Archivo de 6 de marzo de 2010

06
Mar
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semanario el popular

«Si vos no cambiás, nada cambia aunque tu presidente sea Fidel» Agarrate Catalina
 
 
El lunes 1º de marzo se vivió una fiesta merecida de pueblo. Miles de uruguayos acompañaron en la calle -y decenas de miles la siguieron por televisión- la asunción del compañero José Mujica como Presidente de la República. El festejo nos enorgullece por el clima en que se dio el cambio de gobierno; es muy difícil ver en otros países que el mandatario saliente y el entrante estén a cielo abierto, caminando entre la gente y siendo aplaudidos por igual. Los discursos pronunciados por Mujica ese día –y el siguiente- fueron rápidamente analizados por la derecha, para tratar de remarcar en ellos a un estadista que pareciera que surgió de la nada. Quien conozca un poco la historia del compañero presidente no puede creer que sus discursos son vacíos de contenido. Se puede discrepar con ellos –en partes sustanciales, incluso desde la izquierda- tanto en la forma como en el contenido. No obstante, es innegable que existe sustancia en sus palabras, independiente del carisma que las sustenta con la mayor fuerza. No es el momento, a unos días de asumir, de puntualizar las discrepancias que generan algunas partes del discurso de asunción. Igualmente debemos señalar que nos llamaron la atención algunas de las ausencias nada menores, como la «verdad y justicia» (más aún en la cercanía de la resolución sobre Bordaberry) o la falta de mención expresa del programa del Frente Amplio como eje del futuro gobierno. Nos vamos a detener en aquellas afirmaciones que hacen al rumbo general del gobierno y a nuestra interpretación de algunas de ellas. En el plano internacional existe una clara reivindicación de la unidad latinoamericana y la presencia de varios de los presidentes que representan el giro político del continente son una señal que favorece sin duda un proceso de integración regional que compartimos. A ello se suma un relacionamiento personal con algunos de los dirigentes que encabezan estos procesos avanzados que no es de despreciar al momento de buscar salidas en común. Varios analistas hicieron hincapié en las aseveraciones económicas. Cualquier observador informado se daba cuenta, más aun después de la conformación del equipo económico, que los equilibrios macroeconómicos se iban a mantener. Es lo que se afirma con ser «ortodoxos en la macroeconomía». En ese sentido no es necesario recordar nuestra discrepancia con esta aseveración a secas que implica, en su aplicación, la reducción o estancamiento del gasto público. Lo interesante es que la misma se relativiza con ser «heterodoxos, innovadores y atrevidos, en otros aspectos». Si bien la primera afirmación resulta «provocativa », hay una clara intención de que el Estado tenga un papel activo. En ese sentido está claro que apostaremos en todos los niveles en que participamos a que el papel productivo del Estado se profundice. «Durante la crisis, para rescatar lo que quedaba en pie, se rompieron dogmas que parecían sagrados, se decretó la muerte de los paradigmas vigentes y se volvió a la política, como a un refugio de esperanza. Hoy ante los desafíos no previsibles de la realidad, casi todos pensamos que ningún camino puede descartarse a priori. Ninguna experiencia desconocerse, ninguna fórmula archivarse para siempre. Sólo el dogmatismo quedó sepultado ». Tal manera de decir las cosas la interpretamos como una reafirmación del accionar político por sobre la economía y por lo tanto de un gobierno que no debe dudar en aplicar medidas anticíclicas si son necesarias. En cuanto al Estado todos compartimos que debe transformarse. Las discrepancias aparecen en el momento concreto en que se plantean los caminos para tal transformación. En relación a las empresas públicas lo que va estar en discusión no es el modo «de propiedad social» sino la «gestión de la cosa pública» y «sus resultados». Ello es compartible si el cambio de gestión promueve una mayor participación de trabajadores y usuarios como está impreso en el programa del Frente Amplio. Suscribimos que «esta reforma no va ser en contra de los funcionarios sino con los funcionarios. ». Lo hacemos porque implica generar espacios concretos de participación, que permitan a los trabajadores hacer suyos los cambios a llevar adelante, en tanto participan, proponen y resuelven. Asumimos este segundo gobierno con la responsabilidad de generar un conjunto de acciones a mediano y largo alcance, que son cuestiones estratégicas que se han dado en llamar «políticas de Estado». Una formulación por la cual existen políticas que trascienden al gobernante concreto porque van más allá de su período de gestión pero determinan a futuro la estructura socioeconómica del país. Como tales estas políticas estratégicas no pueden ser vistas al margen de la lucha de clases, entendida como tal desde los intereses inherentes que permanecen en juego y de las consecuencias concretas que van a tener en la distribución de la riqueza. Las clases dominantes comprenden plenamente esto y van a tratar de que las mismas sirvan a sus propios intereses. Entonces, compartiendo los triunfos alcanzados y las expectativas de las mayorías populares, sin duda hay que ser audaces para no retroceder; apoyarse en los trabajadores y el pueblo organizados, fortalecer la estructura del Frente Amplio, intensificando la participación desde los comités de base. Y hacerlo con el entrañable compromiso de que nuestro gobierno no quede solo. Asimismo, la participación activa de miles que respalden e impulsen el programa del Frente Amplio desde el gobierno, necesita, desde la gestión, espacios concretos de participación para que la misma no sea sólo formal. Comienza un período plagado de contradicciones pues avance significa resistencia popular y contraofensiva de las clases dominantes. Al decir de nuestro novel Presidente, es el camino del «purgatorio». Y siguiendo ese decir, hay que transitar con un Virgilio que es el programa del FA, para ir acercándonos cada vez más a traer el «cielo» a la tierra. NR: Todos los entrecomillados pertenecen a los discursos de José Mujica el día de su asunción como Presidente de la República.

