíos esporádicos que extiendan la campaña de vacunación más allá de este año. Y esta situación, sobre la cual el gobierno no se expresa con claridad, maximiza la posibilidad de que entren a jugar variantes del virus con mayor transmisibilidad y con menor susceptibilidad a la protección inducida por las vacunas. Uruguay no puede seguir durmiendo: debe negociar con todos los laboratorios que pueda para obtener vacunas en cantidades suficientes y lo antes posible. La guerra mundial por las vacunas marca que la inmensa mayoría están siendo acaparadas por los países ricos y hay más de cien países que no han vacunado a nadie: esta catástrofe moral afecta gravemente a la población de los países pobres, pero es una catástrofe moral y política multiplicada si un país como Uruguay, que ni tiene gran población ni se cuenta entre los países sin recursos, no obtiene vacunas ya no solo por las desigualdades de este sistema-mundo, sino por la absoluta desidia, cerrazón ideológica y completa impericia del presidente de la República.

08
Feb
21

Uruguay, gobierno de ultra derecha y ANTI DERECHOS …

 

Nada por acá, nada por allá: el arte del ilusionismo y la técnica de gobierno

escribe: Ramiro Alonso
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¿ CREÍSTE EN EL DISCURSO DEL CAMBIO ? …

El ilusionismo es un arte misterioso, ya que los principios que permiten este ejercicio están salseados con ingredientes secretos, y el secreto es fuente inagotable de incógnitas, de literatura y poesía. El arte del ilusionismo consiste en producir artificialmente efectos en apariencia maravillosos por medio de juegos, distracciones y engaños cuidadosamente elaborados.

Los grandes ilusionistas de la historia, para ser exitosos, manejan por lo menos tres habilidades: el disfraz, la confusión y la distracción. Mientras que se disfrazan de algo que no son para interpretar su rutina y esconder sus verdaderas intenciones, ponen en juego sofisticados artilugios que confunden al espectador y con sus movimientos u oratoria distraen la atención.

El gobierno viene practicando con gran precisión el arte de la ilusión e interpretando una obra magistral de compleja puesta en escena.

Nada por acá, nada por allá: justificación del ajuste

David Seth Kotkin, también conocido como David Copperfield, así como muchos otros magos e ilusionistas, muestra en sus espectáculos la habilidad de hacer aparecer y desaparecer objetos o personas. Este truco consta de hacer creer al espectador que el ilusionista no cuenta con ningún elemento en sus manos o su traje, y por arte de magia algo aparece frente a nuestros ojos.

Este viejo truco ha sido parte central de la estrategia del gobierno. Repetir hasta el cansancio que la administración anterior se había gastado todo y mirar al pueblo con las manos hacia adelante, aparentemente vacías. Pero todo mago tiene su as bajo la manga.

Esta ilusión ha permitido que el plan de ajuste propuesto pareciera acorde a una situación de manos vacías. Si el Estado no tiene nada, no podrá hacerse cargo de financiar los embates de la pandemia, deberá generar caja mediante el recorte del gasto público e incluso deberá aumentar los impuestos y tarifas, aunque eso signifique incumplir promesas de campaña. La ilusión ha servido también como argumento para no invertir lo necesario en hacerles frente a las consecuencias de la pandemia y ubicar a Uruguay entre los países que menos esfuerzos han hecho frente al resto de América Latina.

En marzo de 2020, mientras se votaba la rendición de cuentas y el gobierno decía que la situación económica heredada era catastrófica, se presentaba a inversores un informe de país modelo: con las finanzas saneadas, un mercado laboral dinámico, alto nivel de formalidad, buen nivel de reservas, entre otras virtudes. Este argumento, entre otros, fue utilizado para señalar reiteradas veces que Uruguay mantuvo el grado inversor y cuenta con facilidades para acceder al mercado de créditos si así lo dispone. Si uno presta atención al traje, los recursos se pueden ver.

El número de magia culmina con la revelación de que finalmente sí había recursos. Desde que comenzó el nuevo gobierno se emitieron una serie de decretos y leyes haciendo eco de demandas empresariales con un alto poder de lobby y que terminan ampliando las ganancias de grandes empresarios. Los decretos 268/020 y 138/020 reducen y simplifican arbitrariamente las exigencias para acceder a beneficios fiscales para las inversiones, en diciembre se votó una ley con carácter urgente para otorgar la exoneración del IRPF de capital a los rendimientos derivados de inversiones mobiliarias en el exterior del país para un pequeño grupo de privilegiados residentes en Uruguay, el último día de 2020 se firmó un decreto en el que se encomienda a la Unidad Reguladora de Servicios de Comunicación devolver 8,5 millones de pesos a canales y cableros, y la ley de presupuesto estipula facilidades tributarias para establecimientos rurales, entre otras.

Amo del disfraz: presupuesto y gasto público

Netflix estrenó hace unas semanas la serie inspirada en las andanzas del personaje francés Arsène Lupin, creado por Maurice Leblanc, que utiliza el ingenio, manos veloces y su capacidad de adelantarse a los acontecimientos para realizar robos de gran escala. Una de las cualidades principales de este personaje, es su capacidad para cambiar de aspecto en función de la obra que pondrá en práctica.

El arte del disfraz, la idea de que con bastante revoque uno puede hacerse pasar por alguien que no es, es una técnica utilizada con gran efectividad por el gobierno. Han insistido con estar preparados, contar con los mejores, quitar lo político e ideológico de las decisiones técnicas, y se disfrazaron de buenos gestores. Esa máscara ha llevado a plantear sin mayores dificultades en la ley de presupuesto unas proyecciones increíbles. A pesar de que analistas y expertos públicos y privados reiteraron hasta el cansancio que las proyecciones carecían de sustento, cierta ingenuidad generalizada permitió al gobierno reiterar impunemente, una y otra vez, que las proyecciones eran las correctas.

Cuando quisimos acordar, ya era tarde. El gobierno había usado el disfraz eficazmente y pronosticado (y ratificado sucesivamente) una caída de 3,5% para 2020, pero analistas consultados por el Banco Central del Uruguay y el Centro de Investigaciones Económicas actualizaron en enero que la economía cayó en 2020 entre 5,2% y 6,1%. Luego de esto, una calurosa tarde de enero, cual pasaje narrativo, la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, declaró que la meta del déficit fiscal que defendió incansablemente en la ley de presupuesto no se iba alcanzar. Se quitó el maquillaje frente a la cámara.

¿Por qué disfrazarse? Para que se vote la ley sin levantar sospechas. Pero cual caballo de Troya, dentro de la ley se encuentran las herramientas que permitirán al gobierno realizar mayores ajustes en caso de no cumplirse las metas establecidas en el presupuesto. El artículo 7, que establece la potestad del Poder Ejecutivo de establecer topes a la ejecución si no se cumple con las metas establecidas, la aún desconocida regla fiscal, vincular prestaciones sociales a la base de prestaciones y contribuciones y ajustarla por debajo de la inflación, o la incertidumbre sobre la anunciada recuperación del salario real para los públicos, son algunas de las herramientas que votaron.

La distracción y el manejo del espectáculo: los ajustes de tarifas

David Tobias Bamberg, también conocido como Fu-Manchú, dominó el arte de las sombras chinas con sus habilidades excepcionales, pero la seña identitaria era su capacidad para manejar la escena en sus espectáculos, como una obra de teatro. Gran orador, declamador y mimo.

La aprobación y la imagen del gobierno parecen no haber tenido mayores dificultades. ¿Cómo puede pasar que gran parte de la sociedad muestre su apoyo y su aprobación a un gobierno que se ha encargado de quitar una cantidad de beneficios económicos de las mayorías? Una hipótesis es el parecido con nuestro mago: un gran dominio del escenario, un buen libreto y la construcción sistemática de distracciones. Una foto sin remera, una actitud campechana, largas conferencias de prensa con poco en limpio salvo la imagen de un hombre que da la cara, una actitud de gentleman con buenos modales que recuerda el nombre de los periodistas, o la casual caminata con Loli por 18 de Julio.

