Archivo de julio 2016

31
Jul
16

la economía

Pronósticos reservados para la evolución económica

escribe: Julio C. Gambina

 

La información actualizada que ofrece el FMI es un llamado de alerta sobre la evolución de la Economía Mundial.

El resultado del plebiscito británico para salir de la Unión Europea, el BREXIT, le agregó “incertidumbre” a la economía mundial, dice el FMI en la revisión a la baja de las proyecciones de evolución económica del sistema mundial. [1]

Destaca el informe que el principal impacto estará en Gran Bretaña y Europa pero también en las principales potencias del capitalismo mundial y como novedad, en los llamados países “emergentes”.

Estos países “emergentes”, durante un buen tiempo luego de estallada la crisis mundial capitalista en 2007/08 fueron receptores de los flujos internacionales de capital y por lo tanto aparecían “por afuera de la crisis”. El espejismo del crecimiento económico en estos países inducía opiniones erróneas sobre la territorialidad de la crisis.

Los nuevos datos derivados de la caída de los precios de las commodities, entre otras cuestiones, morigeran el crecimiento y en algunos casos se procesa la recesión (Brasil caerá 3,3% este año), contribuyendo al deterioro de los indicadores económicos regionales y globales.

Respecto de América Latina se asume una leve mejoría en el marco de una tónica de escepticismo sobre el futuro inmediato, con una opinión satisfactoria sobre el restablecimiento de una lógica pro mercado y liberalización, especialmente derivada de la situación en Argentina.

“En Argentina, la transición a un marco de política macroeconómica más coherente y creíble sigue avanzando, y debería afianzar las perspectivas de crecimiento a mediano plazo, aunque el impacto adverso en la actividad a corto plazo ha sido mayor de lo previsto. El ajuste de los precios relativos en el primer semestre de 2016 —tras la depreciación del tipo de cambio y el alza de las tarifas de los servicios públicos— ha acelerado la inflación y perjudicado el consumo privado. Ahora la actividad económica probablemente empezará a recuperarse hacia finales de 2016, a medida que la inflación se modere gradualmente, que se estimule el gasto y que se reduzcan las tasas de interés. Se prevé que la orientación más acomodaticia de las políticas monetaria y fiscal promueva el crecimiento en 2017, pero que complique el cumplimiento de las metas fiscales y de inflación anunciadas este año”. [2]

La Revista The Economist destaca el programa pro mercado del gobierno Macri, al tiempo que llama la atención sobre la recesión, coincidiendo con la proyección del FMI de una caída del 1,5% del PBI de Argentina para este 2016. El punto de partida de la evaluación ponderada es la modificación cambiaria, la eliminación de las restricciones a la compra venta de divisas, el acuerdo con los acreedores externos y la eliminación o reducción de las retenciones. Son esos los puntos de coincidencia de la Revista británica y el organismo internacional. Ambos llaman la atención sobre la inflación inducida bajo la nueva política económica y especialmente el conflicto social a ello vinculado.

El lenguaje de los analistas remite a formulaciones técnicas, pero la realidad de la protesta interviene en la consideración de la realidad económica y política de la Argentina.

La preocupación de las clases dominantes se asienta en el paro nacional de fines de abril y su probable recreación en el corto plazo; más aún con el clima social contra el tarifazo y el ajuste en general, que involucra a sectores medios.

Desde el poder son conscientes que el conflicto ahuyenta inversores externos que buscan “seguridad jurídica” en sus inversiones, con retornos asegurados en tiempos de incertidumbre mundial.

Resuena el interrogante entre empresarios e inversores locales y externos sobre la posibilidad del oficialismo para contener el conflicto y disciplinar a la sociedad. El protocolo de seguridad no funcionó, mucho menos si la protesta es masiva, por lo que se ensayan otras formas para la represión o el control del conflicto, especialmente con el chantaje económico exacerbado ante las restricciones de un ingreso popular disminuido.

El gobierno acelera la reinstalación de la Argentina en la liberalización de la economía mundial, precisamente cuando la globalización capitalista está cuestionada, no solo por el voto británico. El problema político es la acumulación por derecha de esta crítica, expresión manifestada por Donald Trump en EEUU, lo que exige construir una perspectiva crítica desde los pueblos para la emancipación.

Notas:
[1] http://www.imf.org/es/News/Articles/2016/07/18/18/11/NA07192016-IMF-Cuts-Global-Growth-Forecasts-on-Brexit-Warns-of-Risks-to-Outlook (visto el 22/07/16)
[2] http://blog-dialogoafondo.org/?p=6677 Nota de Alejandro Werner sobre las perspectivas de América Latina, del 20/07/2016. (visto el 22/07/16)
29
Jul
16

el racismo …

Nuevos movimientos negros en AL

escribe: Raúl Zibechi
 

El pasado 11 de junio, un grupo de vecinos del barrio Morumbi de São Paulo se manifestó en apoyo a los policías que mataron a Ítalo, un niño negro de 10 años. Según los manifestantes, el niño era apenas un delincuente que merecía lo que le sucedió. Morumbi es el barrio más rico de la ciudad y es conocido por sus mansiones y condominios de lujo, donde viven celebridades y personas importantes de Brasil.
Esa misma mañana, 30 militantes negros de la periferia de la urbe llegaron con pancartas y fotos de jóvenes asesinados por la Policía Militar, increpando a los manifestantes de «racistas asesinos». «Estoy aquí luchando contra la burguesía que sale a la calle para naturalizar y banalizar nuestra muerte, la muerte de jóvenes y negros de la periferia», dijo a los medios una joven de 21 años, de la zona este de São Paulo (http://goo.gl/cdOYBE).

Ciertamente, fue una pequeña pero importante respuesta que pone en evidencia lo que para muchos es la mayor contradicción del Brasil actual: el racismo. Interesa destacar que los jóvenes militantes negros atravesaron toda la ciudad, en un recorrido de ida y vuelta de no menos de dos horas, para desafiar a las clases dominantes en el territorio que representa el núcleo de su poder. Una actitud que revela conciencia, organización y coraje.

Esa misma semana de junio, las comunidades negras colombianas que participaban en la Minga Agraria, Campesina, Étnica y Popular realizaron acciones importantes, como la toma del puerto de Buenaventura, que fue cerrado por 130 lanchas de pescadores y cientos de manifestantes agrupados en el Proceso de Comunidades Negras (PCN). «El mar nos pertenece», fue el lema con el que bloquearon el puerto más importante del Pacífico, la región convertida en territorio donde vive una parte del pueblo negro.

La Asociación de Consejos Comunitarios del Norte del Cauca (Aconc) se movilizó en el mismo contexto de la Minga exigiendo la derogación de los títulos mineros que fueron otorgados a trasnacionales, con masivas marchas en Quinimayó, en el municipio de Santander de Quilichao. Uno de sus dirigentes, Víctor Hugo Moreno, destacó que la megaminería «está desplazando la minería ancestral y artesanal, afectando las fuentes de agua y rompiendo nuestros territorios y procesos organizativos» (http://goo.gl/Loz21s).

El PCN está conformado por 120 organizaciones territoriales de base, desde el Caribe hasta el Pacífico, y funciona con base en palenques regionales, con una asamblea nacional que elige un consejo de todos los palenques. La Aconc reúne cerca de 40 consejos comunitarios de 10 municipios en el norte del Cauca. Ambas participan en la Cumbre Agraria que organizó el paro nacional de junio (http://goo.gl/DfboIk).