Por José Luis Perera
 
Un artículo de Constanza Moreira, en La República, señala que sobre José Mujica se ciernen quizás más expectativas de las esperables, “recordando que el gobierno de un país es algo más que un presidente… y…las limitaciones de la humana condición”. Señala también Constanza que en 2004 las expectativas estaban dirigidas al propio Frente Amplio, y su “estreno” en el gobierno, y que “ahora parece haberse producido una sutil pero definitiva traslación del peso de las mismas hacia el propio liderazgo de Mujica”. Y señala entre las razones para que esto suceda “el propio estancamiento en el dinamismo del Frente Amplio como partido (lo que) colaboró a colocar la esperanza de renovación más en el liderazgo que en las bases”. Más adelante, la compañera Constanza analiza el significado de la política para la izquierda, señalando que: “La izquierda es hija de la creencia de que la soberanía radica en la voluntad “de todos” y no en la de unos pocos, por más que estos sean los más calificados. Sin la participación real de todos y cada uno de los ciudadanos en las decisiones que afectan nuestras vidas, no habrá política. Ni siquiera habrá vida pública, o sea, república, en sentido estricto. La política ejercida desde la izquierda entrañará siempre renuncia y traspaso de poder hacia la gente”. Sin embargo, señala como contradicciones en la propia izquierda “las decisiones de cúpula, las intrigas palaciegas, las posturas públicas generadas a cuarto cerrado e impuestas a miles y miles de militantes…”. Mas allá de algunos matices (ya dijimos en nuestro artículo anterior que no todos pueden participar aunque quieran, ni todos quieren participar aunque puedan), compartimos el enfoque de Constanza. Creemos que ese desplazamiento de las expectativas desde la fuerza política hacia la personalidad de una figura determinada, es un hecho que está sucediendo, que no es bueno, que de alguna forma está siendo promovido (consciente o inconscientemente) por algunos compañeros dentro del Frente Amplio, y que merece una atención particular a efectos de que no se profundice. Pero no necesariamente esa traslación de las expectativas (de la fuerza política al líder) tiene por que ser definitiva; todo dependerá de si la fuerza política reconoce que ahí tiene un problema e intenta revertirlo.
Candidatos antes que programa
 
Una de las formas en que ese desplazamiento se promueve, es cuando desde diferentes medios de comunicación se comienza a promover determinadas figuras como candidatos, mucho antes de que la fuerza política haya siquiera comenzado a delinear la propuesta política que someterá a consideración de la ciudadanía. No vamos a profundizar en estas cuestiones, que ya han sido analizadas en varias ocasiones, pero si pondremos un ejemplo paradigmático, y por todos conocido. Por allá por noviembre de 2007, ya se comenzaban a manejar nombres de candidatos a la presidencia para nuestra fuerza política a través de la prensa. Faltaba casi un año para que el Frente Amplio comenzara a organizar su Congreso y a elaborar entre todos el programa, pero había compañeros que ya tenían sus candidatos y los promovían. Durante todo un año (2008), un día sí y otro también aparecían en los medios nuevos nombres, que se proclamaban desde ya como precandidatos, hasta que llegamos al Congreso de diciembre con una resolución que habilitó la participación de “cinco” compañeros para postularse en las elecciones internas de junio. Al desgaste sufrido por el Frente Amplio durante todo ese año en el que no se hablaba de otra cosa que de nombres de posibles candidatos, se sumó desde ese momento hasta el mes de junio que el FA como tal, sus Comités de Base, estuvieron prácticamente inactivos, ya que la campaña corría por cuenta de los sectores que apoyaban a tal o cual candidato, y los frenteamplistas a secas la balconeaban. Hay cientos de ejemplos de cómo a través de la promoción de figuras, o de decisiones cupulares, se relega a un segundo plano a la fuerza política, pero no es el momento ni el lugar para plantearlas. De lo que se trata ahora es de ver como se puede revertir la situación.
Las tareas de la hora
 