Un ejemplo de manual fue la operación “héroe” detrás del anuncio de la suba de tarifas. En la segunda mitad de diciembre los directorios de los entes públicos (con mayoría oficialista) presentaron una propuesta para el aumento de tarifas, justificada en las necesidades de los organismos. En el caso de Ancap el ajuste de los combustibles propuesto era de 12,3% en promedio. En medio de esta discusión, el presidente anuncia reuniones en la Torre Ejecutiva donde analizará los informes y decidirá cuál es la mejor suba para la ciudadanía. Al terminar la reunión, se publica una comunicación de Presidencia donde se anuncia que el presidente resuelve no subir las tarifas por encima de la inflación pasada, dada la coyuntura.

El héroe Luis lo hizo de nuevo. Esta operación que resulta en aplausos por la bondad del jerarca esconde al menos dos elementos asombrosos: el primero es que las tarifas subieron a pesar de su promesa de campaña de no subir impuestos ni tarifas: “Es fácil administrar mal si tengo el bolsillo de Juan Pueblo para meterle la mano”; y, segundo, en el debate sobre la ley de urgente consideración se argumentó sobre la necesaria creación de equipos técnicos especializados para fijar precios, utilizar medidas objetivas asociadas a los precios de paridad de importación, con independencia para la decisión. Sin embargo, el ajuste terminó siendo una “orden” del presidente. Un acto más en el hábil manejo de su imagen pública.

Nadie como James Randi para desenmascarar los engaños

Vamos con nuestro último amigo: James Randi. Luego de volverse famoso por su magia y actos de escapismo, dedicó su vejez a desenmascarar estafadores. Denunciar que algunos magos utilizaban sus artes del engaño para venderle a la gente la existencia de eventos paranormales.

La filosofía de Randi era la siguiente: el ilusionismo parte de la premisa de que es un espectáculo de entretenimiento voluntario. Pero… ¿qué pasa si uno se ve sometido sin quererlo ni saberlo y el ilusionismo envuelve su vida cotidiana? ¿Qué ocurre cuando el mago se aleja del espectáculo y pretende decir que de verdad se puede hacer desaparecer objetos o conectarse con la muerte o curar una pierna rota? La ilusión se vuelve peligrosa porque “si el espectador olvida que está viendo una mentira, inevitablemente puede quedar a merced del embaucador”.

Un espectáculo de magia es un entretenimiento inofensivo; el espectáculo del gobierno afecta la vida de la gente de manera decisiva. El país necesita más certezas y menos actores de reparto, se va la vida en ello.

El gobierno, así como el mago, sabe que la gente se fastidia cuando el truco sale mal. Cuando se desnuda la escena y en las redes sociales se muestra el truco de cámara, el show se empieza a desmontar.

Como un buen mago jamás revela voluntariamente sus secretos, uno tiene que hacer de Randi con la información que recibe y descifrar cuando le están haciendo pasar gato por liebre, sabiendo que las apariencias engañan.

El autor agradece los enriquecedores comentarios de Claudio Invernizzi y del Grupo Jueves. Esta y otras notas del Grupo Jueves pueden encontrarse en grupojuevesuy.wordpress.com.

07
Feb
21

Uruguay y la DERECHA RESTAURADORA

GOBIERNO CÍVICO MILITAR NO ASISTE A LA POBLACIÓN VULNERABLE, NO TIENE POLÍTICAS SOCIALES AMIGABLES, RECORTA PRESUPUESTO EN EDUCACIÓN, SALUD, VIVIENDA Y ASISTENCIA SOCIAL EN PLENA PANDEMIA PERO … ACOMODA GENTE CON EL DINERO DEL ESTADO (de los ciudadanos)

¿QUÉ HACE ASSE?

No tienen remedio: sobran parientes

SIN MEDICACIÓN por AUSENCIA de REPOSICIÓN e INVERSIÓN ADECUADA, LOS PACIENTES SUFREN PATOLOGÍAS GRAVES Y NO les SUMINSTRA ASSE, una ADECUADA ATENCIÓN MEDICAMENTAL

AHORA ESO SI … RUBROS (dinero) PARA ACOMODAR PARIENTES, LOS MILITARES de Manini HAN ENCONTRADO y GOZAN DE BUENA ZALUD …

Mientras la atención en políticas de salud se centra en la covid, cientos de usuarios de salud pública sufren otras incertidumbres, como la falta de medicamentos. En enero de este año, en el Coordinado del Cerro, en las policlínicas del Hospital Maciel, en Rocha, en Florida, en Flores, usuarios no recibieron la medicación, al tiempo que llueven las denuncias de contrataciones directas de familiares de funcionarios adjuntos de algunos directores de ASSE.

Luis está bajo tratamiento por su adicción al consumo problemático de sustancias; desde que está con asistencia médica no solo mejoró su vinculo con la familia, mantiene a raya la adicción, mejoró su autoestima y el ingreso al Portal Amarillo dejó de ser un hecho cotidiano. No es un milagro divino. A su fuerza de voluntad y el apoyo familiar, se suma el tratamiento farmacológico que es la pieza fundamental. El medicamento que retira gratis en salud pública tiene en el mercado un costo de 1.500 pesos, inaccesible para los ingresos familiares. Cuando el medicamento falta, la casa de Luis se convierte en un infierno, al tiempo que en los hogares de los familiares contratados en algunos de los equipos de los directores de ASSE, hay motivos de festejo.

Líos de órdago

Algunos de los chisporroteos durante la última campaña municipal se dieron entre Cosse y Cipriani, cuando la primera denunció la falta de medicamentos en algunos de los Centro RAP (Red de Atención de Primer Nivel).

El presidente de ASSE, Dr. Leonardo Cipriani, criticó a la candidata por el uso político de la situación y restó importancia al asunto diciendo que el faltante eran no más de tres medicamentos. En enero, cuando en el Coordinado del Cerro (el famoso “hospitalito”, obra de Lacalle padre que tanto le gusta mencionar) se denunció la no entrega de más de 30 medicamentos, las autoridades de ASSE adjudicaron la situación y la responsabilidad a lo no entrega en los plazos estipulados de los laboratorios y en algunos problemas de la logística de distribución del RAP.

Consultada la delegada sindical de la Federación de Funcionarios de Salud Pública de la comisión Interna del Cerro, Lorena Luján, adjudicó sin embargo la responsabilidad a un problema de gestión de las nuevas autoridades, que parecen no haber tomado en cuenta el aumento masivo de los usuarios a partir de marzo de 2020, que migraron de la asistencia privada por la crisis económica, lo angustiante de la persona que a pesar de que se le pide no salga del domicilio por la covid, termina teniendo que salir descompensado por la falta de medicación.

Cuando quisimos consultar al ministro Salinas por este tema, nos planteó que estaba en un lío de órdago, y no es para menos con las incertidumbres generadas desde el Poder Ejecutivo con la concreción de la llegada de las vacunas contra la covid. Nos fue imposible consultar al presidente de ASSE, Leonardo Cipriani, y la información que quedaron en enviarnos aún no nos fue entregada.

 

Universo ASSE

La información pública disponible y que parecería poseer cierta objetividad es la del Observatorio del Sistema de Salud del Uruguay, pero sin embargo no da elementos de datos tan sencillos como conocer cuál es el stock de medicamentos disponibles tomando en cuenta los usuarios de salud pública, ni la logística de ASSE para su distribución.

En su último informe, cerrado a marzo del 2019, surge claro que fue a partir de la creación del Sistema Integrado de Salud, con el cual los números de compra y entrega de medicamentos mejoraron.

No obstante, la compra de medicamentos es el tercer rubro de inversión tanto en salud pública como en las instituciones de asistencia médica colectiva.

A modo de ejemplo, los gastos a marzo de 2019 en salud pública en millones de pesos representaban 67.882 en remuneraciones, 20.549 en bienes y servicios, 30.674 en todo el resto del sistema y 12.041 en medicamentos.

En las instituciones de asistencia médicas colectivas las remuneraciones eran de 1.489 millones, 819 en el resto de los servicios y 177 en medicamentos.

En los gastos de medicamentos por prestador en datos que pueden necesitar algún ajuste, a 2019 las IMAC gastaban 6.196 millones de pesos, 3246 ASSE, 982 el Fondo Nacional de Recursos y 1436 en la suma de otros prestadores.

