Archivo de diciembre 2009

31
Dic
09

 
   

 

 
   

 

 

¡FELIZ FIN DE AÑO, FELIZ 2010!

TENEMOS MUCHAS RAZONES PARA FESTEJAR

LOS PROGRESISTAS URUGUAYOS DE ACA Y DEL MUNDO

(durante enero, nos tomamos vacaciones, nos reencontramos en febrero 2010)

30
Dic
09

plan cardales, desavenencias con decreto de tabaré vázquez

 

 

SE TRATA DEL DECRETO, NO DE CARDALES

Por Gonzalo Perera |*|

La semana pasada, el presidente de la República, Dr. Tabaré Vázquez, recibió en Suárez y Reyes a la máxima dirigencia del FA para explicarles su posición sobre Cardales y el decreto 537/009, que ha dado lugar a francas oposiciones.

He recibido varias versiones de lo allí expresado por el Presidente de la República en su exposición. Por el respeto que me merece la investidura y, muy especialmente, la persona de quien sigo y seguiré considerando mi Presidente, me limitaré exclusivamente a comentar dos puntos centrales que han trascendido públicamente, a saber:

a) Que el Presidente de la República seguirá adelante con el decreto 537/009 contra viento y marea.

b) Que se reserva el derecho a innovar en materia de telecomunicaciones hasta el fin de su mandato (léase conceder permisos nuevos, etc.)

Estoy profundamente convencido que el Presidente de la República se equivoca en ambas posturas. Lo voy a fundamentar muy brevemente, no para «poner palos en la rueda», sino por lealtad hacia el FA, hacia las convicciones expresadas en todo momento y, sin el menor rastro de sorna o ironía, lealtad hacia el Presidente de la República. Porque no es leal aplaudir o callar ante un error que puede acarrear nefastas consecuencias. El Presidente de la República se encuentra en la «situación de Procusto», forzado a decidir entre opciones que reciben todas abundantes críticas. Es entonces una ayuda para el Presidente de la República, colaborar a que el pueblo frentista exprese fraternal y firmemente que de todas las opciones, está embarcándose en la peor.

 

Básicamente, hay tres puntos a considerar:

1. Diferencia entre Plan Cardales y Decreto 537/009. El Presidente ha explicado las bondades del Plan Cardales. Nadie lo discute, menos que menos yo. Pero suscribo la clarísima formulación de Sutel y el PIT-CNT: Sí al Plan Cardales, No al decreto 537/009. Nadie pone en cuestión el Plan Cardales en su concepción inclusiva , integradora y modernizadora (a la vez). Muchos y diversos cuestionamos este decreto, al que, vistas las explicaciones, consideramos o bien innecesario o bien inconveniente.

2. ¿Por qué el decreto puede ser catalogado de innecesario? Si todos los despliegues previstos de aquí a marzo son asociaciones entre cableros y Antel para que los primeros vendan los servicios de banda ancha de Antel y su programación de TV para abonados, el decreto no tiene razón de ser. Los cableros tienen permisos para ofrecer TV para abonados, Antel para ofrecer banda ancha. ¿Para qué hablar de permisos entonces, si no se precisan?

3. ¿ Por qué el decreto puede ser catalogado de inconveniente? En su momento, los cable operadores asociados a los canales abiertos tradicionales Montecable (Canal 4), TCC (Canal 10) y Ryselco (Canal 12) fueron convocados por el Poder Ejecutivo, a una negociación con Antel para ofrecer un producto de triple play, aunque sin aspiraciones de acceso universal aún. Tras arduas negociaciones, se dividieron las aguas: TCC suscribió el acuerdo, no así Montecable y Ryselco. Independientemente de las características que haya tenido aquella negociación, desde ese entonces, Montecable y Ryselco solicitaron ante la Ursec (organismo Regulador de las Telecomunicaciones y Comunicaciones) licencias para vender banda ancha por la tecnología de «cablemódem», que significaba el surgimiento de una significativa competencia privada para Anteldata, fundamentalmente en los barrios más privilegiados de Montevideo, abriendo la puerta a un «descreme» del mercado. Esto es: el privado se queda con los 100 mil clientes más rentables, dejando para Antel cubrir los sectores no rentables. Además, pese a ser negado por las empresas locales, cundió como reguero de pólvora en el sector, primero por Internet, luego en diversos artículos y textos, nacionales e internacionales, una noticia inquietante: las solicitudes de los grupos 4 y 12 podrían no estar destinados a un despliegue propio, sino ser parte de alguna forma de asociación con los grupos Clarín-Slim (nos referimos al gran multimedia argentino y al multimillonario mexicano Carlos Slim, propietario de Telmex, Claro, etc.) . De concretarse tal operación, algunas consecuencias serían evidentes:

i) Las ganancias que obtiene hoy Antel, que se quedan en el Uruguay y en las inversiones de interés público, irían a parar a grupos multinacionales.

ii) La propia subsistencia de Antel estaría muy seriamente cuestionada, ya que la banda ancha es el producto de mejor presente y mayor futuro de las telecomunicaciones.

Vale recordar que el hecho de que los permisos sean revocables es poca garantía. Si cualquier empresa instala a partir de hoy servicios a 5 mil clientes y en abril el presidente Mujica revoca el permiso, el Estado deberá enfrentar un colosal juicio de parte de la empresa proveedora y de los 5 mil particulares. Y enfrentará una inmensa presión política. Una cosa es detener papeles, muy otra detener servicios activos.

Por otra parte, en su momento una filial del Grupo Slim solicitó licencia para desplegar televisión digital satelital, lo cual le permitía a Slim otra vía a ofrecer triple play. La licencia, concedida por la Ursec, fue revocada por el Presidente argumentando que debía aguardarse a decidir la ejecución del Plan Cardales. Al proveer el decreto 537/009 las reglas de participación para privados en Cardales, el magnate mexicano puede reclamar que se le conceda ahora la licencia satelital y entrar al mercado a descremar.

Pero más aún, el periodista Samuel Blixen narra en «Brecha» del 18 de diciembre pasado cómo dos asesores del presidente Vázquez, a su pedido, «explicaron» al Pepe Mujica la necesidad del decreto. Según Blixen, le dijeron que si no se abría la puerta al Grupo Slim, nuestras relaciones comerciales con México corrían serios riesgos de retraerse.

En el tiempo que seguí la evolución del Plan Cardales «desde adentro», me consta la preocupación de algún cuadro gubernamental por la disyuntiva que México podría plantear a nuestro Presidente: «Carne o Triple Play». Me resulta entonces muy verosímil el diálogo narrado por Blixen. Las preguntas que surgen entonces es cuánto vale la carne, leche u otros commodities agrarios que vendemos hoy a México, en qué medida pueden destinarse a otros mercados, versus cuánto vale el mercado de banda ancha, la cesión de Uruguay como país óptimo para el testeo de despliegues tecnológicos futuros y cuán reversible es esta decisión: huelgan los comentarios.

El Presidente de la República manifestó en mayo que los permisos de telecomunicaciones estaban fuera de agenda de la cercana visita del gobierno mexicano. Que el despliegue de Cardales debía fortalecer la posición de Antel. Que debía evaluarse el piloto de Trinidad antes de proseguir y que habría que hacerlo junto con el nuevo gobierno. Que había que hacer lugar a la participación privada, que debía optar por revender la banda ancha de Antel o eventualmente competir pero bajo condiciones a determinar en el futuro, y acelerando al máximo las gestiones que estimularan la asociación con Antel. Si ese mensaje continúa vigente, el decreto es inconveniente.

El Dr. Edgardo Carvalho, arriesgando su salud en una noche de insomnio y tensión, redactó para la Rendición de Cuentas pasada el artículo 241, en conjunto con algunos senadores (Lucía Topolansky, por ejemplo). El mismo establecía que no debía innovarse en materia de permiso o licencias hasta que el nuevo Parlamento elaborara una Ley de Telecomunicaciones. Fue un excelente aporte. El Presidente de la República vetó el artículo por eventuales consecuencias negativas sobre el despliegue de medios comunitarios, etc, pero la bancada del FA recibió el compromiso de que no habría innovaciones antes de que el próximo Parlamento pudiera abordar la temática.

El Presidente, mi Presidente, no debe seguir con el decreto contra viento y marea. Porque son sus vientos y sus mareas, los de sus compañeros. Y no debe innovar en materia de telecomunicaciones y generar serios inconvenientes al próximo Presidente y Parlamento. Un compañero leal, debe decirle que si insiste en seguir adelante en ambos puntos, cometerá un error mayúsculo, de inestimables consecuencias. Y, por última vez, sugerirle que vuelva a mostrar la sabiduría política que le ganó la popularidad que ostenta, que la construyó decidiendo, pero también sabiendo auscultar el corazón de su base de sustentación política, y, cuando fue menester, cambiando de opinión a tiempo.

|*| Analista y matemático

30
Dic
09

sistema parasitario

 

 

Del capitalismo como «sistema parásito»

 

 

    Zygmunt Bauman

Clarín/Periodismo.com

Tal como el reciente «tsunami financiero» demostró a millones de personas que creían en los mercados capitalistas y en la banca capitalista como métodos evidentes para la resolución exitosa de problemas, el capitalismo se especializa en la creación de problemas, no en su resolución.