La mejor forma de jerarquizar al Frente Amplio como la fuerza política llamada a profundizar los cambios (más allá de los individuos), es el trabajo unitario, codo a codo los frenteamplistas en la tarea de llevar nuestras propuestas al pueblo y de discutirlas “con” el pueblo. Y lo más inmediato ahora, es la campaña por las intendencias y los municipios. En aquellos lugares en donde se llegó a una candidatura común a la intendencia, esa tarea será mucho más fácil. En los lugares en que no, los compañeros sabrán desarrollar creativamente la labor unitaria que sea posible. Pero con las elecciones de alcaldías, tenemos la oportunidad nuevamente de demostrar que el Frente Amplio es una fuerza constructora de unidad en el seno del pueblo, y la forma más idónea es concurrir a esas elecciones con programas locales y candidatos comunes a alcaldes y concejales en las diferentes zonas. Es además una forma concreta de descentralizar también en los hechos las decisiones políticas, dejándola en manos de los frenteamplistas de cada lugar, que son quienes conocen a los referentes más idóneos para llevar a la consideración popular. Si eso no fuera posible, al menos habría que agotar los esfuerzos para ir con un candidato a alcalde común, y que cada sector marque su perfil a través de los candidatos a concejales. Ese proceso de unidad, además, no debería circunscribirse únicamente a los sectores, sino que necesariamente pasa por los organismos frenteamplistas locales (zonales, coordinadoras) que son los que permanentemente están en contacto con las organizaciones sociales y con los vecinos. Pero insistimos, la jerarquización del Frente como fuerza política se construye en la unidad de acción; unidad que no solo se debe dar en la presentación electoral, sino en el apoyo concreto al alcalde y/o concejales durante los cinco años de gestión y en el contacto constante con los vecinos en la promoción de la participación. La otra tarea, que desde mi punto de vista está llamada a transformarse en el escenario de participación popular más importante, y por lo tanto en el mejor antídoto contra los personalismos y las decisiones cupulares que señala Constanza, es la de la Convención Nacional Constituyente. En el programa del Frente Amplio que aprobamos en el Congreso, establecimos que: “En esta etapa, la profundización de las reformas estructurales hacen necesario habilitar los marcos normativos adecuados para procesarlas. Para ello, entre otras medidas, será necesario incluso convocar una Convención Nacional Constituyente dentro del primer año de gobierno.” Esta Convención Nacional Constituyente debería transformarse, en la práctica, en un nuevo Congreso del Pueblo, donde la ciudadanía organizada pueda reunirse en asambleas para discutir la nueva Carta Magna. Allí deberán estar presentes los planteos de los pequeños productores, de los comerciantes y trabajadores, de los ciudadanos comunes y corrientes que quieran ser protagonistas de una nueva forma de ver el país y su futuro. Es la tarea más participativa y popular, en la que las individualidades no corren, en donde las figuras están ausentes, y en donde el verdadero protagonista será el pueblo organizado.

Por Fernando Sosa
 
 
En un acto conjunto, la Intendencia Municipal de Montevideo, el PIT CNT y la FEUU, homenajearon al presidente Rafael Correa de Ecuador. La Intendenta Municipal de Montevideo, Hyara Rodríguez, entregó las Llaves de la Ciudad a Rafael Correa, destacando los lazos que han unido tradicionalmente a los pueblos y gobiernos de Uruguay y Ecuador. Luego ante un Paraninfo lleno de trabajadores, estudiantes y jubilados, Correa dictó la conferencia: “La Crisis Económica Mundial y el Cambio Progresista en América Latina”.
Un Cambio de Época
 