ASSE tiene 833 puntos de atención en todo el país y 43 hospitales.

En 2019 representaba un universo de usuarios de 1.363.418 (un 40% de la población, 4 de cada 10 personas).

Afiliados a ASSE por Fonasa eran 489.930 y 864.518 el resto de los usuarios.

El 2020, a ASSE se integraron 92.000 nuevos usuarios al tiempo que el presupuesto asignado se redujo en 1.800 millones de pesos con respecto a 2019.

 

Cipriani regalado

Consultado por la senadora Amalia Della Ventura sobre el faltante de medicamentos no como un hecho puntual en Montevideo, Rocha, Florida, Artigas, Canelones y Flores en su comparecencia junto al resto de las autoridades a la comisión parlamentaria de salud el 27 de enero de este año, el presidente de ASSE reconoció: “En lo que respecta a la falta de medicamentos, se ha publicado en las redes sociales el faltante de medicamentos específicos. Hemos intervenido en forma inmediata –mediante las regionales, y en algunos casos personalmente– para analizar los faltantes, que han sido puntuales, pero no estoy justificándolos. En lo personal –y esto lo venimos hablando a nivel del directorio–, considero que en ASSE no venimos gestionando bien el medicamento, y esta vez no ha sido por falta de rubros. Sí surgió un percance en noviembre -según me aclara el contador-; fue una semana en la que hubo un problema de medicamentos por un tema de rubros y por los laboratorios, que no nos entregaron, pero eso logró subsanarse.

Como administrador de salud, debo decir que ASSE no cuenta con un buen stock de medicamentos, entonces vamos a trabajar para poder generarlo, con un plan logístico distinto, por ejemplo, para la compra de medicación. Actualmente ASSE adquiere medicamentos en forma descentralizada y alguno en forma central. Si lo pensamos en términos de negociación básica, estamos perdiendo capacidad de negociación; no es lo mismo que cada hospital compre de a cinco cajas que si podemos comprar 300 cajas juntas, el poder de negociación es otro. Por lo tanto, estamos cambiando esa modalidad, porque tenemos que solucionar esto en forma inmediata, a corto plazo.

Este tema de los fármacos nos lleva a algo de gestión que hay que corregir en poco tiempo, porque está mal que el paciente de ASSE tenga atraso”.

Sin embargo, consultado por la diputada Lucía Etcheverry sobre la falta de medicamentos en el Cerro, Cipriani responde: “Queremos destacar un hecho importante en cuanto al faltante de medicamentos en el Cerro. En el momento en que apareció el faltante nos comunicamos con la directora de la RAP Metropolitana, doctora Gabriela Lamique, quien se contactó inmediatamente con la dirección del centro asistencial del Cerro, que desmintió que esos medicamentos faltaran”. No obstante, en la fachada y varias ventanilla del centro estaba la lista de medicamentos faltantes, la versión fue confirmada por la representante sindical y por parte de varios usuarios con los que habló telefónicamente Caras y Caretas, y como las autoridades del centro no pueden hablar a la prensa, consultamos a la directora de Comunicaciones de ASSE, Lorena Piñeiro, que como primera respuesta adjudicó el problema a la no entrega en plazos de los laboratorios, aunque por las palabras de Cipriani en el Parlamento, se manejó con la información de noviembre.

Una respuesta que no resiste las largas colas de esperas y la indignación e impotencia de quien vuelve al hogar sin la medicación.

 

LOS ACOMODOS de la GENTE de Manini(Cabildo Abierto) :

En el largo informe que brindaron a la comisión parlamentaria, faltó el detalle en el rubro de las nuevas contrataciones, y por las fechas de las denuncias, posiblemente los legisladores no estuvieran al tanto, pero seguramente tendrán la oportunidad de consultar al ministro Salinas en su llamado a sala.

En la nota de nuestra Web «Contratos de familiares en ASSE gozan de buena salud»  https://www.carasycaretas.com.uy/contratos-de-familiares-en-asse-gozan-de-buena-salud/, difundíamos la contratación directa de Serrana Pin Nadal, hija del coronel Eduardo Pin, adjunto del director coronel Enrique Montagno.

Información llegada a nuestra redacción denuncia la designación por Contrato 256 que establece que cumplidos los 18 meses de contrato, el funcionario pasa a ser automáticamente presupuestado sin necesidad de concursar y por otro que, en muchísimas situaciones, se estaría violando el Artículo 35, el cual establece: “(Prohibición de revistar en la misma oficina por razones de parentesco). Prohíbese la actuación dentro de la misma repartición u oficina del funcionario que se halle vinculado con su jerarca por lazos de parentesco dentro del segundo grado de consanguinidad o afinidad o por ser su cónyuge.
Si ingresare a la oficina un funcionario que mantenga los vínculos mencionados en el inciso anterior, la autoridad competente dispondrá los traslados necesarios, sin que se perjudique la categoría de funcionario alguno. Queda igualmente prohibida la permanencia dentro de la misma oficina o sección de funcionarios que entre sí reúnan alguno de los impedimentos establecidos en el inciso primero”.

Estirando de la punta de la madeja, ubicada en Mario Torales, funcionario adjunto del presidente, Dr. Leonardo Cipriani, encontramos la contratación en setiembre de 2020 de su esposa, la licenciada Noelia Virginia Moneda con destino al hospital Saint Bois.

Otro caso sería el del señor Sebastián Richieri, adjunto del director coronel Enrique Montagno, quien logra el ingreso con fecha 15 de junio de 2020 de su hermano, Leonardo Richieri, como jefe de flota del servicio 105.

Seguimos investigando y en la misma oficina del director vocal de ASSE, coronel Enrique Montagno, ingresó como auxiliar administrativa del SAME 105 Luisa Isabel Rubino Andrade, consuegra de Montagno.

Pero hay más; la adjunta del gerente general de ASSE, Inés Lavega, logró la contratación como telefonista de su hija Noelia Nieves Lavega, el 15 de junio de 2020, y de su pareja en la misma fecha, Julio Fernando Mora.

Como expresamos en nuestro artículo anterior, los directores tienen legalmente prohibido el ingreso de parientes a sus equipos de trabajo; no es casual que los ingresos por contratación directa se den por el lado de los funcionarios adjuntos a los directores.

A pesar de que fuentes de ASSE manifestaran que esto es un acuerdo que data de tiempo entre los directores, un criterio diametralmente opuesto podemos encontrar en el equipo de trabajo del licenciado Pablo Cabrera, representante de los trabajadores en el organismo.

Consultado por Caras y Caretas, Cabrera expresó que su equipo lo integran compañeros de ASSE que fueron elegidos por su idoneidad en la materia y sus capacidades, sin ningún tipo de vínculo personal o familiar. «Siempre peleé por eso, nunca vinculando a nadie tanto en la Federación (de funcionarios de salud pública) como en COFE», dijo.

06
Feb
21

Guatemala y la CIA …

Golpe de Estado en Guatemala de 1954: cómo la CIA derrocó a mi padre, Jacobo Árbenz

  • Lioman Lima – @liomanlima
  • BBC News Mundo
Árbenz

Pie de foto,

Árbenz renunció a la presidencia el 27 de junio de 1964.

«Cuando mi padre fue depuesto en un golpe de Estado organizado por la CIA, yo tenía 7 años».

Jacobo Árbenz Vilanova lleva en su nombre la marca de su padre y, en su memoria, el sonido terrible de aquel 27 de junio, hace 65 años, cuando las bombas comenzaron a estallar sobre Ciudad de Guatemala.

Ese día, fuerzas de Estados Unidos, apoyadas por varios gobiernos de Centroamérica y el Caribe, lanzaron su ofensiva final contra el gobierno de su padre, Jacobo Árbenz Guzmán, un militar progresista que había iniciado un movimiento de renovación ante la rampante pobreza de Guatemala.

Título del video,

Cómo Estados Unidos derrocó al presidente reformista de Guatemala

El golpe de Estado había comenzado días antes: en la noche del 18 de junio de 1954, casi 500 solados al mando del coronel Carlos Castillo Armas habían cruzado la frontera desde Honduras con un único objetivo: poner fin al gobierno de Árbenz.

