Archivo de octubre 2021
31
Oct
21
El Popular . . .
27
Oct
21
NO tenés MEMORIA ¡? . . .
El lacallismo vuelve a causar estragos en Uruguay
escribe: Enrique Ortega Salinas
“El problema de los ricos es que no quieren pagar nada”
¿Quién afirma esto? ¿Nicolás Maduro? ¿Pedro Castillo? No. Angela Merkel.
Las familias más poderosas quieren pagar menos impuestos y para lograr tal objetivo exigen recortes en la inversión social, inversión que ven como gasto, y aunque cada vez ganan más, pretenden pagar menos en salarios. Exigen abatir el gasto del Estado, menos en los rubros que benefician a sus empresas e industrias.
En Uruguay, están contra el subsidio al boleto porque ellos no viajan en colectivo y quieren pagar menos por el combustible. No quieren que el Estado se meta en las negociaciones con los trabajadores ni quieren que estos estén organizados en gremios o sindicatos, razón por la cual usan a la prensa cómplice para desprestigiar a los representantes de los trabajadores.
“Yo estoy con el campo”, dijo Luis Lacalle Pou hace un tiempo. Sí, claro; nosotros también. El punto es que debió especificar que está del lado de los grandes hacendados y no de los pequeños y medianos productores.
Para comenzar dejando las cosas en claro, este es el equipo que la oligarquía uruguaya decidió colocar en el poder, con el apoyo, claro está, de los grandes medios hegemónicos y de muchos olvidadizos.
Resulta increíble ver a los blancos golpeándose el pecho como si nos estuvieran dando los mejores cinco años de nuestras vidas y este fuese el mejor gobierno de toda la historia, así que, dejando de lado subjetividades, presentemos algunos datos puntuales, a modo de balance, de lo que ha sido esta gestión y que cada lector saque sus propias conclusiones.
Una vez más nos vemos obligados a citar a Óscar Andrade, quien con su inigualable contundencia demolió en la Cámara de Senadores el relato falaz de la derecha.
La pandemia como excusa para favorecer la explotación
“No a todo el mundo le fue mal durante la pandemia”. Por ejemplo:
* En enero/julio de 2021 la industria de la alimentación (carne, aceite, grasa, preparación de frutas y vegetales, lácteos) creció 11% en comparación con el primer semestre de 2019, cuando gobernaba el Frente Amplio y no había pandemia, y lo hizo con un 6% menos de horas trabajadas. ¿Cuál es la política del gobierno para este sector? Rebaja del salario.
* Creció la producción industrial, bajaron las horas trabajadas y plantean rebaja de salarios.
* La producción de la industria farmacéutica creció 12% con respecto al primer semestre de 2019 y lo hizo con un 8% menos de horas trabajadas. ¿Cuál es la política salarial del actual gobierno? Rebaja del salario.
* Creció la industria del plástico, con menos horas trabajadas y política de rebaja del salario, en un sector, además, que plantea pagar un 70% del laudo.
* La exportación de soja pasó de 325 millones en el primer cuatrimestre de 2019 a 412 millones en el primer cuatrimestre de 2021, una variación del 39%. Lo mismo pasa con la carne y el trigo (en este caso, 136%) y el arroz (32%).
* Sin embargo, la cantidad de trabajadores que, estando empleados en estos sectores, queda por debajo de la línea de pobreza, se multiplicó en casi un 40%.
* 373 empresas no pagaron el salario vacacional ni el aguinaldo por una ley habilitada por la coalición derechista en el parlamento. El ministro de Trabajo y Seguridad Social dijo que iba a ser por diálogo social y aplicó luego el pedido de las empresas.
* Medidas de exoneración. El artículo 688 del presupuesto hace que pague menos de impuesto al patrimonio quien tiene más de 2000 hectáreas. O sea, que pague menos el que más tiene.
* Teníamos un presupuesto de 463 viviendas construidas por año en el último quinquenio del Plan Juntos. En 2020 pasamos de 463 a 226; menos de la mitad.
* En ese quinquenio se dieron 473 préstamos para la autoconstrucción; en 2020 pasamos de 463 a 227; menos de la mitad.
* Relocalizaciones (tanto que se habla hoy del asentamiento irregular): pasamos de 449 relocalizaciones por año a 373. Durante el período de gobierno del Frente Amplio hubo 100 asentamientos regularizados.
* Viviendas para pasivos. Este gobierno creó la mitad del promedio del período anterior.
* Préstamos y subsidios. De 1.245 de promedio por año pasamos a 899.
* Garantías por alquiler. Pasamos de 1.743 con el Frente Amplio a 1.500 en medio de la pandemia.
* Becas de apoyo económico. El programa Uruguay Estudia arrancó en 2010 con 2.234 becas; ya en 2013 había 5.110 becas; en 2017, 7.624 becas, en 2019, 8.926 becas. 2020: cero. 2021: cero.
* Los jubilados cobraron, en promedio, 500 pesos menos por mes, producto de haber ajustado la jubilación por debajo del IPC. El gobierno tomó la decisión de que una parte del ajuste la paguen los jubilados.
* De 1985 a 2004 (período en que gobernaron los partidos tradicionales) el Instituto Nacional de Colonización repartió poco más de 1.000 hectáreas por año. En 2001 el INC estuvo al borde del colapso; pero de la intención de cierre pasamos de entregar poco más de 1000 hectáreas a entregar unas 10.000 hectáreas por año en los 15 años de gobiernos frenteamplistas. En 2020 se recortó el presupuesto del INC y desde que asumió este gobierno no se ha comprado una hectárea, pese a la necesidad de poblar la campaña y defender la producción familiar.
* Las promesas electorales fueron: respetar los salarios, bajar las tarifas y ahorrar sin afectar políticas sociales. A lo expresado por Andrade agrego la promesa de “hacerse cargo”. Otro compromiso de la campaña fue la de no recaudar más, no modificar impuestos. Nada de esto se cumplió.
* El aumento de Antel fue por encima del IPC y del índice medio de salarios. El aumento de la UTE se asocia con el IPC, pero está por encima del IMS.
* El aumento del combustible duplica el aumento del salario.
* Antes de la pandemia se aumentaron los impuestos al rebajar el descuento del IVA del 4% al 2% para quienes compren con tarjeta de débito, con lo que el Estado aumenta la recaudación aumentando al pueblo uruguayo lo que paga del impuesto. Para esto, no eligió el impuesto que pagan los que más tienen, sino “un impuesto que paga por igual, con su tarjeta de débito, una trabajadora doméstica cuando va al super a hacer las compras que quien tiene la posibilidad de amarrar su yate en el puerto de Punta del Este”.
* Para todos hubo rebaja salarial, incluso para el sector financiero.
* En el primer trimestre de 2021 se registra un incremento de 3.239 millones, con respecto al primer trimestre de 2020, de los activos en el exterior. No hay década que registre esta sangría de recursos de los uruguayos al exterior.
* En las rondas de salarios, en el 85% de las mesas el Poder Ejecutivo votó la propuesta de los empresarios para la política salarial.
Con lo informado por Óscar, queda bien claro para quienes se gobierna. Nadie debería sorprenderse o sentirse defraudado. Graciela Villar lo dijo con todas las letras: “Esto es entre oligarquía y pueblo”. Y si a alguien no le alcanza para desengañarse, agrego otros detalles:
* Uruguay pasó de tener el SMN de América Latina y el Caribe, con los gobiernos frenteamplistas, a estar peleando por el cuarto lugar tras solo un año y medio de gobierno herrerista.
* Un estudio del Instituto Cuesta Duarte y la OIT revela que, con respecto a los trabajadores jóvenes, “los salarios reales aumentaron sostenidamente hasta mediados del año pasado en que, producto de los lineamientos dispuestos por el Poder Ejecutivo, el proceso se revirtió con una caída acumulada de 4,3% al inicio de esta novena ronda de Consejos de Salario”. El 69% cobra menos de 25.000 pesos líquidos y el 19% no llega a los 15.000 pesos.