El mundo vive un «cambio de época» y el socialismo del siglo XXI’ es la alternativa a la «profunda crisis» del capitalismo, dijo Rafael Correa. La crisis del sistema capitalista mundial «es estructural » y «la alternativa» es «el socialismo del siglo XXI» en América Latina. Más que en una «época de cambio, estamos ante un cambio de época», afirmó el jefe de Estado ecuatoriano; destacó que la crisis de 2008 tuvo un menor impacto en América Latina, pues los países de la región «aplicaron políticas heterodoxas». En los países industriales «la crisis ha sido mucho más dura», y pese a que «existe una paulatina recuperación (…) si no se aprovecha la oportunidad para cambiar profundamente el sistema», habrán «cada vez más crisis desestabilizadoras», aseveró. Esta «no es una crisis coyuntural y sólo financiera; la evidencia marca que es una crisis sistémica», pero «el ‘establishment’ mundial no parece entender la necesidad de cambio», agregó. Instó a «desmontar el neoliberalismo de una vez por todas» y «el socialismo del siglo XXI debe ser la respuesta latinoamericana » al «neoliberalismo excluyente», dijo. No obstante explicó que el socialismo del siglo XXI’ «está en construcción » y carece de «verdades dogmáticas…No hay mayor peligro para nuestros proyectos de cambio que los fundamentalismos, los infantilismos», aseveró, levantando una fuerte ovación del auditorio. Indicó que el marxismo surgió como respuesta al capitalismo salvaje derivado de la Revolución Industrial de fines del siglo XIX, y que el socialismo del siglo XXI’ nace de «las luchas y esperanzas populares» frente a «la explotación» y el capitalismo de nuestro tiempo. Asimismo, denostó la globalización que «no busca (crear) una sociedad mundial sino un mercado mundial».
Petróleo por ovejas
 
Con la llegada de 360 000 barriles de petróleo ecuatoriano para ser refinado en Uruguay, se inició un sistema de trueque para beneficio mutuo de nuestros países. “Evitamos ahora depender de monedas extranjeras y nos vamos a ahorrar decenas de millones de dólares. Ecuador no tiene posibilidades de refinar, pero tiene el petróleo crudo, de manera que Uruguay pondrá su refinería y ambos recogerán los beneficios sin intermediarios. Esto nos enseña que es hora de planificar a nivel regional, complementar nuestros esfuerzos”, manifestó ante una multitud que lo ovacionó varias veces. Correa anunció, además, que Ecuador importará 12 000 ovejas uruguayas, las cuales “irán directamente a los sectores más pobres” de Ecuador. “De resultar este intercambio entonces será un apoyo histórico de Uruguay al combate a la pobreza en mi país”, subrayó.
Reunión con Hillary
 
La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) solicitó una reunión a la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, para hablar de temas de defensa. En su calidad de presidente pro témpore de ese bloque regional, Correa anunció que el propósito de este encuentro es hablar sobre “cuestiones de seguridad y las bases norteamericanas en América del Sur”. Las bases estadounidenses en Colombia, que han sido objeto de cuestionamientos de varios países del continente, son consideradas por Correa como una “grave” amenaza “por varios motivos”. “Son un peligro latente, foco de inestabilidad para toda la región. Siete bases en un país como Colombia es un verdadero peligro, agravado por el propio Presidente (Álvaro) Uribe, que se pasa diciendo que garantiza que no serán utilizadas para atacar a otros países, sino para combatir el terrorismo y el narcotráfico. Pero ése es el problema: todo gobierno progresista se convierte en terrorista y narcotraficante” Mújica visitará próximamente Ecuador, para profundizar el intercambio iniciado en la visita de Rafael Correa; comenzamos así a depender de nosotros mismos, potenciando la UNASUR y dejando de lado el dólar como moneda de intercambio. Un avance de considerables dimensiones.
Publicado por Comunistas en Madrid. en jueves, marzo 04, 2010 0 comentarios

En el marco de las actividades que esta desarrollando la Plataforma Nueva Bolivia (PLANBOL) y dado la continuidad correspondiente, se esta llevando acabo la II jornada cultural e informativa (Construyendo Horizontes) en la que se dara una charla juridica sobre la nueva ley de extranjeria (profundizando mas sobre los C.I.E.s). Dado que la mujer juega un papel importante en la inmigracion tenemos un taller dedicado para ellas (Importancia del papel de la mujer en el fortalecimiento de las asociaciones ). Tambien contaremos con la alegria, musica y simpatia de la freternidad JALLALLA que demostrara e informara sobre la musica autoctona de Bolivia La jornada cultural e informativa se llevara a cabo este sabado 6 de Marzo a partir de las 16 :00 en la calle San Francisco el Grande,19 METRO USERA LINEA 6. En ese sentido les invitamos a pasar este sabado una tarde agradable cultural e informativa muchas gracias Raul Ramirez Plataforma Nueva Bolivia
Telf de contacto 618363413 mail( intimaya888@gamil.com )

 
Por Ángel Guerra Cabrera
 
A Carlos Montemayor.
 