Con grandes diferencias entre ellos, los movimientos negros de Brasil y Colombia están viviendo una fase nueva. Tras resistir una guerra no declarada, muestran signos de pasar a la ofensiva. De los 5 millones de negros colombianos, más de 700 mil han sido forzados a desplazarse por la acción terrorista de los grupos paramilitares y de las fuerzas armadas. En Brasil, la muerte violenta de negros creció casi 40 por ciento desde 2003, cuando Lula llegó al gobierno, mientras la muerte violenta de blancos cayó 25 por ciento. No son, por cierto, los únicos países donde la resistencia negra está ingresando en una nueva etapa.

En las favelas y periferias urbanas de Brasil han nacido decenas de colectivos que representan una nueva generación de militantes, muchos de ellos formados en colegios secundarios y universidades, con fuerte protagonismo de mujeres jóvenes. Uno de los más significativos se llama Ocupa Alemão, en el complejo de favelas de Maré (Río de Janeiro). El colectivo agrupa entre 20 y 40 personas y nació en respuesta a la ocupación militar de la favela Alemão, en 2010, y la construcción de un teleférico para que los turistas puedan fotografiar a los pobres, un verdadero panóptico a cielo abierto para el control de la población.

Ocupa Alemão se propone «ocupar nosotros mismos nuestra favela con acciones colectivas». Rechazan la forma en que las izquierdas se relacionan con las favelas y no escatiman críticas a las ONG. Entre sus actividades destacan los cinedebates, juegos con niños y niñas, talleres de grafiti, el festival Ocupa Rock realizado en agosto de 2015 y la anual Feria de Negritud Económica, itinerante entre espacios negros, con el objetivo de difundir la resistencia cultural y política.

En las ferias, cada expositor cede 20 por ciento de sus ganancias a un fondo de luchas y apoyo a las víctimas del Estado. Sostienen que «la negritud económica no ofrece novedad alguna a la favela ni al pueblo negro ni representa una nueva ideología»; por el contrario, «es el quilombo (palenque) el que nos enseña sobre autonomía económica y autogestión. La favela lo hereda y hace de su espacio su negocio. La negritud económica es nuestra mejor forma de apoyarnos colectivamente. Una feria nuestra. Autonomía negra» (https://goo.gl/AQ4Z5I).

Los militantes de Ocupa Alemão reconocen haber pasado por tres etapas. La primera fue con las ONG y dejó mal sabor. Luego se vincularon con movimientos autónomos de otras favelas y crearon el Foro Popular de Apoyo Mutuo. En la tercera estrecharon lazos con la campaña Reaja ou Seja Morta, reaja ou seja morto, que nació en Bahia en 2005, con la que organizaron la Marcha contra el Genocidio del Pueblo Negro.

La campaña Reaja es, probablemente, la creación más importante del movimiento negro en América Latina (por su rechazo a la cooptación y al Estado, por sus modos autónomos, por su radicalidad), que todos los militantes deberíamos conocer (reajanasruas.blogspot.com). Hamilton Borges, fundador de Reaja, traza un balance de estos 10 años con base en lo que denomina «teoría general del fracaso», «si el éxito es hacer promoción de la igualdad. Si el éxito es sentarse con el enemigo ante la sangre de nuestro pueblo, nosotros preferimos el fracaso de enfrentar el terror en las calles».

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/07/22/opinion/018a1pol
26
Jul
16

la Gestapo uruguaya

Un abrazo de tres

 

escribe: Ismael Blanco, Analista


Por estas horas me encuentro lejos de casa. Es que cuando puedo y sobre todo me lo permiten mis quereres me voy por ahí. Más que buscando nuevos caminos, buscando reconfortarme con la calidad humana, con el humanismo que existe en lo recovecos del mundo, en las gentes sencillas, aquellas que residen tranquilamente, lejos de los focos y las marquesinas, que no suelen estar en los grandes debates, ni aspiran a tener relevancia en los grandes titulares. Son aquellos que trabajan, que pasan por la vida sin alharaca pero con sutil algarabía y siempre termino confirmando que son tan parecidos a cualquiera de nosotros, con sus preocupaciones, sus penurias, sus sueños, amores y esperanzas.

Hace rato que me vengo olvidando de agradecer profundamente el calificativo de “analista”, sobre todo cuando emito consideraciones sobre diversos temas, en particular cuando se trata de un tema político o un hecho social cualquiera, pero con sinceridad digo que me suena demasiado exagerado para lo que suelo hacer. Prefiero definirme como un simple observador que arriesga su opinión o parecer y que rapsoda la historia que nos toca.

Mientras iba recorriendo los kilómetros que me separaban del pequeño “paese” donde habita mi hermana, me daba el tiempo -ese necesario e imprescindible- para ir valorando y evaluando de qué esta hecha la vida, de su finitud y también de su vastedad, de que en los detalles siempre se encierra la belleza y que la búsqueda de lo estruendoso y exagerado no es más que algo efímero. Pensaba también, de que solemos pasarnos por alto los afectos para volvernos prácticos, ejecutivos y cuando no indiferentes. Que desatendemos y olvidamos tener rigor con nuestras ideas. Que desaprovechamos la buena fe cuando se nos presenta. Que somos omisos con el diferente, cuando no, lo condenamos y si es posible lo aplastamos.

Pensaba también que en una de esas, estos asuntos se me presentan porque ya no soy aquel muchacho de hace treinta años atrás, ese que como cualquiera de ustedes, con menos de veinte, creía que la vida era tan extensa como el horizonte, y que más que aire respiraba optimismo. Hoy en día, no es por aflicción ni tampoco melancolía mas reparo en las cosas con más detenimiento atribuyéndole el justo valor que tienen. Es por eso que cada segundo, cada instante, vale la vida misma.

El lunes estuve en Dachau, el primer campo de concentración “Nazi”, a poco más de 10 kilómetros de Múnich, donde nació la serpiente. A cargo de las “SS” y supervisado personalmente por el propio Himmler. El “campo” se convirtió en el prototipo de la infamia y la vergüenza humana. El primer ensayo de lo que vendría después a extenderse por más de una década por toda Europa. Por allí pasó, sufrió y murió asesinada lo mejor de la sociedad alemana de la época. No hubo distinciones ni consideraciones de ningún tipo, a éste marcharon opositores políticos de todas las tendencias, judíos, sacerdotes católicos, testigos de Jehová, intelectuales, aristócratas antifascistas, gitanos, homosexuales y todo aquel que sostuviera un pensamiento demócrata y progresista.

Enfrentarme a Dachau, a diferencia de Terezin o Auschwitz, fue lo más parecido a los campos de concentración creados por la dictadura uruguaya como: “Punta Rieles” o “Libertad”. Pude reparar el mismo concepto de lo pérfido y cruel. Un campo de exterminio físico pero sobre todo de aniquilamiento síquico.

En los amplios barracones y salas se exponían las fotografías de hombres con sus familias, en escenas normales y naturales: ejerciendo su profesión o en un día de campo, escribiendo o posando para el retrato. Hombres junto a sus amigos o junto a sus hijos o esposas. Individuos sonrientes, con miradas claras y llenos de vida. Era evidente que lo que nos mostraban eran seres iguales a cualquiera de nosotros que un día como resultado de un complejo y putrefacto deterioro social terminaron allí.

