Archivo de junio 2010

30
Jun
10

tlc uruguay/eeuu

El rumbo lejos del tren

escribe:Julio A. Louis – Profesor 

(la estación uruguay, no pudo ser a pesar de la presión del poder)

En junio algunos acontecimientos políticos merecen destacarse. Uno es la aparición del libro del investigador uruguayo Roberto Porzecanski, doctor en relaciones internacionales de una universidad de Boston, titulado «No voy en tren. Uruguay y las perspectivas de un TLC con Estados Unidos». Es un tema frente al cual se paró con firmeza la izquierda, y con ella el movimiento obrero-popular, pero que desnuda la ignorancia o la superficialidad dentro de filas ante el enemigo imperialista. Dicha investigación permite comprender mejor la gravedad de la conducta del presidente Tabaré Vázquez y de algunos de sus ministros, entre ellos Danilo Astori. Se expone que el presidente pensó que podía lograr con EEUU «un TLC a la uruguaya» y avanzó casi hasta su concreción, convencido de que podía repetir los «cambios cosméticos» ­según la oposición­ obtenidos cuando la aprobación del Tratado de Inversiones con EEUU, equivalente según el ministro Astori, «a más de la mitad del TLC». Gracias al canciller Gargano y a la presión del Mercosur, en especial de Brasil, el gobierno no pudo firmar lo que hubiera significado una traición a la izquierda, al pueblo uruguayo y a los hermanos del continente. Cuando el Presidente estaba hundido en su obcecación, el embajador Gianelli desde EEUU le alertó que era un TLC igual al firmado por Perú y no admitía modificaciones; ante esto, Vázquez dio el paso atrás, no sin antes solicitarle a Gianelli que buscara una alternativa ­que fue el TIFA­ para no tener que concederle la victoria a Gargano y a los opositores. Porzecanski escribe que tanto Jorge Batlle como Vázquez pensaron que el deterioro del Mercosur posibilitaría ese tratado. Del Dr. Batlle no es necesario agregar comentarios. Pero cuesta admitir que el Dr. Vázquez pensara aprovechar el rol de Estado tapón asignado a Uruguay, el rol de ariete del imperialismo. Escribe el autor citador: «Dentro de la Casa Blanca, un TLC con Uruguay se veía como un instrumento para contener la influencia de Hugo Chávez en la región, asegurándose de que el gobierno de izquierda del Uruguay tuviera interés en mantener una relación constructiva con EEUU.»

 

Han pasado algunos años. El gobierno de Vázquez «ya fue» con sus luces y sombras y no se debe repetir. El FA y el actual gobierno han modificado su postura. La victoria de Mujica, en las elecciones internas y en las nacionales, ha producido un cambio. No obstante, aunque en minoría, la tendencia a la conciliación con el imperialismo sigue dando lucha. Por eso es que son sumamente oportunas las declaraciones recientes de Julio Marenales y Eduardo Lorier sobre el presente del FA y del gobierno. Ambos usan conceptos de izquierda, antiimperialistas y anticapitalistas. Ambos han señalado la necesidad de modificar el rumbo, dirigido hacia un nuevo tipo de Estado, hacia la construcción de una verdadera democracia participativa que estimule la movilización popular, afirmada tanto en la fuerza del FA como en las organizaciones sociales representativas del haz de clases, capas y sectores populares (PIT-CNT, Fucvam, FEUU, Onajpu, etc.). La modificación del rumbo debe dirigirse a afirmar la integración de «nuestra América» apoyando con decisión a Unasur y participando del ALBA, su construcción más avanzada; a fortalecer el rol del Estado, normas de planificación, empresas públicas, cooperativismo, propiedad autogestionada, micro y pequeñas empresas, cumpliendo el programa del FA y abriendo el cauce a una transición socialista.

 

En ese rumbo ­opuesto al tren de colaboración con el imperialismo y sus aliados ‘nacionales’­ si las fuerzas políticas representadas por los citados compañeros actúan con inteligencia y grandeza, podrán coincidir con todos los partidarios del socialismo que también hay en otros sectores y en la militancia sin partido. Tienen ante sí un gran desafío.

 

El Sr. Gianelli, periodista de «Búsqueda», titula su artículo del 24 pasado «Otro ‘gobierno en disputa'» y cita a Lorier y al Ec. Jorge Notaro. Acierta con el título, pero el hecho en sí no es novedad. Sólo los gobiernos reaccionarios (como los blancos y colorados en Uruguay) no disputan su orientación, porque siguen a pie juntillas la emanada de los centros de poder del imperialismo. En cambio, los anchos frentes político-sociales, expresión de un abanico de clases, capas, sectores y hasta etnias en algunos casos de «nuestra América», reflejan la disputa entre intereses aliados pero diferentes, que en algunos casos pueden llegar a ser antagónicos. Y es legítimo que los movimientos sociales y las fuerzas políticas representativas de los trabajadores y de sus aliados más próximos, reclamen la conducción. América Latina está frente al dilema de aceptar las condiciones del imperialismo ­no sólo de EEUU sino de la Unión Europea con su TLC­ o, sobre la base de la hegemonía ideológica y política de los trabajadores y sus aliados más estrechos, avanzar construyendo un poder popular y una sociedad socialista.

30
Jun
10

pedro figari

Arte

conociendo un poco más a Figari 

Nelson Di Maggio | 

Es harto sabido que Figari (Pedro Luis Pablo Figari, como fue solemnemente bautizado), nacido en 1861, el mismo año que el pintor José Miguel Pallejá, fue muchos hombres en un solo hombre: abogado, periodista, diputado, embajador, gestor cultural, escritor, dramaturgo, filósofo, docente. También, en su relativamente corta trayectoria artística (en rigor, 16 años, ya sexagenario, entre 1918 y 1934), dejó cerca de cuatro mil cartones y cientos de dibujos e ilustraciones de un amplio registro temático. Aunque conocido y estimado por las series referidas al candombe y el negro, el gaucho y los paisajes a cielo abierto, los salones de la sociedad patricia colonial, todos vistos a la luz del recuerdo de recuerdos, de los cuentos que oyó en la infancia, con talante festivo y socarrón, la realidad inmediata no le fue ajena (las lavanderas de Malvín y las calles de Montevideo, de sus comienzos), la historia patria, los indios, el tango, los toros, paisajes venecianos, autorretratos y, en particular, las series utópicas (los kirios y el libro correspondiente, Historia Kiria, 1930) y los Trogloditas ( El hombre de las cavernas, vida primaria, escribió), curiosa expresión pictórica que ahora exhibe el Museo Figari (en formación), durante los meses de junio y julio. Son trabajos provenientes de distintas colecciones privadas y públicas (el Museo Blanes posee un centenar, el de Artes Visuales, una treintena y el Histórico, una veintena, en una inútil dispersión que habría que reunir de una buena vez). Personalidad más compleja y elusiva de lo que habitualmente se cree, sobre la cual se han escrito abundantes estudios, sigue, aún hoy, ejerciendo un sostenido atractivo al investigador por sus zonas misteriosas a develar. Es casi unánime la referencia al impresionismo y el posimpresionismo de Bonnard y Vuillard. Si son plausibles esas influencias a las que habría que incluir a Monet y su manera de trabajar en series, no se proyectan en solitario. Hermes Anglada y Camarasa, con exposiciones en Montevideo y Buenos Aires en la segunda década del siglo XX, se desliza a través de formas y riqueza cromática y lo hace en el ADN de un artista que corre a la búsqueda de sí mismo. Más aún. Son dos maestros de la vanguardia internacional, no citados hasta hoy, el primer Mondrian figurativo, y el suizo Ferdinand Hodler que reclaman la atención. De ambos son visibles las bandas de nubes en los inmensos cielos que se despliegan con espesor material y geométrico así como en las fachadas de las paredes de estancias. En el Museo de Arte de Zurich un cuadro de Hodler, sorprendentemente, corre en paralelo a ciertas soluciones figarianas. Sin duda, Figari los conoció en su viaje a Europa en 1913. Es que, la atenta observación, en el panorama de la pintura del siglo XX, Figari fue más audaz y revolucionaria. Recogió la sensibilidad del tiempo en que vivió. La engañosa e impositiva anécdota, el discurso largamente narrativo, distrae del acto de pintar. Así como estorba su pensamiento, formidable, que los exégetas se empecinan en tomar como punto de partida. Entre la serie de los trogloditas, el cartón La idea del crimen, es ejemplifica la absorción de Figari de la dominante abstracción de las vanguardias europeas en su estadía en París y aún antes, que debió sin duda, conocer. Si los tres personajes escenifican el título del cuadro, el cielo (movedizo e irregular) y los costados laterales (grandes planos que se oponen a la verticalidad de los cactus como franjas) se resuelven en la abstracción. Y la parte superior del cuadro evoca, en una dimensión similar a Nube roja, óleo sobre cartón (!), 1907, de Mondrian en el Museo de La Haya. Afinidades estéticas o recuerdos de cuadros vistos, cercanos, como sus diligencias remiten, sin duda, a la de Van Gogh que frecuentó en la colección de Milo Beretta. Quizá el positivista teórico no se desdoble o coincida exactamente con la libertad del pincel figariano, febril inventor de dinámicas e intrincadas pinceladas como lo demostró Juan Corradini en su notable ensayo. Lo importante es partir de la pintura misma y no del pensamiento figariano, del enfoque de un ojo crítico formado visualmente en la experimentación directa con el arte del siglo pasado, para llegar a comprender la complejidad de su estética. No es por cierto, una nota periodística el momento más oportuno para profundizar en estas consideraciones, anticipo de futuro para un equipo de investigadores, debidamente adiestrados visualmente en museos y encuentros internacionales. Es probable que-afirma Raquel Pereda en su extensa monografía sobre Figari- la serie de los trogloditas haya sido iniciada en Buenos Aires o a comienzos de su etapa en París, o quizá antes incluso, como afirman otros tratadistas. Es difícil determinarlo. Figari no fechaba sus cuadros en general. Todo un problema para el estudioso. De cualquier manera, esos trogloditas, remiten a la prehistoria del hombre, representando la pareja primordial en el árido paisaje rocoso de las cavernas o en lo alto de un cerro en la franqueza desnuda y ajena al pecado original, pero con una cuota de brutal salvajismo, en su total indefensión.Un sistema alegórico que se enlaza con el historial kirio, de esa búsqueda filosófica del hombre en una intrincada red de significantes y significados. En un bienvenido boletín digital, ya en su número 2, el Museo Figari (en formación) anuncia, entre otras interesantes noticias, la adquisición, por intermedio de la Comisión Nacional del Patrimonio, de un pequeño Paisaje (24 x 32 cm.), óleo sobre cartón, firmado por Figari. Asimismo se da cuenta del deterioro de la obra Día de trilla, del Museo Histórico Nacional (se encuentra en calidad de préstamo en el Museo Figari) que amerita una restauración. No debe ser ajena a las condiciones de conservación en que se encuentra la mayoría del acervo de los museos sin un sistema adecuado de regulación ambiental. Para las vacaciones de invierno, el Museo Figari realiza un taller, teórico y práctico, para familias, partiendo de las obras de Figari, a cargo de Fabricio Guaragna, los sábados 3 y 10 de julio de 14.00 a 16.00, en Juan C. Gómez 1427, con cupos limitados. El Museo Figari (en formación) amplió su horario: lunes a viernes de 13.00 a 18.00 y sábado de 10.00 a 14.00 (si no coincide con la participación uruguaya en el mundial sudafricano).