La creación de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe decidida en la cumbre de Cancún es el reflejo institucional de un nivel cualitativamente superior en la lucha de los pueblos de nuestra América por su emancipación, integración y unidad. Expresa también la creación de una correlación de fuerzas más desfavorable al ejercicio de la hegemonía de Estados Unidos que la existente hasta finales de la década de los años 90, que ayudaría a explicar la creciente militarización de la política imperial. Las grandes batallas populares contra el neoliberalismo condujeron al surgimiento de un conjunto de gobiernos con políticas más o menos radicales pero independientes de Washington y estimularon en grados distintos según los países y grupos sociales la elevación de la conciencia latinoamericanista, antimperialista e incluso anticapitalista a todo lo largo y ancho de nuestra región. Llegado este momento la batalla de ideas pasaba a ser un componente decisivo del enfrentamiento al imperialismo. La victoria electoral de Hugo Chávez en Venezuela y la derrota del golpe de Estado y el golpe petrolero de 2002 –orquestados por Bush– marcaron el punto de giro hacia la configuración del actual escenario geopolítico de América Latina, favorecido por la tenaz resistencia de Cuba y consolidado por la llegada de Lula da Silva a la presidencia de Brasil. Las victorias populares que llevaron al gobierno a Evo Morales y Rafael Correa, permitieron la creación de la Alba, un nuevo tipo de integración impulsada por Venezuela basada en la solidaridad e inspirada en el socialismo renovado, que conjuntamente con los gobiernos de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay dio un impulso sin precedente a la integración latinoamericana, manifestada en la creación de la Unasur y la extensión de la Alba hacia América Central y el Caribe. Ni los gobiernos de derecha pueden oponerse abiertamente a esta tendencia. Las transformaciones sociales, culturales y avances en la creación del poder constituyente y en la integración autónoma de América Latina y el Caribe eran intolerables para Estados Unidos y las derechas del continente desde un comienzo, pero la aventura colonial de Washington en Asia y la desmoralización de las oligarquías locales por la debacle neoliberal impidió entonces el montaje de un plan contrarrevolucionario a escala continental. No obstante, se intensificó la campaña mediática contra los países que luego integrarían la Alba, en el caso de Cuba continuación de la existente desde hace medio siglo, unida a agresivos proyectos desestabilizadores en Cuba, Venezuela y Bolivia. La desfachatada intervención yanqui-uribista en Ecuador de 2008 mostraba ya un plan mucho más articulado y abarcador del imperio contra los gobiernos progresistas de la región que intentaba meterlos en el carril maniqueo de la “guerra contra el terrorismo”. Aunque el repudio del Grupo de Río disminuyó mucho el alcance de la maniobra, resurgen esporádicamente supuestas conexiones operativas de esos gobiernos con las FARC apoyándose en los fantásticos hallazgos en las computadoras de Raúl Reyes, como ocurre en este momento con el incidente diplomático fabricado por el gobierno español contra Venezuela a partir de acusaciones sin sustento de un juez ultraderechista de la Audiencia Nacional. La creación de la IV Flota, el golpe en Honduras y el establecimiento de las bases militares yanquis en Colombia evidenciaron que estaba en marcha una contraofensiva estadunidense cuidadosamente planeada que busca socavar, dividir y liquidar a los gobiernos y movimientos populares y revolucionarios de la región. El dominio mediático es decisivo para este proyecto puesto que la derecha, a diferencia de las fuerzas populares, carece de argumentos convincentes pero confía fanáticamente en la máxima goebbeliana de que “una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”. Un revelador caso de estudio es la campaña propagandística culpando al gobierno de Cuba por la muerte del recluso Orlando Zapata con un torrente de manipulación y falsedades, que ha llevado a los analistas Maurice Lemoine y Salim Lamrani a preguntarse por qué los mismos medios autores de esta alharaca no se dan por enterados de incidentes mucho más graves en sistemas penales occidentales, de la dura represión y asesinatos de líderes de la resistencia hondureña o de la fosa común con dos mil cadáveres de activistas descubierta en La Macarena, al oriente de Colombia.
 