Más de una semana después, la ofensiva avanzaba indetenible hacia la capital y los aviones de guerra comenzaron a sobrevolar la ciudad.

«Recuerdo que me tuve que esconder debajo de la cama durante el bombardeo», le contó Árbenz Vilanova al programa Witness de la BBC.

Pero a su edad, todavía no era del todo consciente de que ese día se jugaba no solo la historia de Guatemala sino la de su familia.

«Mi padre pasaba la mayor parte del tiempo en el Ministerio de Defensa. Recuerdo que lucía muy preocupado, moviéndose de un lado a otro, fumando, tratando de pensar qué hacer después».

Jacobo Árbenz Vilanova
Pie de foto,

Jacobo Árbenz Vilanova tenía 7 años cuando la CIA depuso a su padre en un golpe de Estado.

Cuando las bombas se acercaban al Palacio Presidencial, la familia completa tuvo que escapar.

«Recuerdo que a mis hermanas y a mí solo nos dejaron llevarnos algunos juguetes».

El primer golpe de la CIA

Según le cuenta a BBC Mundo el historiador uruguayo Roberto García Ferreira, experto en el golpe de Estado de 1954, la llegada de Árbenz al poder en 1951 supuso un cambio «inédito» para la nación centroamericana.

«En ese momento, Guatemala era un país casi feudal y Árbenz comienza a tomar un grupo de medidas de corte progresista que trataban de solucionar esa situación de atraso que vivía el país», afirma el también profesor de la Universidad de la República.

Para aquel entonces, las tres cuartas partes de la población guatemalteca controlaban, en conjunto, menos del 10% de las tierras.

Guatemala
Pie de foto,

La mayoría de la población de Guatemala no tenía acceso a las tierras cultivables.

Mientras, la United Fruit Company, de Estados Unidos, era dueña de más del 50% de todos los terrenos cultivables, de los que tenía sembrados apenas el 3%.

«Es en ese contexto en el que Árbenz dicta una serie de medidas que promueven un cambio social y que llevaron a los guatemaltecos más pobres a sentir que estaban viviendo una época inédita», comenta García Ferreira.

«Muchos sentían que había llegado al poder un grupo de personas sensibles al cambio social y al reclamo de esa masa campesina», agrega.

Pero las medidas del nuevo presidente no fueron bien vistas por todos.

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Una de las primeras medidas que mi padre tomó fue una reforma agraria.

A la United Fruits Company, que tenía entonces un enorme poder en Guatemala, no le gustaron los cambios, cuando vieron que les afectaba su monopolio.

Era precisamente la época de mayor apogeo de la Guerra Fría y entonces aprovecharon para tildar a mi padre de comunista, que era algo totalmente falso.

Y así fue como promovieron y justificaron la idea de una invasión.

Entrenaron mercenarios en Estados Unidos y también en Honduras, pero al principio cuando cruzaron hacia Guatemala, el ejército logró repelerlos.

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La campaña contra Árbenz

Entrado 1952, los grandes terratenientes locales y la United Fruit Company comenzaron una campaña de deslegitimación contra el gobierno de Árbenz, al que acusaban de seguir los dictámenes de la Unión Soviética.

Guatemala
Pie de foto,

Estados Unidos temía que Guatemala se volviera un satélite soviético en su zona de influencia en el continente americano.

De acuerdo con García Ferreira, en ese contexto, varios gobiernos de la región también temieron que el ejemplo de Guatemala se extendiera por sus propios países, por lo que comenzaron a presionar a Estados Unidos para que pusiera fin a aquella experiencia.

«Se da un contexto que llamaría de un encuentro de agendas: por una parte, EE.UU., que temía que Guatemala se volviera un satélite soviético en su zona de influencia en el continente americano y, por el otro, los gobiernos de la región que temían que el ejemplo de Árbenz se extendiera por Centroamérica y el Caribe», señala.

Así, según el historiador, los gobernantes de facto de Cuba, Honduras, Nicaragua, Venezuela y República Dominicana también se sumaron para intentar poner fin a la experiencia social de Árbenz en Guatemala.

Pero no quedó ahí.

Sus críticos también lo cuestionaron por abrir paso a los seguidores del comunismo en su país, en un momento en el que esa ideología política era perseguida -y temida- en otras partes del mundo.

Y es que, ante la negativa de alianzas de otras formaciones, Árbenz se vinculó con el Partido Guatemalteco del Trabajo, que profesaba abiertamente el comunismo.

Guatemala
Pie de foto,

Para sus críticos Árbenz intentaba llevar el comunismo a Guatemala.

Para muchos, ese pacto fue la muestra de sus intenciones de llevar el modelo de la URSS a Guatemala.

«En realidad, la Unión Soviética todavía no tenía ningún interés en la región. Un año antes había muerto Stalin y los soviéticos aún estaban más ocupados con sus propios problemas», señala García Ferreira.

«Además, no podemos decir que las medidas de Árbenz buscaran promover el comunismo en Guatemala. Más bien, eran ideas cercanas a los ideales de la Revolución Mexicana. De hecho, tuvo asesores que habían participado en esa Revolución», sostiene.

Finalmente, la CIA se decidió a intervenir en Guatemala.

Diseñaron una operación experimental encubierta que denominaron PBSUCCESS y que, según García Ferreira, sería una especie de laboratorio para futuras invasiones estadounidenses en Latinoamérica.

La invasión

Cuando Árbenz Vilanova nació en 1946, habían pasado dos años desde que su padre se sumó al movimiento cívico que llamarían después Revolución de 1944.

Faltaban cinco años para que Árbenz Guzmán fuera elegido democráticamente como presidente y otros ocho para aquel día trágico que marcaría el resto de sus vidas.

Árbenz Vilanoba recuerda que, al principio, sus padres trataron de aparentar que no sucedía nada.

«Hicieron lo posible por no preocuparnos, pero pronto nos dimos cuenta de lo serio de la situación y los peligros que corríamos», cuenta.

Jacobo Árbenz
Pie de foto,

La figura de Árbenz (izq.) sigue causando controversias en Guatemala.

Recuerda que cuando los aviones comenzaron a bombardear la Ciudad de Guatemala los oficiales más cercanos a su padre se atemorizaron.

Fue entonces cuando se consumó la traición: «Le dijeron: ‘Coronel, no podemos seguir apoyándolo´».

El 27 de junio de 1954, a las 9:00 PM, Árbenz renunció como presidente de Guatemala.

«Con la esperanza», dijo, «de salvar las conquistas democráticas de la Revolución».

Su figura todavía causa controversias y su legado sigue siendo un tabú, 65 años después.

Para muchos historiadores, el golpe de Estado fue también la puerta para la Guerra Civil que desoló el país años después: más de 250.000 personas murieron y otras 50.000 desaparecieron para siempre.

Ernesto "Ché" Guevara
Pie de foto,

Entre las consecuencias inesperadas que generó el golpe fue que Ernesto «Ché» Guevara, quien se encontraba en Guatemala, se radicalizó y concluyó que la única salida para cambiar las sociedades latinoamericanas era la lucha armada.

Las huellas

«Desafortunadamente, la invasión y el golpe tuvieron un efecto desastroso que duró por mucho en nuestra familia, pero también en Guatemala», recuerda Árbenz Vilanova.

Cuando su familia iba a abandonar Guatemala, los militares en el aeropuerto obligaron a su padre a quitarse la ropa para revisarlo.

Las cámaras de los medios captaron la humillación, que sería una de las últimas fotos que se publicarían de Árbenz en Guatemala por décadas.

Según cuenta García Ferreira, ese no fue el final: la CIA hizo todo lo que pudo para quitarle legitimidad al expresidente y para perseguirlo por todos lados y presionar a los gobiernos de los países a los que pedía asilo.

De hecho, el único sobreviviente de aquella tragedia familiar recuerda que el golpe de Estado fue solo el inicio de una pesadilla mayor.

Jacobo Árbenz Vilanova
Pie de foto,

El gobierno de Guatemala indemnizó a la familia de Árbenz en 2011.

Árbenz Vilanova fue condenado a un exilio que le duró 50 años y que se extendió por nueve países: México, Francia, Suiza, República Checa, Unión Soviética, Uruguay, Cuba, El Salvador y Costa Rica.