* Los empleados públicos perdieron 12% de poder adquisitivo desde que gobierna Luis Lacalle Pou.
* Los militares perdieron 5% de salario real en el mismo lapso.
* El gobierno ha recortado el presupuesto para el Ministerio de Vivienda de 315 millones de dólares, que le daba el Frente Amplio, a 187 millones.
* Uruguay estaba considerado, junto con Chile, el país más cristalino (menor corrupción) de la región mencionada; pero Luis Lacalle Pou está haciendo lo imposible para quitarnos ese honor, ya que su gobierno dificulta y limita cada vez más el acceso a la información pública.
* Aumentaron la corrupción, el nepotismo y el clientelismo.
* En varios organismos públicos se omiten los concursos y se adjudican cargos a dedo.
* Gracias a la LUC y el afloje de los controles antilavado, Uruguay podría ser observado por el GAFI, siendo indiscutible que con los blancos se lava mejor.
* La ministra de la Corte Electoral (Partido Nacional) Ana Lía Piñeyrúa violó el artículo 77 de la Constitución al tildar de mentirosos a quienes buscan derogar 135 artículos de la LUC; pero no pasa nada, sigue en el cargo.
* El gobierno continúa adjudicando a la LUC el descenso de los delitos; pero un informe de Insight Crime demuestra que en la mayoría de los países descendieron desde que comenzó la pandemia; ahora, a medida que se normaliza la situación, aumentan los crímenes y Uruguay registra un homicidio por día desde hace tres meses.
Tenemos mucho más para agregar; pero no queremos deprimir más a nuestros lectores. Solo resta decir que una de las principales promesas de Luis Lacalle Pou fue la de hacerse cargo; pero seguimos esperando que la cumpla, porque hasta ahora, todo es culpa del gobierno finalizado en marzo de 2020 y de la pandemia.
También seguimos esperando la condena del presidente a países como China, Chile, Colombia, Brasil y Paraguay por sus sistemáticas violaciones a los derechos humanos.
Y esperamos también la prometida procesión de legiones de frenteamplistas rumbo a la cárcel tras las auditorías “serias e imparciales” encargadas con muy buen dinero a amigos del partido; porque hasta ahora, los que van cayendo como moscas por delitos de todo tipo son integrantes de la coalición.
Ya hicieron antes todo esto.
¿Cuándo terminaremos de aprender?
26
Oct
21
La prioridad NO sos vos . . .
Estado mínimo o Estado estratégico: este es el debate de hoy
I) LOS RESULTADOS
Desde 2005 a 2019 la economía en Uruguay tuvo un importante crecimiento económico (del orden del 80% en su PBI). Sin embargo, durante la dictadura (desde 1973 a 1981) también hubo un importante crecimiento económico y desde 1990 a 1998 también lo hubo.
De todos modos, los resultados en materia de distribución fueron notoriamente distintos. Hemos planteado en varias columnas de Diario La R estos diferentes resultados.
Hagamos aquí una síntesis.
· Durante el crecimiento de la dictadura el salario real cayó un orden de 35%; durante los años 90 el salario real permaneció estancado; durante los 15 años del Frente Amplio el salario real creció un orden de 60%. Si tomamos específicamente el salario mínimo nacional cayó y mucho durante la dictadura y los 90 y creció al triple de 2005 a 2019.
· Durante la dictadura la pobreza creció; en los año 90 la pobreza cayó de 25 a 21%, mientras que durante el gobierno del FA de 40 o 8,8%.
· Durante la dictadura la desigualdad medida por el índice de GINI creció mucho, durante los años 90 volvió a crecer significativamente, mientras que, durante los 15 años, de 2005 a 2019 hubo una baja significativa.
· El gasto público en salud y educación cayó durante la dictadura en valores reales y en porcentaje del PBI. En los 90 su participación como porcentaje del PBI fue muy baja a tal punto que en el máximo de crecimiento económico en 1998 fue de 5,6 sobre el PBI; en el año 2019 al final del período de gobierno del Frente Amplio ambos sumados llegaban a 11,4% (lo muestra el gráfico)
II) LAS CAUSAS DE DICHAS DIFERENCIAS
La mejora simultánea de la pobreza y la desigualdad sólo se puede explicar por un conjunto de acciones redistributivas activas de la política pública.
Primero: Política Salarial
La política salarial se hizo sobre la base de una combinación de dos instrumentos claves: la mejora del salario mínimo (que se multiplicó por 3 en valores reales en 15 años) y la negociación colectiva que permitió a los trabajadores fortalecer su organización sindical (pasamos de 135 mil a más de 300 mil afiliados al PIT–CNT). Justamente estas dos herramientas se habían usado en sentido contrario en los años 90. El salario mínimo perdió en esos años la friolera de 50%, es decir la mitad de su poder de compra y tanto el gobierno de Lacalle, como el segundo de Sanguinetti y su ministra Ana Lía Piñeyrúa dejaron de convocar a los consejos de salarios y sumergieron a los trabajadores en la soledad del mercado.
Segundo: Formalización en el Trabajo
Está claro que trabajar en la formalidad da mayores garantías, mejores ingresos y certezas de una jubilación futura. Por ello la política desde 2005 fue aumentar la formalización, tanto en los nuevos empleos creados como los miles que estaban sin registro en la seguridad social. Y en ese sentido las cifras son claras: pasamos de poco más de 900 mil cotizantes a casi un millón y medio.
Tercero: Reforma Tributaria
Ser asalariado en los años 90 era claramente una desgracia: bajos salarios, no convocatoria a consejos de salarios, informalidad, etc. etc. Pero además de eso junto a los jubilados eran los únicos que tenían que pagar impuesto a la renta personal. El nefasto impuesto a los sueldos fue puesto por Lacalle e incrementado por el segundo gobierno de Sanguinetti y luego mucho más aún por el gobierno de Batlle.
La sustitución del IRP por el IRPF tuvo al menos 4 ventajas:
· Aumentó casi al doble en valores reales el mínimo por el cual se paga
· Se pasó de tasas fijas (6% el que ganaba 10 mil pesos y 6% el que ganaba 200 mil) a tasas progresivas, incrementando el tributo por la capacidad de pago de las personas.
· Permitió deducciones por hijos.
· Y sobre todo fue un verdadero impuesto a los ingresos pues dejaron de ser trabajadores y jubilados los únicos que lo pagaban.
Cuarto: Reforma de la Salud
Un factor notable de redistribución fue la reforma de la salud. Permitió la accesibilidad universal al sistema de salud, incluyó todo el núcleo familiar a través de la seguridad social, reduciendo el gasto privado que realizaban las familias y aumentó de 170 a 1.100 millones de dólares el gasto en ASSE lo que mejoró notoriamente los recursos destinados en salud a la población de menores ingresos.
Quinto: Las asignaciones Familiares
Otro factor de mejora en la protección social es la generalización del sistema de asignaciones familiares, extendiéndose a todos los niños y aumentando notoriamente su monto. La asignación promedio era en 2004 de 198 pesos que en pesos de hoy serían un orden de 600; en cambio la asignación promedio hoy es del orden de los 1.500 pesos, es decir un aumento de 150% en términos reales de la asignación familiar. Pero al mismo tiempo generaron un fuerte estímulo a la reinserción educativa, expresado en el aumento de la asistencia a enseñanza secundaria básica del primer quintil de ingresos (donde se concentran el grueso de las asignaciones familiares) que pasó de 81 a 88%.
III) SÍNTESIS: DOS VISIONES DEL ESTADO
No hay dudas cuando uno recorre este análisis del contraste ente dos modelos de sociedad; de un lado el modelo concentrador y excluyente y del otro lado el modelo distributivo y con un Estado estratégico.
22
Oct
21
john Reed . . .