Se calcula que 200.000 prisioneros pasaron por Dachau pero quería recordar a uno en particular, al neurólogo y siquiatra austríaco Viktor Frankl, autor del famoso libro “El hombre en busca de sentido”. Lo conocí luego de la muerte de mi hermano, fue mi padre quien me hablo de él. En particular sobre cómo los humanos podemos decidir como actuar ante las circunstancias adversas, ante el sufrimiento, la pérdida y la desesperación. De que el sentido a la vida se lo da uno mismo. Que todo puede sernos arrebatado, pero que hay una libertad que es incoercible, que la llevamos dentro nuestro, puramente propia y que no puede ser doblegada si nosotros no queremos.

Yo sabía que el 20 habría en “Maldonado y Paraguay” un acto de desagravio y de recuperación de la Memoria en donde funcionó Inteligencia Policial durante la dictadura fascista. Que se denunciaría la responsabilidad de Víctor Castiglioni, Mario Ferreira Toma y Máximo Acosta Rocha como los directores de esa versión de la “Gestapo uruguaya” donde se secuestrara, torturara, violara y humillara a miles de patriotas.

Más allá del intercambio cibernético con un grupo de compañeros de que en el acto hubo “cosas que sobraron” o “que eran para otro día”, lo importante y significativo es que en nuestro país ya no hay silencio del Estado sobre lo que allí ocurría.

Me quedo, además, con las caras sonrientes de los compañeros, tan dignos y tan triunfantes.

Frankl parece estar en lo cierto cuando dice que: “comprendí cómo el hombre, desposeído de todo en este mundo, todavía puede conocer la felicidad –aunque sea sólo momentáneamente- si contempla al ser querido”. Me imagine que eso pasaba en Dachau o en “Punta Rieles”, o en “Libertad” o en “Maldonado y Paraguay”.

La otra noche soñé que abrazaba a mi hermano. Siempre me quedó esa sensación extraña, la de un último abrazo. De que en mis manos quedara contenido su cuerpo caliente y vital. Soy consciente que no es posible irse a la nada y despedirse como quien se va a un viaje cualquiera, pero como dice Frankl me faltó al menos una última contemplación… y me llena de rabia…

Cuando me despedí de mi hermana en “Cologno” sentí que el abrazo profundo, silencioso, intenso era un abrazo de tres y tres fueron las palabras: “nos estamos viendo”.

25
Jul
16

uruguay … y sus gobiernos

La ingobernabilidad de los pueblos

 

escribe: Víctor Corcoba Herrero, Analista

Cada día somos más ingobernables, en parte por nuestra necedad al diálogo sincero y a pactar con todos. Verdaderamente, cada pueblo tiene el gobierno que se merece. Lo dice el refranero popular que es sabio. Debiéramos, entonces, profundizar en esto.

Desde luego, si pensásemos más en la colectividad, seguramente tendríamos cierta tolerancia y comprensión, lo que no desdice la firmeza y el coraje que ha de tener todo mandatario. En efecto, más allá de la paciencia necesaria, naturalmente se requiere constancia, tesón, persistencia…, no tirar la toalla en definitiva.

Por ello, hay que trabajar duro y convencer de que ese trabajo, de donación por un tiempo al servicio de la ciudadanía, conlleva el bien común. Sin duda, lo más importante de esta tarea de asistencia al residente, radica en la excelencia y transparencia a la hora de tomar decisiones. Los debates siempre nos enriquecen a todos.

Una sociedad que conversa mucho es más fructífera que otra que no lo hace. Por otra parte, la interferencia militar en los asuntos de un estado invariablemente es inadmisible. Para cualquier demócrata, que lo sea de alma y vida, resulta de gran importancia que se preserven las garantías fundamentales en doquier espacio ciudadano, incluyendo la libertad de expresión y de reunión.

Estoy a favor de aquellos gobiernos democráticos que no descansan en el engaño o en el poder de la fuerza, sino en el consentimiento, en una concepción de la justicia universal, fortaleciendo la participación de la sociedad civil.

En consecuencia, es normal que la ciudadanía demande mayores respuestas de sus gobiernos y ejerzan sus derechos a través del voto y sus sistemas electorales. Las fuerzas políticas, por consiguiente, están para entenderse. Han de despojarse de sus intereses personales y comprometerse en cimentar gobiernos estables, a través de algo tan capital como es el consenso.

Lo fundamental no ha de ser los sillones, sino la capacidad de servicio en favor del pueblo al que representan. Los gobiernos han de ser gobiernos para todos, también para los no votantes, pues gobernar es aunar esfuerzos en la mejora de un país por propia responsabilidad ética. No es de recibo que las políticas se paralicen por esa falta de equipo.

Pongamos por caso, el tema español, la parálisis de su política económica, cuando es menester actuar con prontitud, cuando menos para el cumplimiento del déficit ante el nuevo plan de estabilidad financiera con Bruselas.

Gobiernos y sociedad civil han de trabajar conjuntamente en pos de ese bien colectivo. Las agendas no pueden detenerse ni por vacaciones. El futuro no descansa y a todos nos pertenece por igual.

La irresponsabilidad social que padecemos actualmente hace que se acrecienten las desigualdades como en ningún otro tiempo. Por desgracia, en lugar de discursos que nos hermanen, hemos activado el discurso del odio, con lo que esto conlleva de injusticia y discriminación.

Este clima de venganzas, de violaciones de derechos humanos, no se puede permitir. Los políticos deberán utilizar su pensamiento creativo, cuando menos para cambiar esta histeria de conflictos. Ya está bien de no trabajar juntos, de ser incapaces de consensuar gobiernos fuertes, que traduzcan sus palabras en un porvenir mejor para todos.

Aquellos líderes ineptos para el consenso, deberían irse y no presentarse jamás a elección alguna. Cada uno tenemos nuestras disposiciones, si quieren nuestras habilidades, algo prioritario para ese gran impulso que hoy todo el planeta requiere para una democracia incluyente, y no adormecida o aletargada, en todo el globo.

Sabemos que no es fácil gobernar un orbe en el que impera la dictadura de la economía sobre todo lo demás, lo que nos exige mucho más diálogo entre todos y menos rigidez del espíritu humano, que ha de ser más comprensivo y humilde con el pueblo del que formamos parte. Es valioso aprender a amarnos. No podemos caer en la resignación.

Y en este sentido, los gobiernos de todo el mundo han nacido para gobernar, no para que sus integrantes se sientan cómodos, con un montón de privilegios, y con pocas ganas de avivar la concordia, pues lo que suele primar son los intereses, el egoísmo de cada cual. El partidismo político, en ocasiones, es tan exagerado que genera todo lo contrario, discordia y enfrentamientos absurdos.

A muchos dirigentes, hemos de reconocerlo, les falta ese sentido del deber para el logro de ese objetivo para el que se han presentado voluntariamente: el de regir a un pueblo. A mi manera de ver, todas las naciones desean sentirse seguros en una mundializada sociedad plural, sumamente dinámica, con el respaldo del estado de derecho, mediante instituciones eficaces que rindan cuentas de sus actos.

