Archivo de diciembre 2021
FRUSTRADA Y OPACADA POR CAROLINA COSSE (LA ACTUAL INTENDENTA) UNA DESLUSTRADA OUSIDER, BUSCA EL BRILLO EN LO AJENO E IMPIDE EL DESARROLLO DE LOS BARRIOS MÁS NECESITADOS DE SALUBRIDAD Y MEJORAS EN LA CALIDAD DE VIDA
escribe: PABLO FERRERI
Esto no debería ser Uruguay. Sobre el préstamo del BID y la política menor
Esto por supuesto, dentro del marco del Plan Nacional de Gestión Integral de Residuos elaborado bajo el liderazgo del Ministerio de Ambiente a partir de la Ley de Gestión Integral de Residuos aprobada en el período anterior por la unanimidad de los partidos políticos.
En la elaboración de este Plan participaron activamente varios ministerios, todas las intendencias, así como variadas organizaciones sociales.
En cuanto al préstamo, cabe recordar que no estamos frente a nada novedoso, la IM (con la aprobación de gobierno nacional) financia programas de este tipo de manera histórica con el BID, gestionando el primer préstamo en 1972. Lo que se acordó en esta oportunidad es el sexto programa de estas características, es un instrumento potente que brinda no solamente financiamiento, sino también muchas veces aporta conocimiento y asesoramiento técnico, aportando las mejores prácticas a nivel internacional.
Un programa de estas características lleva un largo proceso, en el cual interviene obviamente la IM y el BID, pero también el gobierno nacional, a través del Ministerio de Economía (quien aprueba finalmente las características del préstamo) y va de suyo que tiene que estar alineado con la orientación que en la materia sigan los ministerios sectoriales.
Es por ello que desde el inicio del proceso en agosto de 2020, mediante nota de la IM al MEF, solicitando la inclusión de este programa dentro de la Cartera de Proyectos a ser financiados por el BID, se dieron múltiples instancias de trabajo conjunto de los gobiernos departamental y nacional con el organismo internacional: en marzo de 2021 se efectuó la Misión de Identificación, en mayo la Misión de Orientación y en setiembre la Misión de Análisis.
Por supuesto que el contenido de gestión ambiental se encuentra alienado con el rumbo estratégico establecido por el Ministerio de Ambiente, para ello nada mejor que la opinión del ministro Peña, que en el programa Arriba Gente de Canal 10 de este miércoles dijo que “las acciones previstas en el proyecto BID que presenta la IM están 100% alineadas con la estrategia del Ministerio de Ambiente”. Y agregó: “El plan tiene la aprobación, tiene el apoyo del Ministerio porque va en línea con la estrategia (…) Todas las acciones que hace la IM son en conjunto con el Ministerio de Ambiente, trabajamos muy bien los equipos técnicos, y también a nivel político, esa es la realidad”.
Obviamente, el BID para financiar un programa de esta envergadura realiza sus propios análisis técnicos para evaluar la oportunidad y la conveniencia, además de la viabilidad financiera. Luego de esos análisis técnicos el préstamo para ser otorgado requiere la aprobación del Directorio Ejecutivo de este organismo, lo cual ocurrió mediante las resoluciones 105/21y 106/21 de noviembre de este año.
Cabe destacar que el representante de Uruguay en dicho directorio votó a favor de financiar este programa.
Es importante tener claro todo este proceso para entender lo que está en juego, que es por supuesto la posibilidad de un importante salto de calidad de vida para los montevideanos, pero también tiene que ver con la imagen internacional del país, y con la autoridad de los ministros del gobierno nacional.
Es por ello que no podemos someter tan importante iniciativa a los tironeos de la política con minúsculas, los cálculos en función de réditos menores harán que pierdan los montevideanos, pero también que pierda el país.
Las críticas efectuadas por diversos actores políticos a nivel departamental, en cuanto a la “coherencia” de incluir equipamiento en el programa propuesto, ignoran que muchas veces los préstamos financian activos que pueden depreciarse antes del período de amortización del mismo, si es que forman parte de un proyecto integral.
Es decir, aquí no se financia un camión, se financia un cambio integral de gestión de residuos, que obviamente requiere inversión en equipamiento para que sea viable.
No es algo innovador: el BID financia programas con contenido similar en lugares como Buenos Aires o en zonas de Perú. También ha financiado y financia programas del gobierno nacional que han incluido entre otros bienes fungibles, capacitación y el pago de salarios u honorarios. Por ejemplo, la exitosa transformación de la DGI no hubiera sido posible sin estos mecanismos (programas BID Nº 1.783/OC-UR y programa BID Nº 1337/OC-UR).
Cuando se expresa que el uso del préstamo del BID “no tiene coherencia económico-financiera ni tampoco social”, no sólo se critica a la administración de la Intendencia, sino que también se menosprecia el trabajo de los técnicos del BID, del Ministerio de Economía y del Ministerio de Ambiente.
Y también deslegitima a los ministros.
¿Cómo queda parado el gobierno nacional frente a los organismos internacionales, luego de más de un año de trabajo conjunto?
¿Cuánto horada esto la autoridad del ministro Peña? ¿y de la ministra Arbeleche?
Competimos en las elecciones nacionales y el pueblo soberanamente eligió a este gobierno, que desde el primero de marzo de 2020 es el gobierno de todos, es por ello que a todos deben preocuparnos estas señales de desautorización al gobierno nacional.
La previsibilidad, las certezas, el cuidado por la institucionalidad es un activo del Uruguay construido durante décadas, no es mérito de ningún partido político en particular, porque es de todos.
Esto distingue al Uruguay en una región convulsa y es quizá su mejor carta de presentación a nivel internacional.
Es por ello que debemos cuidarlo, y no someter nuestra imagen a los vaivenes de los intereses de la política menor.
No es bueno comenzar a cavar con fruición una grieta que es ajena a la práctica política de los uruguayos, y que puede terminar dañándonos a todos.
Miremos el bosque.
Cardozo y la CORRUPCIÓN
ALGO HUELE MAL EN EL COLORADISMO
UN AÑO PARA EL OLVIDO
CORRUPCIÓN y CÁRCEL, SEPARADOS al NACER: Germán Cardoso y el lado oscuro de la política
escribe: Carlos Peláez
El viernes 17 Luis Lacalle Pou llegó a la avenida Chiverta de Punta del Este para inaugurar una moderna subestación de UTE iniciada bajo gobierno del Frente Amplio.
De pronto, Germán Cardoso bajó la vereda, presto, tendiéndole la mano al presidente. Pero este lo ignoró, le palmeó el antebrazo y siguió su camino sin cambiar palabras. La cara del exministro de Turismo, desairado, lo dijo todo.
Fueron apenas unos segundos lo que duró esta reveladora imagen difundida por Subrayado.
El año próximo, Cardoso deberá responder ante Fiscalía por los desmanes cometidos en el ministerio a su cargo. Ya no podrá mentir como lo hizo hasta ahora.
Le mintió al presidente antes de ser despedido, cuando dijo que “le había llevado todos los expedientes cuestionados por su exdirector Nacional de Turismo, Martín Pérez Banchero”. Pero no le había entregado todo y eso le costó la destitución, disfrazada de renuncia.
En 2017 mintió cuando negó tener vínculos económicos con Francisco Sanabria, seguramente creyendo que la Justicia no sabía que era director de Firosol SA, una automotora propiedad de Sanabria.
En varias declaraciones, Cardoso negó cualquier tipo de relación o contacto con alguna de las empresas beneficiadas con compras directas efectuadas por el Ministerio de Turismo. Pero eso es falso. En diferentes oportunidades el ministerio contrató por cifras importantes una camioneta para el traslado de varias personas. El vehículo pertenece a José Garrido, un testaferro de Francisco Sanabria en una rentadora de autos. Algo que Cardoso no podía desconocer porque así figura en el expediente procesal del expropietario de Cambio Nelson.