Al igual que los sistemas de los números naturales del famoso teorema de Kurt Gödel, el capitalismo no puede ser al mismo tiempo coherente y completo. Si es coherente con sus propios principios, surgen problemas que no puede abordar; y si trata de resolverlos, no puede hacerlo sin caer en la falta de coherencia con sus propias premisas. Mucho antes de que Gödel escribiera su teorema, Rosa Luxemburgo publicó su estudio sobre la «acumulación capitalista» en el que sugería que el capitalismo no puede sobrevivir sin economías «no capitalistas»; puede proceder según sus principios siempre cuando haya «territorios vírgenes» abiertos a la expansión y la explotación, si bien cuando los conquista con fines de explotación, el capitalismo los priva de su virginidad precapitalista y de esa forma agota las reservas que lo nutren. En buena medida es como una serpiente que se devora la cola: en un primer momento la comida abunda, pero pronto se hace cada vez más difícil de tragar, y poco después no queda nada que comer ni tampoco quien lo coma…

El capitalismo es en esencia un sistema parásito. Como todos los parásitos, puede prosperar un tiempo una vez que encuentra el organismo aún no explotado del que pueda alimentarse, pero no puede hacerlo sin dañar al anfitrión ni sin destruir tarde o temprano las condiciones de su prosperidad o hasta de su propia supervivencia.

Rosa Luxemburgo, que escribió en una era de imperialismo rampante y conquista territorial, no pudo prever que las tierras premodernas de continentes exóticos no eran los únicos posibles «anfitriones» de los que el capitalismo podía alimentarse para prolongar su vida e iniciar sucesivos ciclos de prosperidad. El capitalismo reveló desde entonces su asombroso ingenio para buscar y encontrar nuevas especies de anfitriones cada vez que la especie explotada con anterioridad se debilitaba. Una vez que anexó todas las tierras vírgenes «precapitalistas», el capitalismo inventó la «virginidad secundaria». Millones de hombres y mujeres que se dedicaban a ahorrar en lugar de a vivir del crédito fueron transformados con astucia en uno de esos territorios vírgenes aún no explotados.

La introducción de las tarjetas de crédito fue el indicio de lo que se avecinaba. Las tarjetas de crédito habían hecho irrupción en el mercado con una consigna elocuente y seductora: «elimine la espera para concretar el deseo». ¿Se desea algo pero no se ahorró lo suficiente para pagarlo? Bueno, en los viejos tiempos, que por fortuna ya quedaron atrás, había que postergar las satisfacciones (esa postergación, según Max Weber, uno de los padres de la sociología moderna, era el principio que hizo posible el advenimiento del capitalismo moderno): ajustarse el cinturón, negarse otros placeres, gastar de manera prudente y frugal y ahorrar el dinero que se podía apartar con la esperanza de que con el debido cuidado y paciencia se reuniría lo suficiente para concretar los sueños.

Gracias a Dios y a la benevolencia de los bancos, ya no es así. Con una tarjeta de crédito, ese orden se puede invertir: ¡disfrute ahora, pague después! La tarjeta de crédito nos da la libertad de manejar las propias satisfacciones, de obtener las cosas cuando las queremos, no cuando las ganamos y podemos pagarlas.

A los efectos de evitar reducir el efecto de las tarjetas de crédito y del crédito fácil a sólo una ganancia extraordinaria para quienes prestan, la deuda tenía (¡y lo hizo con gran rapidez!) que transformarse en un activo permanente de generación de ganancia. ¿No puede pagar su deuda? No se preocupe: a diferencia de los viejos prestamistas siniestros, ansiosos de recuperar lo que habían prestado en el plazo fijado de antemano, nosotros, los modernos prestamistas amistosos, no pedimos el reembolso de nuestro dinero sino que le ofrecemos darle aun más crédito para devolver la deuda anterior y quedarse con algún dinero adicional (vale decir, deuda) para pagar nuevos placeres. Somos los bancos a los que les gusta decir «sí». Los bancos amistosos. Los bancos sonrientes, como afirmaba uno de los comerciales más ingeniosos.

La trampa del crédito

Lo que ninguno de los comerciales declaraba abiertamente era que en realidad los bancos no querían que sus deudores reembolsaran los préstamos. Si los deudores devolvieran con puntualidad lo prestado, ya no estarían endeudados. Es su deuda (el interés mensual que se paga sobre la misma) lo que los prestamistas modernos amistosos (y de una notable sagacidad) decidieron y lograron reformular como la fuente principal de su ganancia ininterrumpida. Los clientes que devuelven con rapidez el dinero que pidieron son la pesadilla de los prestamistas. La gente que se niega a gastar dinero que no ganó y se abstiene de pedirlo prestado no resulta útil a los prestamistas, así como tampoco las personas que (motivadas por la prudencia o por un sentido anticuado del honor) se apresuran a pagar sus deudas a tiempo. Para beneficio suyo y de sus accionistas, los bancos y proveedores de tarjetas de crédito dependen ahora de un «servicio» ininterrumpido de deudas y no del rápido reembolso de las mismas. Por lo que a ellos concierne, un «deudor ideal» es el que nunca reembolsa el crédito por completo. Se pagan multas si se quiere reembolsar la totalidad de un crédito hipotecario antes del plazo acordado… Hasta la reciente «crisis del crédito», los bancos y emisores de tarjetas de crédito se mostraban más que dispuestos a ofrecer nuevos préstamos a deudores insolventes para cubrir los intereses impagos de créditos anteriores. Una de las principales compañías de tarjetas de crédito de Gran Bretaña se negó hace poco a renovar las tarjetas de los clientes que pagaban la totalidad de su deuda cada mes y, por lo tanto, no incurrían en interés punitorio alguno.

Para resumir, la «crisis del crédito» no fue resultado del fracaso de los bancos. Al contrario, fue un resultado por completo esperable, si bien inesperado, el fruto de su notable éxito: éxito en lo relativo a transformar a la enorme mayoría de los hombres y mujeres, viejos y jóvenes, en un ejército de deudores. Obtuvieron lo que querían conseguir: un ejército de deudores eternos, la autoperpetuación de la situación de «endeudamiento», mientras que se buscan más deudas como la única instancia realista de ahorro a partir de las deudas en que ya se incurrió.

Ingresar a esa situación se hizo más fácil que nunca en la historia de la humanidad, mientras que salir de la misma nunca fue tan difícil. Ya se tentó, sedujo y endeudó a todos aquellos a los que podía convertirse en deudores, así como a millones de otros a los que no se podía ni debía incitar a pedir prestado.

Como en todas las mutaciones anteriores del capitalismo, también esta vez el Estado asistió al establecimiento de nuevos terrenos fértiles para la explotación capitalista: fue a iniciativa del presidente Clinton que se introdujeron en los Estados Unidos las hipotecas subprime auspiciadas por el gobierno para ofrecer crédito para la compra de casas a personas que no tenían medios para reembolsar esos préstamos, y para transformar así en deudores a sectores de la población que hasta el momento habían sido inaccesibles a la explotación mediante el crédito…

Sin embargo, así como la desaparición de la gente descalza significa problemas para la industria del calzado, la desaparición de la gente no endeudada anuncia un desastre para el sector del crédito. La famosa predicción de Rosa Luxemburgo se cumplió una vez más: otra vez el capitalismo estuvo peligrosamente cerca del suicido al conseguir agotar la reserva de nuevos territorios vírgenes para la explotación…

Hasta ahora, la reacción a la «crisis del crédito», por más impresionante y hasta revolucionaria que pueda parecer una vez procesada en los titulares de los medios y las declaraciones de los políticos, fue «más de lo mismo», con la vana esperanza de que las posibilidades vigorizadoras de ganancia y consumo de esa etapa aún no se hayan agotado por completo: un intento de recapitalizar a los prestadores de dinero y de hacer que sus deudores vuelvan a ser dignos de crédito, de modo tal que el negocio de prestar y tomar prestado, de endeudarse y permanecer así, pueda retornar a lo «habitual».

El Estado benefactor para los ricos (que, a diferencia de su homónimo para los pobres, nunca vio cuestionada su racionalidad, y mucho menos interrumpidas sus operaciones) volvió a los salones de exposición tras abandonar las dependencias de servicio a las que se había relegado sus oficinas de forma temporaria para evitar comparaciones envidiosas.

Lo que los bancos no podían obtener –por medio de sus habituales tácticas de tentación y seducción–, lo hizo el Estado mediante la aplicación de su capacidad coercitiva, al obligar a la población a incurrir de forma colectiva en deudas de proporciones que no tenían precedentes: gravando/hipotecando el nivel de vida de generaciones que aún no habían nacido…

Los músculos del Estado, que hacía mucho tiempo que no se usaban con esos fines, volvieron a flexionarse en público, esta vez en aras de la continuación del juego cuyos participantes hacen que esa flexión se considere indignante, pero inevitable; un juego que, curiosamente, no puede soportar que el Estado ejercite sus músculos pero no puede sobrevivir sin ello.