Lo conocí en Managua en julio de 1980, hace 30 años, durante la conmemoración del primer aniversario de la Revolución Sandinista, gracias a mis contactos con los partidarios de la Teología de la Liberación, que se iniciaron en Chile cuando en el año 1971 visité al presidente Allende. Por Frei Betto sabía quién era Lula, un líder obrero en el que los cristianos de izquierda ponían desde temprano sus esperanzas. Se trataba de un humilde obrero de la industria metalúrgica que se destacaba por su inteligencia y prestigio entre los sindicatos, en la gran nación que emergía de las tinieblas de la dictadura militar impuesta por el imperio yanki, en la década del 60. Las relaciones de Brasil con Cuba habían sido excelentes hasta que el poder dominante en el hemisferio, las hizo sucumbir. Pasaron décadas desde entonces hasta que volviesen lentamente a ser lo que son hoy. Cada país vivió su historia. Nuestra patria soportó inusitadas presiones en las etapas increíbles vividas desde 1959, en su lucha frente a las agresiones del más poderoso imperio que ha existido en la historia. Por ello, tiene para nosotros una enorme trascendencia la reunión que se acaba de efectuar en Cancún y la decisión de crear una Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe. Ningún otro hecho institucional de nuestro hemisferio durante el último siglo refleja similar trascendencia. El acuerdo se alcanza en medio de la más grave crisis económica que ha tenido lugar en el mundo globalizado, coincidiendo con el mayor peligro de catástrofe ecológica de nuestra especie y a la vez con el terremoto que destruyó a Puerto Príncipe, capital de Haití, el más doloroso desastre humano de la historia de nuestro hemisferio, en el país más pobre del continente y el primero donde se erradicó la esclavitud. Cuando escribía esta Reflexión, a sólo seis semanas de la muerte de más de doscientas mil personas de acuerdo a cifras oficiales en aquel país, llegaron noticias dramáticas de los daños causados por otro sismo en Chile, que ocasionó la muerte de personas cuyo número se acerca ya a mil, según cifras de las autoridades, y enormes daños materiales. Conmovían especialmente las imágenes de los sufrimientos de millones de chilenos afectados material o emocionalmente por aquel golpe cruel de la naturaleza. Chile, afortunadamente, es un país con más experiencia frente a ese tipo de fenómeno, mucho más desarrollado económicamente y con más recursos. De no haber contado con infraestructuras y edificaciones más sólidas, un incalculable número de personas, tal vez decenas o incluso cientos de miles de chilenos, habrían perecido. Se habla de dos millones de damnificados y posibles pérdidas que oscilan entre 15 y 30 mil millones de dólares. En su tragedia cuenta también con la solidaridad y las simpatías de los pueblos, entre ellos el nuestro, aunque dado el tipo de cooperación que necesita es poco lo que puede hacer Cuba, cuyo gobierno fue uno de los primeros en expresar al de Chile sus sentimientos de solidaridad, cuando las comunicaciones estaban aún colapsadas. El país que hoy pone a prueba la capacidad del mundo para enfrentar el cambio climático y garantizar la supervivencia de la especie humana es sin duda Haití, por constituir un símbolo de la pobreza que hoy padecen miles de millones de personas en el mundo, incluida una parte importante de los pueblos de nuestro continente. Lo ocurrido en Chile con el terremoto de la increíble intensidad de 8,8 en la escala de Richter, aunque afortunadamente a más profundidad que el que destruyó Puerto Príncipe, me obliga a enfatizar la importancia y el deber de estimular los pasos de unidad logrados en Cancún, aunque no me hago ilusiones sobre lo difícil y compleja que será nuestra lucha de ideas frente al esfuerzo del imperio y sus aliados dentro y fuera de nuestros países por frustrar la tarea unitaria e independentista de nuestros pueblos. Deseo dejar constancia escrita de la importancia y el simbolismo que para mí tuvo la visita y el último encuentro con Lula, desde el punto de vista personal y revolucionario. Él dijo que, próximo ya a finalizar su mandato, deseaba visitar a su amigo Fidel; calificativo honroso que recibí de su parte. Creo conocerlo bien. No pocas veces conversamos fraternalmente dentro y fuera de Cuba. Una vez tuve el honor de visitarlo en su casa, situada en un modesto barrio de Sao Paulo, donde residía con su familia. Fue para mí un emotivo encuentro con él, su esposa y sus hijos. No olvidaré nunca la atmósfera familiar y sana de aquel hogar, y el sincero afecto con que lo abordaban sus vecinos, cuando Lula era ya un prestigioso líder obrero y político. Nadie sabía entonces si llegaría o no a la Presidencia de Brasil, pues los intereses y fuerzas que se le oponían eran muy grandes, pero me agradaba hablar con él. A Lula tampoco le importaba mucho el cargo; le satisfacía, sobre todo, el placer de luchar y lo hacía con intachable modestia; que demostró sobradamente cuando, habiendo sido vencido tres veces por sus poderosos adversarios, sólo accedió a permitir la