Le mintió a los medios de comunicación cuando quiso disfrazar como asuntos de interés públicos, que eran de absoluto interés personal, las llamadas realizadas al coordinador de la Jefatura de Policía de Maldonado, comisario Fernando Pereira, actualmente preso por varios delitos. Este se jactaba ante sus pares “de haber sido colocado en tal jerarquía por su amigo Cardoso”.
Le mintió a sus pares en la Cámara de Diputados cuando negó haber llevado como “asesor” a su amigo Elbio Rodríguez. Pretendió que todos creyeran que “solo lo había invitado al acto de asunción como ministro”.
Pero es difícil de creer que “el invitado a una fiesta” terminara instalado en una oficina ministerial intentando hacer negocios para sí con la empresa Kirma, como lo reconoció en la Comisión Investigadora. O que accediera a información privilegiada que le permitió recuperar 314.000 dólares que los exconcesionarios del hotel Serena de Punta del Este, propiedad del Mintur, le debían a él y a su hermano Diego Rodríguez. El negocio con Kirma no le salió, pero el del Serena fue redondito.
Su torpe defensa consistió en hacer la “gran Paolo” -“me expulsan, pero me llevo a uno”- y terminó acusando a su antecesora Liliam Kechichian por irregularidades que como ministro no había denunciado un año y medio después de asumir, algo obligado por ser funcionario público.
Germán Cardoso fue catapultado al principio de su vida política por el senador Wilson Sanabria cuando este era uno de los hombres más poderosos del Partido Colorado y, asunto no menor, era su yerno.
Cuando dejó de serlo también perdió todos los favores y entonces se recostó en Pedro Bordaberry. Y cuando este abandonó la vida política activa, pasó a ser un hombre de Ernesto Talvi.
Estas relaciones le sirvieron para ser elegido diputado, siempre con votos de otros.
A ministro llegó por su relación de amistad con Lacalle Pou, gestada cuando compartieron tiempo en Diputados, pero no escapa que sus suegros son importantes dirigentes herreristas de Treinta y Tres, él senador, ella diputada, suplentes. Y que el actual intendente de ese departamento, Mario Silvera, es el padre del hijo de la actual esposa de Cardoso.
Fue el primer ministro de la Coalición, denunciado por otro colorado y destituido por notorias irregularidades. Y podría ser el primer diputado de este gobierno desaforado si la Justicia lo procesa y condena.
Las acusaciones y las pruebas son contundentes.
El empresario y exdiputado colorado Francisco Sanabria y el comisario Fernando Pereira, ambos amigos de Cardoso, terminaron procesados y presos. El año que viene veremos la suerte judicial que corre Elbio Rodríguez, el ex asesor y otro amigo notorio.
PANDEMIA, AJUSTE Y RECOLECCIÓN DE FIRMAS
El movimiento sindical termina 2021 con la perspectiva del referéndum
Para el Pit-Cnt el año que culmina fue complejo y desafiante: debió afrontar la recolección de firmas en medio de la pandemia y la resistencia a un modelo de ajuste que arrasó con políticas sociales y rebajo sueldos y jubilaciones, y las obtuvo. Ahora se prepara para el referéndum de marzo. En el medio realizó su congreso y salió de él con definiciones claras y un nueva dirección que obtuvo el consenso de todas las corrientes.
Para el movimiento sindical 2021 fue un año complejo, marcado por la pandemia de covid-19 y la aplicación, a toda costa, del proyecto de ajuste promovido por el gobierno que encabeza Luis Lacalle Pou. No obstante se avizora un 2022 de lucha y de definiciones a partir del resultado del referéndum para derogar 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración (LUC). Así lo vieron, y lo señalaron a Caras y Caretas, el secretario de Prensa y Propaganda del Pit-Cnt y uno de los referentes de la corriente Gerardo Cuesta -integrada por militantes del Partido Comunista y Articulación- Gabriel Molina y el vicepresidente de la central sindical, y referente de la corriente En Lucha, José Lorenzo (Joselo) López.
“Este fue un año plagado de muchos desafíos”, sentenció Molina. Y entre estos citó la forma en que la pandemia de covid-19 condicionó el funcionamiento de las organizaciones sociales. “La pandemia fue algo que de alguna forma afectó a muchos compañeros y compañeras, cosa que se venía arrastrando desde el año pasado. Nos encontró en el medio de la recolección de firmas. No obstante en ese sentido podemos decir que después de la hazaña de haber conseguido las 800.000 firmas, a través de un trabajo muy fermental de todo el campo popular, se abrió un nuevo escenario en el país”, sentenció.
Como consecuencia de este nuevo escenario se dio el resultado de las elecciones en el Banco de Previsión Social (BPS) del 28 de noviembre, “donde salieron a disputar el terreno quienes representaban a Un Solo Uruguay y triunfaron las listas de los trabajadores y los pasivos. Lo mismo sucedió en las elecciones del Codicen, como sucedió en las elecciones universitarias donde las listas de la FEUU triunfaron. O sea, un escenario distinto, con un cierre de año de lanzamiento de la campaña por el Sí a la anulación de 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración”.
Mirando hacia 2022 Molina no tuvo dudas en señalar que “las perspectivas son de lucha. No hay otra. No hay tiempo para lágrimas, es tiempo de lucha, como acostumbró el movimiento sindical a hacerlo y como lo vamos a hacer”.
“El año tuvo también la rebaja salarial, de las jubilaciones, con aumento de los precios al consumo, con pérdida de poder adquisitivo de trabajadores, pensionistas y jubilados, pero en el medio de todo eso el campo popular logró tener un triunfo histórico como fue la recolección de firmas”, concluyó.
Mucho compromiso
Por su parte, López coincidió en general con el diagnóstico de Molina. “Ha sido un año muy complicado desde todo punto de vista. Aparte de haber tenido una gran complejidad por lo que fue la pandemia, los picos más altos de la pandemia, con la muerte de compatriotas que claramente genera mucho dolor, también en el medio de esa situación el gobierno siguió adelante con una política de juste descarnada. Lo han planteado. Se ha ahorrado más de 600 millones de dólares en el medio de la pandemia lo que demuestra de alguna manera cual es la política y para donde apunta este gobierno”, subrayó.
Destacó que esos 600 millones “se han materializado en un ajuste que implica la rebaja salarial y la reducción de puestos de trabajo. Y cuando hablamos de esto no lo hacemos solo del sector privado, que es donde más se siente, sino también del sector público. Hubo rebaja salarial y hubo pérdida de puestos de trabajo en el sector público. Así como el desmantelamiento de las políticas sociales y una política hacia las empresas públicas que no es compartible por nosotros”.
“Así y todo el movimientos sindical, con sus contradicciones y matices, ha podido tomar la iniciativa en algunas cuestiones en las cuales las había perdido. Ahí el tema de haber llegado a las firmas fue un paso gigante”, precisó. Y agregó: “Se puede haber llegado a cometer algún error en cómo se procesó todo el cambio de presidente del Pit-Cnt en un momento en donde habíamos tomado la ofensiva. Como que diluyó un poco y cambió el eje de la discusión, pero en definitiva pasó lo que pasó”.
López entendió, además, que hubo señales importantes en otros ámbitos: “En la educación, donde se han retomado con mucha fuerza los dos cargos de representación de los trabajadores en el Codicen. También lo que tiene que ver con el BP, donde se reafirma el equipo de representación de los trabajadores que da pie para pensar en lo que se viene. El año que bien va a ser un año complejo desde el punto de vista no solo del referéndum, sino en como se va a procesar la reforma de la seguridad social”.