Frente a un nuevo aniversario del nacimiento del escritor, publicamos un artículo de Howard Zinn donde cuenta la historia de John Reed, el gran periodista norteamericano que entre otros, nos narró la revolución “desde adentro” en su libro Diez días que conmovieron al mundo.
escribe; Howard Zinn
En 1981 la factoría de Hollywood produjo una película, “Reds”, en la que no sólo el personaje principal –el periodista John Reed– era un comunista, sino que además estaba representado con simpatía. Fue ésta una más de las muchas pruebas ya existentes de que USA había tomado distancias de la histeria anticomunista que había prevalecido en los años cincuenta. A raíz de aquello, los editores del “Boston Globe” me pidieron que, como historiador, informase a sus lectores sobre John Reed. Las líneas que siguen aparecieron en ese periódico el 5 de enero de 1982.
Los radicales son exasperantes por partida doble. No sólo se niegan a ajustarse a la idea de lo que debe ser un verdadero patriota usamericano, sino que tampoco cuadran en la idea general que suele tenerse de los radicales. Esto es lo que sucede con John Reed y Louise Bryant, que confundieron y enfurecieron a los guardianes de la ortodoxia cultural y política en los tiempos de la Primera Guerra Mundial. Ambos aparecen hoy en Reds, la gran película de Warren Beatty, y algunos críticos refunfuñan ante lo que llaman “comunista chic” y “marxismo de moda”, en una repetición involuntaria de las pullas que tanto Reed como Bryant hubieron de soportar en su tiempo.
Nunca se les perdonó que ellos y sus extraordinarios amigos –Max Eastman, Emma Goldman, Lincoln Steffens, Margaret Sanger– avocaran por la libertad sexual en un país dominado por la rectitud cristiana, que se opusieran a la militarización en una época de patriotería guerrerista, que defendieran el socialismo cuando el mundo de los negocios y el gobierno se dedicaban a apalear y asesinar huelguistas o que aplaudieran la que, para ellos, era la primera revolución proletaria de la historia.
Pero lo peor fue que se negaron a ser meros escritores e intelectuales de esos que atacan al sistema con palabras; en vez de eso, se unieron a piquetes, se amaron con libertad, desafiaron a los comités del gobierno, fueron a la cárcel. Se mostraron partidarios de la revolución en sus acciones y en su arte, al mismo tiempo que ignoraban las sempiternas advertencias que los voyeurs de los movimientos sociales de cualquier generación han lanzado siempre contra el compromiso político.
El establishment nunca le perdonó a John Reed (tampoco lo hicieron algunos de sus críticos, como Walter Lippmann and Eugene O’Neill) que se negase a separar arte de insurgencia, que no sólo fuese rebelde en su prosa, sino imaginativo en su activismo. Para Reed, la rebeldía era compromiso y diversión, análisis y aventura. Esto hizo que algunos de sus amigos liberales no se lo tomasen en serio (Lippmann mencionó su “deseo exorbitante de que lo detuviesen”), sin comprender que la elite del poder en su país consideraba peligrosas las protestas con imaginación y no se tomaba a broma el coraje con ingenio, porque sabía muy bien que siempre es posible encarcelar a los rebeldes pertinaces, pero que la más alta traición, esa contra la cual no hay castigo adecuado, es la que consiste en volver atractiva la rebelión.
Sus amigos lo llamaban Jack. Fue un poeta toda su vida, desde su infancia confortable en Portland (Oregón) hasta el Harvard College, desde las insurrecciones campesinas en México, las huelgas de los trabajadores de la seda en Nueva Jersey y la de los mineros del carbón en Colorado hasta el frente de batalla en Europa y junto a las masas bolcheviques que cantaban y gritaban en Petrogrado. Pero, tal como lo expresó Max Eastman, su editor en Masses, “la poesía para Reed no era sólo escribir palabras, sino vivir la vida”. De hecho, ninguno de sus muchos poemas alcanzaron la excelencia, pero él sí fue directo al corazón de guerras y revoluciones, huelgas y manifestaciones, y lo hizo con el ojo certero de una cámara (antes de que ésta existiese) y con la memoria de un magnetofón (antes de que lo inventasen). Dio vida a la historia para los lectores de revistas populares y pobretonas publicaciones mensuales para consumo de radicales.
En Harvard, entre 1906 y 1910, Reed fue un atleta (en natación y waterpolo), un bromista, un animador, un escritor satírico, un alumno del famoso profesor de escritura Charles Townsend Copeland, a quien llamaban “Copey” y, al mismo tiempo, un protegido del reportero sensacionalista Lincoln Steffens. Fue un crítico malicioso del esnobismo de Harvard, si bien no llegó a ser miembro del Walter Lippmann’s Socialist Club. Tras su graduación, viajó en un buque de carga hasta Europa, donde visitó Londres, París y Madrid, y luego regresó para unirse a un grupo de escritores bohemios y radicales del neoyorquino Greenwich Village, donde Steffens le proporcionó su primer trabajo, en el que se ocupaba de aburridas tareas editoriales para una revista politicoliteraria llamada The American.
El contraste entre la riqueza y la pobreza del Nueva York de 1912 hería los sentidos y alguien con un ojo tan agudo como el de John Reed no podía ignorarlo. Empezó a escribir para Masses, una revista que acababa de aparecer, editada por Max Eastman (el hermano de la feminista socialista Crystal Eastman) y redactó un manifiesto en el que se afirmaba que “los poemas y dibujos rechazados por la prensa capitalista a causa de su excelencia serán bienvenidos en esta revista”. Masses era algo vivo, no el órgano oficial de un partido, sino un partido en sí mismo, con anarquistas y socialistas, artistas y escritores y rebeldes indefinibles de todas clases en sus páginas: Carl Sandburg y Amy Lowell, William Carlos Williams, Upton Sinclair. Y, del exterior, Bertrand Russell, Gorki, Picasso.
Los tiempos temblaban con la lucha de clases. Reed fue a Lawrence (Massachusetts), donde mujeres y niños habían abandonado sus puestos de trabajo en la industria textil y estaban inmersos en una heroica y desgarradora huelga con la ayuda del sindicato IWW (el revolucionario Trabajadores Industriales del Mundo) y del Partido Socialista. Allí conoció a Bill Haywood, el dirigente del IWW (a quien describió como “un gigantón maltrecho con un ojo de menos y una mirada eminente en el otro”). Haywood lo puso al tanto de la huelga de 25.000 trabajadores de la seda al otro lado del río Hudson, en Patterson, los cuales exigían una jornada de trabajo de ocho horas, y le dijo que la policía, por toda respuesta, los había apaleado. La prensa no publicaba nada de esto, así que Reed fue a Paterson. No era el tipo de periodista que tomaba notas desde fuera: se unió al piquete, lo arrestaron por negarse a desalojar y pasó cuatro días en el calabozo.
El artículo que publicó en Masses era ya un nuevo tipo de escritura, enardecida, implicada. Asistió a una asamblea de los huelguistas de Paterson, escuchó la arenga de la joven radical irlandesa Elizabeth Gurley Flynn sobre el poder de los brazos caídos y él, que nunca fue tímido, se puso al frente de la muchedumbre cantando La Marsellesa y La Internacional. Él y Mabel Dodge, cuyo apartamento de la Quinta Avenida era como un centro de arte y política (pronto se convirtió en su amante), tuvieron la brillante idea de organizar con mil trabajadores un espectáculo sobre la huelga en el Madison Square Garden. Reed trabajó día y noche en el guión, mientras que John Sloan pintaba la escenografía. Quince mil personas acudieron al evento.
En México, Pancho Villa estaba liderando una rebelión de campesinos y el Metropolitan le pidió a Reed que acudiese allí como corresponsal. Pronto se vio inmerso en la Revolución Mexicana, cabalgando junto al propio Villa, enviando artículos que Walter Lippmann aclamó como “el mejor periodismo que se haya hecho nunca… La variedad de sus impresiones, los recursos y el colorido de su lenguaje parecían inagotables… y la Revolución de Villa, que hasta entonces aparecía en la prensa sólo con un incordio, pasó a ser una multitud de campesinos que se desplazaban en un maravilloso panorama de tierra y cielo.” El fruto de aquello, Insurgent Mexico [México insurgente], la recopilación de artículos de Reed sobre este tema, no es lo que la ortodoxia considera como “periodismo objetivo”, sino algo escrito para ayudar a la revolución.