«No fue fácil. A mis hermanas les afectó mucho y sufrieron mucho lo que pasó. Como resultado, una de ellas se quitó la vida en 1965 y la otra hizo lo mismo en 2004».

«Mi padre en sus últimos días se volvió un hombre muy amargado, decepcionado, frustado de que lo había tratado de hacer por Guatemala se hubiera malentendido».

El expresidente que soñó reformar Guatemala murió en Ciudad de México el 27 de enero de 1971, en la tina de su baño, en un extraño accidente.

Estaba completamente solo.

06
Feb
21

Uruguay

EL PEOR GOBIERNO de los últimos 50 años:

ANTI DERECHOS, REPRESIVO y OLIGARCA

Si se calla el cantor, calla la vida

escribe: Alberto Grille

Hoy vamos a reflexionar sobre la política, la economía y la pandemia al comienzo del nuevo año.

 

Hay que empezar por decir que no me sorprende que se enojen los que aplauden a Lacalle Pou porque poco o nada de lo que hace este gobierno me parece bien.

Es verdad que me parece un gobierno para deplorar y una verdadera lástima que hayan ganado en las pasadas elecciones.

No vamos a seguir adelante sin hacer constar que es una consecuencia esperable en una democracia que exista la alternancia en el gobierno.

Cualquiera podía prever que más temprano que tarde el Frente Amplio iba a ser derrotado en las urnas, por lo que fuera, por sus errores, por los aciertos de sus adversarios, por el hartazgo de los sufrientes, por la ansiedad, la desilusión o el desencanto.

Así sucede siempre en las democracias representativas, un sistema institucional de partidos en el que el gobierno se elige por medio del sufragio.

Si bien no me sorprende el mal humor para conmigo, no lo comprendo. No entiendo que se enojen porque criticamos al gobierno e ironizamos sobre el presidente. Lo hemos hecho siempre. A veces me da bronca, a veces me enoja, a veces me da lástima. Nunca lo escucho. No me hace ni siquiera sonreír y más bien me dan ganas de llorar. Yo no soy más ni menos que nadie y mis opiniones no son más que afirmaciones de quien las hace y no comprometen nada más que a mí. Pienso que el herrerismo, y particularmente el herrero-lacallismo, expresa en política casi todo lo que yo detesto.

Pero la nueva derecha que encarna Lacalle Pou es aún más detestable que el herrerismo histórico, es neoliberal en lo económico, conservadora en la político, sin códigos de convivencia, ortodoxa, tozuda, cipaya, fundamentalista y pituca.

De verdad no siento lo mismo por otros integrantes de la coalición, ni siquiera por otras fracciones del Partido Nacional.

Dicho esto, a manera de declaración de principios, no debe haber sorpresa por lo que digo porque no hay traición.

Las elecciones las ganó Luis Lacalle Pou y para nosotros, los adversarios, solo queda ir a llorar al cuartito.

Las elecciones confrontaron dos opciones políticas y dos modelos de país y ganó el que yo creo que es peor.

Mal que pese, había que optar entre la opción de la oligarquía o la del pueblo y la gente por unos pocos miles de votos eligió la primera.

Supongo que muchos de los que lo votaron creyeron que seríamos más libres, que las pequeñas y medianas empresas aumentarían su rentabilidad, que los combustibles y los impuestos bajarían, que no aumentarían las tarifas, que no se rebajarían los sueldos y jubilaciones y que caería la desocupación. En fin, los que lo votaron creían que tendrían más felicidad, menos privaciones, más seguridad, más tranquilidad y mejores oportunidades.

También esto, como la permanencia infinita, es una creencia efímera, porque la alternancia vale para unos y para otros. Por lo tanto nadie debería soñar con que la felicidad es torrencial, ni la coalición va a durar una eternidad ni el gobierno blanco será para siempre.

Algunos todavía creen que están peor que antes por culpa de la pandemia y que el comportamiento de la epidemia en los primeros meses fue consecuencia de lo inteligente y astuto que fue el presidente; también creen que se quedaron sin trabajo porque el Frente Amplio fue un desastre, que los combustibles suben por el déficit fiscal, que la pérdida del salario es responsabilidad de los desaguisados del gobierno anterior y no de este.

Las encuestas, según afirman los que las hacen, siguen mostrando que el presidente es muy bien evaluado por la opinión pública.

¿Qué tendría que hacer yo para que no me inviten a irme de Uruguay, para que no me amenacen, me critiquen o me insulten? ¿Cambiar de opinión, adular al presidente y a su secretario, Álvaro Delgado, como hace La República, agacharse, ofrecer neutralidad a cambio de menosprecio, esperar una recompensa más o menos generosa?

¿Alguno de los que me critican me aplaudiría? Ninguno me perdonaría o justificaría mi voltereta.

Nadie me elogiaría. Muchos reconocerían que está muy bien que si uno no está de acuerdo, lo diga sin mirar que es lo que le conviene, sin pedir misericordia, sin reclamar dádivas. Debería merecer respeto por esto y hay muchos que no aplauden lo que digo, pero respetan lo que pienso.

Pero a ley de juego, todo dicho. Todavía tenemos tiempo de reflexionar.

¿Al gobierno le ha ido bien en 2020?

Algunos creen que sí y yo creo que no. A un gobierno le va bien cuando a la gente le va bien y basta caminar por la calle, hablar con el taxista, dialogar con el muchacho que despacha la nafta, la cajera del supermercado o el almacenero del minimercadito de mi barrio para percibir descontento, sensación de frustración, percepción de sentirse estafado.

Es verdad que aprobaron la LUC y el Presupuesto, pero esto es solo consecuencia de haber activado mayorías parlamentarias que ya estaban juramentadas antes de la elección y que necesitaban de esto para mantener una coalición, sus componendas, sus cargos, sus sueldos y sus parcelas de poder.

Si hablamos de la coalición, a esta no le ha ido nada bien. No han logrado sacarse de arriba la tutela del sector más débil, más conservador y más voraz, el grupo de amigos que representa el presidente, el que ha acaparado más del 60 por ciento de los cargos, conduce en forma unipersonal la alianza, ha herido de muerte al grupo mayoritario del Partido Colorado provocando la renuncia de Talvi y ha extorsionado a Cabildo Abierto votando en contra del desafuero a cambio de obtener su apoyo para algunos artículos de la LUC y otros del Presupuesto a los cuales Cabildo era muy renuente.

En los otros rubros le ha ido muy mal. Cayó el PIB, aumentó la deuda externa, se incrementaron la desocupación, la pobreza y la desigualdad, descendió la recaudación impositiva y el consumo, se devaluó la moneda, aumentó la inflación, descendieron las exportaciones y la actividad industrial, cayeron el salario real y las jubilaciones.

Algunos sectores de la economía han sufrido un desastre que tardará años en componerse, hay miles de empresas que han cerrado su actividad, hay miles de personas que comen en cientos de merenderos y ollas populares.

El gobierno sigue culpando a la pandemia y al gobierno anterior, pero eso es un cuento que la gente no se tragará por mucho tiempo.

La tarea del gobierno es gobernar y, en situación de crisis, mitigar el sufrimiento de los más débiles, reducir los daños y mantener el rumbo.

Aquí, hasta ahora, se ha hecho todo lo contrario, se benefició a los más fuertes en perjuicio de los más débiles. Ganaron los grandes terratenientes, los que lograron exportar con un dólar sobrevaluado y salarios deprimidos, los que arriendan tierras, los grandes supermercados, los formadores de precios. Siguen cada vez más complicados los pequeños productores rurales, los empresarios pequeños y medianos, los trabajadores, los informales, los cuentapropistas, los jubilados y pensionistas.

El gobierno cree que con propaganda se puede mantener adormecida a la gente y controla a los medios de comunicación hegemónicos, bloquea los mensajes de la oposición y trata de dominar la agenda mediática.

Así lo ha hecho con la pandemia, aprovechando un lapso de crecimiento lento de los contagios para crear la imagen de que era resultado del talento y la personalidad del presidente.