Además “se culmina un año saliendo de un congreso que tomó definiciones importantes para el movimiento sindical, con una nueva dirección que fue electa por consenso y que si bien hay matices, hay un arco de acuerdo que de alguna manera muestra que más del 80 por ciento de los congresales definiera cual va a ser la nueva dirección del movimiento sindical”.
Sobre las perspectivas para 2022 señaló que “hay un mojón importantísimo que es lo que va a pasar con el referéndum. Me parece que sin duda va a haber un antes y un después. Y sea cual sea el resultado, si es un resultado que va a favorecer al gobierno, dependiendo también de la diferencia que haya, eso lo va a fortalecer claramente y a darle pie para que procese con mucha virulencia este ajuste que viene aplicando y, si es al revés, creo que el movimiento sindical da un paso importante. Ojalá que no cometamos errores para poder capitalizarlo y poder generar un marco de alianzas que nos permita avanzar hacia la construcción de mayorías necesarias para, de alguna manera, afrontar lo que se viene”.
“Mucho dependerá claramente de lo que suceda en el referéndum. En ese sentido creo que por algo el gobierno está tan nervioso. Antes de que se confirmara la cantidad de firmas ya estaban los principales líderes de la coalición haciendo campaña”, destacó.
“Tenemos mucha expectativa en el referéndum. Hay que ponerle mucho compromiso, mucho trabajo, mucha organización, pero está claro que pase lo que pase, la vida sigue, pero puede seguir de una manera o puede seguir de otra”, concluyó.
Por judío . . .
La infamia del caso Dreyfus: lo acusaron de espionaje y lo condenaron a la Isla del Diablo por ser judío
HABÍA QUE ENCONTRAR UN CULPABLE Y SI ERA JUDÍO, MEJOR
escribe: Alberto Amato ´- FRANCIA
En un proceso con pruebas falsas el capitán del ejército francés fue condenado a prisión perpetua, a una humillante degradación y al destierro. Pero todo era una gran farsa: Alfred Dreyfus era inocente. La motivación antisemita y el extraordinario “Yo acuso” de Emile Zola.
Las grandes infamias también cumplen años.
El 22 de diciembre de 1894, hace hoy ciento veintisiete años, el capitán del ejército francés Alfred Dreyfus, un ingeniero politécnico, judío, de origen alsaciano, ninguno de los tres datos es menor, fue condenado por siete jueces militares a prisión perpetua, a la destitución de su grado, a la degradación militar y el destierro también perpetuo en un recinto fortificado, lo que en buen romance significaba una prisión en la Isla del Diablo, a once kilómetros de las costas de la Guyana Francesa, en América del Sur.
Lo condenaron por espionaje. No lo fusilaron, porque la constitución de 1848 había suprimido en Francia la pena de muerte por delitos políticos. Si lo hubiesen hecho, si Dreyfus hubiese caído ante las balas de un pelotón de fusilamiento, nada de todo lo que se supo después hubiese salido a la luz.
Dreyfus era inocente. El espía era otro miembro del ejército, el comandante Ferdinand Walsin Esterhazy, de origen húngaro. La condena a Dreyfus había sido fruto de una maniobra del servicio de inteligencia francés, de la corrupción de muchos de sus miembros y de los altos jefes militares de la fuerza, a quienes les fue imposible tapar luego su enorme chambonada en la que se mezclaba además de un fuerte antisemitismo, un severo sentimiento anti alemán que, después de la guerra Franco-prusiana, había anexado a su imperio a Alsacia y Lorena, dos zonas del este francés. Estrasburgo, donde funciona hoy la sede del Parlamento europeo, es la capital de Alsacia.
Dreyfus, que tenía entonces treinta y cinco años, era judío y alsaciano, el chivo expiatorio ideal para acusarlo de espionaje. Porque había habido espionaje: algunos documentos, de no mucha importancia, se habían filtrado a Alemania y los oficiales franceses se miraban con recelo. El espía era uno de ellos. Pero, ¿quién?
Aquellos eran los tiempos de la Tercera República. Tiempos de crisis económica y social. La guerra con Prusia, que había terminado con los prusianos triunfante en París, había provocado también la breve y revolucionaria experiencia de las comunas: un gobierno popular que fue aplastado por los prusianos asociados ahora con sus vencidos franceses, que tiñeron de sangre las calles y mataron a miles de parisinos, en especial en Montmartre.
Todo, prusianos, comunards, guerra perdida, caos económico, la caída de Napoleón tercero como emperador y la restauración de la República, había dado origen a unos años de inestabilidad política de la que no escapaba el ejército, donde reinaba cierto desprecio a la República, que estaba en plena transformación democrática hacia la modernidad. Los ingenieros politécnicos como Dreyfus, competían con los oficiales graduados en la escuela militar de Saynt-Cyr, que miraban con desdén a esos advenedizos.
También surgía, y estaba en pañales, la inteligencia militar como herramienta secreta en las guerras del futuro, que ya no serían como las guerras del pasado: “Sección de estadísticas”, se llamaba en Francia el nuevo miembro de la familia militar. Lo comandaba el coronel Jean Sandherr, un alsaciano como Dreyfus, que era también un furioso antisemita.
El origen del caso Dreyfus es tan intrincado que sólo un hecho es irrebatible: Dreyfus era inocente. En septiembre de 1894, la inteligencia militar francesa tuvo acceso a una carta, a la que llamó “le bordereau”, partida en seis pedazos, escrita en papel biblia sin fecha y sin forma, dirigida al agregado militar de la embajada alemana, Max von Schwarzkoppen, que anunciaba el inminente traspaso de documentos militares franceses a una potencia extranjera.
Sandherr avisó al ministro de Guerra, Auguste Mercier, atacado por la prensa que lo juzgaba un incompetente, y entre ambos deciden encontrar a un culpable. No al culpable, sino a un culpable. Establecen un arbitrario círculo de investigación, una casilla en la que encajar al sospechoso: debía ser un oficial en servicio, o un antiguo colaborador del Estado Mayor, artillero, tal vez alsaciano. Dreyfus daba el perfil exacto. Y, además, era judío.
Tiempo después, el escritor Joseph Reinach iba a sintetizar esta parte de la historia con una frase reveladora: “Desde el primer momento, se produce el fenómeno que va a dominar todo el caso: ya no son los hechos controlados, las cosas examinadas con cuidado las que establecen la convicción; es la convicción soberana e irresistible la que distorsiona los hechos y las cosas”.
El 13 de octubre, el general Mercier cita a Dreyfus, sin prueba alguna y con una investigación vacía, para que confiese lo que no hizo. Iban a tomarle una prueba de su letra para compararla con le bordereau. El 15 lo someten al test caligráfico. La prueba la supervisa el comandante Armand Du Paty de Clam, antisemita furioso y grafólogo aficionado, que concluye que hay similitudes entre la escritura de Dreyfus y la de la carta enviada a la embajada alemana. Du Paty entonces adopta un gesto teatral y dramático, muy conveniente para sus intenciones: coloca un revólver delante de Dreyfus. Con una lógica de acero, el acusado le dice que lo que quiere es vivir para demostrar su inocencia.
Lo apresan, lo acusan de espionaje y lo envían a la Prisión de Cherche-midi, en París.
Nadie quiere creer en Dreyfus excepto su mujer, Lucie. Du Paty la visita con una exigencia tremenda: “Una palabra, una sola palabra y es la guerra en Europa”. Aislado en su celda, Dreyfus es interrogado día y noche por Du Paty que no consigue una confesión. El preso tiene cerca a alguien que también confía en él, el comandante Ferdinand Forzinetti, al mando de las prisiones militares de París.