Acababa de regresar a Nueva York, aclamado como un gran periodista, cuando en el país empezó a propagarse la terrible noticia de la Matanza de Ludlow: en el sur de Colorado la Guardia Nacional, a sueldo de los Rockefeller, había ametrallado a los mineros en huelga e incendiado sus casas junto con sus familias. Reed no tardó en aparecer en escena y escribió “The Colorado War” [La guerra de Colorado].
Durante el verano de 1914 estuvo en Princetown, que se convertiría en su refugio durante los años siguientes, nadando, escribiendo, amando (hasta 1916, en una tormentosa aventura con Mabel Dodge). Aquel mes de agosto estalló la guerra en Europa. En un manuscrito inédito, Reed escribió: “Y aquí están las naciones, lanzadas a degüello como perros… y el arte, la industria, el comercio, la libertad individual, la propia vida, gravadas con impuestos para mantener monstruosas máquinas de muerte.”
Reed regresó a Portland para ver a su madre, que nunca aprobó sus ideas radicales. Allí, en la sala de reuniones del IWW local, escuchó hablar a Emma Goldman. Para él fue una iluminación. Ella era el motor del feminismo y el anarquismo de aquella generación y probó con su propia vida que se puede revolucionario con seriedad y también con alegría.
Los grandes periódicos de Nueva York lo presionaban para que fuese a Europa a cubrir la guerra y aceptó trabajar para el Metropolitan. Al mismo tiempo, escribió un artículo para Masses. La guerra era una cuestión de beneficios, afirmó en él. De camino hacia Europa, era consciente de que iba en primera clase mientras que tres mil italianos viajaban como animales. Pronto estuvo en Inglaterra, en Suiza, en Alemania y, después, en Francia, pisando el terreno de la guerra: lluvia, barro, cadáveres. Lo que más lo deprimía era el patriotismo criminal que embargaba a todo el mundo en los dos bandos, incluso a algunos socialistas, como H. G. Wells en Inglaterra.
Cuatro meses después, cuando regresó a USA, se encontró que los radicales Upton Sinclair y John Dewey se habían unido al grupo de los patriotas. Walter Lippmann también. Este último, que ahora era editor del New Republic, escribió un curioso ensayo en diciembre de 1914: “Por temperamento no es un escritor profesional ni tampoco un periodista, sino una persona que se lo pasa bien”. Tras lo cual Lippmann, que se enorgullecía de ser un “escritor profesional”, añadió el desaire definitivo: “Reed no es objetivo y se siente orgulloso de no serlo”.
Era verdad. Reed regresó a la guerra en 1915, esta vez a Rusia, a los pueblos calcinados y saqueados, a los asesinatos en masa de judíos por parte de los soldados del zar, a Bucarest, a Constantinopla, a Sofía, luego a Serbia y a Grecia. Tenía muy claro lo que significaba el patriotismo: la muerte por las armas o por el hambre, la viruela, la difteria, el cólera, el tifus. De regreso a USA, se encontró con el discurso interminable sobre la preparación militar contra “el enemigo” y escribió para Masses que el verdadero enemigo del obrero usamericano era el dos por ciento de la población que poseía el sesenta por ciento de la riqueza nacional. “Nosotros defendemos que los obreros se defiendan contra ese enemigo. Ésa es nuestra preparación”.
A principios de 1916, John Reed conoció en Portland a Louise Bryant y los dos se enamoraron de inmediato. Ella dejó a su marido y se fue con Reed a Nueva York. Fue el principio de una relación apasionada y poética. Ella era escritora y anarquista. Aquel verano, Reed buscó un respiro junto a Bryant lejos de los sonidos de la guerra, en las tranquilas playas de Princetown. Hay una foto de ella desnuda y recatada en la arena.
En abril de 1917, Woodrow Wilson pidió al Congreso que declarase la guerra a Alemania y John Reed escribió en Masses: “La guerra es la locura de las turbas, la crucifixión de quienes dicen la verdad, la asfixia de los artistas… No es nuestra guerra.” Testificó ante el Congreso contra el reclutamiento obligatorio: “No creo en esta guerra… yo no me alistaría.”
Cuando detuvieron a Emma Goldman y a Alexander Berkman en aplicación de la Ley de la Conscripción por “conspiración para inducir a personas a no alistarse”, Reed fue testigo de su defensa. Los condenaron y enviaron a prisión junto con otro millar de usamericanos que se oponían a la guerra. Se prohibieron los periódicos radicales, Masses entre ellos.
Reed estaba descorazonado ante la manera en que las masas trabajadoras en Europa y USA apoyaban la guerra y se olvidaban de la lucha de clases, pero no perdió la esperanza: “No puedo renunciar a la idea de que de la democracia nacerá el mundo nuevo, más rico, más valiente, más libre, más hermoso”.
En 1917 llegaron noticias atronadoras desde Rusia. El zar, el viejo régimen, habían sido derrocados. La revolución estaba en marcha. Al menos allí, pensó Reed, todo un pueblo se había negado a aceptar la matanza, se había convertido en su propia clase dirigente y estaba creando una nueva sociedad, de contornos poco claros, pero de espíritu embriagador.
Se embarcó rumbo a Finlandia y Petrogrado junto a Louise Bryant. La revolución estaba estallando a su alrededor y ambos se sumergieron en su excitación: las manifestaciones de masas, la toma de fábricas por parte de los trabajadores, los soldados que declaraban su oposición a la guerra, el Soviet de Petrogrado que eligió a una mayoría bolchevique… Y, luego, los días 6 y 7 de noviembre, la rápida e incruenta toma de estaciones de ferrocarril, del telégrafo, del teléfono, de la distribución del correo y, por último, los trabajadores y los soldados que se precipitaban extáticos sobre el Palacio de Invierno.
De un escenario a otro, sin descanso, Reed tomó notas con increíble velocidad, recopiló panfletos, carteles y proclamaciones y, luego, en 1918, regresó a USA para escribir su historia. Al llegar le confiscaron las notas y se encontró acusado, junto con otros editores de Masses, por haberse opuesto a la guerra. Pero durante el juicio, en el que tanto Eastman como él testificaron de forma elocuente y audaz sobre sus creencias, el jurado no pudo tomar una decisión y se les retiraron los cargos.
Reed recorrió el país dando conferencias sobre la guerra y la Revolución rusa. En Tremont Temple (Boston) fue aclamado por los estudiantes de Harvard. En Indiana conoció a Eugene Debs, que pronto sería sentenciado a diez años de prisión por hablar contra la guerra. En Chicago asistió al juicio de Bill Haywood y de un centenar de dirigentes del IWW, que serían condenados a largas penas de cárcel. Aquel mes de septiembre dio un mitin en una manifestación de cuatro mil personas y lo detuvieron por desanimar a la gente para que no se alistase a las Fuerzas Armadas.
Por fin recuperó sus notas de Rusia y, durante dos meses de furiosa escritura, dio a luz Ten Days That Shook the World [Diez días que estremecieron al mundo], libro que se convirtió en la narración clásica de un testigo presencial de la Revolución bolchevique, cuyas palabras se aglomeraban en sus páginas con los sonidos del nacimiento de un mundo nuevo: “En la Perspectiva Nevski, bajo el húmedo crepúsculo, la multitud se arrebataba los últimos periódicos o se apretujaba tratando de descifrar los innumerables llamamientos y proclamas fijados en cada espacio libre… En cada esquina, en cada espacio libre, grupos compactos: soldados y estudiantes discutiendo… El Soviet de Petrogrado se hallaba reunido en sesión permanente en el Smolny, centro de la tempestad. Los delegados se caían de sueño en el piso; después, se levantaban para tomar parte en los debates. Trotsky, Kamenev, Voldarski hablaban seis, ocho, doce horas diarias…”
En 1919 la guerra había terminado, pero los ejércitos aliados invadieron Rusia y la histeria continuó en USA. El país que había glorificado la palabra “revolución” en todo el mundo, ahora le temía. Había redadas de extranjeros por millares, se los detenía y deportaba sin juicio alguno. Se reprimían las huelgas en todo el país y se multiplicaban los enfrentamientos con la policía. Reed intervino en la creación del Partido Comunista de los Trabajadores y fue a Rusia como delegado a las reuniones de la Internacional Comunista. Allí, discutió con burócratas del partido, se preguntó qué estaba pasando con la revolución, se reunió con Emma Goldman en Moscú y asistió a su llanto desilusionado.