29
Jun
10

critica y conciencia

EL HOMBRE NUEVO EN LA CRITICA MODERNA

escribe:Jorge Majfud |*|

 

La idea del nacimiento de la conciencia, primero individual y luego colectiva, era central en todo el pensamiento revolucionario. Estos elementos no son nuevos para la tradición marxista ­la conciencia de clase y la falsa conciencia­ ni para el humanismo en general, pero tampoco lo eran para la tradición amerindia. Quetzalcóatl representado como Dios de los Vientos, con una serpiente atravesada por una flecha (códice Borgia) simboliza el hombre atravesado por la flecha luminosa de la conciencia. Pero si Saint Simon afirmaba que antes del cambio de la sociedad era necesario un cambio interior del individuo, el paradigma de los revolucionarios y de los intelectuales comprometidos de América Latina no podía sino entender lo contrario: el hombre nuevo debe nacer en una nueva sociedad, libre de la moral enferma de sus predecesores, sean éstos revolucionarios o no. El revolucionario, el individuo o la elite de vanguardia se representaba a sí mismo como alguien que no puede deshacerse del peso de su tradición moral, pero ha alcanzado la conciencia de sus defectos y de los defectos de la sociedad que debe cambiar: la moral que reproduce la relación de opresor­oprimido, la moral del hombre lobo del hombre, propia de un mundo materialista, la moral del hombre del Renacimiento, del conquistador movido por la codicia y la deshumanización del capitalismo legitimada por la nueva tradición cristiana del calvinismo. Para la cosmovisión amerindia, el problema central en este cuadrante era la desacralización del Cosmos por la caída del espíritu en el mundo material, y su causa histórica será la ambición del oro. El desprecio a este tipo de riqueza que impactó en los europeos lectores de Américo Vespucio y dio nuevo impulso al sueño utópico de los humanistas: una sociedad no organizada por la codicia de los bienes materiales, por los conflictos de intereses sino por la igualdad de sus integrantes y por la equitativa­justa distribución de los bienes comunitarios. Al decir del mismo Vespucio, un mundo epicúreo, no estoico. Para la cosmovisión humanista del siglo XX, y particularmente para la tradición marxista, el problema será la alienación del individuo, apartado del propósito de su acción social por el imperio del capital y las leyes del mercado. La crítica al presente es una tradición que ya se encontraba en su plenitud con los filósofos ilustrados de la Era Moderna, pero era una crítica optimista que con el positivismo del siglo XIX pasó a ser sólo optimista y con el arte y la filosofía del siglo XX terminó siendo sólo crítica. En Ariel (1900) J.E. Rodó retomó parte de la crítica aristocrática de Ernest Renán: «Ni [con] la acumulación de muchos espíritus vulgares se obtendrá jamás el equivalente del cerebro de un genio». Aunque Rodó defenderá el sistema democrático tal como lo entendía y practicaba él mismo, subscribe la objeción a la cultura moderna de sufrir la «tiranía insoportable del número». El número, la cuantificación serán representantes del diabólico mundo material, centro de la crítica y la visión cosmológica de Ernesto Sábato, medio siglo más tarde. En Borges, será un ejercicio más de su elegante ironía y de su perspectiva de clase («la democracia es el abuso de las estadísticas»). Pero la reacción contra la democratización como un mero proceso de vulgarización (vulgo, pueblo) era común en todo el siglo XIX, desde Karl Marx y Friederich Nietzsche hasta la reacción aristócrata y arrogante de José Ortega y Gasset. La primera parte de esta crítica, la crítica a los paradigmas fundamentales de la Era Moderna, de la cultura occidental, será retomada por Ernesto Sábato principalmente en Hombres y engranajes (1951). Coincidente con las observaciones de Nicolai Berdiaeff, Sábato entiende que el Renacimiento produjo en el siglo XX tres paradojas fundamentales: «[1] Fue un movimiento individualista que terminó en la masificación. [2] Fue un movimiento naturalista que terminó en la máquina. [3] Fue un movimiento humanista que terminó en la deshumanización». Estas tres paradojas, en realidad, se derivan de «una sola y gigantesca paradoja: La deshumanización de la humanidad». El origen del mal: el dinero y la mecanización. El hombre concreto ha dejado lugar al hombre­masa, «ese extraño ser todavía con aspecto humano, con ojos y llanto, voz y emociones, pero en verdad engranaje de una gigantesca maquinaria anónima». En concordancia con el espíritu del Ariel de Rodó, Sábato veía este tipo de sociedad, cuyo modelo era Estados Unidos, como el resultado de la desacralización de la existencia por una mentalidad utilitaria que todo lo cuantifica (ver Modern Times, Ch. Chaplin, 1936; La isla desierta, R. Arlt, 1937). «En una sociedad en que el simple transcurso del tiempo multiplica los ducados, en que ‘el tiempo es oro’, es natural que se lo mida, y que se lo mida minuciosamente». La sangre se ha convertido en mercancía. «No sólo se ha llegado a medir los colores y olores sino los sentimientos y emociones. Y esas medidas, convenientemente tabuladas, han sido puestas al servicio de las empresas mercantiles». Esta cultura de la cuantificación produjo una «sociedad fantasmal, compuesta de hombres­cosas, despojados de sus elementos concretos, de todos los atributos individuales que puedan perjudicar el funcionamiento de la Gran Maquinaria». Sábato atribuye a los mass media la tarea de completar la creación de este tipo deshumanizado, quien «al huir de las fábricas en que son esclavos de la máquina, entrarán en el reino ilusorio creado por otras máquinas: por rotativas, radios y proyectores». «Hasta que estalla la guerra, que el hombre­cosa espera con ansiedad, porque imagina la gran liberación de la rutina. Pero una vez más serán juguetes de una horrenda paradoja, porque la guerra moderna es otra empresa mecanizada. […] Y cuando [el soldado] muere por obra de una bala anónima es enterrado en un cementerio geométrico. Uno de entre todos es llevado a una tumba simbólica que recibe el significativo nombre de Tumba del Soldado Desconocido. Que es como decir: Tumba del Hombre­Cosa». El aforismo sobre el tiempo mecánico criticado por Sábato como prueba de nuestro tiempo de la barbarie («antes, cuando se sentía hambre se echaba una mirada al reloj para ver qué hora era; ahora se lo consulta para saber si tenemos hambre») es el inverso del observado por Américo Vespucio en 1504 cuando anotó que los habitantes del Nuevo Mundo eran bárbaros porque comían cuando tenían ganas y no cuando era la hora de comer (Lettera). Este fue también un elemento constante en la crítica de los escritores comprometidos con las diversas utopías en América Latina: la desacralización del mundo, la pérdida del espíritu, la muerte de la materia, las emociones calculadas para el mercado pero muertas en el individuo alienado, la risa artificial, el placer hedonista ­no epicúreo­ que termina en el suicidio intrascendente. Pero ya sabemos que las utopías alternativas han fracasado. No porque fuesen malas o peores sino, simplemente, porque fracasaron. Como en los torneos medievales, el vencedor ha impuesto su verdad y hasta se la ha creído.

|*| Jacksonville University

28
Jun
10

reforma del partido de gobierno

La reforma del Frente Amplio

 

El actual estatuto fue elaborado cuando la situación era muy diferente y con dos objetivos centrales: darle las mayores seguridades y las mejores condiciones a la unidad, para que nadie impusiera su fuerza y sus ideas y la pluralidad estuviera garantizada; segundo para permitir el funcionamiento orgánico de toda la estructura y en particular de sus componentes fundacionales, la coalición de partidos y el movimiento, cuya expresión más clara y organizada era la amplia red de comités de base y los miles de militantes independientes.Diferente era también la situación política en el país. Éramos la tercera fuerza política electoral, no gobernábamos ni siquiera un departamento. Hoy somos la mitad mayor del electorado. Siempre volátil…gobernamos el país, tenemos mayoría parlamentaria propia y gobernamos en 5 departamentos.

Además por primera vez conocemos el retroceso electoral, tanto a nivel nacional como departamental. Sobre todo departamental.

Hemos cambiado de múltiples maneras en nuestra relación con el poder político, económico, social, con los medios de comunicación, la cultura y el conjunto de las estructuras y supraestructuras nacionales.

Si hubiera que resumir el cambio más importante: hoy tenemos la posibilidad concreta y en nuestras manos de transformar la sociedad uruguaya, de aplicar un programa que ha surgido de nuestra historia, pero también de nuestra experiencia desde el llano y desde el gobierno. Hace tiempo que no somos protesta y oposición somos obligatoriamente gobierno y construcción. Y eso nos ha cambiado mucho. Para bien – en algunos aspectos – e introduciendo todos los peligros del poder.
Podemos cambiar la sociedad y también la sociedad nos está cambiando a nosotros.

El Uruguay es profundamente diferente a las época en que se fundó el FA y cuando se aprobaron las actuales normas y formas de funcionamiento.

Lo primero que tenemos que reconocer es que hay tensiones muy importantes y en crecimiento que debemos afrontar:

Primero, entre el crecimiento del pueblo frenteamplista, de los independientes en sus más diversas expresiones y la capacidad de la estructura del FA de expresarla. Hoy es casi imposible hacer un mapa serio del FA y sus grupos. Es un mapa en permanente evolución sobre el territorio. Esta tensión termina por expresarse en la cada día más baja forma de participación orgánica dentro de las estructuras del FA, en particular en los comités y coordinadoras.