Ahora, centenares de años después de que Rosa Luxemburgo diera a conocer su pensamiento, sabemos que la fuerza del capitalismo reside en su asombroso ingenio para buscar y encontrar nuevas especies de anfitriones cada vez que la especie que se explotó antes se debilita demasiado o muere, así como en la expedición y la velocidad virulentas con que se adapta a las idiosincrasias de sus nuevas pasturas. En el número de noviembre de 2008 de The New York Review of Books (en el artículo «La crisis y qué hacer al respecto»), el inteligente analista y maestro del arte del marketing George Soros presentó el itinerario de las empresas capitalistas como una sucesión de «burbujas» de dimensiones que excedían en mucho su capacidad y explotaban con rapidez una vez que se alcanzaba el límite de su resistencia.

La «crisis del crédito» no marca el fin del capitalismo; sólo el agotamiento de una de sus sucesivas pasturas… La búsqueda de un nuevo prado comenzará pronto, tal como en el pasado, alentada por el Estado capitalista mediante la movilización compulsiva de recursos públicos (por medio de impuestos en lugar de a través de una seducción de mercado que se encuentra temporariamente fuera de operaciones). Se buscarán nuevas «tierras vírgenes» y se intentará por derecha o por izquierda abrirlas a la explotación hasta que sus posibilidades de aumentar las ganancias de accionistas y las bonificaciones de los directores quede a su vez agotada.

Como siempre (como también aprendimos en el siglo XX a partir de una larga serie de descubrimientos matemáticos desde Henri Poincaré hasta Edward Lorenz) un mínimo paso al costado puede llevar a un precipicio y terminar en una catástrofe. Hasta los más pequeños avances pueden desencadenar inundaciones y terminar en diluvio…

Los anuncios de otro «descubrimiento» de una isla desconocida atraen multitudes de aventureros que exceden en mucho las dimensiones del territorio virgen, multitudes que en un abrir y cerrar de ojos tendrían que volver corriendo a sus embarcaciones para huir del inminente desastre, esperando contra toda esperanza que las embarcaciones sigan ahí, intactas, protegidas…

La gran pregunta es en qué momento la lista de tierras disponibles para una «virginización secundaria» se agotará, y las exploraciones, por más frenéticas e ingeniosas que sean, dejarán de generar respiros temporarios. Los mercados, que están dominados por la «mentalidad cazadora» líquida moderna que reemplazó a la actitud de guardabosques premoderna y a la clásica postura moderna de jardinero, seguramente no se van a molestar en plantear esa pregunta, dado que viven de una alegre escapada de caza a otra como otra oportunidad de posponer, no importa qué tan brevemente ni a qué precio, el momento en que se detecte la verdad.

Todavía no empezamos a pensar con seriedad en la sustentabilidad de nuestra sociedad impulsada a crédito y consumo. «El regreso a la normalidad» pronostica un regreso a vías malas y siempre peligrosas. La intención de hacerlo es alarmante: indica que ni la gente que dirige las instituciones financieras, ni nuestros gobiernos, llegaron al fondo del problema con sus diagnósticos, y mucho menos con sus actos.

Parafraseando a Héctor Sants, el director de la Autoridad de Servicios Financieros, que hace poco confesó la existencia de «modelos empresarios mal equipados para sobrevivir al estrés (…), algo que lamentamos», Simon Jenkins, un analista de The Guardian de extraordinaria agudeza, observó que «fue como si un piloto protestara porque su avión vuela bien a excepción de los motores».

30
Dic
09

¡peñarol!

 

 

¡Peñarol, Peñarol!

Por Dari Mendiondo Bidart – Presidente de la Junta Departamental

No es una nota sobre el fútbol, pasión de los uruguayos, deporte mundial por excelencia, rey de los espectáculos en los cinco continentes. No es que no quisiéramos escribir sobre este fenómeno encantador de multitudes, capaz de mover 6.500 millones de dólares en cada copa mundial que organiza esta simpática, académica y a la vez poderosa asociación internacional con nombre de señora que se denomina FIFA.

No es Peñarol, ni la AUF, ni la AFA, ni la FIFA; es otro Peñarol, el barrio. Ayer pueblo donde el italiano Pignerolo, allá por el Siglo XVII, se instala con una pulpería y comercio de ramos generales hasta hacerse punto de referencia emblemático, lugareño, que le da significación al punto geográfico, al territorio y sus alrededores, así se fue forjando Montevideo. Allá cerca de la costa era La Mondiola, más al este fue Maroñas, más arriba Sayago, el voceador de Piria que vendía y remataba terrenos a largo plazo para así ir poblando Montevideo en sus alrededores, en sus extramuros. Pero quien le dio el gran impulso al Pueblo de Peñarol fue la decisión de la Central Uruguay Railway de instalar los talleres ferroviarios en una vasta franja de tierra inculta y deshabitada; sale pues de Bella Vista (hoy Carnelli) que mirando hacia atrás era «Bella la Vista», pues la mirada se deleitaba con la imagen de lo más bello que tiene Montevideo: su puerto, estático, inmóvil a la primera mirada y luego del impacto visual, todo él es movimiento, atraque de barcos, carga y descarga de mercancías que van y vienen, en una palabra: el pulmón del país.

Peñarol pues, entra hondo en la historia patria, no sólo integró los 23 pueblos que enviaban delegados a las asambleas electoras de diputados orientales, sino lo más importante de la construcción del Uruguay del futuro estuvo asociado a su existencia. En aquella época se consideraba Montevideo la Ciudad Vieja, Centro, el Cordón y la Aguada, lo demás eran lejanas villas: del Cerro, Santiago Vázquez, Pueblo Victoria, Restauración. En la medida que la urbanización creció, Montevideo se fue integrando en barrios. En estos fueron afincándose emprendimientos, empresas, fabricantes, comerciantes y, por ende, trabajadores en su mayoría inmigrantes, y luego paisanos del Interior, que se enrolan en las modernas plantas frigoríficas (ayer saladeros), en fábricas textiles que empiezan a industrializar la lana: lanado, desborde, hilado y tejeduría. Crece el transporte, la caminería, las comunicaciones.

En medio de ese fragor de desarrollo el ferrocarril de los ingleses y su corazón: Peñarol. Así se forja una población apta, disciplinada, que trabaja y vive por y del ferrocarril. En torno a esos enormes talleres que consumen energía, agua, confluyen desde el horno de ladrillos para novedosas viviendas con diseño inglés areneras, chacras con hortalizas y frutas. Y educación ­escuela pública­ un centro social artesano, centros de distracción cultural, dos cines; no podía faltar la comisaría y el cuartel cerca. Tampoco el centro médico, particularmente para el ferrocarril. Todo Peñarol era un centro de trabajo, producción, desarrollo y comercio.

Hasta que vino la debacle: los gobiernos de Sanguinetti y Lacalle pasarán a la historia por haber desmontado los talleres metalúrgicos más avanzados del Uruguay. Su base material, aunque viejo era de primer orden, y el factor subjetivo, la capacidad técnica de sus ingenieros y obreros, era de un nivel de excelencia. Todo trató de tirarse por la borda; de 11.000 trabajadores ferroviarios de todo el país, hoy apenas hay 1.200, y la película es cientos de pueblos abandonados, material rodante desquiciado, y remates de máquinas, herramientas vergonzosos y al peor postor, al precio de ganga.

Por todo ello, cuando nos convocaron para inaugurar una plaza en la vieja Estación Peñarol quisimos estar, y hablar de que los pasados no mueren, sino que se restauran en el presente con actos, lo mejor del ayer. Y así fue, en una «vaporera» de la Sociedad Amigos del Riel» partimos con el intendente municipal, Dr. Ricardo Ehrlich, el presidente de AFE, León Lev, y otros queridos acompañantes, desde Central a Peñarol. El pito de la máquina sacudía el aire anunciando una presencia que se niega a la retirada, y en Peñarol una multitud de gente que espera, también la Sinfónica Municipal, porque habrá fiesta, porque Mario Delgado Aparaín lo dijo: «Con el gobierno de Gijón (España) estamos empeñados en que este centro ferroviario sobreviva a la piqueta desalmada de los aventureros sin principios, que le quitan el alma social del Estado y todo lo transforman en entrega y desolación».

Sí, porque hay gobierno del Frente Amplio, e Intendencia Municipal de Montevideo frenteamplista; no sólo tratamos de impulsar ALUR y los parques eólicos, las carreteras y los puertos, queremos ferrocarril, no como antes: mejor que antes, para integrar el país al Mercosur, y para generar una red de transporte integral, en la que los transportes de la madera sean más ágiles y con menos costos. Todo un desafío.

Peñarol no es una anécdota, es una realidad museística para el futuro, pero también un rostro vivo de un Uruguay que construye y quiere hacerlo con ferrocarril, sí o sí.