postulación del Partido de los Trabajadores en una cuarta ocasión por fuerte presión de sus más sinceros amigos. No intentaré hacer recuento de las veces que hablamos antes de que lo eligieran Presidente; una de ellas, entre las primeras, fue a mediados de la década de los 80 cuando luchábamos en La Habana contra la deuda externa de América Latina, que entonces ascendía a 300 mil millones de dólares y había sido más de una vez pagada. Es un luchador nato. Tres veces, como dije, sus adversarios, apoyados en enormes recursos económicos y mediáticos, lo derrotaron en las urnas. Sus más cercanos colaboradores y amigos sabíamos sin embargo que había llegado la hora de que aquel humilde obrero fuese el candidato del Partido de los Trabajadores y de las fuerzas de izquierda. Con seguridad sus oponentes lo subestimaron, pensaron que no podría contar con mayoría alguna en el órgano legislativo. No existía ya la URSS. ¿Qué podía significar Lula al frente de Brasil, una nación de grandes riquezas, pero de escaso desarrollo en manos de una burguesía rica e influyente? Sin embargo, el neoliberalismo entraba en crisis, la Revolución Bolivariana había triunfado en Venezuela, Menem estaba en caída vertical, Pinochet había desaparecido de la escena y Cuba resistía. Pero Lula es electo cuando Bush triunfa fraudulentamente en Estados Unidos, despojando a su rival Al Gore de la victoria. Se iniciaba una etapa difícil. Impulsar la carrera armamentista y con ella el papel del Complejo Militar Industrial, y reducir los impuestos a los sectores ricos, fueron los primeros pasos del nuevo Presidente de Estados Unidos. Con el pretexto de la lucha contra el terrorismo, reinició las guerras de conquista e institucionalizó el asesinato y las torturas como instrumento de dominio imperialista. Son impublicables los hechos relacionados con las cárceles secretas, que delataban la complicidad de los aliados de Estados Unidos con esa política. De este modo, se aceleró la peor crisis económica de las que en forma cíclica y creciente acompañan al capitalismo desarrollado, pero esta vez con los privilegios de Bretton Woods y sin ninguno de sus compromisos. Brasil, por su parte, en los últimos ocho años bajo la dirección de Lula, vencía obstáculos, incrementaba su desarrollo tecnológico, y potenciaba el peso de la economía brasileña. La parte más difícil fue su primer período, pero tuvo éxito y ganó experiencia. Con su incansable batallar, serenidad, sangre fría y creciente consagración a la tarea, en condiciones internacionales tan difíciles, Brasil alcanzó un PIB que se aproxima a los dos millones de millones de dólares. Los datos varían según las fuentes, pero todas lo sitúan entre las 10 mayores economías del mundo. A pesar de eso, con una superficie de 8 millones 524 mil kilómetros cuadrados, frente a Estados Unidos, que apenas posee algo más de territorio, Brasil sólo alcanza aproximadamente el 12% del Producto Interno Bruto de ese país imperialista que saquea al mundo y despliega sus fuerzas armadas en más de mil bases militares de todo el planeta. Tuve el privilegio de asistir a su toma de posesión a fines del 2002. También estuvo Hugo Chávez, que acababa de enfrentar el golpe de Estado traidor del 11 de abril de ese año, y posteriormente el golpe petrolero organizado por Washington. Ya Bush era Presidente. Las relaciones entre Brasil, la República Bolivariana y Cuba siempre fueron buenas y de mutuo respeto. Yo tuve un accidente serio en octubre del 2004, que limitó seriamente mis actividades durante meses, y enfermé gravemente a fines de julio del 2006, en virtud de lo cual no vacilé en delegar mis funciones al frente del Partido y del Estado en la proclama del 31 de julio de ese año, con carácter provisional, al que pronto le asigné carácter definitivo cuando comprendí que no estaría en condiciones de asumirlas nuevamente. En cuanto la gravedad de mi salud me permitió estudiar y meditar, me consagré a eso y a revisar materiales de nuestra Revolución, y de vez en cuando a publicar algunas Reflexiones. Después que enfermé he tenido el privilegio de ser visitado por Lula cuantas veces ha viajado a nuestra Patria y de conversar ampliamente con él. No diré que siempre coincidí con toda su política. Soy, por principio, opuesto a la producción de biocombustible a partir de productos que puedan ser utilizados como alimentos, consciente de que el hambre es y podrá ser cada vez más una gran tragedia para la humanidad. Este sin embargo ­­-lo expreso con toda franqueza­- no es un problema creado por Brasil y mucho menos por Lula. Forma parte inseparable de la economía mundial impuesta por el imperialismo y sus aliados ricos que, subsidiando sus producciones agrícolas, protegen sus mercados internos y compiten en el mercado mundial con las exportaciones alimentarias de los países del Tercer Mundo, obligados a importar en cambio los artículos industriales producidos con las materias primas y los recursos energéticos de ellos mismos que heredaron la pobreza de siglos de colonialismo. Comprendo perfectamente que Brasil