24
Jul
16

novick … el enano dictadorcillo

Un discurso que destila visceral odio de clase

 

escribe: Hugo Acevedo, Analista

 

La presencia de Edgardo Novick en el programa televisivo Código País y en otros medios de comunicación masiva, confirma que el excandidato a la Intendencia de Montevideo por la Concertación es la nueva apuesta de la derecha, ante el estrepitoso fracaso de los referentes de los partidos tradicionales.

En ese contexto, no es extraño que el bloque conservador se juegue, sin explicitarlo y sin mayores aspavientos, a una figura nueva y sin actividad política visible previa, con el propósito de construir una alternativa capaz de enfrentar exitosamente al oficialismo en las elecciones nacionales de 2019.

No en vano el poderoso empresario -que es uno de los hombres más ricos del país, aunque nadie conoce el origen de su fortuna pese a que de joven era un humilde feriante- cosecho una significativa adhesión en los comicios departamentales de 2015.

Pese a su falta de carisma y de conocimientos sobre temas cruciales de la agenda pública nacional, su discurso frontal de impronta populista ha logrado seducir a algunos desencantados, lo cual no deja de ser un riesgo si se recuerda antecedentes como, por ejemplo, el del autoritario Alberto Fujumori en Perú.

Aunque nadie objeta que haya sido convocado el diálogo partidario sobre seguridad ciudadana por el presidente Tabaré Vázquez por el sorprendente caudal de votos que logró en 2015, por ahora no deja de ser un personaje ajeno a la clase política.

Se trata de un outsider procedente del mundo empresarial, que ha construido su propio protagonismo público gracias a su poder económico, tal cual quedó demostrado en la campaña previa a la convocatoria a las urnas del año pasado.

Por supuesto, suele destacarse por sus declaraciones casi siempre altisonantes, como sus críticas al déficit acumulado en Ancap y su reciente cruce con el expresidente José Mujica, a quien acusó falazmente de no haber trabajado nunca.

Corroborando su soberbia, hija de la impunidad que le confiere su condición de miembro de una clase social privilegiada que compra favores, lealtades y visibilidad mediática, no duda tampoco en fustigar las políticas educativas, pese a que carece de los mínimos conocimientos para abordar el tema.

Empero, lo más grave son sus radicales reflexiones cuando se refiere a los sindicatos, que fueron ratificadas en el marco de su participación en el periodístico de canal 12.

En la oportunidad, afirmó que el PIT-CNT gobierna el país, lo cual constituye un absoluto disparate imposible de sostener. Sobre el particular, insinuó que habría que terminar con los dirigentes sindicales, poniendo como ejemplo la participación de los representantes de los colectivos docentes en el sistema educativo.

Si el movimiento sindical gobernara no tendría que padecer el abuso y la intransigencia patronal, las inflexibles pautas salariales del Poder Ejecutivo ni el ajuste fiscal que gravará el salario de miles de trabajadores a partir de 2017.

A nadie puede sorprender este pronunciamiento de Novick, que ya fue explicitado durante la campaña electoral en referencia al presunto poder de Adeom.

Novick es un mero oligarca antiobrero, que, a juzgar por su discurso, es una suerte de redivivo Jorge Pacheco Areco, quien es recordado por haber gobernado el país con talante prepotente, en el período de mayor violencia política de nuestra historia reciente.

Lo único que lo diferencia de Luis Lacalle Pou y Pedro Bordaberry es su extrema sinceridad y frontalidad, ya que suele explicitar lo que otros callan por temor al costo político.

22
Jul
16

el trabajo y sus costos

El sufrimiento laboral se ha convertido en un grave problema social

escribe: Rafael Poch / La Vanguardia

 

Patrice, un veterano del sector del espectáculo que pedía el reconocimiento de su invalidez laboral, se prendió fuego frente a la sede del organismo de la seguridad social francesa que gestiona los retiros por enfermedad. Era un 27 de abril en la ciudad de Marsella y el hombre sufrió quemaduras de tercer grado en el 65% de su cuerpo, pero sobrevivió.

El dossier de Patrice estaba atascado en la oficina y su protesta pretendía resolver el asunto por la vía de eliminarse. En la propia oficina de la seguridad social marsellesa las condiciones de trabajo, “se han hecho terribles”, explicó una de las empleadas a la hija de Patrice. La propia funcionaria se declaraba “quemada”, profesionalmente agotada en su labor.

Cuatro meses antes el mundo hospitalario parisino se había visto conmocionado por el suicidio del doctor Jean-Louis Mégnien, un conocido cardiólogo del hospital Georges Pompidou de la capital. Padre de cinco hijos, de 54 años, aficionado a la aviación deportiva y descrito por sus compañeros como persona de carácter jovial e incluso “juerguista”, Mégnien se tiró por la ventana de su despacho, en la séptima planta, un 17 de diciembre. De este modo, ponía así fin a una crisis depresiva, vinculada a las condiciones de trabajo en el hospital.

El 21 de mayo un profesor de instituto de la ciudad de Amiens (noroeste) de 40 años, Frédéric Legris, protagonizó un drama aún más sobrecogedor: se colgó de un árbol tras haber ahorcado a su propio hijo de seis años en un bosque de Oresmaux, al sur de Amiens. También en ese caso se ha especulado con una crisis laboral.

¿Qué ocurre en el mundo del trabajo que está destruyendo a tanta gente exhausta por ese agotamiento profesional físico y psíquico que en inglés se conoce como burn out? Los expertos consultados dibujan una situación que va mucho más allá de los problemas psíquicos personales y se refieren a un verdadero problema social central que afecta a todas las categorías profesionales, especialmente desde los años noventa, cuando se produjo una “intensificación del trabajo”.

Para la psiquiatra Marie-Hélène Braudo, de la asociación contra el sufrimiento laboral «24 Millones de Asalariados» de París, el problema parte de la mentalidad del “todo es posible” que se ha impuesto en el medio laboral, donde las nuevas tecnologías y el “perverso despotismo administrativo”, con sus relaciones de poder crean un “ambiente sin límites” en el trabajo en el que todo es, o debe ser, posible. El resultado es que la mula sobrecargada se acaba desplomando.

En Francia, este fenómeno tiene un coste de entre 800 y 1.600 millones de euros anuales, según la estimación del Instituto Nacional de Investigación y Seguridad para la prevención de enfermedades y accidentes laborales (INRS), un organismo de la seguridad social.

“El 22% de las declaraciones de ineptitud laboral expedidas en el 2015 han estado relacionadas con sufrimiento en el trabajo”, explica la doctora Marianne Paul, del servicio de salud de la región de Brest, en Bretaña.

Los médicos responsables de cursar las bajas por agotamiento laboral dan fe de un fenómeno apenas conocido hace diez o veinte años y que añade otros elementos a la cuestión: “pacientes que sufren verdaderos problemas de salud y que piden cualquier cosa menos una baja temporal, por temor a ser mal vistos, sancionados o despedidos”, señalaba recientemente una investigación del diario católico La Croix.

“Trátese de jóvenes en su primer empleo, en plena actividad, o veteranos, ya no podemos más de esta salvajada que rompe las solidaridades, que nos aísla y nos atemoriza, entre el miedo de perder nuestro trabajo, la sumisión a la que nos vemos obligados y la misma desorganización del trabajo, constatamos día tras día, año tras año, un atentado creciente al trabajo y a los seres humanos”, señala la asociación parisina «24 Millones de Asalariados», que apunta a una “guerra económica” que, “en nombre del beneficio por el beneficio, de la rentabilidad y de la competitividad, extiende su empresa gestionaria”.