Pero no perdió la esperanza. Iba de reunión en reunión, de conferencias en Moscú a manifestaciones de asiáticos en el Mar Negro. Su salud se resintió, cayó enfermo, enfebrecido y delirante: había contraído el tifus. A los treinta y tres años, en el punto álgido de su aventura amorosa con su mujer y camarada Louise Bryant y con la idea de la revolución siempre en el pensamiento, John Reed falleció en un hospital de Moscú.
Su cuerpo fue enterrado como un héroe cerca del muro del Kremlin, pero lo cierto es que su alma no pertenece a ninguna instancia, ni de aquí ni de allá ni de ninguna parte. Lo extraño es que hoy, en 1981, sesenta años después de su muerte, millones de usamericanos se acaben de enterar de la existencia de John Reed gracias a una película. Si sólo una pequeña fracción de ellos llegase a meditar sobre la guerra y la injusticia, sobre el arte y en el compromiso, sobre cómo extender la amistad más allá de fronteras nacionales a la búsqueda de un mundo mejor, eso ya sería un logro enorme para una vida tan breve y tan intensa como la suya.
22
Oct
21
FRENTE AMPLIO . . .
Para la esperanza tenemos razones
Tu frente, más amplio. Queremos invitarlos a construir otro talante político y social que reúna a grandes mayorías en un proyecto superador.
escribe: Ec. Mario Bergara
En esta oportunidad queremos compartir con ustedes la alegría del nacimiento de un proyecto deseable y necesario:
El día 5 de octubre, rodeados de referentes de nuestro Frente Amplio, de amigos y comunicadores se presentó Convocatoria seregnista – Progresitas, como corolario de un proceso de diálogo y encuentros.
El primer acuerdo que nos convoca es el compromiso con los ideales de libertad, igualdad y solidaridad, expresados y afirmados conjuntamente, orientados a construir mejor calidad de vida y felicidad para todas las personas, especialmente con y para las más débiles y vulnerables.
Tal como lo consignamos en nuestro documento fundacional, la democracia política, el pluralismo y la transparencia son valores esenciales para nosotros. Defendemos y promovemos los derechos humanos en su más amplia acepción, la igualdad de oportunidades al inicio de la vida, la equidad de género, la igualdad entre personas independientemente de su edad, su lugar de nacimiento, su origen étnico o su orientación sexual. Nos comprometemos con esa agenda por su esencia misma, contra todos los prejuicios sociales y más allá de cualquier cálculo electoral.
Nacimos con la vocación de seguir ensanchando las instancias de participación y promoviendo el protagonismo de la ciudadanía toda. Únicamente desde ese crisol de sensibilidades podremos tender los puentes hacia el conjunto de la sociedad. En otras palabras: se trata de crecer en los grandes consensos, acercar las orillas.
Hoy más que nunca nos urge multiplicar los esfuerzos, unirlos para poder impulsar un nuevo proyecto nacional de desarrollo sostenible e inclusivo
Somos plenamente conscientes de que esto únicamente ocurrirá en un marco de diálogo amplio y profundo con los sectores medios de la sociedad, de la ciudad y del campo, de la producción, el comercio y los servicios, de la academia y de la cultura, quienes, junto a trabajadoras y trabajadores, son actores fundamentales del desarrollo de nuestra comunidad.
Aceptamos el desafío y la enorme responsabilidad de contribuir a una estrategia que dé estabilidad y garantías, con políticas de Estado para superar los grandes problemas existentes, respondiendo a los principales desafíos: superación de la pobreza con sus caras infantiles y femeninas, educación universal y permanente, vivienda y hábitat dignos e integrados, trabajo decente, seguridad humana, infraestructura sostenible, ciencia, tecnología e innovación, inserción internacional. También es preciso acordar mejoras en la productividad, la competitividad, el empleo y el crecimiento con distribución.
Esta tarea demandará esfuerzo colectivo y compromiso político, recursos y entendimiento. Pero no lo haremos solos, venimos sobre hombros de gigantes. El progresismo uruguayo es heredero de las mejores tradiciones de más de 200 años de historia, el artiguismo fundacional, el legado invaluable del Gral. Seregni y la experiencia en el gobierno nacional y en los gobiernos departamentales nos enseñó sobre la gestión estatal y los difíciles problemas que implica.
Es desde allí que queremos invitarlos a construir otro talante político y social que reúna las grandes mayorías en un proyecto superador, es que nos comprometemos y llamamos a todo el progresismo uruguayo, dentro y fuera del FA, a aportar en este entendimiento imprescindible.
No hay otra herramienta capaz de interpretar este proceso que nuestro Frente Amplio. Todos quienes conformamos Convocatoria seregnista estamos comprometidos con la renovación del Frente Amplio, de su agenda y de sus liderazgos. Debemos recrear una organización inspirada en el principio “un frenteamplista, un voto”, mucho más abierta y plural.
En definitiva, nacemos con un objetivo común a mediano plazo de fortalecer al Frente Amplio como herramienta esencial e imprescindible para la construcción de un país cada vez mejor.
En lo inmediato nos convocan tres desafíos relevantes. El primero de ellos, cronológicamente, es contribuir a una gran elección interna del Frente Amplio, que involucre a miles en todo el país. Es importantísimo para el proceso de acumulación obtener una gran votación.
En ese mismo marco y como segundo objetivo, los convocamos a acompañar la candidatura a la presidencia del compañero Fernando Pereira, por lo que él representa, por su trayectoria y su peso específico, pero también por el proceso de construcción de candidaturas que cristaliza en su nombre. El tercer mojón es el referéndum para derogar los 135 artículos de la LUC. La ley en sí misma, el proceso de su aprobación y los argumentos esgrimidos en su defensa por parte de la coalición de gobierno representan lo más conservador y reaccionario del modelo que hoy confrontamos.
Como verán, la tarea es enorme. La asumimos con alegría y unidad. Hemos dado un paso importante, acercándonos entre frenteamplistas que nunca debimos estar dispersos, acortando distancias y yendo a buscar a ciudadanos y ciudadanas que no votan al FA pero que son indispensables —no ya para un triunfo electoral— sino para fundar las bases de un Uruguay con futuro para las grandes mayorías.
El pensamiento, la acción y la vida del compañero Liber Seregni alumbrarán la trayectoria que iremos recorriendo, desde hoy, paso a paso.
¡Están todos convocados!
Regocijo arriba, indignación abajo
escribe: Enrique Ortega Salinas
Que la verdad no ofende es una terrible mentira; la verdad puede ofender y doler, y mucho, y esto sí es tan cierto como que hoy en día hay mucha gente inteligente que evita decir lo que piensa porque siempre hay un mediocre dispuesto a sentirse ofendido.
Lo cierto es que unos pocos hechos recientes sirven para dejar al descubierto lo que es la derecha uruguaya, para que quien esté dormido despierte y quien fue engañado se rebele.
Amenazas
Parece que la costumbre de amenazar a quien hace tambalear sus intereses políticos se va naturalizando en filas nacionalistas. A las advertencias (al mejor estilo de una novela de Mario Puzzo) de la vicepresidente Beatriz Argimón contra Fernando Cristino (“Cuidate, soy muy joven, cuidate…”) le siguieron las amenazas de Luis Alberto Martínez Menditeguy, presidente de la Junta Departamental de Durazno, a la edila nacionalista Daniela Moreira para que asistiera a la Junta a votar el presupuesto departamental, advirtiéndole que provocaría su salida del cargo que ésta tiene en el Mides. “Yo te estoy avisando como amigo, nada más: te quedás sin Mides”. “Vos acá sos la edil, yo te aviso. El que avisa no traiciona. Vos sos mayorcita, ya sabés”. Al final, quien perdió el cargo fue el aprendiz de mafioso luego que se hiciera público el audio con la amenaza.