29
Dic
09

rodney arismendi: a 20 años del fallecimiento

27 diciembre 1989. A 20 años de la muerte del dirigente histórico del PCU

Rodney Arismendi, constructor de la unidad de la izquierda y fundador del Frente Amplio

El 27 de diciembre de 1989 se extinguía la vida de Rodney Arismendi, máximo dirigente del Partido Comunista del Uruguay en toda su historia, uno de los forjadores de la unidad de la izquierda y fundador del Frente Amplio en 1971. Lo recordamos hoy, en vísperas de inaugurar el segundo gobierno frenteamplista. Ahí hay mucho de su obra.

Niko Schvarz |

Con Fidel. Una de las tantas conversaciones con el líder de la revolución cubana.
Con Fidel. Una de las tantas conversaciones con el líder de la revolución cubana.
Con el Che. Arismendi de sombrero.
Con el Che. Arismendi de sombrero.
En Chile. Arismendi en el centro, Salvador Allende a su izquierda.
En Chile. Arismendi en el centro, Salvador Allende a su derecha.

Arismendi no alcanzó a ver ese logro, al que había dedicado toda su vida. Cuando falleció, el Frente acababa de conquistar, con Tabaré Vázquez, la Intendencia de Montevideo, que seguiría siempre en sus manos por decisión del pueblo capitalino (y que lo seguirá siendo en mayo próximo)

El había sido electo senador por la lista 1001, pero no llegó a desempeñar el cargo. Antes, durante 27 años ininterrumpidos había ocupado una banca como diputado por el PCU y el Fidel, hasta que el golpe de Estado clausuró el Parlamento. En una sesión memorable, el 4 de agosto de 1971, diputados de todos los sectores políticos le rindieron homenaje, al cumplir un cuarto de siglo de actividad, por la consecuencia y la lucidez en la defensa de sus ideas. Esa sesión, con los fundamentos de votos de todos los legisladores, está recogida en los anales parlamentarios, pero también como frontispicio de la reedición por parte de la Cámara de Representantes de su obra magistral «Para un prontuario del dólar (Al margen del Plan Truman)», escrita en 1947, y que presagiaba el curso del imperialismo norteamericano en la «guerra fría» como aspirante al dominio mundial y a mantener a América Latina como su patio trasero. La Cámara reeditó asimismo una selección de sus obras (entre ellas «Problemas de una revolución continental») y de sus discursos parlamentarios.

Nacido en Río Branco, departamento de Cerro Largo, el 21 de marzo de 1913, Rodney Arismendi desarrolló una militancia sindical y política en su departamento natal, fue dirigente estudiantil, tuvo intensa participación en la lucha contra la dictadura de Terra, estuvo con Alba Roballo junto al féretro de Julio César Grauert, participó en la campaña de solidaridad con la República Española, durante la época de la guerra fue redactor responsable de Diario Popular, lo que le valió 47 procesos por parte de las fuerzas que estaban con el eje, por lo que debió exiliarse, y retornó al ser convocado para ocupar una banca de diputado. Afiliado al PCU desde comienzos de los años 30, Arismendi fue electo primer secretario en el XVI Congreso de setiembre de 1955, que significó una renovación en todos los órdenes de esta organización política. En un gesto que tiene pocos (o ningún) antecedente, renunció a ese cargo después del retorno a la democracia, en 1988, para propiciar una renovación de la dirección partidaria. La reunión del CC en que se debatió este tema es recordada por los participantes por su alto nivel político y humano. El XXI Congreso del PCU, en el año señalado, lo designó presidente del Partido, y en el mismo rindió un informe sobre la situación internacional, en un año de definiciones cruciales en ese dominio. A lo largo de todos esos años Arismendi hizo una contribución fundamental al tema de la unidad de todas las fuerzas políticas de izquierda.

Si hoy el Frente Amplio es gobierno y se apresta a su segundo período de realizaciones, si es la primera fuerza política en todo el país, si ha superado en dos elecciones sucesivas, con distintos candidatos, a blancos y colorados sumados, si ha conquistado siete intendencias en el Interior y tiene abiertas las posibilidades de conquistar otras en mayo próximo, si su influencia se irradia hasta el último rincón del Uruguay profundo, a los pequeños pueblos y caseríos de todos los departamentos, eso es también el fruto del esfuerzo sin pausa de Rodney Arismendi.

 

El Frente Amplio, alternativa concreta del poder popular

La Fundación Rodney Arismendi, que se preocupa por mantener vivo y salvar del olvido su pensamiento, organizó para los días 13, 14 y 15 de setiembre 2001 un encuentro internacional sobre «Vigencia y actualización del marxismo en el pensamiento de Rodney Arismendi», que se inauguró en el Paraninfo de la Universidad con la presencia del rector Rafael Guarga, recibió múltiples mensajes entre ellos el de Tabaré Vázquez como presidente del Frente Amplio-Encuentro Progresista, y contó con la participación de figuras representativas de Alemania, Cuba, Brasil, Argentina, Chile, Portugal, entre otros. El temario estaba dividido en tres bloques: I) El marxismo, una concepción y un método para enfrentar los desafíos del nuevo milenio; II) Democracia, democracia avanzada y socialismo; III) Por la unidad de la izquierda a la conquista del gobierno. Todas las ponencias presentadas están recogidas en un libro de 316 páginas editado por la Fundación.

Con relación al punto III), se señaló que Arismendi desempeñó un papel de primer plano como impulsor de la concepción de la unidad total de las fuerzas de izquierda, sin exclusiones, que se concretó en el Frente Amplio. A partir del XVI Congreso, de setiembre de 1955, profundamente renovador y removedor, se fundamentó la concepción de la unidad en el plano sindical y en el terreno político, que en pocos lustros modificó radicalmente el panorama político y social del país, y con el nacimiento del Frente Amplio colocó en el orden del día el tema del poder del pueblo. En libros (como «La revolución uruguaya en la hora del Frente Amplio»), en conferencias e informes, Arismendi desarrolló estas ideas desde todos los ángulos. Propuso «la conformación del Frente de los partidarios de la izquierda sin exclusiones como primer paso concreto de unidad político-electoral con vistas al amplio frente futuro de todo el movimiento antiimperialista y democrático». Poco después podía comprobar que «el gran movimiento nacional que se forja en Uruguay fue construido ladrillo a ladrillo y batalla a batalla en la doble acción de la clase obrera y el pueblo en el plano social y del proceso de unidad en el plano político. Del conjunto de estas batalla surgió y se definió una nueva conciencia política que lleva al Frente Amplio, la alternativa concreta del poder popular».

Fue también él quien nos legó esta enseñanza, que cobra enorme significación en todas las instancias definitorias: «Forjar y desarrollar la unidad; ser unitarios y mil veces unitarios. Los límites de la lucha ideológica están condicionados a los límites de la unidad».

 

Los principales jalones

En esta nota nos referimos exclusivamente a los aportes de Arismendi a la lucha por la unidad de la izquierda y del pueblo uruguayo, dejando de lado su actuación por la unidad del movimiento comunista y obrero internacional, relevante al extremo de que presidió y realizó el resumen final de la última reunión del movimiento, que tuvo lugar en 1969 en Moscú.

Los principales jalones de esta actividad en el plano nacional están recogidos en otra publicación de la Fundación Arismendi, que lleva por título «Rodney Arismendi, la construcción de la unidad de la izquierda». Son 29 textos, que se inician con el planteo de la unidad en el XVI Congreso de 1955, siguen las dos cartas al Partido Socialista con la propuesta de unidad que fue rechazada, luego las iniciativas de unidad sobre una base más amplia, englobando a todas las fuerzas de izquierda, avanzadas y antiimperialistas, que emergieron de los XVII, XVIII y XIX Congresos hasta culminar en el XX Congreso de diciembre de 1970, que estuvo rodeado por los dirigentes de todas las fuerzas de izquierda y sirvió de acicate para impulsar la fundación del Frente Amplio, que ya había madurado y se concretó el 5 de febrero del año siguiente. En el período posterior, signado por la campaña hacia las elecciones de noviembre de 1971, se recogen sus trabajos que forman parte de la publicación titulada «La revolución uruguaya en la hora del Frente Amplio», en particular su discurso de fondo del 28 de mayo en El Galpón. Ahí nos lega esta reflexión: «Cuando el gobierno está al alcance de la vista como una playa para un barco que se acerca luego de un largo derrotero, sería estúpido, criminal o suicida perder de vista el objetivo y naufragar en las pocas disidencias internas. Hacia la victoria: el pueblo unido, jamás será vencido».

A raíz del brusco corte producido por el golpe de Estado, el objetivo cardinal pasó a ser el derribamiento de la dictadura a través de la más amplia unidad de todos los sectores políticos y sociales de oposición. La orientación del llamado «A la clase obrera y el pueblo oriental», emitido en agosto de 1973, era que en la lucha contra el fascismo debemos ser cada vez más amplios y se marcaban cinco direcciones de labor para canalizar todas las energías antidictatoriales latentes en el seno del pueblo. Era la «unión de todos los orientales honestos». Ese llamado contiene una valoración ceñida de la heroica huelga general de 15 días contra el golpe. Siguen los documentos de los 11 años largos de lucha contra la sangrienta represión dictatorial, en que el PCU, bajo la dirección de Arismendi (primero clandestino, luego encarcelado y por último en el exilio al ser expulsado el país), actuó como uno solo en la cárcel, la clandestinidad y el exilio y dio una contribución invalorable a la concreción en el exilio de la Convergencia Democrática contra la dictadura, al mismo tiempo que bregaba por defender la continuidad del Frente contra las diversas tendencias a minimizar su influencia, a diluirlo, a declararlo caduco o a reemplazarlo por otras formaciones verbalistas e inconsistentes. Entre otras cosas, allí se esclarece la firme posición a favor del voto en blanco en el plebiscito organizado por la dictadura en noviembre de 1982, que provocó no pocas tergiversaciones. Se incluyen también valiosos textos sobre la unión de marxistas y cristianos. Cuando ya se anunciaba el final del período dictatorial se precisaron las definiciones sobre la democracia avanzada y sobre las relaciones entre democracia y socialismo, como veremos.