El 29 de octubre, el caso es revelado por el periódico antisemita La Libre Parole, que lo convierte en una causa común. El papel de la prensa en el caso Dreyfus fue decisivo y dejó expuesta la división de una sociedad ya partida por otros motivos. Con el escándalo en los diarios, el que se entera ahora es Mathieu Dreyfus, hermano del capitán, que será su más ardiente defensor.
El 19 de diciembre se inició el Consejo de Guerra en su contra y el 22 los jueces militares lo condenaron por unanimidad por traición a la patria, previa entrega por parte de los investigadores del Estado Mayor de un “expediente secreto”, un acto de absoluta ilegalidad, que no contenía ni más pruebas, ni más datos que la endeble investigación oficia. Pero el fallo es tan duro que si alguien dudaba de la culpabilidad de Dreyfus, ahora podía convencerse de lo contrario.
El 5 de enero de 1895, en la tradicional Ecole Militaire de París, cerca de los Campos de Marte y ante los ojos de la Torre Eiffel, Dreyfus fue degradado en una ceremonia humillante: le arrancaron sus insignias militares y partieron su sable de oficial.
El 17 de enero fue enviado a la prisión de la Isla de Ré, donde recibió la visita de su mujer: hablaban cada uno en un extremo de una larga mesa y ante el director de la prisión. El 21 de Febrero, Dreyfus abordó el buque Ville de Saint Nazare hacia Guyana, adonde llegó el 12 de marzo, pasó por la prisión de la Isla del Real y el 14 de abril fue a parar a la Isla del Diablo, a una casilla de piedra de cuatro por cuatro, con un cuarto. Él y sus guardias eran los únicos habitantes.
Empezaba un calvario que duraría doce años y que comenzó con fiebres altas y convulsiones, más un régimen severo de aislamiento porque el jefe de la prisión pensaba que el reo podía fugarse. Hundido en la desesperación y amenazado por la depresión, Dreyfus pensó que iba a morir en esa isla. Pero siempre mantuvo su inocencia.
Lejos del caldo de la Isla del Diablo, donde el capitán masticaba su impotencia, la familia de Dreyfus con su hermano Mathieu a la cabeza, lanzó una campaña para probar su inocencia. Mathieu conocía al médico Joseph Gibert, amigo personal del presidente francés Félix Fauré. Mathieu, que se había entrevistado en Le Havre con una mujer que, bajo hipnosis, habló de un expediente secreto del caso Dreyfus, le pidió a Gibert confirmación de esa sorprendente revelación. Gibert lo consultó con Fauré y Fauré dijo que sí, había un expediente secreto y se lo habían entregado a los jueces antes de la condena.
La familia de Dreyfus pidió ayuda al periodista Bernard Lazare, que examinó los huecos que había en la floja investigación militar y escribió el primer folleto pro Dreyfus, que se publicó en Bruselas. El texto no movilizó mucho a nadie, pero encendió algunas alarmas en el Estado Mayor francés: los jefes militares sospecharon que el nuevo jefe de inteligencia, coronel Georges Picquart, había filtrado alguna información a Lazare.
Picquart no había filtrado nada. Picquart había descubierto al verdadero espía. Había sido una casualidad, pero lo había descubierto. En marzo de 1896, con Dreyfus ya más de un año preso en la Isla del Diablo, Picquart, que había seguido el caso paso a paso, exigió recibir toda la documentación interceptada por el espionaje francés a la embajada de Alemania, sin intermediarios. No quería terceros. Así llegó a su poder un documento conocido como “pequeño azul”, una tarjeta telegrama que el embajador von Schwartzkoppen nunca había enviado. Estaba dirigida a un oficial francés, Ferdinand Esterhazy, que vivía en el 27 de la Rue Bienfaisance, París. También había algunas cartas escritas por Esterhazy: la escritura, comprobó Picquart, era la misma que la de la “lista de documentos” que había servido para incriminar a Dreyfus.
El coronel jefe de la inteligencia militar de Francia inició una investigación secreta, sin autorización superior, que demostró que Esterhazy no sólo conocía los elementos descriptos en la lista, sino que, además, estaba en contacto con la embajada de Alemania. Picquart elevó el resultado de su investigación al Estado Mayor, con la conclusión obvia: Dreyfus era inocente.
El Estado Mayor francés se opuso a discutir el resultado de la investigación con el argumento que afirmaba que era “cosa juzgada”; relevó a Picquart de su cargo en la jefatura de inteligencia y lo envió a una misión en Argelia. El Ejército francés no quería admitir ahora que la condena de Dreyfus hubiese sido un grave yerro judicial. Para el general Mercier y para su sucesor, el general Emile Zurlinden, “lo que se hace, está hecho; no se vuelve nunca hacia atrás”. El Estado Mayor hizo algo más: protegió a Esterhazy, el verdadero espía y, con la ayuda del nuevo jefe de inteligencia, coronel Joseph Henry, intentó desacreditar a Picquart, que retornó de su misión en Argelia en 1897.
Ese es el año en el que entra en el caso al escritor Emile Zola. Había seguido todo el caso Dreyfus y ahora el hermano del preso, Mathieu, el escritor Reinach y el presidente del senado francés, Auguste Scheurer- Kestner le pedían ayuda. Zola estaba convencido de la inocencia del capitán. También se unieron en la cruzada por un nuevo juicio a Dreyfus, y a ser posible un juicio justo, Anatole France y Paul Bourget, que convencieron a León Blum y a Jean Jaurés; el periodista Lazare atrajo a la causa a los hermanos Clemenceau, Albert y Georges.
En defensa de Dreyfus, y también de Picquart, Clemenceau escribió un artículo en L’Aurore, en el que se preguntaba: “¿Quién protege al comandante Esterhazy? La ley se detiene, impotente delante de este prusiano disfrazado de oficial francés. ¿Por qué? ¿Quiénes pues tiemblan delante de Esterhazy? ¿Qué poder oculto, qué razones inconfesables se oponen a la acción de la justicia? ¿Quién le barre el camino? ¿Por qué se protege a Esterhazy, personaje deplorable de moral más que dudosa, mientras que todos lo acusan? ¿Por qué se desacredita a un honesto soldado como el teniente coronel Picquart, abrumado, deshonrado? ¡Es necesario que lo digamos!”
Nadie quería decir nada. Es más, el caso dio un nuevo giro contra Dreyfus. El verdadero espía, Esterhazy, no tuvo más remedio que admitir su carteo con el embajador alemán. Para responder a las preguntas sin respuestas de Clemenceau, el Estado Mayor francés “exigió” a Esterhazy que pidiera él mismo ser juzgado. Lo hizo. EL 10 de enero de 1898 se presentó ante un Consejo de Guerra que sesionó a puertas cerradas. Los testigos pedidos por Mathieu Dreyfus y por Lucie, la mujer del capitán, fueron desechados. Los calígrafos dijeron no reconocer la letra de Esterhazy en los documentos. Al día siguiente de comparecer ante los jueces, Esterhazy fue absuelto después de una deliberación de tres minutos por parte de los miembros del tribunal. El militar salió del juicio aplaudido y entre unas mil quinientas personas que lo felicitaban.
Había un inocente condenado, lo que ya era grave en la Francia de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Pero había algo peor: un culpable había sido liberado por una orden militar. El comandante Esterhazy se exilió en Inglaterra y allí vivió hasta su muerte, el 23 de mayo de 1923. Por supuesto, y fruto del valor recobrado por el Estado Mayor tras la absolución de Esterhazy, el que fue a parar a prisión fue Picquart, acusado de violar secretos profesionales.
Entonces llegó el Yo acuso (J’accuse), de Emile Zola. Espantado por la absolución del espía Esterhazy, el 13 de enero de 1898 el escritor publicó un artículo extraordinario, con ese título, en la primera plana del periódico L’Aurore, que vendía unos treinta mil ejemplares diarios y ese día vendió trescientos mil. Fue una bomba.