Para los profesionales que observan el fenómeno en los barrios populares, donde el mero hecho de trabajar ya es a veces un privilegio, la despersonalización del trabajo es una causa frecuente de sufrimiento. “He asistido a varias enfermeras que trabajaban, por ejemplo, en un centro de tercera edad. Todas ellas estaban mal por la sencilla razón de que cada día se las obligaba a cambiar de servicio o de planta, para impedir que desarrollaran un vínculo personal con los ingresados, cuando para ellas es precisamente eso lo que da sentido a su trabajo”, explica en La Croix la doctora Catherine Jung, médico de cabecera en el barrio periférico de Neuhof de la ciudad de Estrasburgo.

Pero el sufrimiento no es sólo consecuencia de una administración irracional, estúpida, o particularmente despótica. El caso de la empresa France Telecom, la primera empresa de telecomunicaciones francesa, que ahora se llama Orange, demuestra que el burn out puede ser también una estrategia.

Entre el 2008 y el 2009 trabajar en France Telecom, una empresa de 110.000 empleados, se convirtió para miles de ellos en un verdadero calvario. Pero era un calvario inducido. Originariamente, una empresa pública del servicio nacional de correos (PTT), el gigante fue privatizado en el 2004. El Estado perdió la mayoría en el accionariado. Una nueva dirección, atosigada por la competencia entre las grandes empresas del sector, emprendió un plan de reconversión. Había que quitar de en medio a 22.000 empleados y recolocar a otros 10.000, así que a muchos se les hizo la vida imposible. 35 cuadros de France Telecom se suicidaron en dos años, otros 12 lo intentaron. Tras siete años de investigación, la Fiscalía francesa pidió a principios de julio que se procese a esta empresa y a ocho de sus cinco altos directivos de la época. Es un caso sin precedentes que podría sentar al burn out en el banquillo.

Rafael Poch es corresponsal de La Vanguardia en París
21
Jul
16

racismo, en negro y blanco

Cuando los de abajo se odian: La lógica del racismo

escribe: Jorge Majfud

 

El dinero de un blanco vale lo mismo que el dinero de un negro, el de un traficante de drogas vale lo mismo que el de una viuda que se prostituye para criar a sus hijos. Sólo esa lógica podría probar que el capital es amoral y no se le podría atribuir la promoción de, por ejemplo, el racismo. ¿Por qué, entonces, las sociedades capitalistas más avanzadas han sido, a lo largo de los siglos, brutalmente racistas?

Desde mucho antes de la fundación de Estados Unidos, los colonos ingleses en América del Norte administraban las relaciones sexuales entre los negros esclavos. Por lo general, no les convenía una esclava embarazada como hoy no le conviene a las empresas la misma ocurrencia entre sus empleadas mujeres. Cuando los esclavos tenían hijos, con frecuencia eran separados de sus familias. Las emociones humanas nunca fueron productivas hasta la Era de la propaganda y el consumo en el siglo XX.

Para la gente de bien de la época (los propietarios, gente con responsabilidades, las únicas que luego podrán votar y ser elegidas) la promiscuidad de la gente bruta era un pecado inaceptable: los nativos americanos no estaban obsesionados con la virginidad femenina y el sexo no sólo era un acontecimiento frecuente entre los negros sino también entre los negros y los blancos pobres, entre los blancos y los negros y los indígenas que recibían a los fugados del otro lado de los Apalaches. Entre los pobres de la época y entre parte de la clase media, el racismo no era un principio fundamental ni era todavía una recomendación patriótica de Dios.

Para solucionar el problema se establecieron leyes prohibiendo el matrimonio y hasta el ocasional contacto interracial entre los pobres. Pero como las leyes nunca son suficientes, se implementaron políticas que terminaron por reforzar una cultura que, con el tiempo, se convirtió en parte de “la naturaleza humana”.

A principios del siglo XVIII, los gobernantes de las colonias promovieron el odio entre los colores (las diferencias más superficiales pero más visibles) para evitar que el descontento del abuso de clases uniera a blancos pobres, negros esclavos e indios despojados en una revuelta mayor a las que se habían producido con anterioridad, exitosamente abortadas por la fuerza de las armas. En 1758, el gobernador de Carolina del Sur, James Glen, reconoció (o más bien se vanaglorió) que siempre había sido una de sus políticas “crear en los indios una fuerte aversión hacia los negros”. Una de esas formas fue enviando milicias de esclavos para combatir a los indios. Algunos negros desertaron y se refugiaron en entre los indios, se casaron y tuvieron hijos. Pero los astutos gobernantes encontraron la forma de amenazar o corromper a algunos indios ofreciéndoles beneficios a cambio de la entrega de los fugados. Como en América latina, la corrupción fue por siglos una expresión del poder desequilibrado: los poderosos se corrompían por ambición y los despojados se corrompían por necesidad. Esa dinámica persiste hoy atrapada en la simplificación estratégica del lenguaje que pone, en una eterna relación de simbiosis a abusadores y a abusados bajo una misma etiqueta: corruptos.

El sexo entre una blanca y un negro era un pecado mayor (por la misma razón y dinámica entre lo deseado y lo prohibido, entre el poder que domina y se rompe simbólicamente para renovarse, actualmente es un negocio de la pornografía). Cuando un blanco tenía un hijo con una negra, el castigo consistía en enviar al vástago híbrido con el resto de los negros, de forma que la pureza blanca siempre se mantuvo en grados deseables, razón por la cual actualmente cualquier estudio genético revela que los negros estadounidenses tienen una gran proporción de genes europeos, en algunos casos un treinta o cuarenta por ciento, mientras que los blancos prácticamente no muestran trazas de genes africanos. Menos comunes fueron casos como el de los hijos que Thomas Jefferson tuvo con su joven esclava, una mulata de nombre Sally (“tres cuartas partes europea”, hija de otra escava con John Wayles, el suegro de Jefferson), que recibieron la libertad siendo cada uno “siete de ocho partes blancos”. Conceptos similares de fracciones humanas habían sido recogidos por la constitución, cuando se reconoció que un negro valía tres quintos de un blanco en términos electorales; aunque, obviamente, no votaban, más esclavos conferían más poder democrático a sus amos por la lógica de la propiedad privada.

Un siglo antes de que Estados Unidos lograra la independencia, en muchas colonias los indios y los negros superaban en número a los blancos, por lo cual los gobernantes debieron aprobar leyes para controlar esta peligrosa desproporción. Inglaterra no sólo enviaba sus reos a Australia sino a América también, los cuales en muchos casos participaron en revueltas junto con los negros y con la misma frecuencia fueron indultados por el color de su piel. Algunos se convirtieron en supervisores de esclavos, cuando se les exigió a las plantaciones tener al menos un blanco por cada seis trabajadores negros para evitar más desórdenes que amenazaran la paz y el progreso de aquella sociedad tan próspera.