Segundo, el nivel de los problemas políticos, del gobierno nacional, departamental y municipal que afrontamos y las estructuras de dirección y de elaboración política concreta y estratégica.

Tercero las formas mucho más críticas y diversas que tiene hoy la sociedad de relacionarse con la política. Si no consideramos en los cambios necesarios, la necesaria flexibilidad, apertura metodológica y sobre todo sensibilidad a la participación de los nuevas generaciones, de las mujeres, de las relaciones con los diversos sectores sociales en el territorio nacional. Ya no somos una fuerza montevideana, ni siquiera metropolitana, somos una gran fuerza nacional que debe incluso proponerse una mejor y más profunda inserción en las zonas rurales. Y estos temas no se resuelven solo con formas organizativas sino programáticas, metodológicas, de comunicación y sobre todo políticas.

Cuarto la cada día más evidente tensión entre las tareas y responsabilidades que afrontamos y el nivel y la capacidad de formación política, de cuadros a todos los niveles. Los institutos y fundaciones no pueden ser solo cenáculos de debates pre electorales y poco más.

Hay una quinta tensión que no corresponde estrictamente al FA y su estructura, es la derivada de los equilibrios. El equilibrio y la capacidad de acumular de parte de un espectro importante de fueras y partidos políticos que integran el FA, estará siempre en la base de la unidad. No hay reforma posible si no se respeta y se promueve esa diversidad, pero la construcción de fuerzas o agrupamientos que le permitan al FA expresar el bloque político, social y cultural de los cambios es una responsabilidad de sus dirigentes y de sus grupos. Creo firmemente que tiempo de la fragmentación infinita en grupos y corrientes se agotó. Eso no se resuelve con estatutos o con normas, sino exclusivamente con política.

Si esto último lo resolvemos mal, si nos confiamos en que siempre llegará la figura salvadora, ponemos en peligro no sólo el triunfo, la acumulación – palabra que la derecha detesta con razón – sino nuestra estrategia.

Estas son una primeras reflexiones sobre un tema que sin duda consumirá muchos debates e ideas, pero quiero resaltar un aspecto que es transversal a todas las tensiones mencionadas anteriormente y que además expresa el cambio más profundo ocurrido en la izquierda uruguaya: el valor y la práctica de la democracia como valor nacional y transformador.

Asumamos explícitamente que hemos cambiado, profundamente en nuestras definiciones democráticas, en el valor insustituible que le damos a la pluralidad política y al pleno y total ejercicio de todas las libertades, es más que nuestro propio concepto de la justicia social, se asocia cada día más a la libertad de la necesidad, a la igualdad de las oportunidades como la más elaborada construcción democrática.

Nosotros participamos y cambiamos la democracia en Uruguay, para hacerla más profunda y liberarla de trabas y miedos y la democracia nos cambió profundamente a nosotros.

No puede haber una tensión más odiosa y más inexplicable que esta cultura democrática de la izquierda uruguaya no se aplique en toda su fuerza y con todavía más audacia en nuestra propia estructura. No hay repliegue posible sobre estructuras de cúpulas del poder, sobre sistemas paralelos de dirección y conducción. Hay que democratizar, abrir, someter a la opinión más amplia del pueblo frenteamplista.

Eso es en primer la expresión de la voluntad política, es la visión de sus dirigentes, es capacidad de comunicación y de participación y es una construcción con normas, con reglas pero en evolución permanente.

Cuando se cambian los partidos se camina por una delgada cornisa. Yo la conozco y me he caído estrepitosamente por uno de sus lados. Hablo por experiencia. O el miedo al cambio nos paraliza y maquillamos apenas la realidad, con los colores afines y preferidos del poder, o piedra libre, vale todo y nos quedamos sin nada. Y no hablamos sólo ni nada menos que de política, hablamos de nuestras vidas, de nuestras historias colectivas e individuales, de nuestras identidades y de nuestros sueños.
(*) Periodista, escritor, coordinador de Bitácora. Uruguay.

28
Jun
10

las pasteras, los controles y la gran oportunidad

Asamblea. Caótica y tensa, se realizó en la ciudad de Gualeguaychú, epicentro de la protesta antipastera

CIENCIA Y SUDOR

escribe:Emilio Cafassi |*|

El conflicto suscitado por la instalación de la pastera sobre el río Uruguay constituye un campo de observación y experiencia que bien puede ser aprovechado para la revisión de políticas progresistas, la confección de heterogéneos balances desde diversas perspectivas y el reconocimiento de posibles errores, permitiendo extender las demandas de control e información.

Por muchas razones es mucho más que un trance aislado o acotado a sí mismo: puede aplicarse a muy amplios ámbitos, desde los movimientos sociales y sus luchas, hasta la relación entre ciencia y política. Lejos de ceñirse a una fábrica, a una margen ribereña o a un estado, la cuestión ecológica trasciende los límites de jurisdicciones, saberes o competencias y obliga a diversificar actores y a complejizar fuentes, miradas y evaluación de resultados y consecuencias. En última instancia, la propia noción de medio ambiente entra en tensión estructural con la de soberanía nacional y obliga al reconocimiento de la otredad y la diversidad. No diría que es posmoderna, por las connotaciones filosóficas y políticas adheridas a este significante «contaminado», sino más precisamente supramoderna, desbordante de las cartografías políticas y las lentes ideológicas tradicionales. Un indicador más del debilitamiento relativo de los estados-nación.

El domingo pasado intentaba subrayar, a propósito del levantamiento del corte de Arroyo Verde, que la construcción de indicadores, la medición de variables, en suma, la información, constituían un insumo indispensable para la elaboración de políticas públicas, que, dicho sea de paso, trascienden a los gobiernos de turno de cualquier latitud o a sus perfiles ideológicos. De donde deduzco que las materias primas para las políticas públicas deben ser, necesariamente, de dominio público. Y en lo que a la actividad de las empresas respecta, el relevamiento y la publicidad es absolutamente vertebral a la fijación de políticas, por el carácter «privado» de su actividad. Que además esté privado de control es justamente el atajo a la tragedia. En varios planos y regulaciones de su accionar: en su actividad económica y el consecuente cumplimiento de las normativas fiscales, en la relación laboral y la observancia de las leyes laborales, en el proceso productivo y su apego a las normas medioambientales, para destacar sólo los más significativos. Los muros de las fábricas o las empresas en general no sólo resguardan su patrimonio físico sino también sus secretos estratégicos y sus pícaros gambitos.

Consecuentemente, es tan indispensable contar con normas y criterios tales como las leyes como ejercer un control sobre su efectivo cumplimiento. La empresa privada capitalista persigue su propio beneficio que es el más simple de medir: carece de variables cualitativas, matices y sofisticaciones y su magnitud se expresa en unidades monetarias. No es que no pueda producir indirectamente algunos beneficios sociales sino que su consecución no es su razón de ser sino, a lo sumo, una resultante indirecta que hasta puede valorar y utilizar para fortalecer su vigencia ideológica. Las DGIs, los ministerios de trabajo, los sindicatos, deben estar tan advertidos como la defensa de la selección uruguaya respecto a los márgenes de libertad que les conceden. Sus rivales son la evasión, el negreo o la contaminación, para seguir utilizando estos tres niveles aludidos. Las empresas se pararán siempre en el límite de las disposiciones para maximizar sus ganancias. Y si bien existe una larga tradición y experiencia nacional e internacional en materia de contralor fiscal o laboral, es infinitamente menor y más reciente en el plano ecológico.

Lo que las empresas hacen no puede ser evaluado sólo por sus resultados ulteriores. Esa es exclusivamente una variable que ni siquiera es fundamental. Si la metodología extractiva de la British Petroleoum o su posible desapego a normas de higiene y seguridad industrial es sometida a debate recién después de convertir el mar en una densa mortaja oscura y pegajosa, la política queda inerme o reducida a un simple ejercicio de tardío salvataje de emergencia. Resguardar a las empresas de intromisiones públicas de cualquier índole sólo garantiza su propio juego y ampara su posible impunidad. Toda empresa debe ser regularmente auscultada sin excepción, además de contable y laboralmente, en su proceso de producción. Desde UPM hasta una simple agencia publicitaria, desde una petrolera a la editora de este diario.

Cuando el Presidente Electo sugería que fuera la ciencia la que entrara en las fauces de la ex Botnia, daba un paso estratégico en la próxima puesta en funcionamiento de la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) en cumplimiento del fallo de La Haya. La asamblea ambiental de Gualeguaychú debería valorarlo ya que excede los «intereses uruguayos» si es que éstos existen y pueden ser claramente identificados, y, por el contrario contribuye a debilitar el narcisismo social, el chauvinismo, que de interés no tiene nada, más allá de la farfulla. No fue el único, ya que la extensión de las actividades a todo el río y no sólo a la zona de disputa puntual y con ello a la incorporación del tercer estado implicado en su cuidado, Brasil, es otro gran avance. Pero ahora resta no sólo definir aspectos de implementación puntual y organización, sino despojar a la noción de ciencia de las ingenuas connotaciones del sentido común y el uso coloquial del término que, no por ello, difieren demasiado del positivismo cientificista de siempre vigente penetración.

En efecto, el campo científico parece estar cada vez más imbuido de una autopercepción de intrínseca neutralidad a toda valoración. La ciencia será para esta concepción buena o mala según se la use. En nuestro medio, el recientemente fallecido epistemólogo Gregorio Klimovsky, de indiscutible renombre y prestigio, fue quién popularizara la metáfora de la ciencia martillo que tanto serviría para clavar clavos como para hundir cráneos. Si el poder, los gobiernos, las empresas, los laboratorios, etc., la usan o la aplican para el mal tendremos el martillo rompecráneos, pero este efecto sería extraño a la ciencia en sí.