En cuatro mil quinientas palabras, a seis columnas y con forma de carta abierta al presidente Fauré, Zola denunció a todos quienes habían conspirado contra Dreyfus. Con nombre y apellido, desde el ministro de Defensa, general Mercier, hasta los jefes del Estado Mayor, revelaba por primera vez quiénes habían estado detrás del caso Dreyfus. Zola no había delimitado del todo las responsabilidades, había grandes responsables que estaban subestimados en su escrito, pero figuraban todos los que habían condenado de antemano a Dreyfus.
Zola quería que lo enjuiciaran para tener la oportunidad en los estrados de una especie de nuevo juicio público para Dreyfus y para Esterhazy. El 15 de enero, el periódico Les Temps publicó un pedido de nuevo juicio a Dreyfus. Lo firmaban Zola, Anatole France, Émile Duclaux, el director del Instituto Pasteur, Daniel Halévy, Marcel Proust, Lucien Herr, Georges Sorel, Claude Monet y Jules Renard. El 23, en L’Aurore, Clemenceau celebró esa “revuelta pacífica del espíritu francés”, impulsada por el intelecto, y acuñó para siempre la palabra “intelectuales”.
Zola tenía razón. Lo juzgaron por difamación y lo condenaron a un año de prisión y a tres mil francos de multa, la pena máxima. Pero el caso Dreyfus volvió a la vida. Y hasta el espíritu republicano le plantó cara al militarismo cerril, ante la injusta condena de Zola.
Jules Renard escribió: “A partir de esta noche, valoro la República, que me inspira un respeto, una ternura que no conocía. Declaro que la palabra Justicia es la más bella de la lengua de los hombres. Y que hay que llorar si los hombres no lo comprenden”.
Hubo un nuevo juicio a Dreyfus. Y volvieron a condenarlo. Aislado en la Isla del Diablo, recién se enteró a finales de 1898 del escándalo que su caso había desatado en Francia. El 5 de junio de 1899, le dieron la noticia: el juicio de 1894 iba a ser revisado. El 9 de junio dejó la Isla del Diablo y desembarcó en secreto el 30 de junio en Port Haliguen, al sur de Bretaña: volvía a pisar su tierra después de cinco años de padecimientos.
Lo encerraron en la cárcel de Rennes y el 7 volvió a presentarse ante un Consejo de Guerra, con la ciudad en estado de sitio y una violencia callejera inusitada. El capitán estaba deteriorado en lo físico, impresionó a todos, quienes no lo veían desde 1895. Todo el Estado Mayor declaró contra él sin ninguna prueba. La admisión de Esterhazy fue considerada nula y la misma nulidad habían decretado para la confesión del coronel Henry, aquel que había reemplazado a Picquart en el servicio de Inteligencia. Henry había confesado las maquinaciones contra Dreyfus y Picquart, había sido encarcelado y se había suicidado al día siguiente de entrar en prisión: se cortó el cuello con una navaja de afeitar.
El 9 de septiembre de 1899, los jueces, por cinco votos contra dos, volvieron a condenar a Dreyfus como culpable de traición, pero “con circunstancias atenuantes”. Lo real es que el fallo estuvo al borde de la absolución: si el fallo hubiese sido de cuatro votos a tres, la justicia militar francesa se inclinaba por la minoría y hubiese absuelto a Dreyfus. De todas formas, la sentencia parecía declarar, de forma velada, la inocencia de Dreyfus. ¿Cuáles eran las circunstancias atenuantes de la traición?
Dreyfus presentó de inmediato un recurso de revisión de su nuevo juicio y su nueva condena. El gobierno francés no estaba interesado en un tercer juicio. Y, tal vez convencido de la inocencia del condenado, ofreció el indulto a ser firmado por el flamante presidente, Émile Loubet, que había reemplazado a Fauré, que había muerto en su cargo y en el Elíseo, y, según las versiones, en plena celebración del acto sexual.
A Dreyfus no le interesaba demasiado el indulto porque, de aceptarlo, aceptaría también su culpabilidad. Pero pudo más la familia, su tierra y su futuro: aceptó el indulto que fue firmado el 19 y el 21 de septiembre recobró la libertad.
En 1900 empezó un proceso de rehabilitación de Dreyfus, que duraría siete años, hasta 1906. Fue reintegrado al ejército como Jefe de Escuadrón, comandante, el 13 de julio de 1906, pero fue obligado a renunciar en 1907. Como oficial de reserva participó en la Primera Guerra Mundial en la retaguardia de París, como jefe de artilleros. Acabó su carrera militar como coronel. Murió el 12 de julio de 1935 a los setenta y cinco años.
Quien no pudo ver la rehabilitación de Dreyfus fue Emile Zola: murió el 29 de septiembre de 1902, asfixiado por el humo de su chimenea. Su mujer, Alexandrine, se salvó por milagro. Fue el primer escritor, el primer pensador, el primer intelectual, cuando no existía la palabra todavía, en apoyar a Dreyfus. Fue, también, una voz potente, inclaudicable contra el abuso del poder y contra cualquier tipo de iniquidad que se aplique en nombre de la razón de Estado.
En su funeral, su cuerpo descansa en el Pantheon de París, Anatole France recordó su lucha por la justicia y la verdad: “Envidiémosle, honró a su patria y al mundo con una obra inmensa y un gran acto. Envidiémosle, su destino y su corazón le hicieron la suerte más grande. Él fue un momento de la conciencia humana”.
Imagen de portada: Alfred Dreyfus, deshonrado y condenado a prisión perpetua en diciembre de 1894 en la Isla del Diablo en la Guayana Francesa por un supuesto espionaje que no cometió. El antisemitismo fue el móvil principal (Photo by Apic/Getty Images)
Lo inadvertido y entreverado en la controversia forestal
En el intento de regular las plantaciones forestales hay varias otras diferencias políticas que pasan desapercibidas
escribe: Eduardo Gudynas
En el intento de regular las plantaciones forestales hay varias otras diferencias políticas que pasan desapercibidas y el veto presidencial encierra riesgos mayores a los esperados.
Es bien conocida la polémica desatada por el proyecto de ley que regularía las plantaciones forestales encaminado por Cabildo Abierto, y que recibió el apoyo del Frente Amplio. También es conocido su rechazo por otros socios de la coalición que sostiene al gobierno, y que desembocó en el veto del presidente. En el medio, como un intento para suplantar a aquella ley, se ubica un decreto que sumaría nuevas exigencias y evaluaciones de la forestación.
Muchos políticos y casi toda la prensa han abordado la cuestión repetidamente, pero a pesar de todo hay varias aspectos que parecen haber pasado inadvertidos, el entrevero es posiblemente mayor de lo esperado, y hay riesgos que no se perciben. Es simplista abordar el asunto como una mera oposición entre Cabildo Abierto y sus otros socios, o como el resultado de una jugada del Frente Amplio para complicar al gobierno. Hay otros asuntos que deben ser atendidos.
Comencemos por dejar en evidencia que también hay diferencias en el seno del Partido Colorado, y a su vez dentro de Ciudadanos. El actual ministro del ambiente, Adrián Peña, desde el año pasado apunta a un decreto que sume regulaciones sobre las plantaciones forestales (que en su esencia podría decirse que integran componentes de zonificación espacial y evaluaciones ambientales).
Pero las autoridades del MGAP resistían esas medidas, y quienes lo hacen también provienen de Ciudadanos. Esa postura era clara en el director de la Dirección Forestal de ese ministerio y con el anterior ministro, Carlos María Uriarte, ambos de Ciudadanos. El actual ministro, Fernando Mattos, quien tampoco mostró entusiasmo con esos instrumentos, igualmente proviene de ese sector partidario.