 

Testamento sobre democracia y socialismo

«La lucha por la democracia es parte inseparable de la lucha por el socialismo», decía Arismendi recordando las enseñanzas de los maestros del marxismo-leninismo. Su último trabajo, publicado en el Nº 104 de setiembre 1989 de la revista Estudios (de la que era director), tres meses antes de su muerte, se titula «Nuevos problemas de América Latina al tramontar los 80 y el papel de la izquierda» y es una continuación de sus reflexiones acerca de la revolución continental.

Allí examina los nuevos problemas de América Latina en el período de recuperación de la democracia después de la caída de las dictaduras fascistas nacidas de la contraofensiva del imperialismo expresada en particular en los golpes de Estado de 1964 en Brasil (el golpe de Lincoln Gordon) y en 1973 en Uruguay y Chile (el golpe de Nixon y Kissinger, de la Braden Copper y la ITT). Extrae conclusiones acerca de la unidad más amplia de todas las fuerzas antidictatoriales en la lucha contra el fascismo, como fue el caso en Uruguay. Se refiere asimismo a la importancia de las elecciones que ese año habrían de realizarse en distintos países, Uruguay entre ellos. Cita la Introducción escrita por Federico Engels «Las luchas de clases en Francia» de Carlos Marx, en la que aquél recordaba que «ya el Manifiesto Comunista había proclamado la lucha por el sufragio universal, por la democracia, como una de las primeras y más importantes tareas del proletariado militante» y agregaba que se trataba de convertir dicho sufragio universal «de medio de engaño (duperie) que había sido hasta aquí un instrumento de emancipación».

El quid del artículo radica en el análisis de los problemas de la democracia en su relación con el socialismo, temas que ya habían venido siendo elaborados en las últimas reuniones del CC efectuadas en el exilio en 1983 y 1984, en particular en la definición de los conceptos de consolidar la democracia y avanzar en democracia, y la categoría de democracia avanzada, que expresó no sólo un lema político sino una síntesis ideológica. En ese trabajo póstumo se da un paso adelante en la elaboración conceptual. La democracia avanzada es considerada como una peculiar «vía de aproximación» que apunta al socialismo, sustentada en un gran bloque transformador, democrático-radical, popular y antiimperialista. Arismendi subraya además que «en nuestro proyecto de socialismo se integran los valores universales de la democracia». Culmina con la siguiente formulación:

«La consolidación y defensa de la democracia y su profundización se nos aparece como faena central en este momento y en este final del siglo XX. Inclusive para llegar a conquistar y construir un día una sociedad socialista».

En este sentido puede considerarse como su testamento político.

29
Dic
09

renovar los tribunales de control

 

 

La oposicion, la lógica y su amnesia

Por Héctor Vernengo – Analista

Entre los organismos que debieran renovarse en este próximo año tendrían que figurar en lugar preferente la Corte Electoral y el Tribunal de Cuentas.

Estos organismos no han sido renovados y llevan ya tres períodos constitucionales con la misma constitución. Y no por casualidad, sino porque la oposición actual, por tres períodos, no ha querido reconocerle al Frente, la representación que debiera haberle correspondido.

El Frente, ya en el gobierno de Batlle, tenía el tercio mayor, y tanto en el Tribunal como en la Corte tiene o tuvo sólo dos miembros en siete o en nueve. Y actualmente el Frente no tiene el tercio mayor, tiene la mitad del electorado, y más de la mitad de los legisladores.

Como la oposición ya no reúne los dos tercios ni los tres quintos que necesitara para hacer las cosas a su antojo, se niega y se ha negado a acordar una integración que refleje las proporcionalidades electorales, proporcionalidades que salen de las urnas, siempre alabadas como sagradas.

En estos tiempos poselectorales se habló que la representación de la oposición en los directorios de entes y servicios se acordaría en un mismo paquete con la renovación de la Corte Electoral y el Tribunal de Cuentas. Pero hoy, el Frente, con grandeza que no le reconocen, ha resuelto no hacer depender esa representación de las minorías en entes y servicios, con el reconocimiento de los derechos que debieran corresponderle en la Corte Electoral y en el Tribunal.

Y de nuevo a las andadas, porque ya hay voceros de la oposición que afirman que estarían dispuestos a renovar esos organismos, pero siempre que la oposición conserve la mayoría en los mismos.

Y allí explota la sublevación de la lógica. La teoría opositora es que al Frente no le correspondía la mayoría en esos organismos cuando era minoría, ni ahora, cuando es mayoría absoluta en ambas cámaras.

A la ciudadanía le encantaría escuchar a voceros de la oposición explicarnos cuándo sería que al Frente podrían corresponderle esas mayorías. Los frentistas parecemos negros, zambos o los pobres de nuestras primeras constituciones, cuando no podían votar, porque parece que nuestros votos no valen lo que algunos votos de Carrasco o de Pocitos.

Para la designación de los directorios de los entes y servicios se requiere la venia de los 3/5 de los componentes del Senado. Pero si no se obtiene esa mayoría, a los 60 días alcanza con la mayoría simple de la Cámara alta. Fue lo que ocurrió en el período de Tabaré.

En cambio en los organismos aludidos, el Tribunal y la Corte, no hay tu tía, se necesitan los 2/3 de los integrantes de ambas cámaras, y de no obtenerse siguen los que ya están cumpliendo esas funciones, que es lo que ocurre desde hace años, no violando la Constitución, sino los criterios democráticos esenciales.

Yo no quiero adjetivar, porque es un deber de los frentistas acompañar, en lo que podamos, la grandeza que está demostrando la fórmula electa, que está dispuesta a construir acuerdos que le permitan al país dar un nuevo salto en calidad.

Pero ese gesto de los ganadores debería ir acompañado por un gesto similar de la oposición que tendría que reconocer a los frentistas las mayorías en esos organismos.

¿O preferirían que cuando el Frente llegue a los 2/3 y los 3/5 los patotee y los deje prácticamente con una representación escuálida en la Corte Electoral, y sin representación en el Tribunal de Cuentas? Tengan en cuenta que sólo le faltan muy pocos legisladores para los 2/3 o 3/5. Y tengan en cuenta que lo de hoy es el patoteo de la minoría.

Pero en esa hipótesis clamarán respeto a las minorías, que lo merecen. Sí, lo merecen, pero tengan en cuenta que las mayorías tienen también derechos que hay que acostumbrarse a respetar.

Después sólo les quedaría algún invento como el del equilibrio, muy flaco como invento. Y probadamente flaco como resultado.

28
Dic
09

cr. couriel. futuro gobierno de mujica

 

 

LA ESTABILIDAD DEL GOBIERNO ELECTO Y EL HOMENAJE A CORES

Por Alberto Couriel |*|

El gobierno electo, bajo la presidencia de José Mujica, entró en una etapa de estabilidad y consolidación. Ha culminado el proceso de conformación del gabinete ministerial con acuerdo de todos los sectores políticos que componen el Frente Amplio. Se inicia una etapa de diálogo con los partidos de la oposición que aparece como muy fructífera a la búsqueda de políticas de Estado para algunos temas. Pasadas las lógicas divergencias de toda campaña electoral, surgen elementos de cooperación entre todos los partidos que componen el sistema político nacional. Esto incluye la lógica participación de la oposición en los directorios de las empresas públicas, entes autónomos y servicios descentralizados. Sería deseable que cuanto antes se logren acuerdos para la integración de la Corte Electoral y el Tribunal de Cuentas. El país pasa por una situación económica envidiable con proyecciones de alto crecimiento para el año 2010. Con muy buena imagen en el mercado financiero internacional y muy buen relacionamiento con los países desarrollados, especialmente con Estados Unidos, Mujica intentará profundizar la cooperación e integración sudamericana para lo que será necesario mejorar sustantivamente la relación con Argentina.

Se entra en un período de paz política como ocurre al inicio de un nuevo gobierno. Y éste comenzará a aplicar el programa de gobierno aprobado por su fuerza política. Con este grado de serenidad y estabilidad política aprovechamos para recordar una figura entrañable de la izquierda uruguaya como Hugo Cores. Aunque no compartimos todas sus ideas, su capacidad de reflexión y lucha hubieran sido relevantes para un segundo gobierno frentista. El viernes 18 de diciembre participamos, en representación del FA, en un homenaje de la vigencia del pensamiento de Hugo Cores a tres años de su fallecimiento.