Sin embargo, hoy resulta evidente que ese relato era falso, malintencionado y extemporáneo porque la realidad muestra un crecimiento exponencial de los contagios y de los fallecimientos que, al menos por ahora, no se han logrado revertir con las precarias acciones del gobierno, que ha menospreciado la ayuda y la solidaridad con los más desposeídos y ha priorizado la marcha de la economía sobre la salud de la población con mensajes confusos que en lugar de alertar sobre el peligro, se esfuerzan por mostrar que el reyezuelo le gana a las gráficas y a las previsiones de los científicos.

En un mes las cifras de contagios se han multiplicado por cinco y las de muertes por tres. Solo cuando se dio cuenta de que se había creído sus propias mentiras, salió apresurado a buscar una vacuna y ahora tal vez presente su pequeño logro como una hazaña.

Recién han pasado 10 meses de este gobierno y me temo que van a ser los peores años de mi vida, al menos de la vida de mis nietos. Habrá que resistir y no rendirse porque siempre después de la noche sale el sol. Ojalá me alcance el tiempo para ver un nuevo amanecer. Mientras tanto, mientras me den las fuerzas, prometo decir lo que pienso y alentar a los que sienten lo mismo que yo a ser francos, valientes, tenaces, radicales e intransigentes.

Está bueno tener adversarios que no se callen.

05
Feb
21

Resultado de imagen de imagenes de fundacion del frente amplio en 1971

UN DÍA COMO HOY, NACIÓ EL FRENTE AMPLIO

50 AÑOS de la FUERZA CONSTRUCTORA

más GRANDE del Uruguay !!

05
Feb
21

uruguay …

COMO AL PASTOR MENTIROSO …

¿Vendrán las vacunas?

escribe: Leandro Grille / Caras y Caretas

Ahora que existen y se sabe que funcionan, la distribución de vacunas se ha convertido en un drama añadido sobre la pandemia y, al mismo tiempo, una cruel demostración de las desigualdades sobre el planeta. El problema es tan crítico y acuciante que amenaza con transformarse en un enorme fracaso civilizatorio. En este contexto, en el que las mayores multinacionales de medicamentos del mundo simplemente no están en condiciones de cumplir en tiempo y forma con los acuerdos de provisión que alcanzaron con sus principales clientes del mundo rico, se aleja la posibilidad de que los países de la periferia reciban la cantidad de dosis que necesitan para comenzar a vacunar a su población, incluso a los sectores prioritarios conformados por el personal de la salud y la población añosa.

 

De acuerdo a lo que afirmó el presidente Lacalle Pou el sábado 23 de enero en conferencia de prensa, Uruguay cerró acuerdos con Pfizer-BioTech para recibir dos millones de dosis de su fórmula vacunal y con Sinovac para la adquisición de 1.750.000 dosis más. Más allá de que pocos días después el director del Instituto Butantan de San Pablo, Dimas Covas, informó que no había acuerdo cerrado con Uruguay, lo que deja al gobierno en una posición extremadamente incómoda, puesto que el Butantan es el representante de Sinovac para América Latina, incluso en el mejor de los escenarios, es muy difícil que Uruguay pueda recibir las vacunas a corto plazo.

Los motivos para no ilusionarse son de mercado: Pfizer comprometió millones de dosis que no está entregando, entre otros a Europa y a Canadá, por ejemplo, y la Unión Europea está implementando controles sobre las exportaciones de vacunas de Pfizer que se producen en su territorio. Por cierto, las autoridades alemanas están dispuestas a proponer a la UE la prohibición de las exportaciones de vacunas hacia fuera de Europa (Pfizer tiene un ingenio productivo en Bélgica), hasta que la multinacional no se ponga al día con las entregas. Por su parte, Sinovac también ha tenido una demanda que no ha podido satisfacer a tiempo en decenas de países y cabe esperar que primero se pongan a tiro con las dosis comprometidas con anterioridad y recién luego comiencen a suministrar vacunas a nuevos mercados, entre ellos el uruguayo, cuyo acuerdo es tan misterioso que el presidente lo afirma y los representante de Sinovac para el continente lo niegan.

Como Uruguay arrancó tardísimo estas negociaciones, quizá por la subestimación de esta pandemia que ha caracterizado al presidente, que hasta el día de hoy no sabe de qué se trata reducir la movilidad, en un mundo donde han ensayado estrategias múltiples de reducción de los contactos interpersonales y la movilidad social más de 100 países, afectando a 4.000 millones de personas, pero el verano nos encuentra con un promedio de caso diarios muy altos para nuestro país, una positividad muy alta, de acuerdo a las recomendaciones de los expertos propios y ajenos, y con un panorama muy complicado: en poco más de un mes deberían comenzar las clases y para ese momento hay una probabilidad importante de que Uruguay apenas haya empezado una campaña de vacunación o incluso no haya podido comenzarla aún.

Sin población vacunada, con una línea de base de contagio que supera en promedio los 600 casos por día (y que serían más si hicieran más tests, porque la positividad es alta) y retornada la movilidad normal, que no es la del mes de enero, los riesgos de una disparada por encima de la capacidad de contenerla son altísimos. Y como el presidente no quiere evaluar medidas de intervención para bajar la curva de contagios, sino que, cada vez que se pronuncia, flexibiliza las que ya existen, Uruguay no va a observar una mejora, sino un agravamiento sostenido de su situación, y no es lo mismo iniciar una campaña en el medio de una epidemia descontrolada que iniciarla teniéndola razonablemente bajo control.

Uruguay desperdició la oportunidad de hacer un acuerdo con Rusia para el suministro de su vacuna. No aceptamos la mano tendida del presidente argentino, incluso cuando sabíamos que la relación entre Argentina y Rusia es absolutamente privilegiada. Si nuestro gobierno hubiese aceptado la ayuda de Argentina, como lo hizo Bolivia, hoy ya habríamos recibido un número de dosis suficiente para empezar una campaña de vacunación en buena parte del personal médico de Uruguay y todo el personal afectado a las emergencias y los centros de terapia intensiva. Este es un error imperdonable, sobre todo tomando en cuenta que una de las mutualistas más importantes de Uruguay también había llegado a un acuerdo y que el propio embajador ruso se reunió con nuestro canciller para ofrecer este producto. Por el bien de nuestro país, ojalá lleguen rápido las vacunas de Pfizer y de Sinovac, y ojalá el mecanismo Covax nos proporcione rápidamente las dosis que nos corresponden, pero hay que abrir las negociaciones a otras fórmulas vacunales, pensando ya no solo en el mes que viene, sino en todo el año y también en la posibilidad de que se precisen vacunas “adaptadas” para variantes que han aparecido o que puedan aparecer.

03
Feb
21

firmar contra la LUC

ARRANCA EL 21

A FIRMAR CONTRA LA LUC

El arriba surfeando y el abajo que se mueve

escribe: Juan Raúl Ferreira

El año 21 es raro. Empieza, pero no empieza, como siempre en Uruguay. Pero ya no corre aquello que el año realmente empieza cuando llega la última rueda de la vuelta ciclista. Trabajo en casa, seguro de paro, desempleo, poca actividad gastronómica, incertidumbre sobre inicio de las clases. En el último mes, murieron más de la mitad del total de fallecidos desde el inicio de la pandemia. Mientras batimos, cada semana nuestros propios récords, en muertes, o en capacidad hospitalaria o en contagios, el presidente veranea.

 

¿Cómo vamos a saber que el año empieza? ¿Inicio de clases? ¿Vuelta al trabajo? ¡Ni siquiera habrá Carnaval! Vamos a ver que el año empieza cuando el “abajo” se haga sentir. El gobierno no se la vio venir. Verla antes es la diferencia entre un gobierno serio y uno inmaduro. Improvisado. Cero previsión sanitaria, contradicciones, vacilaciones y secreto (hasta en la compra de vacunas). Además, aprovechando la crisis de salud para legislar y decretar todo lo impopular junto.
Mientras, el presidente hace surf.

Mucha gente me dice que le doy a esto demasiada importancia. Es que la tiene. Con lo que sabe del tema y cómo manejarlo, mejor lejos, dicen algunos. Y sí. Salió a ningunear al gobierno argentino con el “yo no prohíbo nada” en vez de pensar cómo podíamos negociar juntos en la región, por la vacuna y otras medidas. Ahora prohibió todo, cambió ya tres veces la hora de cierre de los bares. Sacó la LUC, el Presupuesto, la prohibición de las “aglomeraciones” (art. 38 de la Constitución), sin decir a partir de qué cantidad de gente se viola la ley. Aumentó las tarifas, por segunda vez en pandemia.