Esas diferencias se solapan con otros cuestionamientos desde el Partido Nacionales. Es sabido que desde allí se oponen al proyecto de ley de Cabildo Abierto, pero también queda en claro que cuestionan la alternativa de un decreto desde el Ministerio del Ambiente y el MGAP. Por ejemplo, el senador Sebastián da Silva rechazó la ley y también criticó ácidamente al futuro decreto afirmando que eran “hiperregulatorios”, atacando así a la opción consensuada por sus socios colorados de Ciudadanos.
Estamos por lo tanto ante diferencias, tensiones y hasta críticas entre blancos y colorados, y en el seno del Partido Colorado, que no pueden pasar desapercibidas.
También debe considerarse el papel del empresariado en estas discusiones. Desde la Sociedad de Productores Forestales se dejó en claro que estaban en contra del proyecto de ley de Cabildo Abierto, pero todo indica que también están disconformes con el decreto ministerial alternativo. En esos vaivenes por momento parecería que se cae en una posición muy esquemática y primitiva donde desde la política se le diría a las empresas que es mejor aceptar ese decreto antes que la ley de cabildantes y frentistas.
Asociado a esto está la cuestión de los actores empresariales que pasan a jerarquías en el Estado, como sucede con el actual director forestal del MGAP que proviene de la directiva de esa asociación de empresas forestales. Recordemos, además, que los actores empresariales han actuado contra varios intentos de regular las plantaciones forestales, y uno de los más recientes apuntó contra las áreas protegidas.
En circunstancias como esas hay tensiones que deberían considerarse pero que aquí pasan desapercibidas. ¿Es posible construir una estrategia forestal nacional o sólo se escuchan los ecos de posturas empresariales? Esa problemática podría comenzar a resolverse con el traspaso de las competencias que en ambiente y en monte nativo de la dirección forestal del MGAP al Ministerio del Ambiente, como se suponía que debía haber ocurrido cuando se creó la nueva cartera ambiental. Una tarea que el gobierno no ha cumplido.
Observando ahora hacia adentro del Ministerio del Ambiente, también hay aspectos que pasaron desapercibidos. La dirección de calidad y evaluación ambiental, y que entre otras tareas debe sopesar los impactos de la forestación, está en manos de Cabildo Abierto. Esa dirección podría fortalecer sus evaluaciones sobre emprendimientos forestales según la normativa actual, mientras que a la vez tendría un rol importante en el futuro decreto que postula el gobierno como alternativa. Pero es un decreto que a Cabildo Abierto le parece insuficiente, con lo que aparece otra tensión.
Este recorrido muestra que las diferencias en cómo regular las plantaciones forestales cruza a toda la coalición de gobierno, e incluso existe dentro de varios de sus socios.
Pero para hacer todo esto más entreverado, aunque mucho se ha hablado sobre el veto presidencial, parecería que no se advierten todas sus implicancias. En el texto firmado por el presidente se hace una fuerte defensa de las actividades económicas, aunque es cuidadoso en intercalar precisiones que admiten que el Estado puede regularlas. Si el contenido del decreto se toma como si fuera una justificación de políticas públicas o una declaración política, es muy preocupante. Deja en claro que para el gobierno prevalecen objetivos económicos, y que los intentos de regularlos con propósitos sociales, económicos o ambientales, quedan en segundo plano.
El contenido muestra un claro desbalance hacia metas económicas, pero como están revestidas por el léxico de la “libertad” económica y los “derechos” de producción, no siempre son fáciles de cuestionar porque al hacerlo es sencillo retrucar que se estaría atentando contra libertades o derechos. Teniendo esto presente, quienes lean con detenimiento encontrarán que la meta privilegiada del gobierno es asegurar “actividades económicas” y los contratos de inversión, con lo cual las regulaciones, límites o condiciones que atienden otros derechos y libertades, como sanitarias o ambientales, pueden quedar por detrás.
Esto conlleva muchos riesgos. Es que cualquier actor privado que busque anular una norma ambiental que supuestamente afecte algunos de sus derechos económicos, podrá usar los argumentos de ese veto. Es más, hasta la propia Sociedad de Productores Forestales podría tomar varias secciones de ese texto para afirmar que tenían razón en oponerse al proyecto de Cabildo Abierto, y dar unos pasos más para volver a cuestionar, por ejemplo, a las áreas protegidas que conservan nuestra biodiversidad nativa. De esa manera, ese veto presidencial tiene potenciales daños colaterales en debilitar todavía más a nuestras políticas ambientales.
Inflación – Trabajadores y pasivos transferirán entre 4 y 5 mil millones de dólares al capital
Ricos y pobres . . .
El 1 % más RICO, TIENE LA FORTUNA de TODA la POBLACIÓN MÁS POBRE JUNTA.
ADMIRADOS, SUEÑAN CON SER IGUALES, LEEN SUS REVISTAS DONDE SE MUESTRAN VERANEANDO EN LUGARES QUE JAMÁS IRÁN ELLOS.
ADEMÁS -Y POR SI ALGO FALTARA- SON PROTEGIDOS POR POLICIA y EJERCITO INTEGRADO MAYORITARIAMENTE, POR ESOS MISMOS POBRES.
El País y la “luchita de clases”
escribe: Enrique Ortega Salinas
“Lo peor de una sociedad manipulada por la política es ver a pobres defendiendo a ricos
culpables de su pobreza”.
Paulo Coelho
Dice Mirtha Legrand que los términos “derecha” e “izquierda” están perimidos.
He vivido en varios países y he visto cómo la derecha niega la lucha de clases y acusa a quienes sostenemos que existe de aumentar la famosa “grieta”. Ya no se reconocen de derecha, sino “libertarios”, que es lo mismo que neoliberales, que es lo mismo que liberales a secas. Si le seguimos el juego al delirante Javier Milei y nos ponemos exquisitos en lo académico, podemos dividir a los libertarios entre minarquistas (que aspiran a una participación mínima del Estado) y anarquistas (que no quieren Estado). Él se define como anarcocapitalista; no quiere al Estado, pero le golpea las puertas desesperadamente para integrarse a la casta política a la cual critica.
Los militantes derechistas, sobre todo los pobres de derecha, se autocalifican como “apartidarios” o “apolíticos”. Sucede que, aun cuando no lo reconozcan, están de acuerdo con los atropellos de los regímenes derechistas en cualquier parte del mundo; pero no se atreven a confesarlo.
Alguna vez, no sé en qué ciudad o país, vi un muro y en el muro un grafiti que rescataba una frase de John William Cooke: “Los pobres que votan a la derecha son como los perros… Cuidan la mansión; pero duermen afuera”. Yo diría que también son como esos carneros que generan mucha lana, pero terminan esquilados.
José Menezes Gómez afirma que “el pobre de derecha es el producto mejor elaborado por los mecanismos de producción de ideología burguesa para la defensa de los burgueses que tienen capital, que tienen propiedad y que están en la gestión del Estado para no pagar impuestos, para recibir subsidios e incentivos fiscales, para ganar dinero comprando títulos de la deuda pública y tener el control de los medios de comunicación de forma de ofrecer el mundo de los ricos como el objeto a ser defendido, aun cuando la riqueza de la burguesía sea fruto de la explotación también de los pobres de derecha”.
He visto en España a personas trabajadoras leyendo revistas que con múltiples fotografías les cuentan cómo viven los ricos, y están al tanto de cada nacimiento en la realeza y del tipo de música o deporte que prefieren los hijos de quienes tienen títulos nobiliarios. En Uruguay los cargos no son hereditarios, pero Jorge Larrañaga Vidal (hijo de) acaba de acceder a una banca en el Parlamento. Lo único que sabemos de él es que en 2017 fue detenido por un grupo de ciudadanos cuando intentaba llevarse, alcoholizado, un vehículo ajeno.