Cores fue un revolucionario auténtico, leal a sus principios y convicciones basadas en transformaciones profundas. Hoy la democracia nos lleva al diálogo, a los acuerdos y a la búsqueda de las políticas de Estado. Cores no creía en la armonía social dentro del capitalismo. Utilizaba la política como instrumento de persuasión pero de manera confrontativa, desde un ángulo clasista. Era irreductible pero cálido de alma y siempre un negociador. Observaba la realidad con gran objetividad. Su mirada conjugaba el perfil de historiador, sindicalista y político. Fue un ideólogo del socialismo libertario y un radical clasista que enlazaba el anarquismo con el marxismo. Era un polemista excepcional, pero también con capacidad autocrítica por no haber ingresado al FA en su fundación de 1971. Sus principios éticos siempre estuvieron presentes en todas sus actividades. Pensar en Cores es recordar expresiones como compañerismo, unidad, solidaridad. Chifflet lo consideró un héroe y, en lo personal, sentí que era un imprescindible en el lenguaje de Bertolt Brecht. Recordar a Cores me trae a la memoria a Zelmar Michelini por su discurso pasional y vibrante, especialmente en su lucha por los derechos humanos, tema central de la trayectoria política de Hugo. También a Héctor Rodríguez, clasista pero con mayor tendencia a los acuerdos sociales, como referente ético y político.

Cores tenía hábitos de encarar colectivamente los problemas sindicales y políticos. Era un hombre de partido que luchaba por la participación social y política. Creía en la democratización del partido, tema central en la necesidad de una nueva orgánica para el FA, con representación de sectores que expresan nuevas formas de comunicación. Especialmente teniendo en cuenta la alta participación de los jóvenes en la campaña electoral por fuera de la orgánica a través de, por ejemplo, las redes frenteamplistas, del banderazo y múltiples manifestaciones masivas que deberán alcanzar algún grado de participación orgánica. Creía en la necesidad de expresar ideas no sólo desde el gobierno sino también desde el partido. Y aquí surgen nuevamente las relaciones partido-gobierno y partido-sociedad. En el primer gobierno frentista el partido estuvo ausente, sin cumplir con nitidez la necesaria función de apoyo, como la del control en el cumplimiento del programa. La relación del partido con las organizaciones sociales es un tema central para la izquierda. Cores era un defensor de la necesidad de asegurar nítidamente la autonomía sindical.

Recordar y homenajear a Cores nos lleva a la necesidad de investigar y profundizar en las relaciones de poder. En países pequeños como Uruguay, lo internacional tiene un peso importante en las relaciones de poder por la presencia de empresas transnacionales y por la influencia de la potencia dominante a través de diversos mecanismos incluido el peso de los organismos financieros internacionales. En una primera aproximación podemos hacer el análisis desde el ángulo militar, económico-social y político. El poder militar ha perdido fuerza por la consolidación de la democracia, por su subordinación al poder civil, por la política de EEUU hacia Uruguay. Militares relevantes de la dictadura están detenidos por violaciones a los derechos humanos sin reacciones negativas de las FFAA.

En el plano económico-social, en un primer nivel de poder ubicamos a las grandes instituciones financieras, básicamente extranjeras, y a los grandes medios de comunicación. Acciones de control financiero y de democratización de los medios, que significa asegurar la libre competencia, serán importantes en un segundo gobierno frentista. En un segundo nivel de poder ubicamos a los sectores empresariales agropecuarios, industriales y de servicios con los que se han mantenido muy buenas relaciones de diálogo y acuerdos. En este mismo nivel ubicamos al movimiento sindical, que ha ganado poder de negociación, que ha mejorado sus niveles de salarios, que ha aumentado el número de sindicatos y de sindicalización y que se ha beneficiado de relaciones capital-trabajo más equitativas por el accionar del gobierno frentista. Pierden fuerza los intelectuales por su menor capacidad de propuestas, por las limitaciones de la investigación de los problemas económico-sociales atendiendo a la especificidad de los problemas nacionales y regionales.

En el plano político, el gobierno frentista con mayoría absoluta en el Parlamento ha ganado espacios de poder, imponiendo una mayor intervención del Estado que favorecieron a los sectores más humildes, más desposeídos y desprotegidos sin afectar significativamente a los sectores empresariales. Estos se sintieron relativamente cómodos con las medidas tributarias del gobierno, les costó aceptar una mayor equidad en las relaciones capital-trabajo y expresaron su disconformidad, con cierto grado de razón, con la política cambiaria.

En estos momentos de calma política es importante rememorar las reflexiones y aportes de compañeros frentistas como Hugo Cores.

|*| Senador por la 609-FA,  Economista

28
Dic
09

teorías que jamás funcionaron en economía

   
 
 

 

 
Teorías elegantes que jamás funcionaron
El problema de Paul Samuelson
 

    Michael Hudson

Paul Samuelson, el más conocido de los economistas norteamericanos, falleció este pasado domingo. Fue el primer galardonado con el Premio Nobel de Economía (establecido en 1970, el año anterior, por el Banco de Suecia “en honor de Alfred Nobel”). Dicho galardón provocó esta mordaz crítica publicada por Michael Hudson el 18 de diciembre de 1970 en Commonweal. El artículo se titulaba “¿Merece la economía el Premio Nobel? (Y a propósito, ¿se lo merece Samuelson?)”.Traducción para http://www.sinpermiso.info: Lucas Antón

http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=2979

Ya resulta bastante lamentable que el campo de la psicología haya constituido durante tanto tiempo una ciencia no social, al observar las fuerzas motivadoras de la personalidad como algo que se deriva de la experiencia psíquica interna y no, en cambio, de la interacción personal con el entorno social. Algo parecido sucede en el campo de la economía: desde su revolución «utilitarista» hará cosa de un siglo, esta disciplina ha abandonado también su análisis del mundo objetivo y sus relaciones políticas, económico-productivas, en favor de normas más introvertidas, utilitarias y orientadas hacia el bienestar social. Las especulaciones morales relativas a lo psíquico matemático han venido a desplazar a la ciencia otrora social de la economía política.

En buena medida, la revuelta de esta disciplina contra la economía política clásica británica era una reacción contra el marxismo, que representaba la culminación lógica de la economía clásica ricardiana y su énfasis primordial en las condiciones de producción. Tras la contrarrevolución, la fuerza motivadora del comportamiento económico vino a considerarse como algo que proviene de las necesidades humanas antes que de sus capacidades productivas, la organización de la producción y las relaciones sociales que se siguen de ello. Para el periodo de postguerra, la revolución anticlásica (curiosamente denominada neoclásica por sus participantes) había ganado la batalla. Su más importante libro de texto para el adoctrinamiento fue Economics de Paul Samuelson.

Hoy en día prácticamente todos los economistas reconocidos son producto de esta revolución anticlásica, que yo mismo me siento tentado a llamar revolución contra el análisis económico per se. Los profesionales reconocidos de la economía descuidan de modo uniforme las condiciones sociales previas y las consecuencias de la actividad económica humana. En esto reside su deficiencia, así como la del Premio de Economía recientemente instituido y otorgado por la Academia Sueca: durante la próxima década por lo menos debe seguir siendo por fuerza un premio para lo que no es economía o para la economía superficial en el mejor de los casos. ¿Debería por tanto concederse en algún caso?

Este es sólo el segundo año en que se concede el Premio de Economía y la primera vez que se otorga a una sola persona — Paul Samuelson –, descrito en palabras de un jubiloso editorial del New York Times como “el mayor teórico económico puro del mundo». Y sin embargo el cuerpo de doctrina al que se adhiere Samuelson constituye una de las razones por las que ha ido descendiendo el número de estudiantes matriculados en las facultades de Economía del país. Pues se sienten consternados, me alegra decirlo, por la irrelevante naturaleza de esta disciplina tal como hoy se enseña, se impacientan ante su incapacidad para describir los problemas que acosan al mundo en que viven, y se sienten ofendidos por cómo se aparta en sus explicaciones de los problemas más evidentes que hacían en un principio tan atractiva a sus ojos esta materia.

El problema de la concesión del Nobel no reside tanto en la persona escogida (aunque me extenderé después sobre las implicaciones de la elección de Samuelson), sino en su designación de la economía como campo científico digno en algún caso de recibir un Premio Nobel. En palabras del comité del Premio, el señor Samuelson ha sido galardonado «por el trabajo científico mediante el cual ha desarrollado la teoría económica estática y dinámica y ha contribuido activamente a elevar el nivel del análisis en la ciencia económica…».

¿Cuál es la naturaleza de esta ciencia? ¿Puede ser «científico» promulgar teorías que no describen la realidad económica tal como se desenvuelve en su contexto económico, y que, cuando se aplican, conducen al desequilibrio económico? ¿Es la economía verdaderamente una ciencia? Por supuesto, se lleva a la práctica, pero con una notable falta de éxito en años recientes por parte de todas las principales escuelas económicas, de los postkeynesianos a los monetaristas.