En mi opinión es absolutamente ingenuo sostener que exista tal carácter neutral, o en términos epistemológicos algo más rigurosos, neutralidad valorativa o axiológica de la ciencia. Conlleva considerar que la totalidad de la ciencia es básica o exclusivamente orientada por la curiosidad del científico y la búsqueda de la verdad. De este modo resulta desvinculada del otro momento tan constitutivo como el primero que es la ciencia aplicada, o tecnología, orientada a un fin, la que requiere también la interrogación respecto a sus fuentes de financiamiento y las necesarias directivas de quienes costean la investigación. En conclusión, se confunden dos dimensiones de aplicación, la interna y la externa, atribuyendo a esta última toda la carga del problema, como la tragedia de Hiroshima o el derrame de Louisiana, por caso. La ciencia no es sólo conocimiento sino también acción, complejamente imbricados. Sólo una pequeña parte de las ciencias físico-naturales en la práctica actual están orientadas al conocimiento o a la observación pasiva de la naturaleza. La mayor parte es ahora ciencia experimental.

De todas formas, el fenómeno excede además a las llamadas ciencias duras o físicas e incluye a la totalidad de las formas del conocimiento humano. Un claro ejemplo cercano de ausencia de neutralidad de las ciencias sociales, y que he tratado hace algún tiempo en este espacio, lo constituye la toma de rehén por parte del gobierno argentino del Indec (equivalente al INE uruguayo), organismo encargado de producir los datos socioeconómicos del país. No casualmente, porque es una institución carente de verdadera autonomía como sí lo son en buena medida las instituciones específicamente científicas o las universidades (también tuve ocasión de destacar la particularidad de las universidades argentinas y uruguayas).

La ciencia necesita control inclusive para controlar, como es el caso adecuadamente propuesto para el río Uruguay: un control con intervención de las mismas comunidades científicas, no sólo de químicos y biólogos o expertos específicos en el objeto de control sino también de profesionales humanistas sometidos todos a la publicidad de su accionar y al escrutinio público.

Argentina, Brasil y Uruguay tienen una arraigada tradición de trabajo de científicos en el marco de instituciones autónomas y de concursos, evaluaciones y juicios de pares en las universidades. También de antecedentes de colaboración y complementariedad. Si bien la creación de una institución específica de investigación es reciente en Uruguay, tiene larga data en el resto de los países involucrados. En la posibilidad de extender los mejores mecanismos meritocráticos vigentes en cada experiencia a la creación de un ámbito trinacional, radica la posibilidad de lograr alguna contención a la siempre posible manipulación de la construcción de indicadores científicos de control y a su verificación empírica.

No deja de ser paradójico que la ciencia para poder despegarse de la política requiera, al principio, del impulso motor de ésta. En lo inmediato es menos lo que puede hacer la ciencia por su propia autonomía que el trabajo y voluntad política de quienes la convocan en su auxilio. Proteger a la ciencia de sus más groseras amenazas intrínsecas y extrínsecas, requiere también algo de sudor.

|*| Profesor titular e investigador de la Universidad de Buenos Aires, escritor, ex decano. ex decano. cafassi@mail.fsoc.uba.ar

28
Jun
10

españa, ajuste social

 

La justicia y los mercados

Visión sobre el ajuste económico en España

escriben:Gerardo Pisarello y Jaume Asens (*)

Recortar los derechos de las clases populares y afectar los servicios públicos para contentar a los mercados se está convirtiendo en la receta generalizada de la Unión Europea para salir de la crisis.

Aunque apelan al sentido de la responsabilidad, estas medidas no resisten un análisis detenido. Son inaceptables en términos éticos, ya que propician una injusta distribución de cargas entre quienes tienen más y quienes menos tienen y absuelven, en cambio, a los verdaderos culpables del desaguisado actual.

Son un despropósito desde el punto de vista económico, entre otras razones, porque suponen ahondar el marco recesivo de los últimos años. Y resultan inadmisibles en el plano jurídico, porque entrañan el incumplimiento de compromisos asumidos hace tiempo por los gobiernos europeos, así como la frustración de las expectativas legítimas de millones de personas.

En el caso español, cuando se aprobó la Constitución, reputados juristas vinculados al PSOE sostuvieron que el reconocimiento de principios como los del Estado social o el de igualdad debía entenderse como una barrera frente a las actuaciones regresivas del poder. Si no se podía obligar a un gobierno a satisfacer todos los derechos sociales de la noche al día, sí cabía, en cambio, imponerle la obligación de no generar retrocesos arbitrarios en relación con las conquistas adquiridas.

Este principio de no regresividad ha sido recogido, de modo directo o indirecto, por diversos tribunales constitucionales. En su tiempo, el español dejó dicho que el legislador no podía recortar derechos laborales sin razón suficiente (STC 81/1982) o desvirtuar el régimen público de instituciones como la Seguridad Social (STC 37/1994). En febrero de este año, por su parte, el tribunal constitucional alemán entendió que algunos recortes en los subsidios de desempleo decretados en la era Schroeder suponían una vulneración del derecho a una vida digna contemplado en la Constitución.

Para los cultores del realismo de corto plazo, estos razonamientos sólo valdrían en épocas de crecimiento económico, cuando la financiación de los derechos sociales no resulta conflictiva ni comporta mayores operaciones redistributivas. Con arreglo, sin embargo, al Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales de 1966, ratificado por el Estado español, la prohibición de retrocesos arbitrarios debe observarse sobre todo en tiempos de crisis. Es entonces cuando los poderes públicos deben emplear todos sus esfuerzos, y hasta el máximo de recursos disponibles, para evitar que los ajustes recaigan en los colectivos más vulnerables.

A pesar de su declamado compromiso con la legalidad internacional y constitucional, el Gobierno se ha apartado abiertamente de esta exigencia de tutela del más débil. Ya lo hizo al limitar de manera desproporcionada los derechos de los inmigrantes, en la última reforma a la ley de extranjería, o de los inquilinos, con la llamada ley del deshaucio exprés. Lo ha vuelto a hacer ahora con el ataque vía decreto a los derechos de pensionistas, funcionarios, personas dependientes y familias con recién nacidos. Y volverá a hacerlo, si nadie se lo impide, con la contrarreforma laboral que, como una espada de Damocles, pende sobre el conjunto de la población trabajadora.

Además de vulnerar la prohibición de regresividad, estas medidas conculcan principios jurídicos elementales como la prohibición de discriminación, la seguridad jurídica o el derecho a la negociación colectiva.

El Gobierno se ha empecinado en llevarlas adelante, consciente de que el Partido Popular y las propias clases dirigentes europeas comparten la filosofía de fondo. Sin embargo, ni está claro que sirvan para saciar a los grandes tiburones financieros ni son el único camino posible. Las alternativas existen, y se han recordado insistentemente a lo largo de estos días.

El control democrático de la banca sigue siendo medular, aunque el listado es amplio: una lucha decidida contra el fraude fiscal y la corrupción, la recuperación de impuestos irresponsablemente eliminados como el de patrimonio o sucesiones, el aumento de la presión fiscal sobre rentas altas y grandes fortunas, la modificación del impuesto de sociedades o la reducción de partidas como las destinadas al Ejército, la Iglesia o la Casa del Rey.

Una actuación decidida en estos ámbitos permitiría afrontar la crisis sin tener que abdicar de las obligaciones que el orden constitucional e internacional impone a los poderes públicos. Pero nada de ello ocurrirá por arte de magia. Los derechos, como decía Martin Luther King, necesitan ayuda. Y esta, en última instancia, sólo puede provenir de la organización y movilización ciudadana orientada a su conquista y defensa.

En su momento, las huelgas generales y la protesta en las calles morigeraron de manera decisiva los ajustes impuestos por Felipe González y José María Aznar. Recuperar esta lección, y proyectarla a escala europea, es una condición indispensable para que los responsables de la crisis actual no se salgan con la suya, una vez más, en detrimento de los intereses de la gran mayoría.

(*) Gerardo Pisarello y Jaume Asens son juristas y miembros del Observatorio de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Barcelona

27
Jun
10

27 junio 73′;golpe fascista en uruguay

 

A 37 años del cuartelazo

Hace hoy 37 años, un oscuro dirigente ruralista ­llegado a la Presidencia de la República merced a unos comicios de cuya pureza subsisten serias dudas­ ponía fin oficialmente a la vigencia del estado de derecho.

El golpe de estado de Bordaberry y los mandos militares no fue sino el puntillazo final, el tiro de gracia que recibía una democracia malherida luego de cinco años del gobierno autoritario y despótico de Jorge Pacheco Areco, que desconoció la Constitución, la separación de Poderes y, en general, los principios básicos de la convivencia democrática.

Pacheco había elegido a Bordaberry como alternativa a su propósito de ser reelecto. Lo eligió, como quien extrae un conejo de su galera, entre la más rancia oligarquía terrateniente, ultraconservadora y confesional. Fue una decisión acertada: aunque sin el carisma que su predecesor había logrado adquirir, el delfín profundizó las características represivas del gobierno anterior; se institucionalizó la tortura como medio de obtener información y, a la vez, de instaurar el terror; el escuadrón de la muerte tuvo vía libre para actuar; se sucedieron asesinatos y las desapariciones. Bajo inusual presión, el Parlamento votó las leyes de «estado de guerra interno» y, luego, de «seguridad del Estado». Ambas leyes significaron abrir las puertas a una mayor injerencia de las Fuerzas Armadas en áreas reservadas al poder civil.

Ya en octubre de 1972, se avizoraba la irreversibilidad de esa tendencia, pero fue en febrero del año siguiente, cuando se produjo la sublevación de los sediciosos castrenses, que la suerte quedó echada. Y pocos meses más tarde, cuando el Parlamento ­hasta entonces sumiso­ se rebeló y no hizo lugar al desafuero del senador Enrique Erro, ya era tarde.

A última hora del 26 de junio, Bordaberry ya había firmado el decreto de disolución de las Cámaras, y con las primeras luces del 27, los uruguayos despertaron oyendo marchas militares irradiadas en cadena de radio, mezcladas con la lectura de los primeros decretos dictatoriales. El golpe tan anunciado se había concretado.

Se abrió así un periodo de 12 años de plomo durante los que la represión se fue haciendo cada vez más cruel al amparo del terrorismo de estado. Los militares y sus aliados civiles colaboracionistas, patéticos cómplices de los motineros, no sólo instalaron el terror en la sociedad sino que, además, se ocuparon prolijamente de aplicar recetas económicas neoliberales que terminaron definitivamente con el Estado de bienestar característico del Uruguay batllista.

En fin, todo esto es historia conocida.

No obstante, nunca está de más insistir en mantener la memoria de aquella etapa negra de nuestra historia.