Los obreros se rompen el alma alzando mansiones en las cuales jamás vivirán; en todo caso y con suerte, podrán tener su propia y modesta vivienda luego de dos o tres décadas. Parte de ellos vota a los poderosos; porque hay pobres que quieren dioses ricos.
La derecha tiene más clara que la izquierda la lucha de clases, aunque por estrategia la niega. Dicen los religiosos que el mejor triunfo del diablo es hacernos creer que no existe. Es paradójico; pero la inmensa mayoría de los oligarcas y explotadores se define como cristianos, y van a la iglesia, y se confiesan (a medias, claro está) y elevan loas al dios crucificado. Luego votan a un Macri, a un Bolsonaro, a un Duque, a un Lacalle… Cristianismo es antónimo de neoliberalismo. El cristianismo es sinónimo de amor, solidaridad, tolerancia, entrega. Neoliberalismo es egoísmo, acomodo y privilegios para los que más tienen.
En Colombia vi cómo los líderes religiosos, muy especialmente los pastores, lavan el cerebro de sus seguidores para que voten a los representantes de la oligarquía. De paso, cañazo, se quedan con el 10% del ingreso de los incautos.
Es patético el caso de los militares, que siendo pobres (salvo Manini Ríos, que es millonario) están siempre dispuestos a apalear a los de su condición cuando se atreven a rebelarse contra el sistema. Se han dado excepciones, claro. Seregni en Uruguay, Chávez en Venezuela, Perón en Argentina…
Cabildo Abierto, aparte de militares, también tiene civiles militaristas, y cuando ese militarismo se mezcla con el fanatismo religioso, el resultado es alarmante en una democracia. “Yo creo en Dios, no en la justicia”, ha dicho el senador cabildante Guillermo Domenech. Se opone al matrimonio entre personas del mismo sexo y a la educación sexual. Defensor de los represores de la dictadura, está en contra del Instituto Nacional de Derechos Humanos. En la primera semana de diciembre dedicó la media hora previa del Senado “al príncipe de la paz, mi señor Jesús”. Al margen de que estamos en un Estado laico y no corresponde usar un cargo público para arengas religiosas, suena a hipocresía que quien tanto habla de Jesús y de paz defienda a secuestradores, torturadores, violadores y asesinos.
Tiene todo el derecho a manifestar su fe; pero no a que le paguemos por realizar proselitismo religioso.
La religión es una de las armas más formidables de la derecha para mantener a raya los reclamos de los pobres, porque su recompensa no deben buscarla en esta vida, sino en el más allá.
Para la derecha es fundamental desprestigiar a los sindicatos. No le sirve que los trabajadores se organicen para efectuar sus reclamos. Heber Gatto, columnista del diario El País, se pregunta en la nota “El Uruguay sindical”: “¿Quién le ha otorgado a los sindicatos legitimidad para elegir planes de gobierno?”
Lo que se desprende del planteo es que los sindicatos deben acatar dócilmente las políticas neoliberales del gobierno.
A diferencia de Caras y Caretas, donde los editoriales llevan el nombre del autor, El País larga su andanada gorilista sin firma. En tales editoriales se ha manifestado fervorosamente en contra de los sindicatos y recursos democráticos y constitucionales como el referéndum y el plebiscito; sobre todo este año, en el que135 artículos de la LUC penden de un hilo.
El 9 de noviembre su editorial se tituló: “El malla oro y la luchita de clases”. La manera despectiva y burlona de referirse al tema ya delata la mentalidad de quienes lo publicaron. La nota hace referencia al discurso de Nin Novoa durante el homenaje de la Asamblea General al cumplirse un año del fallecimiento de Tabaré. Dice El País que sus palabras “repiten un concepto errado, que mucho mal le hace al debate político actual. Según Nin Novoa, el gobierno hoy se focaliza demasiado en el malla oro, replicando una jerga popularizada por algunos dirigentes sindicales, para referirse al sector agropecuario. A la vez que estaría descuidando a lo que llamó el camión de los rezagados”.
Vamos por partes. El primero que hizo referencia a los malla oro no fue ningún sindicalista, sino Luis Lacalle Pou, cuando justificó su negativa de pedir la más mínima colaboración a los más poderosos durante la pandemia porque estos serían los que nos sacarían adelante cuando todo pasara. Segundo: nadie puede discutir que el gobierno se preocupa poco de los rezagados, ya que figura entre los países que menos han invertido (con relación a su PIB) en combatir los perjuicios económicos de la pandemia.
El editorial concluye: “Ese discurso apuesta a dividir a una sociedad que no necesita más focos de polarización. Aquí el malla oro somos todos. Y si al principal sector de la economía, si al interior del país le va bien, nos irá bien a todos”.
Ah, bueno… No solo explotan a los de abajo; sino que también les toman el pelo.
Cuando se da un conflicto, El País siempre se coloca del lado de los poderosos.
“Preocupación desde el gobierno por la “virulencia” de la escalada sindical” -señala una nota del diario de la dictadura el 13 de diciembre-. Ni una letra sobre la intransigencia del gobierno, de su negativa a dialogar para evitar conflictos y de la pérdida de salario real en momentos en que se registra un récord en las exportaciones. Ni una palabra de cómo el gobierno está beneficiando a las telefónicas privadas en perjuicio de Antel. Ni una letra de cómo el gobierno provoca el deterioro de Ancap, ni de cómo los multicolores acomodan a sus correligionarios en las empresas públicas burlándose de los concursos establecidos por ley, ni de como en plena pandemia, mientras le ajustan el cinturón a los trabajadores, se aumenta el sueldo de cargos de confianza en un promedio de 100.000 pesos mensuales.
A nadie le sirve un paro. Se hace cuando la patronal o directorio no deja alternativas.
El mensaje que quieren imponer es que los trabajadores paran porque son abusadores. No. Los abusadores son otros; pero el pobre de derecha no lo ve. Los grandes medios de desinformación siempre comentan los perjuicios sufridos por las empresas y nada dicen de los ignorados reclamos de los trabajadores.
Cuando la Policía apalea a sus compañeros, el pobre de derecha piensa que se lo tienen merecido, porque no quieren trabajar. Eso sí, no protesta al enterarse de que le aumentaron el sueldo o mejoraron sus condiciones de seguridad en el trabajo.
Pese a todo, una luz se ha visto en la oscuridad en el conflictivo diciembre. Tras la represión con munición no letal ejercida por policías contra trabajadores de la Unott que fueron a un paro con movilización protestando por la falta de avances en los Consejos de Salarios, el Sindicato Policial de Montevideo emitió un comunicado convocando al diálogo para que nadie salga lastimado mientras se ejerce el legítimo derecho de luchar por sus salarios. “Nunca será trabajador contra trabajador el camino”, afirmó. A la vez, el sindicato policial de Maldonado repudió la represión a trabajadores de Unott y reiteró el pedido de destitución del director nacional de Policía, Diego Fernández. Con un coraje que nos sorprende, el sindicato “se solidariza con los trabajadores del transporte y sus familias”, al tiempo que repudia “cualquier tipo de agresión a la clase obrera”.
El odio de clase que hoy la derecha manifiesta sin pudor de manera creciente, se puede apreciar claramente en hechos como el protagonizado por el abogado Walter Prisch, quien aludiendo al trabajador de la Unott herido en una pierna con perdigones disparados por un miembro de la Guardia Republicana en Tres Cruces, publicó en Twitter: “Yo le hubiera tirado al pecho a ver si es tan guapo”.
La lucha de clases no es un invento de Karl Marx; existe desde tiempos inmemorables.
No estamos contra los ricos; ojalá hubiera más millonarios en nuestro país; estamos contra los oligarcas que amasan fortunas explotando a quienes los hacen crecer.