En las colonias del sur, los blancos representaban un quinto de la población y entre ellos la mayoría eran pobres o esclavos que la pobreza en Europa había obligado a venderse por cinco o nueve años, aunque la mayoría no alcanzaba a pagar por su libertad porque morían enfermos o se suicidaban antes. El actual presidente de Estados Unidos, Barack Hussein Obama es descendientes de esclavos, no por su padre negro (que conoció a la madre de Obama cuando en Estados Unidos la unión interracial era ilegal en la mayoría de los estados y se consideraba cosa de comunistas), sino por parte de su madre blanca. Obama es considerado el primer presidente negro de este país, consecuente con una historia de siglos, a pesar que a juzgar por sus familias es tan blanco como negro.

Si miramos a nuestro alrededor nos daremos cuenta que estamos hechos de siglos de historia, nos guste o no, lo sepamos o no. Pero siempre es mejor saberlo. Como es tradición, desde las guerras religiosas de la Edad Media hasta las guerras del último siglo, los pueblos viven las pasiones y otros muchos menos viven los beneficios. Como en el fútbol, pero menos divertido y mucho más trágico.

El dinero es una abstracción sin moral, pero deja de ser neutral apenas representa al poder de turno. El odio tiene sus beneficios económicos, porque es un instrumento infalible de una de las necesidades básicas del poder: la división de otro, la fragmentación. El poder sabe que en una democracia decente será dividido y dividido, razón por la cual, para evitar su propia división, se encarga a su vez de dividir, de deshumanizar.

Cuando los problemas provocados por las brutales desigualdades sociales (hoy en Estados Unidos 0,2 por ciento de la población posee lo mismo que el 90 por ciento) se llevan a todos sus extremos, nada mejor como ocultarlas y fortalecerlas recurriendo al racismo, una vieja y siempre latente tradición. Cuando los de debajo se pelean por un pedazo de pan, los de arriba festejan con caviar y se preparan para sus caritativas donaciones.

Cada tanto esta lógica se expresa en todas sus formas en personajes caricaturescos como Donald Trump.

20
Jul
16

telesur

Entrevista a Aram Aharonian

«En América latina hay que repensar muchas cosas, incluyendo qué es la izquierda»

Mari Cruz Tornay-Pueblos / Sur y Sur

Cuando América Latina era narrada desde estudios situados en Miami, el presidente Hugo Chávez, protagonista del primer golpe mediático, impulsó un canal para contar desde la región lo que allí ocurría y visibilizar a las poblaciones históricamente excluidas de los medios de masas. Aram Aharonian fue el primer director de Telesur, y hoy, once años después de la primera emisión, lo recuerda como el hecho comunicacional más revolucionario de la historia de América Latina. En este momento, la comunicación sigue siendo un elemento fundamental para entender lo que ocurre en un continente en el que los medios de comunicación privados legitiman los intentos de desestabilización contra algunos de los gobiernos elegidos democráticamente.
La entrevista a Aram Aharonian tuvo lugar durante el Foro Latinoamericano y Caribeño de Comunicación Popular y Comunitaria celebrado en la sede de CIESPAL (Quito), en el que se debatió sobre el papel de la comunicación en el nuevo contexto que se vive en América Latina.

-¿A qué hace referencia el concepto de “guerra mediática” y qué ha significado en América Latina?

-Si hace cuarenta años se necesitaban fuerzas armadas para imponer modelos políticos, económicos y sociales, hoy no hacen falta ni tanques ni bayonetas. Hoy solo hace falta control de los medios masivos de comunicación porque ellos imponen imaginarios colectivos que van adocenando y conquistando las sociedades. Las guerras mediáticas han tenido sus primeros globos ensayo a principios de milenio en Venezuela, un golpe que fue tan mediático que al día siguiente no se dio información y solamente se supo que cambiaban las cosas porque la prensa internacional cubría lo que iba aconteciendo. Más tarde tuvimos hechos en Bolivia, Ecuador y, después, los golpes de Paraguay y Honduras; el año pasado la desestabilización financiera en Argentina y tenemos ahora el golpecito en Brasil. Pero no se trata únicamente de los medios. Los medios de comunicación son el caballo de Troya de los grupos empresariales, y ahí están metidos no solamente los medios de comunicación, sino un aparato judicial comprometido totalmente con los intereses de esos grupos fácticos que existen en todos los países.
Lo singular de esta guerra mediática, que no está hecha solo por los medios locales, es que las notas básicas realmente se producen en el exterior y son replicadas por los medios locales, que han perdido credibilidad. Un medio extranjero le da credibilidad a lo que se diga. Han servido hasta ahora en la construcción del imaginario colectivo, y de cambios rotundos en procesos políticos. Hay una desestabilización en varios países que está obviamente sustentada sobre mentiras, medias verdades, manipulaciones y desinformación por parte de estos medios hegemónicos.

-Una de las estrategias para hacer frente a esta “guerra mediática” en América Latina fue la aprobación de leyes dirigidas a democratizar la comunicación, romper los monopolios mediáticos e incorporar nuevos actores al escenario comunicacional. ¿Qué han conseguido estas leyes? ¿Cumplieron su objetivo?

-Sí y no. Si lo que se quería era una ley de comunicación, se consiguió. Una ley es un marco jurídico que permite hacer cosas que quizá antes estaban prohibidas o que impide hacer cosas que antes estaban permitidas. Es un marco jurídico, pero el cambio en la comunicación no lo hace una ley, la ley sólo va a permitir hacerlo. Creo que ese fue el problema mayor, que incluso se pone el énfasis en la distribución de las frecuencias, cuando ese no debería ser el énfasis. La distribución porcentual de frecuencias no garantiza la democratización de la comunicación. Se hizo pensando que todo el mundo tuviera voz e imagen, algo que ninguna ley garantiza. Creo que hay una incapacidad dentro del campo social y popular para organizarse, formar medios, unirse y producir contenidos. Hay escasos contenidos nuevos dentro de las radios y televisiones después de nueve años de ley en Argentina, por ejemplo. No hay contenidos en absoluto.

-Desde la llegada al poder de Mauricio Macri en Argentina las tendencias más conservadoras han logrado diferentes victorias en el continente. ¿Cuáles son las perspectivas del nuevo escenario para la comunicación alternativa y popular, para los actores que recibieron el apoyo de los gobiernos progresistas de la región?

-Seguirán haciendo lo mismo, pero con muchas más dificultades. Lo fundamental es mostrar que esas verdades mediáticas que las fuerzas conservadoras imponen no son verdades. Hay que democratizar los medios, dando la mayor cantidad de voces posibles que demuestren que todo eso es una falacia, una mentira, una verdad fabricada. Siempre recuerdo el año 1991, cuando estuvimos convencidos de que en la primera guerra en transmisión en vivo, que fue la de Irak, habían bombardeado Bagdad. Pero no, cinco años después nos dimos cuenta de que tuvieron que invadirlo después, pero lo que habían mostrado en aquel momento habían sido fuegos de artificio en vivo y en directo para todo el mundo.
Así nos han mostrado una gran cantidad de realidades virtuales que no existieron nunca y que nosotros tenemos asumidas como verdades absolutas, a pesar de que no existieron nunca. ¿Qué se puede hacer? Tejer mejor las redes de medios populares, compartir contenidos, dar fuerza a los mensajes. La repetición y masificación de mensajes hace que la suma de medios se vuelva medio masivo; perder la identidad de marginalidad, ya que si uno asume que es marginal está condenado al fracaso, debe asumir que tiene que buscar la masificación de sus mensajes de distintas formas. La masificación no quiere decir que le llegue a todo el mundo, si no que pase más allá de lo específico de su cuadra, y creo que hay que formarse para eso. Hay que profesionalizarse y eso no significa cobrar, si no saber manejarse de la mejor forma posible con los instrumentos y herramientas que tiene para desarrollar la profesión y saber para qué está haciendo comunicación.