En el caso de Samuelson, por ejemplo, la política comercial que se deduce de sus doctrinas teóricas es el laissez faire. Que esta doctrina ha sido adoptada por la mayoría del mundo occidental resulta evidente. Que ha beneficiado a las naciones desarrolladas, está claro también. Sin embargo, es dudosa su utilidad en el caso de los países menos desarrollados, pues por debajo se encuentra una permanente justificación del statu quo: dejemos que las cosas marchen por sí solas y todo llegará (tenderá) a alcanzar un “equilibrio.” Por desgracia, este concepto de equilibrio es la idea más perversa de todas las que asolan la economía de hoy en día, y es justamente este concepto el que Samuelson ha hecho tanto por popularizar. Pues se pasa demasiado a menudo por alto que cuando alguien cae de bruces queda «en equilibrio», lo mismo que cuando está erguido. La pobreza, igual que la riqueza, presenta un estado de equilibrio. Todo lo que existe representa, ya sea sólo brevemente, alguna clase de equilibrio –es decir, algún balance o resultado– de fuerzas.

En ningún lado es tan evidente la esterilidad de esta concepción previa del equilibrio como en el famoso teorema del principio de igualación del precio de los factores, que establece que la tendencia natural de la economía internacional es que salarios y beneficios entre las naciones acaben convergiendo con el tiempo. Como generalidad empírica esto evidentemente no resulta válido. Los niveles de los salarios internacionales y los niveles de vida están divergiendo, no convergiendo, de modo que los países acreedores ricos se están volviendo más ricos mientras los países pobres endeudados se están volviendo más pobres, y a un ritmo que se acelera, para acabar de rematarlo. Las transferencias de capital (inversión y “ayuda” internacionales) si han hecho algo es agravar el problema, en buena medida porque han tenido tendencia a apuntalar los defectos estructurales que obstaculizan el progreso de los países pobres: sistemas obsoletos de tenencia de tierra, inadecuadas instituciones educativas y de formación laboral, estructuras sociales aristocráticas precapitalistas y así sucesivamente. Por desgracia, son justamente esos factores político-económicos los que ha pasado por alto la teorización de Samuelson (como los pasan por alto la generalidad establecida de los economistas académicos desde que la economía política dejó paso a la “economía” hace un siglo).

A este respecto, las teorías de Samuelson se pueden describir como hermosas piezas de reloj que, una vez montadas, componen un reloj que no da la hora con precisión. Las piezas individuales son perfectas, pero su interacción en cierto modo no lo es. Las piezas de este reloj son los elementos constitutivos de la teoría neoclásica que se añaden a un conjunto inaplicable. Forman un estuche de instrumentos conceptuales diseñados idealmente para corregir un mundo que no existe.

Es un problema de alcance. Los tres volúmenes de ensayos sobre economía de Samuelson representan multitud de aplicaciones de teorías dotadas de coherencia interna (o lo que los economistas llaman «elegantes»), pero ¿con qué fin? Las teorías son estáticas, el mundo dinámico.

En última instancia, el problema se reduce a una diferencia básica entre la economía y las ciencias naturales. En estas últimas, la concepción previa de una simetría última ha llevado a muchos avances revolucionarios, de la revolución copernicana en astronomía a la teoría del átomo y sus subpartículas, sin olvidar las leyes de la termodinámica, la tabla periódica de los elementos y la teoría de campos unificados. La actividad económica no se caracteriza por una simetría similar subyacente. Es más desequilibrada. Las variables independientes o las conmociones exógenas no ponen en movimiento otros movimientos a la contra en compensación, tal como deberían, a fin de aportar un nuevo equilibrio significativo. Si lo hicieran, no habría en absoluto crecimiento económico en la economía mundial, ni diferencia alguna entre la potencia productiva per cápita y los niveles de vida de los Estados Unidos y de Paraguay.

Samuelson, sin embargo, es representativo de la corriente académica central hoy al imaginar que las fuerzas de la economía tienden a igualar el poder productivo y la renta personal en todo el mundo, salvo cuando se impide mediante las “impurezas” de la política gubernamental que rompen el equilibrio. La observación empírica lleva mucho tiempo indicando que la evolución histórica de las fuerzas del “libre” mercado ha favorecido cada vez más a las naciones más ricas (aquellas lo bastante afortunadas como para haberse beneficiado de una ventaja económica de partida) retardando de forma correspondiente el desarrollo de los países rezagados. Precisamente la existencia de “impurezas” políticas e institucionales, tales como programas de ayuda exterior, políticas gubernamentales de empleo ex profeso, y actuaciones políticas afines que han tendido a contrarrestar el “curso” natural de la historia económica, al tratar de mantener cierta equidad internacional del desarrollo económico y ayudar a compensar la dispersión económica causada por la economía “natural” que rompe el equilibrio.

Esta década será testigo de una revolución que derribará estas insostenibles teorías. No son infrecuentes tales revoluciones en el pensamiento económico. Es más, prácticamente todos los postulados económicos destacados y las “herramientas del oficio” se han desarrollado en el contexto de de debates político-económicos que acompañaban a momentos decisivos de la historia económica. Así pues, cada teoría propuesta ha tenido su contrateoría.

En una importante medida estos debates se han referido al comercio y los pagos internacionales. David Hume, por ejemplo, con su teoría cuantitativa del dinero, junto a Adam Smith y su “mano invisible” del interés propio, se oponían a las teorías monetarias mercantilistas y a las teorías financieras internacionales que se habían utilizado para defender las restricciones comerciales de Inglaterra en el siglo XVIII. Durante los debates en Inglaterra sobre las Corn Laws (Leyes del Grano) unos años más tarde, Malthus se opuso a Ricardo en relación con la teoría del valor y la renta y sus implicaciones para la teoría de la ventaja comparativa en el comercio internacional. Posteriormente, los proteccionistas norteamericanos del siglo XIX se opusieron a los ricardianos, apremiando a que los coeficientes de ingeniería y la teoría de la productividad se convirtieran en nexo del pensamiento económico, más que la teoría del intercambio, el valor y la distribución. Aún más tarde, surgieron la escuela austriaca y Alfred Marshall para oponerse a la economía política clásica (sobre todo a Marx) desde otra posición de ventaja más, haciendo del consumo y la utilidad el nexo de su teorización.

En la década de 1920, Keynes se opuso a Bertil Ohlin y Jacques Rueff (entre otros) en lo que toca a la existencia de límites estructurales a la capacidad de los mecanismos tradicionales de ajuste de precio y renta para mantener el “equilibrio”, o incluso la estabilidad económica y social. El escenario de este debate fue el problema de las reparaciones germanas. Hoy en día se libra un debate paralelo entre la Escuela Estructuralista, que florece principalmente en América Latina y se opone a los programas de austeridad como plan viable de mejora económica de sus respectivos países, y las escuelas monetarista y postkeynesiana que defienden los programas de austeridad del FMI de ajuste de la balanza de pagos. Por último, en otro debate, Milton Friedman y su escuela monetarista se oponen a lo que queda de los keynesianos (incluyendo a Paul Samuelson) respecto a si son los agregados monetarios o las tasas de interés y la política fiscal los factores decisivos en la actividad económica.

En ninguno de estos debates admiten (o admitían) los miembros de esta escuela las teorías, ni siquiera los supuestos y postulados subyacentes, de la otra. A este respecto, la historia del pensamiento económico no se ha asemejado a la de la física, la medicina u otras ciencias naturales, en las que un descubrimiento se reconoce con bastante rapidez y el interés nacional propio vinculado al mismo está casi completamente ausente. Sólo en economía se plantea la ironía de que dos teorías contradictorias puedan ambas tener derecho a una superioridad digna de premio, y que el premio pueda agradar a un grupo de naciones y contrariar a otro en el terreno teórico.

Así pues, si el Premio Nobel pudiera concederse a título póstumo, tanto a Ricardo como a Malthus; Marx y Marshall tendrían derecho a recibirlo, lo mismo que tanto Paul Samuelson como Milton Friedman fueron contendientes destacados en el Premio de 1970 [Friedman consiguió su Nobel en 1976]. ¿Quién, por otro lado, podría imaginar al destinatario del Premio de Física o Química manteniendo un punto de vista que no fuera universalmente compartido por sus colegas? (Dentro de la profesión pueden, por supuesto, existir diferentes escuelas de pensamiento. Pero no suelen discutir la aportación positiva reconocida del ganador del Nobel en su profesión). ¿Quién podría examinar la historia de estos premios y entresacar a buen número de sus receptores cuyas aportaciones demostraran ser vías falsas o escollos al progreso teórico en lugar de avances (en su día) revolucionarios?

La Academia Real Sueca se ha dejado aprehender por tanto en una serie de incoherencias al escoger a Samuelson para que reciba el Premio de Economía correspondiente a 1970. Para empezar, el premio del año pasado se otorgó a dos economistas matemáticos (Jan Tinbergen, de Holanda y Ragnar Frisch, de Noruega) por su traducción a lenguaje matemático de las teorías económicas de otras personas, y por poner a prueba estadísticamente la teoría económica existente. Por contraposición, el premio de este año se le otorgó a un hombre cuya aportación teórica es en lo esencial de imposible comprobación por la propia naturaleza de sus “puros” supuestos, que son siempre excesivamente estáticos como para hacer que el mundo se detenga en su dinámica evolución con el fin de que puedan “someterse a prueba” (lo que impulsó a una de mis colegas a comentar que el siguiente Premio de Economía debía otorgarse a todo aquel que fuera capaz de probar empíricamente cualquiera de los teoremas de Samuelson).