El término “oligarquía” (del griego oligos, pocos, y arko, comandar) se refiere a una forma de gobierno en la cual el poder es ejercido por un grupo minoritario o a favor de un grupo reducido en perjuicio de la mayoría.
La Federación Rural se acaba de manifestar a favor de la LUC. Vaya sorpresa… En esos artículos está toda la defensa de sus intereses de clase. En la misma semana, la Unión Nacional de Trabajadores Rurales y Afines (Unatra) denuncia que a pesar del crecimiento de algunos sectores del agro, el mismo no se ha visto reflejado en los salarios de los trabajadores y las empresas impulsan la desregulación laboral.
Récord de exportaciones y el derrame ni se asoma. ¿Y qué esperaban? Ganó el herrerismo. Ganaron los representantes de la oligarquía.
Pero el pobre de derecha sigue embobado con los bíceps de Luis y emocionándose cuando abraza a una anciana, recibe a niños en su despacho, pasea con su familia o domina una pelota.
Y mientras la izquierda no termina de comprender por qué perdió, la derecha siembra odio y miedo en la sociedad. En noviembre, en el barrio Peñarol, un hombre de 72 años asesinó a su vecino de 28 al confundirlo con un ladrón. El joven se encontraba arreglando unos cables en el límite de los techos de sus respectivas viviendas. Uno fue víctima de un histérico; el otro fue víctima de los derechos que le confiere la LUC.
La lucha de clases ya está instalada; pero no porque la impulsen los de abajo contra los de arriba; sino porque los de arriba, en su ambición sin límites, continúan acaparando la riqueza y promoviendo palo y bala para el que no le guste.
En cuanto a la famosa brecha… La brecha se da cuando gracias al sistema instalado el 1% más rico de la sociedad percibe un ingreso equivalente al de la mitad de la población más pobre junta.
Por si fuera poco, dan discursos sobre la importancia del esfuerzo individual y los méritos para crecer; pero se niegan rotundamente a un pequeño impuesto a las herencias y viven de acomodos y negociados.
Habrá que tener paciencia con el trabajador derechista; no hay que agredirlo ni llamarle carnero… hay que sentarse con él y explicarle todo esto con tono fraterno.
La mejor manera de derrotar a un enemigo es convertirlo en amigo.
No digo que sea fácil.
Los cobardes de la derecha . . .
Luis Alberto Alejandro Aparicio Lacalle Pou Brito del Pino; un COBARDE que vive y vivirá con miedo al PUEBLO
INSULTOS Y DESCALIFICACIÓN: SEÑAL DE TEMOR
¿Qué les causa tanto miedo?
escribe: Juan Raúl Ferreira
El otro día un hecho en el cento, donde vivo, me dejó pensando. Caminaba a la plaza Cagancha, donde se iniciaría la marcha contra el intento de Cabildo Abierto a favor de a los presos de Domingo Arenas. Al pasar por el Ministerio de Relaciones Exteriores, lo vi cercado con vallas para impedir el paso de la gente. En el corral, un regimiento policial armado hasta los dientes. Como esperando un invasor.
En rigor, cumplían su misión al revés. En vez de ordenar el paso de tránsito y gente, obligaban a esta a caminar por la calle en el mismo sentido que los vehículos. Está prohibido. Pero lo generó la propia Policía. La marcha fue impresionante. Era esperable. Piden aumento de penas para infractores pobres y domicilio para los culpables de delitos de lesa humanidad. Domingo Arena no es una cárcel marginal. Sin horario de visitas ni encierro en los cuartos de los presos.
Pensando, llegué al punto de concentración: la plaza Cagancha. Arrancamos, caminando. Se veía que se había congregado una multitud. Pero al llegar a las esquinas los propios organizadores debieron evitar la interrupción de la marcha evitando, reduciendo las molestias al tránsito callejero. Ni un policía. Todos en cancillería armados a dientes.
Al ómnibus, que el martes anterior transportaba los jugadores de Plaza Colonia lo rodeaban tres patrulleros, 11 motos y un mini bus de personal policial. La marcha popular contra el terrorismo de Estado no la custodió nadie. Bueno, por suerte, porque el viernes siguiente la Policía disparó con balines de goma contra los manifestantes. Mentira que bloqueaban la salida de ómnibus.
Balines como esos disparaba la policía del coronel Zina Fernández en los 60. Contra ello se alzó la voz de Zelmar y de Wilson. Aquel interpeló al ministro, el último denunció la corrupción del coronel, jefe de Policía. Qué retroceso. ¿Qué les causa tanto miedo?
Le temen a la Policía misma. Llevó años componer una relación de confianza institucional entre el cuerpo policial y los gobiernos legítimos. Especialmente, en la lucha contra el narcotráfico. Pero bastó haber estado en el equipo del Frente para que este gobierno sacara de sus puestos a gente clave. Retrocedimos 15 años en la lucha contra el crimen organizado que genera la droga. Recomiendo muchos los respectivos libros de Leal y Ladra sobre este tema.
Otra señal de miedo es es la necesidad de todos los portavoces del gobierno, antes de hablar de tema alguno, lanzar un agravio al Frente. No se pude hablar, si no se descalifica el Frente. El novel ministro de Obras (al subsecretario lo siguen teniendo oculto. ¿Por?) anunció el plan de obras. Les llevó casi dos años después de instalado el nuevo gobierno. Pero empezó diciendo “hacer de nuevo todas las obras del gobierno del Frente, que están todas mal hechas”.
Así hacen todos. Javier García es un show. De no ser por su investidura que ostenta, era para reírse o hacer un personaje de historieta. Heber desmiente por Twitter lo que dice a la TV. Delgado anuncia su respeto por la movilización social descalificando a las organizaciones de los trabajadores. Fue wilsonista Delgado, ¿no?
Pensar que Wilson decía: “No se puede forjar un futuro mejor sin tener, además del respaldo político legitimador, la participación de los grupos sociales, especialmente los trabajadores. En Uruguay se llama CNT, a la que podrán ilegalizar, pero no borrar de la vida nacional”.
¿Por qué la cancillería y el presidente, que la dirige, tienen tanto miedo? Terror a la Patria Grande. A México, a Chile y Centroamérica. Solo coqueteos con Bolsonaro. Se fueron a Catar y el presidente va a pasar las Fiestas al Congo.
¿Por qué prologó un libro sobre Wilson? ¿No dijo que era “esencialmente anti wilsonista”? ¿Por miedo? Recuerdo sus palabras en febrero de 2000 en la reunión tras la derrota electoral (cine Montevideo Shopping). Me tuve que levantar a ir al quinto “insulto” consecutivo a Wilson. ¿Prologa un libro? ¿Aun muerto le tiene miedo?
Nos gobierna gente con miedo. Se juntaron las firmas, en las internas del Frente participo un 40% más que en la anterior, había unas 45.000 firmas válidas más de las necesarias, la gente marchó contra una ley que quita las decisiones carcelarias de manos de los jueces. Una chispa despertó la apatía generada tras el triunfo raspando de la coalición multicolor.
Quizás mucho color y poco olor a pueblo. Es un gobierno con miedo.
DELATORES del fascismo . . .
«lopecito» el paisanito que entregaba y delataba a ciudadanos a la dictadura
(Folio 39 de expediente militar)
WASHINGTON REYES ABADIE Y EL COMUNICADOR JUAN CARLOS LÓPEZ LOPECITO
Historia de colaboradores de la dictadura
Un expediente sustanciado en la Justicia Militar en 1984 revela los nombres de varios colaboradores e informantes del Fusna y de inteligencia del ejército. Entre ellos se menciona al historiador Washington Reyes Abadie y al comunicador Juan Carlos López Lopecito, entre otros menos conocidos.