Fue una dura lección que no debemos echar en el olvido. Tampoco debemos soslayar los errores de la izquierda, como, por ejemplo, el desprecio por la democracia «formal» y por las libertades «burguesas». Huelga aclarar que tal democracia y tales libertades no son la panacea que todo lo resuelve, otro mundo es posible,  así como que es preciso seguir luchando por profundizar la democracia de modo que no sea solamente la democracia política sino que se haga efectiva en los ámbitos social y económico. Pero la historia reciente ha demostrado que es la democracia formal un buen sistema de convivencia, hacia la búsqueda de una sociedad superior y que es posible empezar a cambiar y a eliminar las injusticias a partir de un Estado de derecho, avanzado y asentado en el respeto por los derechos humanos y heredero de los principios de las revoluciones del siglo XVIII.

27
Jun
10

la guerra sucia de eeuu

Los instrumentos del imperialismo

 

Nuevas denuncias sobre las injerencias de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) en cuestiones internas de Bolivia se conocieron en las últimas horas, tras las afirmaciones que realizó el vicepresidente boliviano, Alvaro García. Su denuncia ante la prensa se suma a las realizadas presidente Evo Morales, que acusó a la Usaid de infiltrarse en los movimientos sociales para provocar conflictos al gobierno tendientes a su desestabilización.

En los últimos cuatro años de gestión se ha demostrado con suficientes evidencias y documentos, la intromisión en Bolivia de la embajada norteamericana. Si quiere Estados Unidos generar un ambiente de relaciones normales con Bolivia, dijo el vicepresidente boliviano, la Usaid debe dejar de manipular o influir a dirigentes u organizaciones sociales con el objetivo de subvertir o desacreditar al gobierno nacional.

Una investigación publicada por el periódico Washington Post señala que el presidente Barack Obama autorizó la expansión de la guerra secreta contra grupos radicales, incrementando el presupuesto necesario.

De acuerdo con el Post, las operaciones especiales se realizan en 75 países con el concurso de unos 13.000 efectivos militares y civiles, expertos en operaciones de inteligencia, guerra psicológica, asesinato selectivo, misiones de entrenamiento y acciones clandestinas.

La periodista venezolana-estadounidense Eva Golinger señala en uno de sus recientes informes que el investigador Jeremy Scahill descubrió que el gobierno de Barack Obama envió equipos de élite de fuerzas especiales, bajo el Comando de Operaciones Especiales Conjuntas a Irán, Georgia, Ucrania, pero también a Bolivia, Paraguay, Ecuador y Perú.

Planes estadounidenses para desestabilizar gobiernos existen en numerosos lugares. Están preparados y Washington sólo espera el momento para activarlos. En el análisis de Golinger, se señala que el demócrata Obama está permitiendo muchas acciones, estrategias y operaciones que no fueron autorizadas durante la presidencia del republicano George W. Bush.

Obama requirió un aumento del 5,7% destinado al presupuesto para Operaciones Especiales para el año 2011, indican investigadores. Obama solicitó 6.300 millones de dólares, además de 3.500 millones adicionales para operaciones clandestinas de contingencia. Para 2011, el total del presupuesto de defensa llegará a 872.000 millones de dólares, con 75.000 millones sólo para la comunidad de inteligencia, revelan analistas venezolanos.

En 2009, Obama firmó la «Doctrina de Guerra Irregular», priorizándola sobre la guerra convencional. El campo de batalla no tiene límites, ya que las tácticas y estrategias no son tradicionales. La subversión, el uso de fuerzas especiales para operaciones clandestinas, son las principales técnicas para desestabilizar al adversario desde dentro.

El gobierno del presidente Evo Morales, no tiene dudas, y denuncia a los instrumentos del imperialismo que quieren perjudicar los proceso de cambio. Todos debemos estar atentos.

26
Jun
10

semanario el popular / uruguay

 

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Los uruguayos seguimos alegres y esperanzados en nuestra selección futbolística al Mundial. No sólo por los resultados obtenidos sino por la forma de jugar al fútbol y su relacionamiento humano tanto interno como en el ámbito general. Nos gusta que un equipo ponga todo en la cancha pero que al mismo tiempo sea agradable de ver y ofensivo cuando es necesario. En el último partido vimos cómo tácticamente el técnico mexicano intentó aislar primero a nuestro mejor jugador, lo que permitió el desenvolvimiento de los otros delanteros, para posteriormente tratar en el segundo tiempo de arrinconar al equipo celeste con una mayor presión ofensiva. Si bien en algún momento pasamos zozobras, la disciplina y el fervor del equipo celeste permitieron la victoria. En política como en el fútbol las tácticas y contratácticas existen y se utilizan continuamente. Cuando un equipo (o un partido si de política hablamos) ve que su rival avanza trata de detenerlo. Se trata de aislar al rival, erosionando su base social, enfrentándolo a sus aliados y procurando así debilitarlo. Esto es lo que se ha propuesto hacer la derecha respecto del Partido Comunista. En algunos casos el maceramiento constante de algunas de sus ideas hace que las mismas se reflejen en algunos de los discurso de la izquierda.
Repasemos algunas de las últimas ofensivas.
La elección de Ana Olivera para ser candidata a la Intendencia de Montevideo y la votación posterior del FA en la capital han sido utilizados para atacar a la organización de la fuerza política. Se busca una transformación de la estructura que tiene como objetivo desmantelar a los comités de base. La derecha continuamente pone el acento en que los comunistas tienen un peso desmesurado en función de los votos que tienen. Obviamente no ponen arriba de la mesa la discusión de la importancia que tienen los organismos de base del FA en la construcción y el desarrollo del bloque político social, radical, de los cambios. La definición del gabinete de la futura intendenta ha sido el eje de la tormenta en las últimas semanas. En los medios de prensa se manejaban un sinnúmero de nombres para las distintas responsabilidades. Se daba por definido que la Secretaría General de la IMM pertenecería al partido de la Intendenta y se trataba de asustar con la llegada de un gabinete “rojo”. Lo que la prensa “prefería” olvidar es que en el Ministerio que los comunistas tuvieron la responsabilidad de dirigir durante el gobierno de Tabaré Vázquez, el gabinete fue “frenteamplista” en su composición (es decir, no regido por cuotas política. No puede sorprender a nadie que esta concepción se vuelva a repetir. Ahora el caballito de batalla de la derecha es enfrentar al PCU con el gobierno frenteamplista respecto de la política económica a llevar adelante. Se busca posicionar al PCU como el único sector que plantea críticas al Ministerio de Economía. Olvidan que el conjunto del movimiento popular ha reivindicando un cambio de los ejes de la política económica desde hace tiempo, como está expresado en los documentos del PIT CNT o en las resoluciones del Segundo Congreso del Pueblo. Planteos que han sido respaldados por movilizaciones masivas demostradas fehacientemente el 9 de junio pasado. Las diferencias sustanciales del PCU respecto de los ejes de la política económica llevada adelante por el gobierno de FA comienzan en el 2005. Se basan esencialmente en la necesidad imperiosa de desarrollar un país productivo con justicia social que no puede concretarse mientras los ejes económicos estén marcados por el equilibrio fiscal, el pago escrupuloso de los compromisos internacionales, el reforzamiento de un modelo agroexportador y el hincapié en la inversión extranjera directa. El tema de fondo se encuentra en cómo se produce, concentra y distribuye la riqueza a la interna de la sociedad. En tal sentido, tal como se viene planteando la política económica, se sigue manteniendo la misma concentración de la riqueza que se daba en períodos anteriores. Los fenómenos de concentración, centralización y extranjerización se dan en cadenas importantes del sector agroexportador: forestación, carne, soja, arroz, lechería. La mayoría de esas inversiones se producen sobre industrias ya en marcha, vienen a comprar empresas en funcionamiento, de gran rentabilidad y, en lo posible, monopólicas u oligopólicas. No hay que confundir el hecho de que la mayoría de la población viva un poco mejor que antes de asumir el gobierno del FA, -lo cual es cierto-, con la redistribución justa de la riqueza. Hay un aumento de la riqueza global que se puede demostrar por el crecimiento del PBI o por la recuperación de la productividad industrial a índices anteriores a la crisis de 2002. Sin embargo, el salario real de los trabajadores no se ha recuperado en el mismo porcentaje. Incluso en las proyecciones que se han hecho, el salario crecería a un porcentaje mejor que el conjunto de la economía. Es decir que será mayor la cantidad de plusvalor que la clase dominante se apropiará. Esta forma de crecimiento económico beneficia esencialmente al sector agroexportador y sus límites están en los precios que se obtengan en los mercados internacionales. Sumado a ello la acción económica del sector exportador se hace sentir sobre el conjunto de la población que tiene que pagar a precios internacionales productos básicos como la leche y la carne (cuyo precio al consumo sigue subiendo). Se busca mantener altas tasas de ganancia aprovechando la actual- y provisoria- coyuntura de precios altos de nuestras materias primas. No es casual que veamos a la derecha intentando estigmatizar al movimiento popular mostrándolo como la causante de la suba de precios en algunos productos o en la falta de dinamismo de la economía. La intención activa de la patronal de CONAPROLE de atacar al sindicato tampoco es una casualidad. Es parte de un discurso que trata de ocultar los intereses de clase que existen en la sociedad. Frente a esta situación se hace imperioso el cambio de la política económica para desarrollar plenamente el país productivo con justicia social y profundidad democrática.
Las críticas no son nuevas y se basan en el programa del FA.
Por más que la derecha pretenda aislar al PCU, hace 90 años que estamos insertos en el pueblo. Nuestros compañeros frenteamplistas saben que nos van a encontrar siempre en la primera línea de combate cuando se ataque a nuestra fuerza política y a nuestro gobierno. No obstante, ello no implica en ninguna circunstancia que nos callemos las diferencias ni que reneguemos del debate necesario. La unidad de la izquierda se construyó en la discusión fraterna, en la unidad de acción en torno a un programa de cambios, surgido siempre del debate franco al que no renunciamos ni renunciaremos. Que la derecha siga con su juego de intentar aislarnos. Sus motivos tienen, porque el asunto de fondo son los intereses de clase. Por las mismas razones, aunque antagónicas, nosotros seguiremos con nuestros objetivos que no son otros sino los que desde su fundación motivaron al Frente Amplio: profundizar la democracia hasta el mayor límite alcanzable.