A ellos les siguió el intendente de Rocha, que intentó “apretar” al diputado del MPP Gabriel Tinaglini luego de que el frenteamplista presentara una denuncia penal en la Fiscalía por la contratación de la fundación A Ganar por parte de la intendencia.
La denuncia se realizó tras la negativa del Partido Nacional de conformar una comisión investigadora y por la falta de respuesta de los blancos a los pedidos de informes.
Durante la inauguración de la red eléctrica en Laguna de Rocha, alguien logró filmar al intendente Alejo Umpiérrez acercándose al diputado y diciéndole, mientras lo señalaba con un dedo: “Pasaste una raya que no podías pasar”.
Pero el “apriete” no terminó allí. También lo increparon el diputado nacionalista Milton Corbo y el secretario general de la intendencia e integrante de la Comisión Asesora de Adjudicaciones Valentín Martínez. Recordemos que este último personaje es hermano de Verónica Martínez (de la fundación contratada pese a las observaciones del TCR) y de Nicolás Martínez, secretario del presidente de la República.
¿Transparencia, dijo?
Con todo, Lacalle dijo en Estados Unidos que “Uruguay es un país serio y con un alto nivel de transparencia”. Su aseveración no coincide con el informe ITAel (Índice de Transparencia en Línea), de Cainfo y la Universidad Católica.
El análisis del cumplimiento de las obligaciones de transparencia activa de los organismos públicos de Uruguay arroja datos muy negativos, con casi 20 puntos porcentuales menos que la edición anterior y un quiebre en la tendencia ascendente de los últimos años.
Pasándolo al criollo, la mayoría de los organismos del gobierno incumple con las obligaciones de la Ldaip, mostrándose reacio a permitir que la ciudadanía acceda a la información pública. Como ha informado Ricardo Pose, “de 262 sitios relevados, solo 4 alcanzan niveles altos de transparencia activa, esto es menos del 2%. Además 57% de los organismos no cumple la mitad de las exigencias que plantea el índice ITAel”.
Es más, desde Naciones Unidas se ha enviado una misiva al Senado señalando que la tentativa de modificar la Ley de Acceso a la Información Pública, por medio de la Ley de Rendición de Cuentas, es “regresiva e innecesaria”.
La verdad es que el herrerismo está provocando en Uruguay un retroceso en todas las áreas (derechos humanos, libertad de expresión, inversión social, economía) que será difícil de revertir en pocos años.
Codicia
Por otra parte, el presidente de la Cámara de Industrias del Uruguay, Alfredo Antía, y el exsubsecretario de Economía del gobierno de Luis Alberto Lacalle de Herrera, el economista Gustavo Licandro, recibieron una noticia que les cayó como un balde agua fría.
El primero ha propuesto pagar a los trabajadores un 70% por debajo del laudo y no pagarles despido, mientras que el segundo propuso eliminar los Consejos de Salarios, eliminar el Salario Mínimo Nacional y que cada trabajador negocie su propio sueldo. Ambos neoliberales sostienen la teoría de que los sueldos altos fomentan el desempleo.
Sin embargo, el Premio Nobel de Economía no les tocó a ellos, sino a tres especialistas en «experimentos naturales», el canadiense David Card, el estadounidense-israelí Joshua Angrist y el estadounidense-holandés Guido Imbens. David Card demostró con sus investigaciones que el aumento del salario mínimo no implica reducción del empleo.
Y ya que hablamos de oligarcas criollos, AEBU ha informado que el ritmo de aumento de los depósitos bancarios en este último año y medio supera por lejos todos los registros históricos. Solo en los primeros seis meses de 2021, los depósitos aumentaron US$ 2.845 millones, mientras que en 2020 aumentaron US$ 2.979 millones, pero en todo el año. Desde que asumió Lacalle Pou, “el ritmo de aumento de los depósitos superó ampliamente todos los registros históricos, con un crecimiento de más del 10% del PIB”.
El 90% de los casi US$ 2.900 millones corresponde a cuentas con más de US$ 100.000 y estas son propiedad del 2% de los clientes de los bancos. Las cuentas con más de US$ 250.000 acapararon el 73% del crecimiento de los depósitos, siendo propiedad de 0,7% del total de clientes de los bancos, lo que equivale a 19.000 empresas y personas. Pavada de concentración de riqueza.
Lo anterior hay que ligarlo al récord de exportaciones de ganado en pie, carne bovina, subproductos cárnicos, cueros, lanas y tejidos, madera y celulosa, entre otros; las que totalizarán a fin de año 10.500 millones de dólares y un crecimiento de 30% con respecto a 2020. Sin embargo, los trabajadores del sector agroindustrial exportador han perdido salario real. Un caso paradigmático es el de Minerva, multinacional líder en América del Sur en exportación de carne bovina in natura y sus derivados, que pese al récord mencionado rebajó en 22% el salario de sus trabajadores en Canelones.
Sanguinetti siempre dice que “hay que hacer crecer la torta para repartirla mejor”; pero la torta sigue creciendo y cada vez la reparten peor.
El gobierno y la prensa cómplice encubren estas inmoralidades tratando de convencer a los trabajadores de que están mal pura y exclusivamente por culpa de la pandemia. La verdad es que con la derecha las crisis las pagan siempre las clases media y baja. Con el mismo desparpajo, Lacalle Pou niega que haya aumentado el IVA; pero apenas asumió, decretó que, si pagas con tarjeta de débito, en lugar de tener un descuento de 4% del IVA el beneficio será de la mitad. Que la pinten como quieran; pero eso es un aumento de 2% del IVA.
A la vez, los recortes en educación, tecnología, investigación y becas es un ahorro que, como afirma Óscar Andrade, nos va a salir muy caro.
Los activos de los uruguayos en el exterior aumentaron, solo en nueve meses de gobierno herrerista, 3.400 millones de dólares. En seis meses de 2021, 2.800 millones. Sin embargo, el gobierno les permite pagar menos en salarios que en 2019.
Las opciones del presidente son claras.
Andrade nos recuerda que Lacalle recorta en Salud Pública; pero a quien tiene un yate amarrado en el puerto de Punta del Este se le cobra la mitad de lo que antes pagaba. Se recorta a la mitad el dinero destinado a la Dirección Nacional de Desarrollo Rural, afectando a 20.000 pequeños productores y se recorta también en Colonización; pero, en el mismo presupuesto, se incrementa la exoneración de tributos de impuestos al patrimonio rural (que pagan solo los que tienen más de 2.000 hectáreas), con lo cual “estás diciendo que hay recursos de acá que se recortan y recursos de acá que se resignan”.
Blancas miserias
Paralelamente, los blancos continúan con sus pequeñeces políticas. A la negativa del presidente de negar la CNRT a la Comisión Nacional pro Referéndum para la anulación de 135 artículos de la LUC y la intimidación practicada por la Policía de Rocha contra quienes juntaban firmas, se suma un hecho protagonizado por el alcalde de Colonia Valdense. Andrés Malán envió a la Policía para detener la pintada que estaba haciendo contra la LUC el frenteamplista Marcel Bonnet, quien debió suspender todo y presentarse en la comisaría.
Que no se puede hacer una pintada en una obra pública lo podemos aceptar; pero Malán no llamó a la Policía cuando se hizo una pintada a favor de la lista 12, pintada que aún luce el puente. La 12 es la lista del alcalde Andrés Malán.
Y la hipocresía continúa. Adriana Peña, exintendente de Lavalleja y actual edil por el Partido Nacional, ha declarado a la diaria que “no es legal que el hermano del intendente cobre un sobresueldo de más de 70.000 pesos”. Tiene razón; es ilegal e inmoral; pero fue ella quien, para hacerle un favor al actual intendente Mario García, le dio a su hermano el cargo de peón, ya cuando ella finalizaba su mandato. Y sobre nepotismo, Peña le puede dar cátedra a García, porque fue ella la que designó a su propio hermano, Nestor Gerardo Peña, como director de Comunicaciones, y fue ella la que le aumentó el sueldo en un modesto 107% al director de Obras Gastón Elola, pareja de la intendente, medida que provocó un escándalo y el rechazo de la Junta Departamental, que impidió su concreción.