-Usted llevó a cabo el proyecto de sacar al aire la primera televisión regional de América Latina, Telesur. ¿Qué ha significado Telesur para el continente y para la integración de sus países?

-Primero, demostrar que sí se puede. Esa utopía no se alcanzó, pero se caminó cerca. Hubo un cambio radical de las verdades en América Latina. Ahí comprendimos qué significa lo alternativo. Durante diez años, la única voz, la única imagen televisiva de América Latina la daba CNN en español, nunca hubo una persona negra ni india, parece que no existían, estaban totalmente invisibilizadas, ninguneadas y ocultadas. Y la salida al aire de Telesur como voz alternativa exigió también a CNN cambiar, y tuvo que transmitir la ceremonia indígena de asunción de Evo Morales, y de ahí el golpe de estado de Honduras, dando su speech, pero tomando las imágenes de Telesur. Significa un cambio y demostración de que lo alternativo es importante para conocer lo que realmente pasa. Todo aquello que estaba oculto tuvo que salir a la luz.
Si Telesur cumplió o no con sus objetivos, es otro problema, pero el solo hecho de su existencia es el hecho comunicacional más revolucionario de la historia de América Latina. De ahí en adelante, es otra época.

-Precisamente, Telesur fue objeto de crítica de las fuerzas conservadoras de la región, especialmente, del presidente Mauricio Macri en Argentina.

-Siempre digo que cuando había dictadura en nuestros países, nosotros hacíamos lo posible por escuchar Radio Rebelde de Cuba. Con las grandes posibilidades que hay ahora, si alguien quiere ver Telesur, lo va a ver. No le está haciendo daño, le está haciendo publicidad. Creo que nadie habló tanto de Telesur en Argentina como después de la decisión de Macri. Creo que ellos sí hicieron lo que entienden por libertad de expresión: cerrar medios, cerrar accesos. Quieren una verdad única y esa es la idea del neoliberalismo, tiene que haber una sola voz, una sola imagen, y con eso nos tenemos que contentar todos.

-¿Cree que las victorias logradas por las fuerzas conservadoras de la región están conduciendo a un fin de ciclo? ¿Se está a tiempo de revertir esta tendencia?

-Primero hay que hacer una fuerte autocrítica; segundo, reorganizarse; tercero, entender que no existe década ganada. ¿Ganada para qué? Si no hay discursos, si no hay mensaje para futuro, no estamos construyendo nada. Primero hay que construir con la gente, por ejemplo si se trata de una redistribución de riqueza no hay nada ganado, es una justicia, y hay que construir un futuro. La década ganada se volteó con un solo eslogancito: “Cambiemos”, que hablaba de un futuro distinto. Lamentablemente la izquierda no sabe construir futuro, incluyendo la izquierda del Gobierno kirchnerista. Los bolivarianos también siguen diciendo “porque se dio acceso a la vivienda, porque se dio acceso a esto…”.

Diste el acceso a los derechos, ¿y ahora qué? La construcción de futuro se hace teniendo presente la memoria histórica para saber dónde basarte y de ahí tomar impulso para saber dónde vas, pero no sirve como cosa nostálgica. Hay que pensar en futuro, tener planes para futuro. Hemos tenido algunos gobiernos que lograron darle acceso al consumo a una cantidad de ciudadanos y ciudadanas que antes no tenían. Esa no es una transformación socialista ni nada por el estilo. ¿Y después qué? En todo caso hay que repensar qué es lo que se quiere. Si es el poder, qué se hace con el poder fáctico que existe en todos los países, que no son solamente las grandes corporaciones y los medios, sino un conglomerado de jueces, tribunales, fiscales y policías. En América Latina hay que repensar muchas cosas, incluida qué es la izquierda.

La autora es integrante del consejo de redacción de Pueblos – Revista de Información y Debate.
19
Jul
16

la sociedad uruguaya

Poniendo todo arriba de la mesa

escribe: Ismael Blanco, Analista


Me doy cuenta que hay artículos que me exigen demasiado. Analizar y comprender nuestra propia naturaleza y contradicciones requiere llevar al límite el razonamiento si lo que se busca es hallar lógica a los actos humanos, y más cuando lo que se trata de comprender son posturas políticas a priori confrontadas.

La condición de ser uno mismo, de ser parte de una historia, de haberse hecho de determinada materia, hace que ante determinadas circunstancias crujamos, que se nos agiten nuestras estructuras mentales, nuestras concepciones preestablecidas, pudiéndose materializar con falta de respuestas convincentes, cayendo en la tentación de la réplica fácil o autocomplaciente y a veces arrebatada.

Así como no me va la soberbia desde el gobierno, en particular del compañero Astori, del cual no pretendo ni simpatía ni gracias, no me va en absoluto las posiciones en respuesta a este posicionamiento concebido en la táctica del “a todo o nada”.

Es un error grosero pensar en la economía en base a tecnicismos, de explicitar respuestas numéricas con datos de promedios o de cocientes que no hacen más que agregarle frialdad al pulso ciudadano.

Obviar que no hay nada más político que una decisión económica, es simplemente inaceptable, con el agravante de dejar la impresión al observador medio que no se hizo todo el esfuerzo hermenéutico auténtico, creíble y necesario para evitar la protesta cristalizada en un paro general.

Por otra parte es preocupante también que dirigentes sindicales de larga trayectoria interpreten que las diferencias con el actual gobierno sean comparables con otros donde primaba la rebaja salarial, la superexplotación y la persecución sindical, agregando calificativos tales como que el actual gobierno está en el mismo camino de la derecha, por no decir derechizándose. Esta concepción además de temeraria, es injusta y fuertemente contradictoria.

El método marxista de análisis siempre exige un profundo rigor en la caracterización del momento histórico en que se vive, de la coyuntura y de las circunstancias que se presentan. En primer lugar habrá que entenderlas y desde allí proponerse un proceso de trasformación, que deberá ser progresivo, pertinente, plural y profundamente democrático, que genere los más altos procesos de igualdad y libertad dignos de la mejor concepción de la condición humana.

Seguramente muchos que no comulguen con el materialismo concebido desde la filosofía marxista, coincidirán en este mismo objetivo, lo que confirma a mi parecer, la posibilidad de ser optimista en la mirada del progreso humano.

Pero esta digresión, no tiene otro objeto más que de interpelarnos si realmente aquellos compañeros -algunos entrañables y otros no tanto- han considerado que la acción política trasformadora de la sociedad pasa exclusivamente por un planteo reivindicativo o desde la mirada exclusivamente sindical.

Digo esto porque entiendo que la trasformación de las circunstancias pasa por una concepción omnicomprensiva, complejísima, que contiene elementos que los clásicos estuvieron lejos de imaginar y que superan por lejos los problemas nacionales, porque la problemática se ha mundializado y son imprescindibles respuestas globales a problemas universales, las cuales hasta ahora, no se han presentado de manera categórica y no han pasado más que de descripciones y de algunos serios diagnósticos.