no tenía otra alternativa, frente a la competencia desleal y los subsidios de Estados Unidos y Europa, que incrementar la producción de etanol. La tasa de mortalidad infantil todavía en Brasil es de 23,3 por cada mil nacidos vivos y la materna de 110 por cada 100 mil partos, mientras en los países industrializados y ricos es menos de 5 y 15 respectivamente. Otros muchos datos similares podrían citarse. El azúcar de remolacha, subsidiada por Europa, arrebató a nuestro país el mercado azucarero, derivado de la caña de azúcar, trabajo agrícola e industrial precario y eventual que mantenía en el desempleo gran parte del tiempo a los trabajadores azucareros. Estados Unidos por su parte, se apoderó también de nuestras mejores tierras y sus empresas eran dueñas de la industria. Un día, abruptamente, nos despojaron de la cuota azucarera y bloquearon a nuestro país para aplastar la Revolución y la independencia de Cuba. Hoy Brasil ha desarrollado el cultivo de la caña de azúcar, la soya y el maíz con máquinas de alto rendimiento que pueden emplearse en esos cultivos con altísima productividad. Cuando un día observé la filmación de una extensión de 40 mil hectáreas de tierra en Ciego de Ávila dedicada al cultivo de soya en rotación con maíz donde se tratará de laborar durante todo el año, exclamé: es el ideal de una empresa agrícola socialista, altamente mecanizada con elevada productividad por hombre y por hectárea. Los problemas de la agricultura y sus instalaciones en el Caribe son los huracanes que, en número creciente, arrasan su territorio. También nuestro país ha elaborado y firmado con Brasil la financiación y construcción de un modernísimo puerto en el Mariel, que será de enorme importancia para nuestra economía. En Venezuela están utilizando la tecnología agrícola e industrial brasileña para producir azúcar y utilizar el bagazo como fuente de energía termoeléctrica. Son equipos de avanzada que laboran en una empresa también socialista. En la República Bolivariana utilizan el etanol para mejorar el efecto ambientalmente nocivo de la gasolina. El capitalismo desarrolló las sociedades de consumo y también el derroche de combustible que engendró el riesgo de un dramático cambio climático. La naturaleza tardó 400 millones de años en crear lo que nuestra especie está consumiendo en apenas dos siglos. La ciencia no ha resuelto todavía el problema de la energía que sustituirá a la que hoy genera el petróleo; nadie sabe cuánto tiempo requerirá y cuánto costaría resolverlo a tiempo. ¿Dispondrá de él? Eso fue lo que se discutió en Copenhague y la Cumbre resultó un fracaso total. Lula me contó que cuando el etanol cuesta un 70% del valor de la gasolina, ya no es negocio producirlo. Expresó que disponiendo Brasil del mayor bosque del planeta, reducirá progresivamente la tala actual en un 80%. Hoy posee la mayor tecnología del mundo para perforar en el mar, y puede extraer combustible situado a una profundidad de siete mil metros de agua y fondo marino. Hace 30 años habría parecido historia de ciencia ficción. Explicó los programas educacionales de alto nivel que Brasil se propone llevar adelante. Valora altamente el papel de China en la esfera mundial. Declaró con orgullo que el intercambio comercial con ese país se eleva a 40 mil millones de dólares. Una cosa es indiscutible: el obrero metalúrgico se ha convertido actualmente en un estadista destacado y prestigioso cuya voz se escucha con respeto en todas las reuniones internacionales. Está orgulloso por haber recibido el honor de los Juegos Olímpicos para Brasil en el 2016 en virtud del excelente programa presentado en Dinamarca. Será sede también del Mundial de Fútbol en el 2014. Todo ha sido fruto de los proyectos presentados por Brasil, que superaron a los de sus competidores. Una gran prueba de su desinterés fue la renuncia a buscar la reelección, y confía en que el Partido de los Trabajadores continuará gobernando a Brasil. Algunos envidiosos de su prestigio y de su gloria, y peor aún, los que están al servicio del imperio, lo criticaron por visitar Cuba. Utilizaron para ello las viles calumnias que desde hace medio siglo se usan contra Cuba. Lula conoce desde hace muchos años que en nuestro país jamás se torturó a nadie, jamás se ordenó el asesinato de un adversario, jamás se mintió al pueblo. Tiene la seguridad de que la verdad es compañera inseparable de sus amigos cubanos. De Cuba partió rumbo a nuestro vecino Haití. A él le informamos nuestras ideas sobre lo que proponemos con relación a un programa sostenible, eficiente, especialmente importante y muy económico para Haití. Conoce que más de cien mil haitianos fueron atendidos por nuestros médicos y los graduados de la Escuela Latinoamericana de Medicina después del terremoto. Hablamos cosas serias, conozco sus ardientes deseos de ayudar a ese noble y sufrido pueblo. Guardaré un imborrable recuerdo de mi último encuentro con el Presidente de Brasil y no vacilo en proclamarlo.
Fidel Castro Ruz Marzo 1 de 2010 12 y 15 p.m.



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