¿Y qué esperabas?
Quienes quieran mantenerse al día no deberían ignorar u olvidar este apurado e incompleto punteo de lo que ha hecho y propuesto la derecha en los últimos meses.
En solo un año y medio, la coalición ha incurrido en innumerables conductas delictivas o, por lo menos, inmorales. Efectivamente, y sobre todo los blancos, han protagonizado hechos de violencia doméstica (edil blanco de Paysandú), lesiones dolosas (edil blanco Darwin Correa, de Maldonado), abigeato (alcalde de Rincón de Valentín, en Salto); delitos sexuales contra menores (Juan Andrés Oronoz, alcalde blanco de Dolores, y Óscar Daniel Fracuelli Fernández, edil blanco de Mercedes); corrupción (media familia del alcalde blanco de Florencio Sánchez y, mientras, la Justicia investiga el caso del diputado blanco Omar Laffluf en Río Negro); falsificación de documentos (venta fraudulenta de terrenos en La Juanita, Maldonado, por parte del ex edil colorado Pablo Gallo), contrabando (ex edil del Partido Colorado y candidato a diputado en 2019 por el Partido de la Gente; Mauricio de Benedetti), abusos policiales, demagogia, incumplimiento de promesas electorales (“¡Se terminó! ¡Se terminó”), licitaciones con apariencia de amañadas (con la fundación A Ganar y Ayax, entre otras), ataques a los periodistas independientes y a los gremios (sobre todo de las empresas que buscan privatizar), nombramientos a dedo e ignorando la obligación de legal de adjudicar cargos mediante concurso (BPS, DGI y Comisión Mixta de Salto Grande, por ejemplo), nepotismo (en casi todas las intendencias derechistas con el intendente blanco de Artigas Pablo Caram a la cabeza), compensaciones especiales, ilegales e inmorales (Intendencia de Lavalleja); libramiento de cheques sin fondo (exdiputado blanco por Colonia Edmundo Roselli); violaciones a la ley de prendas (el mismo Roselli y el exintendente blanco de Soriano Agustin Bascou) y muchos, muchísimos casos más.
Mientras tanto, subieron la inflación, las tarifas, el dólar, el desempleo y la pobreza y bajaron el salario real, el poder de compra y la inversión en políticas sociales. Se ahorraron 600 millones de dólares a costa de 6.000 muertos y 100.000 nuevos pobres. Se recortó el presupuesto de vivienda en el peor momento y hasta el Observatorio del Mides marchó a la basura. De 110.000 capacitaciones brindadas por el Inefop en 2019, pasamos a 37.000 en 2020 y 2021 cerrará con una cifra idéntica.
Ahora, hasta debemos pagar para ver los partidos de nuestra selección de fútbol.
Pero estaba bueno cambiar.
21
Oct
21
DDHH y DESAPRECIDOS . . .
Julio Castro
El 1º de agosto de 1977 desaparece Julio Castro en Montevideo. Lo detienen, tras haber salvado muchas vidas. Tenía un acuerdo con el Embajador de México en Uruguay, Vicente Muñiz, y telefónicamente con una clave coordinaba encuentros para ingresar asilados a la sede diplomática. Me avisó Carlos Martínez Moreno, desde México, el 9 de agosto.
Carlos, que un año más tarde sería Secretario General de la Convergencia Democrática en Uruguay, que yo presidiría, era muy amigo de Julio. Además, un año mayor que mi padre fueron compañeros de la Escuela Artigas de Melo. Papá conocía a Julio Castro de la fundación de Marcha. Me impresionó cuánto le afectó la noticia cuando le llamé a Londres.
Juntamos toda la información y junto a mi amigo entrañable, a la sazón mi Jefe, Joe Eldridge, presentamos denuncia ante la Comisión de Derechos Humanos de la OEA (CIDH). Todavía no existía la Corte Americana (para lo que se requería que hubiera 11 instrumentos de ratificación entregados), lo que aún no había ocurrido. Eso hacía de la CIDH un instrumento muy importante.
El Secretario General era Orfila; casi tan reaccionario como Almagro, respetaba la independencia técnica de la CIDH. Tomaba denuncias individuales sobre casos específicos, tratando en iguales condiciones (casi) denunciante y país eventualmente victimario. Eso sí, debía presumir como verdaderas las respuestas de los gobiernos.
En ausencia de la Corte, la CIDH actuaba como asesora de la Asamblea General y elevaba informes de casos individuales. Yo trabajaba en la Oficina de Washington para América Latina (WOLA por su sigla en inglés), una oficina de Derechos Humanos.
Nuestra relación con la CIDH era tan estrecha, que una vez llevamos a una audiencia, con el plenario de la misma, a Luis Adolfo Siles Salines, expresidente de Bolivia y medio hermano del también expresidente Siles Suazo. Pudo allí denunciar los atropellos de la dictadura de Banzer. Años más tarde el propio Siles Salinas iba a ser miembro de la CIDH.
Sus Secretarios en esos tiempos fueron sucesivamente Charles Moyer (de EEUU) y Edmundo Vargas Carreño (Chile). Ambos comprometidos con la causa de los derechos humanos y eran muy amigos de la WOLA. El Presidente de la CIDH era el jurista venezolano Andrés Aguilar, que luego fue miembro de la Corte Internacional de la Haya. Teníamos con ellos tres y con los demás miembros de la CIDH una excelente relación. El caso pasó a ser el Nº 2409/CIDH.
El gobierno Uruguayo le responde por nota, que su esposa había radicado denuncia en la comisaría 4a de Montevideo. A raíz de ello estaban en condiciones, decían, de responder que Julio Castro había viajado a Buenos Aires en el vuelo 159 de Pluna. “Asiento 50 D , saliendo de Montevideo hacia Buenos Aires a las 16:30 horas,” agregaban para dar más crédito a la mentira.
Según los familiares, Julio salió de su casa conduciendo una camioneta Indio (que por entonces se armaban en Uruguay) de color amarillo. Y la Indio, ¿se había tomado el vuelo también? Con el tiempo fueron apareciendo más muestras de la mentira, como la presencia en dicho vuelo de alguien que conocía a Castro y de haber estado lo habría visto. Pero en ese momento no teníamos pruebas.
Eso sí, una convicción inamovible. No era un desconocido. Era el maestro Julio Castro, un hombre cabal y comprometido. Sabíamos que era mentira, pero no teníamos una sola prueba. Con las manos vacías fuimos a ver nuevamente al Presidente de la Comisión. Él tenía que asumir la buena fe del gobierno. Uruguay es un Estado miembro de la OEA.
Pasó algo mágico y maravilloso: simplemente nos creyó. Se jugó su cargo y prestigio. Pidió la lista de ingresos a la Argentina en esa fecha. Sin mencionar nombre ni nada. Y el gobierno Argentino mandó la lista… No figuraba Julio Castro. Entonces sí, ya con ese elemento en la mano volvió a solicitar los ingresos, específicamente en ese vuelo.
El gobierno argentino fue interrogado ya específicamente sobre la nómina de pasajeros del vuelo 159 de esa fecha. Entonces la dictadura argentina envía nota a la CIDH, el 10 de diciembre del 77: Julio Castro figuraba en la lista de pasajeros de dicho vuelo, pero no viajó, por lo tanto no pasó el control migratorio argentino. Obviamente la dictadura uruguaya había agregado su nombre.
Uno imagina la reacción del gobierno uruguayo cuando, por dudar de su palabra, la CIDH desenmascaraba su mentira. Dice el refrán, que es peor la enmienda que el soneto. A los pocos días, Argentina rectifica. Manda otra nota diciendo que cuando dijeron que no había volado, que no estaba en lista, se equivocaron. Deberían haber informado que sí había ingresado.