Pero además de medidas acertadas, más equitativas para que no caiga, una vez más, sobre los sectores más vulnerables, los símbolos, las señales importan. Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los nazis comenzaron a bombardear Londres, la bandera que indicaba que allí estaba la familia real no dejó de flamear en Buckingham. Y fue importante. La gente que sufría sentía que los de arriba estaban. Ver en medio de todo esto a Lacalle (h) sacando selfies, con su tabla al hombro, indigna.

Bajó el petróleo, subió la nafta. Amplió la franja a partir de la que se paga IRPF, a la vez que este aumentó su tasa. O sea: achicó los salarios más bajos y las jubilaciones. Subió todo lo que juraron no tocar. Y cuando se les va de las manos el control de la pandemia, se lo atribuyen a las movilizaciones sociales. Frente a mi casa, en el monumento al gaucho, COFE organizó una protesta. La vi porque era cerca y porque estaba mi hijo que preside uno de los gremios que la integran. Parecía un quirófano. Distancia social, tapabocas. Pero hay que cargar sobre el campo popular siempre. Hay que aprovechar la dificultad de movilizar en pandemia.

Este gobierno no sabe dar un paso sin criticar antes al FA. Protesta por los aumentos de tarifas de los últimos 15 años para levantar la apuesta con una desproporcionada suba, que había jurado no hacer. Al Dr. Ignacio Posadas se le va la moto con todo tipo de descalificaciones al Pit-Cnt.

Algunos ministros que se definen como wilsonistas consideran que hablar con los gremios implica un “corporativismo fascistoide”. Les vamos a recordar las palabras del propio Wilson que el 16 de mayo dijo: «Me honra [hablar en un] acto presidido por la bandera de la CNT, central única de trabajadores de mi país, que […] nunca podrán borrar de la vida y la construcción del futuro del mismo”.

Esa será la señal de que empezó este año 2021: la protesta popular, para poner freno al esfuerzo restaurador del neo liberalismo que nos enseñaron a combatir de muy pequeños. Este año, el de abajo se va a mover. Ahí vamos a saber que empezamos. No habrá Carnaval, ya sé, pero el año empezará, como dice Metele que son Pasteles, porque “habrá que juntar a toda la izquierda”. Este año se vienen elecciones en el FA y su Congreso.

Arrancamos con la juntada de firmas para anular la LUC. Se viene el Congreso del Pit-Cnt y la gente votará para decidir a cielo abierto el futuro de una ley impopular. Eso será el año 2021.

Todos, codo con codo, como siempre, enfrentando, a un gobierno, no dictatorial, pero defensor de un modelo económico que hace más ricos a los ricos que serán menos, y que aumenten los pobres y sean más pobres que antes. Todos los sectores progresistas estaremos a la altura.
Cuando “el de abajo se mueva y el de arriba esté nervioso”, habrá arrancado este año 2021.

01
Feb
21

URUGUAY y LAS VACUNAS …

CRÓNICAS DE UN VERANO CALIENTE

EL SURFISTA EMBUSTERO …

Les confieso

escribe: Alberto Grille / Caras y Caretas

Les confieso que si yo estuviera en el lugar de Luis Lacalle Pou, no estaría en la playa.

En estos días, es evidente que al presidente de la República se le cagó la piola.

Las cosas, al pelado, no le están saliendo tan redondas como él esperaba y se acabó la luna de miel que pareció envolver sus primeros meses de gestión, esos en que los presidentes creen que la fiesta durará una eternidad.

Es tan deplorable la opinión que tengo de Lacalle Pou y del grupo de amigos de Aire Fresco que lo rodean -en el que incluyo al rosadito Isaac Alfie- , que creo que al presidente le preocupa y motiva más su ideología y los intereses de su clase social, que el bienestar de sus compatriotas, quienes, por error o tal vez por espíritu aventurero, lo han elegido bajo la irresponsable y tonta consigna de “está bueno cambiar”.

Aunque parezca otra cosa, a Pompita las cosas le resultaron, hasta hace unas semanas, mejor que lo que uno se podía imaginar.

Está claro que una pandemia no ocurre todos los días y que precisamente esta, provocada por el coronavirus ha sido arrasadora en más de medio planeta. También es cierto que la pandemia resultó inesperada como “peludo de regalo”.

 

Recuerden a Hood Robin

Debemos recordar que lo que Lacalle venía a hacer era una gestión francamente regresiva y restauradora que beneficiara a los ricos y perjudicara a los pobres, que debilitara al Estado y fortaleciera al sector agroexportador, que se alineara a Estados Unidos en su política exterior y en el área de seguridad estratégica, que diera la espalda a los procesos progresivos e independentistas de Latinoamérica y coqueteara con la gusanera de Miami que había contribuido fuertemente en su campaña electoral.

Estos deberes los cumplió muy bien, sobre todo el de alcahuetear a la administración republicana de Donald Trump.

Sin duda, la pandemia le ayudó a lograr la aprobación de la LUC y la Ley de Presupuesto, culpando al gobierno anterior de todos los males, dificultando y trabando la movilización popular, acallando la protesta de la gente, escudándose en la epidemia para hacer cualquier clase de tropelía económica, ocultando mediante los medios hegemónicos la brutal transferencia de recursos de los asalariados, jubilados, cuentapropistas, empresarios pequeños y medianos hacia los sectores económicos más poderosos en un ajuste parecido al que hicieron su padre, el herrerismo y la coalición blanquicolorada a principios de los años 90.

Para ser honestos, yo pienso que a Lacalle Pou le interesa más el déficit fiscal que reducir los daños de la epidemia sobre la salud de la población.

Esto lo lleva a negar la realidad o mejor dicho a creer que la realidad es como él quiere que sea.

Los primeros meses de la epidemia resultaron relativamente benévolos y fáciles de manejar.

Un sistema de salud eficaz y universal, un sistema de seguridad social solidario, accesible y muy amplio, empresas públicas prestigiosas y poderosas, conectividad digital en todos los rincones del país, un Plan Ceibal capaz de llevar internet al aula escolar, una comunidad científica sensible y solidaria con un fuerte anclaje en la universidad pública, un bajo nivel de pobreza y altos índices de ocupación permitieron desplegar una amplísima red de contención que aisló los primeros brotes y consiguió reducir fuertemente la movilidad alcanzando un amplio distanciamiento social.

El gobierno se vistió con ropa ajena y se pavoneó ostentando títulos mundiales cuando aún no se había jugado la primera ronda.

El presidente alardeó con el poder como niño con juguete nuevo. Se puso la banda, llamó por teléfono a Donald Trump, charló con el mandatario de China, fue a Buenos Aires a invitar a los vecinos ricos a evadir sus impuestos viniéndose a vivir a Punta del Este donde no solo había democracia sino paraíso fiscal, sin peronismo, sin “negritos” y sin coronavirus, dejó por un rato a Lorena para dejarse seducir en la tele por el cholulismo de Viviana Canosa, baboseó a Alberto Fernández recibiéndolo sin tapaboca, menospreció los consejos de Tabaré Vázquez y amenazó con juicios penales a todo jerarca que pudo de la administración anterior.

En estos meses de relativa paz en los cuales creyó que era un genio más vivo que la Merkel y que tenía dominado al virus más feroz y mortal de los últimos 100 años, no perdió el tiempo.

Dejó subir un 13% el dólar para que los principales exportadores mejoraran su competitividad, subió las tarifas públicas, bajó los salarios y las jubilaciones, subió el desempleo, aumentó la pobreza.

En pocos meses cayó la actividad económica, miró para otros lado cuando los medianos y pequeños empresarios le reclamaban una mano para pasar el peor momento de la epidemia, debilitó la educación pública, el sistema de cuidados y los programas de asistencia social, redujo las inversiones en vivienda y obra pública, aprobó la LUC con 139 artículos que serán sometidos a referéndum y estableció normas restrictivas con el propósito de reducir el gasto público.