Cómo me gustaría estar equivocado. Reflexiones de Fidel.

Cuando estas líneas se publiquen en el periódico Granma mañana viernes, el 26 de Julio, fecha en la que siempre recordamos con orgullo el honor de haber resistido los embates del imperio, quedará distante, a pesar de que faltan sólo 32 días. Los que determinan cada paso del peor enemigo de la humanidad ­-el imperialismo de Estados Unidos, una mezcla de mezquinos intereses materiales, desprecio y subestimación a las demás personas que habitan el planeta- lo han calculado todo con precisión matemática. En la reflexión del día 16 de junio escribí: ”Entre juego y juego de la Copa Mundial de Fútbol, las diabólicas noticias se van deslizando poco a poco, de modo que nadie se ocupe de ellas.” El famoso evento deportivo ha entrado en sus momentos más emocionantes. Durante 14 días, los equipos integrados por los mejores futbolistas de 32 países han estado compitiendo para avanzar hacia la fase de octavos de final; después vendrán sucesivamente las fases de cuartos de final, semifinales y el final del evento. El fanatismo deportivo crece incesantemente, cautivando a cientos y tal vez miles de millones de personas en todo el planeta. Habría que preguntarse cuántos, en cambio, han conocido que desde el 20 de junio naves militares norteamericanas, incluido el portaaviones Harry S. Truman, escoltado por uno o más submarinos nucleares y otros buques de guerra con cohetes y cañones más potentes que los de los viejos acorazados utilizados en la última guerra mundial entre 1939 y 1945, navegaban hacia las costas iraníes a través del canal de Suez. Junto a las fuerzas navales yankis avanzan buques militares israelitas, con armamento igualmente sofisticado, para inspeccionar cuanta embarcación parta para exportar e importar productos comerciales que el funcionamiento de la economía iraní requiere. El Consejo de Seguridad de la ONU, a propuesta de Estados Unidos, con el apoyo de Gran Bretaña, Francia y Alemania, aprobó una dura resolución que no fue vetada por ninguno de los cinco países que ostentan ese derecho. Otra resolución más dura fue aprobada por acuerdo del Senado de Estados Unidos. Con posterioridad, una tercera, más dura todavía, fue aprobada por los países de la Comunidad Europea. Todo tuvo lugar antes del 20 de junio, lo que motivó un viaje urgente del Presidente francés Nicolás Sarkozy a Rusia, según noticias, para entrevistarse con el jefe de Estado de ese poderoso país, Dmitri Medvédev, con la esperanza de negociar con Irán y evitar lo peor. Ahora se trata de calcular cuándo las fuerzas navales de Estados Unidos e Israel se desplegarán frente a las costas de Irán, y unirse allí a los portaaviones y demás buques militares norteamericanos que montan guardia en esa región. Lo peor es que, igual que Estados Unidos, Israel, su gendarme en el Medio Oriente, posee modernísimos aviones de ataque y sofisticadas armas nucleares suministradas por Estados Unidos, que lo convirtió en la sexta potencia nuclear del planeta por su poder de fuego, entre las ocho reconocidas como tales, que incluyen a la India y Paquistán. El Sha de Irán había sido derrocado por el Ayatollah Ruhollah Jomeini en 1979 sin emplear un arma. Estados Unidos le impuso después la guerra a aquella nación con el empleo de armas químicas, cuyos componentes suministró a Irak junto a la información requerida por sus unidades de combate y que fueron empleadas por estas contra los Guardianes de la Revolución. Cuba lo conoce porque era entonces, como hemos explicado otras veces, Presidente del Movimiento de Países No Alineados. Sabemos bien los estragos que causó en su población. Mahmud Ahmadineyad, hoy jefe de Estado en Irán, fue jefe del sexto ejército de los Guardianes de la Revolución y jefe de los Cuerpos de los Guardianes en las provincias occidentales del país, que llevaron el peso principal de aquella guerra. Hoy, en el 2010, tanto Estados Unidos como Israel, después de 31 años, subestiman al millón de hombres de las Fuerzas Armadas de Irán y su capacidad de combate por tierra, y a las fuerzas de aire, mar, y tierra de los Guardianes de la Revolución. A éstas se añaden los 20 millones de hombres y mujeres, entre 12 y 60 años, escogidos y entrenados sistemáticamente por sus diversas instituciones armadas entre los 70 millones de personas que habitan el país. El gobierno de Estados Unidos elaboró un plan para llevar a cabo un movimiento político que, apoyándose en el consumismo capitalista, dividiera a los iraníes y derrocara el régimen. Tal esperanza es ya inocua. Resulta risible pensar que con las naves de guerra estadounidenses, unidas a las israelitas, despierten las simpatías de un solo ciudadano iraní. Creía por mi parte inicialmente, al analizar la actual situación, que la contienda comenzaría por la península de Corea, y allí estaría el detonante de la segunda guerra coreana que, a su vez, daría lugar de inmediato a la segunda guerra que Estados Unidos le impondría a Irán. Ahora, la realidad cambia las cosas en sentido inverso: la de Irán desatará de inmediato a la de Corea. La dirección de Corea del Norte, que fue acusada del hundimiento del “Cheonan”, y sabe de sobra que fue hundido por una mina que los servicios de inteligencia yanki lograron colocar en el casco de esa nave, no esperará un segundo en actuar tan pronto en Irán se inicie el ataque. Es muy justo que los fanáticos del fútbol disfruten a su antojo de las competencias de la Copa del Mundo. Cumplo sólo el deber de exhortar a nuestro pueblo, pensando sobre todo en nuestra juventud, llena de vida y esperanzas, y especialmente en nuestros maravillosos niños, para que los hechos no nos sorprendan absolutamente desprevenidos. Me duele pensar en tantos sueños concebidos por los seres humanos y las asombrosas creaciones de las que han sido capaces en sólo unos pocos miles de años. Cuando los sueños más revolucionarios se están cumpliendo y la Patria se recupera firmemente, ¡cómo me gustaría estar equivocado!
Fidel Castro Ruz Junio 24 de 2010 9 y 34 p.m.

jueves 24 de junio de 2010

OFENSIVA XENOFOBA EN LA CRISIS ECONOMICA. Esteban Ibarra.

Es un hecho la ofensiva xenófoba en toda Europa en el contexto de la crisis económica y nuestro país no está al margen del problema. Esta agitación sin precedentes de la nueva ultraderecha, busca conectar con un sector de la ciudadanía que recela de la inmigración, de la diversidad cultural y religiosa y de la propia construcción europea. Son múltiples los factores que hacen posible la inquietud y el desencanto social pero no menos importante el impacto del discurso de la intolerancia propagado en diversos espacios, esencialmente en Internet orientados por un proteccionismo ultranacionalista y xenófobo que alimenta un proceso involutivo respecto a la idea de sociedad abierta, cosmopolita y de ciudadanía mundial que debería acompañar a una globalización congruente con la democracia y la universalidad de los Derechos Humanos. En el escenario de crisis económica, el aumento del prejuicio xenófobo y del hostigamiento a la inmigración está servido. El rechazo a compartir igualdad de trato en materia de empleo, sanidad, educación y otro tipo de atención asistencial se viene constatando no solo en las encuestas oficiales, también se evidencia en situaciones discriminatorias de la vida cotidiana. La ofensiva organizada despliega una estrategia que ataca directamente a la cohesión democrática y a la convivencia integradora de la diversidad, mediante un uso perverso de cualquier conflictividad social generada a partir del fenómeno de la inmigración, del pluralismo religioso y de la diversidad social o cultural. Una xenofobia que nunca será democrática aunque lo votase la mayoría social. Esta xenofobia no viaja sola, va acompañada de intolerancia religiosa y cultural, en especial de antisemitismo e islamofobia, a quienes acusa de estar detrás de la crisis o de aprovecharse de ella, una intolerancia que hace de la diversidad su enemigo y del diferente, un potencial objetivo de agresión, postreramente ejecutada por grupos racistas o neonazis nacidos del odio y de la recluta fanática de santuarios de intolerancia, como las gradas ultras del fútbol. Una intolerancia que se engarza con el racismo de siempre hacia el pueblo gitano y con la discriminación sempiterna hacia colectivos vulnerables como los homosexuales y las personas con discapacidad. Cuando la intolerancia crece lo hace en todas las direcciones, en todas sus expresiones y con todas sus perniciosas manifestaciones.
El neofascismo xenófobo se internacionaliza
La actividad xenófoba en los últimos años ha recibido fuertes estímulos por los resultados electorales de formaciones ultraderechistas en esta Europa desnortada. Una nueva ultraderecha que en todos los países europeos se presenta con eslóganes similares que reclaman Prioridad Nacional, tipo “los españoles primero” y “stop invasión”, que desprecian la igualdad de trato, vinculan al inmigrante con la delincuencia e incluso con el riesgo terrorista, usan los problemas de corrupción desacreditando la democracia, en definitiva, nada diferentes de un país a otro, como muestra el populismo de Lepen en Francia, la dura ultraderecha de Jobbik en Hungría, la Liga del Norte en Italia, el BNP de Gran Bretaña o la islamofobia en Suiza, que parecen construidos en laboratorios del neofascismo.La infección neonazi en la nueva ultraderecha xenófoba es más que evidente. Mediante Internet, en webs, blogs, foros y redes sociales, acompañado de una dinámica de conciertos clandestinos de propagación del odio, el ir y venir a manifestaciones, incluso internacionales, la obscenidad presencial de los ultras del fútbol exhibiendo la simbología nazi y la continua distribución de propaganda fascista junto a reuniones internacionales y conferencias de adoctrinamiento, algunas incluso con antiguos miembros de las SS nazis que realizan según qué partidos “legalizados”, se evidencia el déficit de defensa de la democracia en diversos países europeos.En cuanto a la violencia protagonizada por grupos neonazis, lejos de desaparecer, se ha estabilizado como algo latente que recuerda con su voluntad de presencia un horizonte criminal y genocida al hacer suyo, como manifiestan habitualmente, el legado hitleriano y una aceptación sin paliativos del Holocausto, aunque sus líderes en toda Europa enarbolen la bandera del negacionismo humillando a las víctimas. La violencia neonazi existe y está entre nosotros desde hace años, se alimenta de xenofobia, racismo, homofobia, antisemitismo, islamofobia, odio al diferente, al vulnerable y también, a la convivencia democrática. Carece de sentido el discurso oficioso de las “tribus urbanas” que minimiza y banaliza este problema. En Europa diversos países han adoptado medidas preventivas profundas, con instituciones y programas especiales en colaboración con organizaciones cívicas especializadas; la OSCE, el Consejo de Europa y la Unión Europea han sido contundentes con los Gobiernos llamándoles a una “acción decisiva frente al racismo y la xenofobia”, señalando el avance del odio y la intolerancia en Internet y pidiendo a la sociedad civil que se movilice sin demora frente a este grave problema, significando su gravedad en Rusia, con 120 asesinatos en 2009, y en otros países donde hay “cacerías” de gitanos e inmigrantes. En España, la indolencia institucional y la permisividad “de facto” que en muchas ocasiones gozan los grupos neofascistas resulta incomprensible. No obstante durante el último año la reacción fiscal, judicial y policial han sido positivas cambiando el rumbo de la insuficiencia al apreciarse condenas sin paliativos en diversos procedimientos contra grupos neonazis. Es preciso entender que la lucha contra la lacra racista y la intolerancia xenófoba solo puede ser democrática, es decir, en el marco de la legalidad del Estado de derecho, rechazando el uso de la violencia, defendiendo los valores democráticos de igualdad, tolerancia y los universales derechos humanos; además debe tener un carácter integral, en el marco de la legalidad del Estado democrático y en cumplimiento del ordenamiento jurídico internacional; un camino que requiere prohibir manifestaciones xenófobas, cerrar webs neonazis e ilegalizar organizaciones racistas, además de adoptar una legislación que ampare a las víctimas del odio; un camino que alcance a la educación, impulse una sensibilización preventiva y propicie operadores jurídicos especializados, colaborando a nivel internacional para desmantelar las tramas y redes neonazis organizadas. La esperanza hoy se centra en el anuncio por el Gobierno socialista de Ley para la igualdad de trato y contra la discriminación, albergando el deseo de que sirva para impulsar una seria política criminal en línea con las recomendaciones de NN.UU. quien recordaba que se “deben castigar las actividades violentas, racistas y xenófobas de grupos que se basan en ideologías neonazis, neofascistas y otras ideologías nacionalistas violentas”. Unos meses antes, la Unión Europea aprobó la Directiva Marco de Derecho Penal, obligando a los Estados a sancionar penalmente a quienes inciten al odio, violencia y discriminación por motivos raciales, xenófobos, antisemitas y de intolerancia cultural o religiosa. En definitiva, se trata de situarnos en los mandatos internacionales, promoviendo una respuesta democrática, cívica y política, legal y sin violencia, pero con profundidad y extensión a todos los ámbitos sociales, incluidos los medios de comunicación. Todos juntos, en democracia, si podemos.
Esteban Ibarra Presidente de Movimiento contra la Intolerancia