Y precisamente debido a que la “ciencia” económica parece más semejante a la “ciencia política” que a la ciencia natural, el Premio de Economía aparenta estar más próximo al Premio Nobel de la Paz que al de Química. Deliberadamente o no, representa el respaldo o reconocimiento de la Academia Sueca a la influencia política de algún economista al ayudar a defender alguna medida política gubernamental (presuntamente) loable. ¿Podría por consiguiente galardonarse tan de buena gana con el premio a un presidente norteamericano, a un miembro de un banco central o a alguna otra figura no académica como a un teórico “puro” (si es que tal cosa existe)? ¿Podría concederse igualmente a David Rockefeller por tomar la iniciativa a la hora de rebajar los tipos de interés preferente, o al presidente Nixon por su acreditado papel como guía de la mayor economía del mundo, o bien a Arthur Burns como presidente de la Junta de la Reserva Federal? Si la cuestión es en última instancia la de la política gubernamental, la respuesta habría de ser afirmativa.

¿O ha de convertirse la popularidad en el criterio principal para ganar el premio? El premio de este año debe de haberse concedido al menos en parte como reconocimiento al libro de texto de Samuelson, Economics, que ha vendido más de dos millones de ejemplares desde 1947, influyendo de este modo en la mentalidad de toda una generación –digámoslo, pues ciertamente no es todo culpa de Samuelson— de anticuados carrozas. La orientación misma del libro ha movido a los estudiantes a apartarse de un mayor estudio de la materia en lugar de atraerlos a ella. Y sin embargo, si la popularidad y el éxito en el mercado de las modas económicas pasajeras (entre quienes han preferido permanecer en la disciplina, en lugar de buscar más jugosos pastos intelectuales en otros pagos) han de tomarse en consideración, entonces el Comité del Premio ha cometido una injusticia al no otorgar el premio literario de este año Jacqueline Susann [mediocre novelista norteamericana de gran éxito popular en los años 70].

Para resumir, la realidad y la pertinencia, más que la “pureza” y la elegancia, son las cuestiones candentes de la economía de hoy, y las implicaciones políticas, más que las geometrías de anticuario. El error no es por tanto de Samuelson, sino de su disciplina. Hasta que haya acuerdo sobre lo qué es o debería ser economía, resulta tan estéril conceder un premio a la “buena economía” como otorgárselo a un ingeniero que diseñara una maravillosa máquina que no pudiera construirse o cuya finalidad quedara sin explicación. El premio debe así recaer en aquellos aún perdidos en los pasillos de marfil del pasado, reforzando la economía del equilibrio general del mismo modo que no gozará del favor de quienes se esfuerzan por devolver la materia a ese pedestal suyo de la política económica por largo tiempo perdido.

PS.- Diciembre de 2009. En la época en que escribí esta crítica enseñaba teoría del comercio internacional en la Facultad de Postgrado de la New School for Social Research. Posteriormente critiqué la metodología de Samuelson en “The Use and Abuse of Mathematical Economics,” Journal of Economic Studies, 27 (2000):292-315. Lo más importante de todo es el teorema de igualación del precio de los factores. Finalmente ha vuelto a editarse mi libro Trade, Development and Foreign Debt: A History of Theories of Polarization v. Convergence in the World Economy.

Michael Hudson es ex economista de Wall Street especializado en balanza de pagos y bienes inmobiliarios en el Chase Manhattan Bank (ahora JPMorgan Chase & Co.), Arthur Anderson y después en el Hudson Institute. En 1990 colaboró en el establecimiento del primer fondo soberano de deuda del mundo para Scudder Stevens & Clark. El Dr. Hudson fue asesor económico en jefe de Dennis Kucinich en la reciente campaña primaria presidencial demócrata y ha asesorado a los gobiernos de los EEUU, Canadá, México y Letonia, así como al Instituto de Naciones Unidas para la Formación y la Investigación. Distinguido profesor investigador en la Universidad de Missouri de la ciudad de Kansas, es autor de numerosos libros, entre ellos Super Imperialism: The Economic Strategy of American Empire.

24
Dic
09

 

 

CON MOTIVO DE LA PRÓXIMA NAVIDAD, REAPARECEREMOS

EL LUNES 28 DE DICIEMBRE /09 

 ¡FELIZ NAVIDAD!

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23
Dic
09

cumbre de copenhague

 

  • La Cumbre enciende motoresLa Cumbre enciende motores

    El largo camino a Copenhague a terminado. Ahora, más de 190 naciones del mundo plantean alternativas para vencer al enemigo más temible del hombre: el cambio climático.

  • Los protagonistas de la CumbreLos protagonistas del encuentro

    Ellos son los encargados de encontrar una solución para el mundo en la Cumbre que define el destino de la humanidad.

  • Postales del fin del mundoPostales del fin del mundo

    Las imágenes no mienten: el hombre está acabando con su hábitat sin ninguna clase de escrúpulo y ya llegó el día en que está pagando las consecuencias de su abuso.

  • La furia de la naturalezaLa furia de la naturaleza

    De mil y una formas el Planeta suplica el cambio, y, aunque la devastación natural ha dejado millones de víctimas alrededor del mundo, nadie parece escuchar sus plegarias.

 

«No cambien el clima, cambien el sistema»

Por Franklin González – Embajador de la República Bolivariana de Venezuela en Uruguay

El título de este artículo corresponde a una de las consignas de quienes no participan directamente en la Cumbre de Copenhagen, Dinamarca, pero expresan el sentimiento de la inmensa mayoría de los habitantes del planeta Tierra.

Esa consigna fue utilizada por el presidente Hugo Chávez en su primera intervención en la mencionada cumbre y agregó lo siguiente: «No cambiemos el clima, cambiemos el sistema y, en consecuencia, comenzaremos a salvar el planeta. El capitalismo, el modelo de desarrollo destructivo está acabando con la vida, amenaza con acabar definitivamente con la especie humana».

Para el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, en la persona de su presidente, es imprescindible un nuevo y único acuerdo aplicable a partes absolutamente desiguales, por la magnitud de sus contribuciones y capacidades económicas, financieras y tecnológicas.

De allí que los países desarrollados deberían establecer compromisos vinculantes, claros y concretos en la disminución sustancial de sus emisiones y asumir obligaciones de asistencia financiera y tecnológica a los países pobres, para hacer frente a los peligros destructivos del cambio climático. En tal sentido, la singularidad de los estados insulares y de los países menos desarrollados debería ser plenamente reconocida.

Para el presidente Chávez, el cambio climático no es el único problema que afecta hoy a la humanidad; otros flagelos e injusticias nos acechan, la brecha que separa a los países ricos y pobres no ha dejado de crecer. Para evidenciar esa situación el mandatario venezolano Chávez dijo que «el ingreso total de los 500 individuos más ricos del mundo es superior al ingreso de los 416 millones de personas más pobres. Los 2.800 millones de personas que viven en la pobreza, con menos de dos dólares al día, y que representan el 40% de la población global, ¡ese cuarenta por ciento de la población global!, obtiene solo el 5% del ingreso mundial».

También mencionó que «hoy mueren al año unos 9,2 millones de niños antes de alcanzar el quinto año de vida, y el 99,9% de estas muertes ocurren en los países más pobres. La mortalidad infantil es de 47 muertes por 1.000 nacidos vivos; pero es de sólo 5 por cada 1.000 en los países ricos. La esperanza de vida en el planeta es de 67 años, en los países ricos es de 79, mientras en algunas naciones pobres es de solo 40 años. Y por si eso fuera poco existen 1.100 millones de habitantes sin acceso al agua potable; 2.600 millones sin servicio de saneamiento; más de 800 millones de analfabetos y 1.020 millones de personas hambrientas. Ese es el escenario del mundo».

Y la causa de este desastre ¿dónde se encuentra? Ante esto el presidente Chávez fue explícito e identificó como responsable de «todo este desastroso panorama» al «sistema metabólico, destructivo del capital y su modelo encarnado: el capitalismo».

¿La salida? En el estado actual de cosas, sólo se pueden considerar aquellas opciones que estén orientadas hacia la construcción de un modelo de sociedad sustentable, que pasa por la transformación profunda del sistema capitalista. No tiene sentido abordar el problema, sin cuestionarse la estructura jerárquica y excluyente de las sociedades actuales. Es decir, hay que considerar los aspectos sociales, ambientales y económicos del problema actual y de las posibles alternativas.

En la Cumbre de Copenhague, que finalizó el viernes 18 de diciembre, ciertamente se habló mucho sobre gases de efecto invernadero, uso irracional de energía, deforestación, acidificación de los mares, migraciones climáticas, deshielo polar y sobre otras cuestiones, pero al final no se acordó nada significativo para que la humanidad se encamine por un lugar seguro en el tema del cambio climático.




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