Nueve meses después, resulta difícil no detenerse a hacer un balance para ver si le fue tan bien.

Por lo pronto, la inflación fue del 9,4%, la más alta en cinco años, disminuyeron las exportaciones en volumen y en dólares, también bajó el 2,9% el PIB agropecuario, subió la deuda externa, el déficit fiscal y las tarifas públicas, bajó la inversión extrajera directa, el salario real, el poder adquisitivo de las pasividades, el consumo, la actividad industrial y comercial, se exportó menos soja y menos carne, se mataron menos reses, se exportaron menos vacunos en pie, se pagó menos precio y se exportaron menos volúmenes de carne.

Las exportaciones de bienes, incluyendo la celulosa cayeron 13% y los bienes agroindustriales cayeron 17%. También cayeron las compras de nuestros principales mercados.

Dicen los expertos que desde que asumió Lacalle Pou hay en Uruguay más de 100.000 nuevos pobres.

 

¿Usted cree que todo es por la pandemia?

¿No le dijimos que esto iba a pasar cuando ni se hablaba del coronavirus?

¿Usted cree que sin pandemia no habría disminución del salario real, ni aumento del dólar, ni baja del poder adquisitivo de las pasividades, ni debilitamiento de las empresas públicas, ni caída de la inversión en obras, vivienda y turismo social, ni menoscabo de la educación, los cuidados y la salud pública?

¿No escuchamos que hasta el mes de noviembre el presidente decía que al virus de la pelotita lo tenía dominado en el empeine?

¿No será que Lacalle Pou es mufa?

¿Qué pasará ahora que el caballo de la pandemia parece correr desbocado y el mandatario, luciendo su escultural tórax depilado, se pasea con la Loly en bikini por las playas de Rocha, departamento que en los días que fue visitado por la familia presidencial pasó como balazo a la zona roja con más casos en una semana que en los últimos 9 meses?

¿A ustedes no les llama la atención que en estos meses en que se podría haber mitigado la pobreza y mejorado el sistema de salud se haya hecho poco y en algunos rubros nada?

¿No les calienta que se hayan descansado en los laureles y no se preocuparon por negociar una vacuna?

¿No les sorprende que nadie se haya puesto a analizar la calidad de los mensajes que se estaban entregando a la población dando a entender que éramos unos fenómenos que habíamos conseguido sin hacer nada derrotar una pandemia que mataba millones de personas en los países más avanzados del mundo?

¿No les llama la atención que nadie se haya dado por advertido que lo principal era el mensaje que se debía dar en el territorio, en el primer nivel de atención, en el que se libran las principales batallas contra todas las enfermedades?

Lo primero en lo que hay que detenerse es que, aunque las eminencias científicas del GACH ahora guarden silencio, hoy aparecen en la prensa y en las redes, virólogos, matemáticos, epidemiólogos, biólogos, doctores, profesores, psiquiatras, intensivistas, médicos, sociólogos trabajadores de la salud, investigadores, magísters, PhD y voceros de todo tipo, advirtiendo que la epidemia crece en forma exponencial, que el virus circula en la comunidad, que el crecimiento de los casos no se detendrá si no es con medidas más enérgicas y restrictivas y que esto no se conseguirá si no se protege el entramado social con apoyo económico y no se sostiene a las pequeñas y medianas empresas, sobre todo de las áreas más dañadas como el turismo, la gastronomía, los salones de fiesta, los bares, los pequeños comercios de barrio, los artesanos, los cuentapropistas, los comercios del interior y los pequeños y medianos productores rurales a quienes engañaron prometiéndoles el oro y el moro y ahora se encuentran de la noche a la mañana que están aun más desprotegidos que antes.

Además hay que analizar lo que está pasando en la sociedad y en la política.

Está claro que el movimiento sindical y las organizaciones más importantes y representativas de la Intersocial, como Fucvam y la FEUU, ya están movilizadas junto al Frente Amplio en una largo emprendimiento para obtener las firmas que permitan someter a consulta popular la Ley de Urgente Consideración. También reclaman que se ponga atención en la pobreza, en los cuidados, en la infancia, en la enseñanza pública, en los más humildes, en las mujeres solas con hijos menores, en los merenderos y comedores comunitarios.

Pero eso estaba visto que al gobierno -y también a la oposición- se le terminó el recreo.

 

No hay peor ciego, que el que no quiere ver

Pero si era evidente que la oposición iba a comenzar a moverse para defender sus derechos y sus conquistas, no era tan previsible para algunos que, terminando el año, el gobierno estuviera ahogándose entre sus fracasos y los reclamos de muchas de las organizaciones empresariales, algunos de sus senadores, más de uno de sus intendentes más notorios y algunos de los líderes más connotados de su promocionada coalición multicolor.

En los primeros días del año destituyeron al director del Hospital Español, confesaron que se comieron más de 400 casos por un error informático, cerraron las puertas de dos hospitales por unas horas porque no podían habilitar por falta de personal 20 camas de cuidados intermedios, el presidente de ASSE dice que faltan a trabajar el 30% de sus funcionarios y los trabajadores dicen que el ausente es él y el directorio, las vacunas que nos iban a regalar en Reyes aún no saben ni dónde están y el plan de vacunación anunciado murió al nacer, en el 50% de los contactos se pierde el hilo epidemiológico y en dos o tres semanas, y tal vez antes, habrá 150 pacientes con covid-19 internados en los CTI. Los casos siguen aumentando mientras al GACH se le da cada vez menos pelota. Los datos de la epidemia son suministrados por cuentagotas y a los propios investigadores les piden, para acceder a ellos, un acuerdo de confidencialidad y el director nacional de Inteligencia declara que algunos datos de la pandemia podría ser secretos porque, tratándose de la seguridad humana, se equipararían con los del crimen organizado.

Es que, aunque usted no lo crea, la torre se resquebraja y cuando unos se asombran del negacionismo de los que no quieren ver la realidad, otros sienten cerquita la angustia de sus votantes y, aun más, la desesperación de emprendedores que ven cómo se convierten en humo los ahorros de toda una vida, poniendo punto final a sus empresas, cerrando la puerta de su comercio, despidiendo a sus trabajadores y gastando sus últimos pesos en pagar impuestos.

Y, mientras tanto, el presidente vuela sobre las olas, mostrando los músculos bien trabajados sobre una tabla de surf.

Por eso habla Manini, por eso habla Sartori, por eso habla Eduardo Ache, por eso habla Botana, por eso hablan Antía desde Maldonado y el intendente Sanders desde Rocha, por eso claman algunos referentes de Un Solo Uruguay, el presidente de Cambadu, la Federación Médica del Interior, los dueños de los salones de fiestas, los cirujanos, los intensivistas, la Cámara Inmobiliaria de Punta del Este o las gremiales de hoteleros, los empresarios gastronómicos y baristas.

Todos pasan el platito y todos piden cosas diferentes: unos piden vacunas, otros piden créditos, otros amnistías, otros subsidios, gracias, disminución de aportes patronales, otros que abran las fronteras, otros que corran las fronteras unos kilómetros, otros que extiendan los horarios en la noche, que abran más horas los shoppings o que otorguen subsidios a los dueños de las empresas de transporte.

Algunos hacen lobby, otros tiene votos, otros quieren cobrar favores.

Pensándolo un poco, nada que no se arregle con plata. Por eso llama la atención la tozudez de Alfie, Arbeleche y la cofradía de economistas neoliberales que los rodea, obcecados en no aflojar la rienda para cumplir metas que ya se sabe que no podrán cumplir sin partirle la boca al bagual.

Al que no le van a ganar con plata es al virus. Para ganarle al virus hay que animarse, hay que tomar medidas, hay que restringir la movilidad, hay que fortalecer el sistema sanitario, hay que conseguir una vacuna, hay que priorizar a la gente y olvidarse por un minuto de las calificadoras de crédito, la ortodoxia económica y el fundamentalismo neoliberal.

Faltan dos meses para comenzar las clases y en dos meses probablemente no se habrá ni empezado a vacunar.

¿Qué pasará si los chiquilines vuelven a las aulas con un porcentaje de infectados por coronavirus por encima del 10% de los tests?

 




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