Miles de velas iluminarán el centro de Madrid en recuerdo de las víctimas de la dictadura franquista

La Plataforma contra la impunidad del franquismo convoca a los ciudadanos a una manifestación nocturna el próximo sábado 26 de junio en la Puerta del Sol de Madrid a partir de las 22.30H. Con ella se pretende realizar un homenaje a los más de 113.000 personas que, a día de hoy, continúan desaparecidas como consecuencia de la atroz dictadura franquista. Después de más de 30 años de democracia, más de 113.000 familias españolas siguen buscando a otros tantos desaparecidos, personas arrancadas de sus vidas, torturadas, asesinadas, silenciadas. Pero no olvidadas. Por eso, la Plataforma convoca un acto-homenaje en el que se encenderán miles de velas en el centro neurálgico del país, encendido simbólico con el que se continuará pidiendo Verdad, Justicia y Reparación. En la concentración se proyectará el vídeo Cultura contra la impunidad, en el que personalidades del mundo de la cultura como Javier Bardem, Pedro Almodóvar, Juan Diego Botto, Paco León, Aitana Sánchez-Gijón o Juan José Millás, entre otros, han prestado su rostro y su voz y han colaborado con la Plataforma contra la impunidad del franquismo en un documental que recoge la historia de 15 fusilados durante la dictadura.Porque 35 años de democracia no han sido suficientes para recuperar sus cuerpos, sus identidades, su memoria, pero tu vela puede ayudar a hacer Justicia.
Sábado 26 de junio 22.30 Horas Puerta del Sol de Madrid.
 

¿Conflicto de naciones y/o clases?

 
POR VICENÇ NAVARRO
 
 
Es una característica de los nacionalismos conservadores y liberales existentes en España (tanto los centrales jacobinos como los periféricos) asumir que todas las clases sociales quedan homogeneizadas bajo la categoría de nación, identificando los intereses de tal nación con los de quienes lideran tales movimientos. De ahí que los nacionalismos sean hostiles al concepto de clase social que –según ellos– diluye el impacto de su propuesta soberanista.La realidad, sin embargo, es que hay tantas españas como clases sociales hay en España. Y hay tantas catalunyas como clases sociales hay en Catalunya. Por supuesto que las clases sociales dentro de una nación pueden tener intereses comunes,tales como la defensa en la utilización de su lengua y de su identidad nacional, un punto de una enorme importancia en Catalunya. No existe plena conciencia de ello en otras partes de España. La primera vez que me detuvieron en Barcelona fue en los años cuarenta, a la temprana edad de 7 años, cuando le escupí a la cara a un gris –un policía nacional español– por abofetearme por hablar en mi lengua materna –el catalán– tras insultarme, diciéndome: “No hables como un perro, habla como un cristiano”.Ahora bien, lo que se olvida con gran frecuencia es que, de la misma forma que hay intereses comunes entre las clases sociales de una nación, también hay intereses comunes entre las clases sociales dentro de un Estado con varias naciones. Y la experiencia en España lo demuestra. Las clases dominantes de las diferentes naciones de España se aliaron para derrotar a la República, siendo los nacionalistas conservadores y liberales catalanes de los años treinta los mayores promotores en Catalunya del golpe militar que persiguió con mayor brutalidad la identidad catalana. Como frecuentemente ocurre con los nacionalismos conservadores y liberales catalanes, antepusieron sus intereses de clase a los de la nación.Por las mismas razones, la clase trabajadora catalana ha tenido frecuentemente más intereses en común con las clases trabajadoras de otras naciones y pueblos de España que con las clases conservadoras que han gobernado Catalunya y España la mayoría del siglo XX. En realidad, el enorme retraso del Estado del bienestar español y catalán se debe primordialmente al enorme poder e influencia que tales clases han tenido a lo largo de nuestra historia sobre el Estado. Ni que decir tiene que España y Catalunya hicieron grandes avances económicos y sociales a partir del establecimiento de la democracia. Pero el gran avance económico no ha sido correspondido con un gran avance social, pues continúan estando a la cola de la Europa social. Así, España, según datos de 2007, es ya la octava potencia económica del mundo, con un PIB per cápita que es el 94% del promedio de la UE-15. Sin embargo, su gasto público social es sólo un 74% del promedio de la UE-15. Por su parte, Catalunya es ya más rica que el promedio de la UE-15, con un PIB per cápita que es el 110% del promedio de la UE-15. Pero su gasto público social per cápita es sólo el 73% del promedio de la UE-15.La explicación que da el nacionalismo conservador y liberal catalán a este retraso social es que este se debe al déficit fiscal de Catalunya con respecto a España, consecuencia de que los fondos que el Estado central recoge de las personas que viven en Catalunya a través de los impuestos es mucho mayor que los que recibe Catalunya (tras su contribución a la necesaria solidaridad que Catalunya ejerce con el resto de España –y que allí pocos cuestionan–, y tras el pago de los servicios de todo el Estado que corresponden a Catalunya). Este déficit fiscal es considerado excesivo por la mayoría de la población catalana. Ahora bien, los pasos iniciados por el Gobierno de izquierdas de la Generalitat y aprobados por el Gobierno socialista español van en la dirección de corregir tal déficit. Pero lo que no citan los nacionalistas conservadores y liberales catalanes (ni tampoco citó el documental propagandístico que mostró la televisión pública TV3 a favor de la independencia de Catalunya) es que, incluso con la resolución del déficit fiscal, Catalunya todavía se gastaría en su Estado del bienestar mucho menos de lo que le correspondería por el nivel de desarrollo económico que tiene, lo cual requeriría la suma de 2.735 euros estandarizados per cápita más de los que se gasta en su Estado del bienestar (un euro estandarizado es la unidad monetaria utilizada para homologar el poder de compra de países de distinto nivel de vida en la eurozona).La corrección del déficit fiscal que Catalunya tiene con el Estado central significaría un crecimiento de 965 euros estandarizados per cápita en gastos sociales, pero aún faltarían 1.770 euros estandarizados más para que Catalunya se gastara lo que le corresponde por su nivel de riqueza. Y la causa de que este dinero no se gaste es que ni el Estado central ni la Generalitat lo recaudan, debido al enorme poder de las clases más pudientes (burguesía, pequeña burguesía y clases medias de renta superior) existentes en Catalunya y su influencia sobre los gobiernos, tanto central como autonómico. Esto explica que no paguen los impuestos que sus homólogos en la UE-15 pagan. Lo mismo ocurre en el resto de España,donde el fraude fiscal alcanza dimensiones extraordinarias y son las rentas superiores las que practican más tal fraude. Según la propia Agencia Tributaria, un empresario en España y en Catalunya declara menor renta que un trabajador.Y esta es la mayor causa del subdesarrollo social de Catalunya y del resto de España, de la cual no se habla ni en Catalunya ni en España. El enorme dominio de tales clases sociales a los dos lados del Ebro explica que los nacionalismos conservadores y liberales centrales jacobinos y los periféricos (que se oponen en temas nacionales) sistemáticamente se alíen y apoyen políticas fiscales regresivas que benefician a las rentas altas a costa de las rentas medias y bajas de Catalunya y del resto de España.
Vicenç Navarro es catedrático de Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra y profesor de Public Policyen The Johns Hopkins University Ilustración de Mikel Jaso

Las vuvuzelas del Imperio.