Textualmente dicen: “Rectifíquese el error de información suministrada con relación al caso 2409 (…) el 10 de diciembre de 1977 (…) La Dirección de Migraciones ha constatado que (…) Julio Castro ingresó a la Rca. Argentina proveniente de Uruguay el 22 de setiembre…” Agregan que les “había pasado inadvertido”. La aclaración era más elocuente que la información brindada previamente.
Con Eldridge convocamos de inmediato una Conferencia de Prensa en el Edificio de la Prensa (National Press Building). La seria investigación del periodista y autor Pablo Méndez lo documenta publicando la foto de la misma, en el libro “En cuanto venga Julio” (foto).
La noticia da vuelta al mundo. Las agencias que emiten un juicio más severo son EFE, de España (firmado por José Miguel Larraya) y Reuters del Reino Unido (firmado por Patrick M. Buckley) que titulan “Gobierno Uruguayo mintió” y “La verdad sale a luz sobre desaparecido uruguayo”, respectivamente.
Y así fue, poco después, la CIDH emitió su veredicto diciendo que Julio Castro era formalmente un “desaparecido”. Julio Castro se convertía en el primer prisionero declarado internacionalmente en forma oficial como desaparecido. Así lo informa la Comisión a la Asamblea General, donde la diplomacia uruguaya de la época vuelve a tener un serio revés.
Varias colonias uruguayas en el exilio invitaron con el tiempo a Joe Eldridge a hablar en actos bajo la consigna de “Dónde está Julio Castro”. Sobre estos hechos declaré cuando se reabrió el juicio sobre su desaparición en Uruguay. Julio Castro estaba llamado a que su martirio fuera siempre emblema. Después que la “Comisión de la Verdad en Uruguay le dio por muerto preso por su salud”, su cuerpo apareció con una bala en la cabeza en el Regimiento Nº 14 de Infantería.
Mi último homenaje fue ir con un amigo a acompañar a un grupo de vecinos de Toledo, clavando improvisados carteles, señalando el camino hasta el lugar donde fue encontrado. Julio Castro fue emblema en vida, desaparecido, asesinado y encontrados sus restos. Fue un constructor de memoria a costo de su vida, tratando de salvar la de otros.
19
Oct
21
La LUC . . .
La LUC y la filosofía
escribe: Marcia Collazo
En la novela de la vida, hay un momento -o varios- en que nos derrumbamos, nos aflojamos, tocamos fondo. A veces esto ocurre sino que nos demos cuenta. Pero no solamente las crisis nos hacen tambalear. También nos hacen mucho daño las creencias impuestas, que nos vienen dadas a través de complejos mecanismos, entre los que se encuentra la política educativa de un país. Lo que se nos enseña en las aulas, lo que se nos trasmite, lo que de manera directa o indirecta se nos impone desde el aparato educativo del Estado, nos condiciona y nos mutila de múltiples maneras. ¿Es posible tomar conciencia de ello? ¿Es posible, además, desarrollar estrategias para evitar esas imposiciones, domesticaciones o adiestramientos que hoy pretenden imponerse a la sociedad entera? La filosofía nos enseña que sí.
Leí hace pocos días que en un momento de crisis personal, la filósofa y escritora italiana Ilaria Gaspari decidió, como recurso de sanación individual, echar mano de la filosofía antigua. Ni más ni menos. Se dedicó, ya no a estudiar o a leer, sino a vivir bajo los preceptos de las principales corrientes de pensamiento de la antigua Grecia. Como ella misma aseveró, se trató de un experimento existencial del cual surgió su libro Seis semanas con filósofos griegos, en el que intenta refutar la idea recurrente o el prejuicio de que la filosofía es una abstracción más o menos inútil que nos aleja de la realidad. Por el contrario, Gaspari sostiene que es posible bajar a tierra los preceptos filosóficos, en especial en temas y problemas tan humanos como la ansiedad, la felicidad o la amistad.
¿Qué relación puede haber entre estas consideraciones y la Ley de Urgente Consideración?
Parece un despropósito pretender vincular una cosa y la otra, y sin embargo en esto consiste la aplicación práctica de cualquier concepto: en traerlo a nuestro mundo, nuestra circunstancia, nuestro pequeño drama cotidiano, del que la LUC -sin la menor duda- forma parte. Hace cuatro meses, el 28 de mayo, se desarrolló la Mesa interdisciplinaria virtual “La LUC desde las humanidades: democracia y esfera pública”, organizada por la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (Fhuce) de la Universidad de la República (Udelar).
Los investigadores participantes analizaron los posibles efectos de la ley sobre nuestro sistema educativo, sobre el papel del Estado en distintos ámbitos y la participación ciudadana, entre otros temas. Fernanda Diab, asistente del Departamento de Filosofía de la Práctica de Fhuce, señaló que, en el marco de las instituciones republicanas y democráticas, no basta con que los ciudadanos elijan a sus gobernantes -o sea, que cumplan con votar en las elecciones-, sino que la libertad política implica necesariamente mucho más: supone la existencia de canales de participación, de disputa y cuestionamiento de las decisiones públicas, y en tal sentido no debemos olvidar que el Estado es el principal responsable de la libertad republicana de los habitantes. Por ello debe garantizar transparencia, libertad de información y ejercicio cívico de la protesta.
En todas estas dimensiones, la LUC supone un grave retroceso y también un importante retaceo de derechos y garantías ciudadanas. La LUC impone, en suma, el deterioro de la libertad republicana, porque recorta espacios de discusión y deliberación, promueve verticalidad en lugar de horizontalidad, imposición en lugar de negociación, penalización (bajo variados mecanismos de acción) de cualquier asomo de desacuerdo o de lisa y llana protesta.
En suma, al implementar ese retroceso, y al aplicarlo a la educación pública, la LUC no solamente atenta contra las libertades en sentido amplio, sino que contribuye a vulnerar la formación y el desarrollo del pensamiento crítico en los niños, niñas y adolescentes de este país.
Los problemas de la sociedad son problemas de la ciudadanía, y es esta ciudadanía la que debe abocarse a resolverlos. Ninguna elite ni cúpula directiva, ningún discurso represor y amenazante puede arrogarse la atribución de hacerlo en su lugar. Los problemas de la ciudadanía exigen participación (no de unos supuestos “súbditos” sino del “soberano”, que es el cuerpo de la nación), y exige además el desarrollo de múltiples ideas. El autoritarismo y la arbitrariedad que la LUC ha instaurado en la educación viene a desestructurar toda idea de comunidad educativa, de autorrepresentación social, de autodeterminación, de identidad y de alternativas.
Una situación preocupante que solo puede ser superada desde un enfoque de pensamiento analítico, metódico, racional y creativo. Y para ello es imprescindible no solo la libertad republicana, sino además la filosofía. Es la filosofía la que puede contribuir a dar un giro a nuestra humanidad; la que puede intentar la conversión del conocimiento, desde la mera teoría colgada de las nubes hacia la particular y práctico aplicación de esa teoría a la realidad de todos. Necesitamos una filosofía que propicie el desarrollo social y humano. Ese es el reto para la educación, para el Estado, para la ciudadanía. Se trata, en definitiva, de repensar la realidad. Sin miedos, sin pruritos y sin reservas académicas.
Necesitamos otros saberes y otra racionalidad que no pasen simplemente por la represión y la amenaza, el control y la vigilancia, la idea del sujeto empobrecido destinado a la producción, la ganancia para los “malla oro”, el consumo y la dominación. Necesitamos un enfoque educativo que enseñe a desaprender y que sea capaz de invitar a la transformación del mundo, a partir de la reflexión y la praxis. Mirar con los ojos propios, producir más preguntas que respuestas, pensar por uno mismo. Sospechar, al fin de cuentas, que las recetas del neoliberalismo que hoy nos atenaza no son la verdad revelada, y que somos capaces de crear otros caminos que no pasan por los mismos y gastados trillos de la desigualdad, la explotación, la imposición y la mentira.
17
Oct
21
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