Sólo a modo de ejemplo me viene a la mente la impotencia que se le generó al pueblo griego recientemente, donde hombres de izquierda convencidos y duros como Alexis Tsipras y Yanis Varoufakis, tuvieron casi nulo margen de opción a la hora de negociar con los acreedores y líderes europeos. No había causa más digna que la griega, refrendada en dos oportunidades por el masivo apoyo popular y donde sin embargo hubo que recular con una sonrisa y casi que la dignidad hubo que metérsela donde a nadie le place.

En mi decir y no porque me guste tener que admitirlo sería conveniente, sin renunciar a la idea del socialismo por quien la sostiene, aunar esfuerzos y hacer posible que se aplique en las sociedades del mundo, como punto de partida, los principios básicos de la Revolución Francesa, ya que en muchos pueblos aún se está en mora con la misma.

Ahora bien, volviendo a lo nacional digo: el gobierno del que formo parte, aún teniendo una pequeñísima porción de responsabilidad en éste, me hago cargo y asumo los errores cometidos, para empezar los de cálculo y para seguir los de comunicación, con el agravante de que contamos con personas altamente capacitadas para que esto no suceda.

Asumo también la falta en algunos casos de la modestia necesaria y de la ausencia de autocrítica en ciertos asuntos puntuales a los que me he referido en otros artículos.

Asumo asimismo que nos falta horizontalidad en el trato y que muchas veces se han tomado decisiones como si en lugar de un país se regenteara un boliche.

Pero también digo para los nostálgicos de la diestra y los convencidos de derecha que nunca antes, al menos desde Batlle y Ordoñez a la fecha, se había hecho tanto por los pobres y los alejados del poder en este país.

Que nunca se legisló a favor de los trabajadores y los jubilados como en los últimos doce años y no reconocer esto es una infamia y una afrenta.

Digo también y no me resulta contradictorio en absoluto que debemos avanzar en la aplicación estricta del principio de igualdad en las cargas públicas, principio base del derecho financiero burgués, donde el que tiene más debe pagar más. Se debe actualizar la liquidación del impuesto al patrimonio y fundamentalmente a las ganancias que se obtienen de la actividad financiera, tanto en los instrumentos utilizados y fundamentalmente en las ganancias que se obtienen de la misma. Y esto sólo lo puede hacer un gobierno progresista y de izquierda. Tardará más o tardará menos pero la derecha nunca lo hará.

Decía Rodney Arismendi en momentos complejos y de desentendimiento cuando faltaba visión política, o primaban los personalismos y las miserias varias: “…cuidado, que no se nos vaya el niño con el agua de la bañera”.

18
Jul
16

uruguay y el frente amplio

El Frente Amplísimo

 

escribe: Ugo Codevilla

Pese al conocimiento de vivir una realidad global altamente caótica, la izquierda uruguaya (con honrosas excepciones), sigue miope ante esa objetividad y se enfoca a lo estrictamente nacional, el resto es una suerte de telón de fondo. A lo que debemos sumar varios resbalones. Hace poco Mónica Xavier confundió cumplimiento de una necesidad educativa en Tacuarembó, con desarrollo. En tanto, Muñoz criminalizó la protesta social, lesiva a la acción inapelable del gobierno. Asimismo, se interpretan cifras sociales en sentido contrario de lo que esos guarismos expresan. En el fondo, se quiere imponer la idea de transitar por el camino correcto. Algunos puntos negativos serán corregidos y para los persistentes, se adquirirá una enorme alfombra encubridora de infortunios. En síntesis, un Uruguay insular. De eso se trata, de evitar temas referidos a la realidad global y enfocarnos a lo nacional como única realidad valedera. De cara a un nuevo cambio presidencial del Frente Amplio, ¿cuáles son los temas de discusión? Pocos, porque todo está requetebién. Finalmente, el Frente es una coalición de organizaciones con problemas propios desvinculados al hecho ser gobierno de un país y mucho menos, inmerso en una sociedad planetaria. Sesudos análisis que vayan de lo general a lo […]

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Pese al conocimiento de vivir una realidad global altamente caótica, la izquierda uruguaya (con honrosas excepciones), sigue miope ante esa objetividad y se enfoca a lo estrictamente nacional, el resto es una suerte de telón de fondo. A lo que debemos sumar varios resbalones.

Hace poco Mónica Xavier confundió cumplimiento de una necesidad educativa en Tacuarembó, con desarrollo. En tanto, Muñoz criminalizó la protesta social, lesiva a la acción inapelable del gobierno. Asimismo, se interpretan cifras sociales en sentido contrario de lo que esos guarismos expresan.

En el fondo, se quiere imponer la idea de transitar por el camino correcto. Algunos puntos negativos serán corregidos y para los persistentes, se adquirirá una enorme alfombra encubridora de infortunios. En síntesis, un Uruguay insular. De eso se trata, de evitar temas referidos a la realidad global y enfocarnos a lo nacional como única realidad valedera.

De cara a un nuevo cambio presidencial del Frente Amplio, ¿cuáles son los temas de discusión? Pocos, porque todo está requetebién. Finalmente, el Frente es una coalición de organizaciones con problemas propios desvinculados al hecho ser gobierno de un país y mucho menos, inmerso en una sociedad planetaria. Sesudos análisis que vayan de lo general a lo particular son inoportunos, mucho mejor es dejar de complicarse y conseguir un diluvio de votos para la continuidad frentista en Palacio Estévez.

El actual gobierno se muestra desdeñoso de debatir y proclive a la sordera pública. Parecerían más interesados en bogar en la antipolítica que defiende al Estado como un centro burocrático, repleto de tecnócratas. Lo importante no es conocer cómo funciona la máquina sino aprender a apretar botones. Por eso apoya a un independiente para presidir el Frente. Expresión viva del partido de Nuestro Señor Presidente, contrapuesto a Sánchez, representante de otro peso pesado, don Pepe, pero Mujica.

Sin embargo, dentro del FA hay opiniones diversas. Algunas se empecinan en defender que la política trasciende una administración, encarnándose en el proceso histórico y algo verdaderamente urticante, en el “debe ser”. Otros se caracterizan por someterse a tres hechos neurales: competencia, productividad e Inversión Extranjera Directa, enfoque que esconde los fundamentos originales de esa coalición, acercándose peligrosamente al neoliberalismo. En su fuero íntimo, creen en la existencia de un neoliberalismo malo y otro bueno.

En medio, un contingente importante de navegadores. Parte propensa a la política light, capaces de proponer una escuela de auto ayuda en cada “comité de base” en aras de desideologizar.

Es evidente, hoy en el FA prima la más absoluta carencia de una propuesta de Estado facilitadora de orientación y propósito, más allá de especializarse como agencia electoral. Hecho empobrecedor de los antes referidos “comités de base”, convertidos en clubes de acción comicial cuando pudieron ser células de una democracia directa. Hartas de operar sumisamente para Tabaré, antes don Pepe, las bases sencillamente se fueron apagando.

A pocos días del esperado 24 de julio, destacan tres opciones: 1) rescatar al Frente para que su asamblea le dé sentido a los gobiernos nacionales de esa casa; 2) impulsar una política anti ciudadana de versados, respaldados por una montonera de fervorosos seguidores de sus dirigentes y 3) respaldar al anodino quien pretende presidir la coalición sin representar más que a Tabaré Vázquez. Mi apoyo lo tiene Roberto Conde.




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