 
Por Eliades Acosta Matos
 
 
En el Mundial de Fútbol que se celebra en Sudáfrica, no solo los jugadores y los goles son los protagonistas, sino también unas largas trompetas que usan los hinchas para estremecer los stadiums y apoyar a sus equipos. Se trata de las vuvuzelas, aparatosas, pero en el fondo inofensivas. Más ruido que otra cosa. O como diría una célebre canción cubana: “Buche y pluma na´ma”. No solo el fútbol tiene sus vuvuzelas, sino también la política imperial de los Estados Unidos. Cada cierto tiempo sus trompetas entran en calor y atronan el aire con aullidos molestos, pero igual de inofensivos. Son más para molestar al contrario que para influir en algo sobre la marcha del partido. Puros artilugios pirotécnicos de corta vida, pensados para distraer, no para ganar. Carecen de utilidad práctica, nadie las toma en serio, pero igual se desgañitan. En su triste destino, a mitad de camino entre la astracanada y la pomposidad. La lista de las trompetas imperiales no es muy larga, pero si ruidosa. No en vano se paga a tanto por quejido. Si el caso lo amerita, incluye a padres e hijos, como ocurre con Mario Vargas Llosas y Alvaro, esa dinastía desafinada que lo mismo arremete contra Chávez, la guerrilla colombiana o la Revolución cubana. Nada que huela a izquierda o revolución le es ajeno: ahí estarán siempre, atentos a la Voz del Amo, resoplando el fuelle, dale que dale a la catalina de los insultos y las descalificaciones, intentando aún vender en América Latina la mercancía depreciada del neoliberalismo. Nadie los toma en serio, nadie compra de sus alforjas de buhoneros. Y allá se van al norte, a refugiarse entre las momias neoconservadoras del American Enterprise Institute, o al devastado Iraq, a ser humillados por el Procónsul de turno que les hace esperar bajo el sol, a la entrada de los puntos de control de la Zona Verde. También está el señorito Aznar, siempre de mala noche o penando constipaciones, de creer en las señales de su rostro amargo y su discurso chulesco de perdonavidas. Para amplificar los talking points imperiales ha copiado el modelo exitoso de los tanques pensantes yanquis y se ha creado el suyo, conocido por FAES. Allí nada es original, pero si relumbrón, como en esas tiendas de a todo por un euro, repletas de copias chinas. Son los neocons godos, “de charanga y pandereta”, como les hubiese calificado el inmenso Antonio Machado, parroquiales y sosos, copiándoles poses al Duce y sin poder mostrar siquiera un pedigree conservador, medianamente decente. No en vano han tenido que resucitar las sombras de Weyler, Cánovas del Castillo, Laín Entralgo o Menéndez y Pelayo. Y pare de contar. Como buenas vuvuzelas solo animan las gradas. No dan para más. Pero es la contra cubana, siempre tan previsible y desangelada, campeona mundial en derrotas y fiascos, la que se lleva las palmas en eso de alborotar a cuenta del fuerte que paga. Hoy, un par de patriotas verticales inicia una huelga de hambre que juran mantener hasta el final, y se desinflan al día siguiente, como Don Gato, resucitado en su propio entierro al olor de la sardina. Mañana convocan a la prensa a los pantanos de los Everglades donde los “Comandos F-4″ de un oligofrénico y dislálico “Comandante Frómeta”, entrena con armas y explosivos para “derrocar a Castro”, y solo logra poner en fuga a un batallón de botellas de cerveza y de wiskhy, porque, ya se sabe, el patriotismo y los mosquitos combinados provocan una sed devastadora. En el terreno intelectual es donde más brillan o más aturden las vuvuzelas cubanas. Ahí está Zoe Valdés en París, quien ha descubierto, antes incentivada por los Díaz Balart y ciertas sumas por debajo de la mesa, “que Fulgencio Batista fue uno de los mejores gobernantes de Cuba y de América Latina”. O Vicente Echerri, en Miami, quien acaba de declarar que “los únicos turistas americanos que Cuba necesita son los que desembarquen vestidos de uniforme y armados”, sin que, por supuesto, le haya tirado jamás un hollejo a un chino mientras vivió en la misma isla que ruega a la 82 división Aerotransportada invadir a sangre y fuego, para conocer las bondades de Varadero. O esa sibila lombrosiana del mal que es Juan Abreu, quien ha propuesto, desde Barcelona, que Cuba sea rebautizada como “La isla pavorosa”, se mate y se demuela todo lo que en ella exista, y se cree en su lugar un inmenso vertedero. Son molestas, es cierto, pero también divertidas. Se creen con el poder de las Trompetas de Jericó, capaces de derribar murallas, y no pasan de ser las copias bitongas y degeneradas de las cornetas chinas de las congas santiagueras. Parece que marcan el ritmo a los que arrollan, enervan y confunden, pero son los tambores, los bombos y las campanas, los que realmente mueven a la multitud. Pobres vuvuzelas del imperio. Aún no se han dado cuenta de que para ganar un partido no basta el fuelle de los pulmones, sino el corazón en el pecho y las ideas en la cabeza. Y otro componente que si no se tiene no se adquiere, “porque lo que natura non da, Salamanca non presta”. Llevan medio siglo de derrota en derrota. Es verdad que no ganan. Pero han animado las gradas. Y eso para ellas, ya es mucho: no todos los días puede uno vivir del escándalo, ni es fácil conseguirse a un Paganini que en nombre de la libertad y la democracia pague por el barullo estéril.
26
Jun
10

mundial de sudafrica y estructura política

El nacionalismo y el fútbol



 escribe: Julio A. Louis – Profesor

El feudalismo se caracteriza por sociedades agrarias, escaso desarrollo tecnológico, comarcas aisladas entre sí, comercio mínimo, caos monetario, barreras impositivas, jerarquías rígidas, multiplicidad de dialectos locales. Cuando la burguesía mercantil se desarrolla, irrumpe en las feudos, rompiendo las barreras impositivas, monetarias, de pesas y medidas, de culturas. Cualquier estructura económica que pueda desplegarse en un mercado más amplio, en espacios más extensos, que disponga de mayores recursos, materias primas, puertos, etc. se vitaliza y consolida. En los albores de la modernidad europea los feudos ceden paso a las naciones, con sus estados, superestructura del desarrollo de la burguesía. En «nuestra América» las proto-burguesías intermediarias, dependientes, «de hojalata» al decir de J. P. Sartre, optaron por coaligarse a las potencias coloniales para explotar a los pueblos y se conformaron con el surgimiento de naciones de soberanías limitadas.

Cuando el capitalismo se ha mundializado ­el fenómeno conocido como globalización­ las naciones modernas resultan chicas para contener la expansión de las fuerzas productivas y de las actividades financieras. Una nueva superestructura integradora se requiere. Lo vive Europa, que ha abierto paso a la supranacionalidad de la Unión Europea; y el mundo todo tiende a la creación de grandes espacios supranacionales. En nuestra América la tendencia se expresa con la creación del Mercosur, la Unasur (Unión de Naciones Sudamericanas), la Celac (Comunidad de Estados Latino Americanos y Caribeños), etc. Las transformaciones ideológicas vienen con retraso respecto a las económico-sociales. La ideología ­considerada como el conjunto de ideas elaboradas en diversas áreas de la actividad, o las actitudes y comportamientos sociales­ se expresa a nivel mundial con fuerte presencia en el deporte de masas más popular: el fútbol. En particular, en Uruguay es en derredor de «la celeste» que se exterioriza más que en ninguna otra actividad el sentimiento nacional.

El Estado Oriental del Uruguay (la primera denominación) nace como estado y no como nación. Después de décadas ­en las que se sigue comportando como una provincia más argentina aunque agredida por Brasil­ al final de la Guerra de la Triple Infamia contra Paraguay (1870) la separación se asienta y progresivamente sea abre paso la nación uruguaya y ya no la orientalidad anterior. ¿Cómo se presentó al mundo? A nivel popular, ninguna otra expresión tuvo la fuerza del fútbol, que nos hizo conocer y respetar a nivel sudamericano ­desde que en la década del 10 se obtuviera más de una vez el título de campeón, como a nivel mundial, a través de la presencia victoriosa en los Juegos Olímpicos del 24 y 28 y en los Mundiales del 30 y 50. Son muy expresivas de ese sentimiento general, las palabras del «Indio» Arispe, jugador de Rampla y campeón olímpico del 24, que recoge Juan C. Puppo, en las «Crónicas de El Hachero»: «Para mí, la patria era el lugar donde, por casualidad nací… Era el lugar donde trabajaba y se me explotaba… ¿Para qué precisaba yo una patria? Pero fue allá, en París, dónde me di cuenta cómo la quería, cómo la adoraba, con qué gusto hubiese dado la vida por ella. Fue cuando vi levantar la bandera en el mástil más alto. Despacito, como a impulsos fatigosos. Como si fueran nuestros mismos brazos, vencidos por el esfuerzo, agobiados por la dicha quienes la levantaron. Despacito… Allá arriba se desplegó violenta como un latigazo y su sol nos pareció más amoroso que el de la tarde parisién. Era el sol nuestro… Abajo, las estrofas del Himno que llenan el silencio imponente de muchos miles de personas sobrecogidas por la emoción. Entonces sentí lo que era patria!».

El internacionalismo ­el respeto y el amor por todos los pueblos­ no es antagónico al sentimiento de pertenencia, de arraigo. Preservémonos de los que no tienen raíces, de los que no sienten pasión por los suyos, pues no tendrán escrúpulos para agredirlos. El sentimiento de arraigo preserva la cultura, la modalidad de una comunidad. En nuestro caso, el fútbol, nunca lo olvidemos, ha hecho respetar a Uruguay en el mundo. Y el deporte como tal, no es responsable del patrioterismo machista y chabacano, insultante contra «los otros». Pero ahora, la pertenencia tiende a no ser ya solamente uruguaya. ¿Quién de nosotros no deseó la victoria paraguaya contra Italia? ¿O la chilena contra España? Un niño entrevistado en televisión, dijo que si Uruguay perdía, hincharía por Brasil. Muchos también queremos que Argentina triunfe frente a los europeos. Muchos ­y no todos, es cierto­ porque sin comerla ni beberla todos los argentinos pagan el tributo a la soberbia de la burguesía porteña que prefirió preservar sus privilegios a costa de despedazar la nacionalidad emergente, desprendiéndose de Bolivia, o Uruguay o agrediendo a Paraguay, a quienes consideraba ajenos. Sentirse latinoamericano, o más ampliamente, simpatizar con los africanos o con otras selecciones del «Sur» pobre, es la inevitable consecuencia del mundo escindido en centro-periferia.




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