Archivo de 31 de octubre de 2010

31
Oct
10

dilma; hoy todos somos dilma rouseff

Lo que se juega hoy en Brasil

Niko Schvarz |

Serra y Rousseff. Brasil elige al sucesor del presidente Lula. 
Brasil elige al sucesor del presidente Lula.

El pueblo brasileño está votando a estas horas para decidir entre la continuidad y extensión del gobierno de Lula con la candidatura de Dilma Rousseff, o el retorno al pasado, particularmente a las privatizaciones, con la candidatura de José Serra.

Abrigamos fundadas esperanzas en la victoria de Dilma Rousseff, con luz. Ese es el clima que se respira hoy en Brasil. Lo confirman las últimas encuestas. La de Sensus/CNT del 27 de octubre (fecha en que Lula cumplió 65 años y, a la vez, en que ganó la primera presidencia en el 2002) arroja 51,9% para Dilma y 36,7% para Serra (con 4,7% de blancos y nulos y 6,8% de indecisos). La diferencia de 14,2% se acrecienta si se consideran solamente los porcentajes de votos válidos: 58,6% a 41,4%. En la encuesta espontánea, en que no se menciona el nombre de los candidatos, las cifras respectivas son 50,4% y 35,7%, siempre a favor de Dilma.

La encuesta posterior de Datafolha, del día 28 y publicada al día siguiente en Folha de Sâo Paulo, es confirmatoria. La petista suma 56% de los votos válidos frente a 44% del «tucano». Si se consideran los votos nulos, en blanco y de los indecisos, el resultado es 50% a 40%.

Los compromisos programáticos reafirmados por Dilma Rousseff en un gran acto en el Teatro de los Bancarios de Brasilia el día 27 definen como meta del área social de su gobierno la erradicación de la miseria, acabar con la pobreza extrema. Sólo se puede celebrar el crecimiento económico cuando se traduce en la mejora de la vida de la gente, señaló. Ése es el gran indicador. Por tal razón fue lanzado el programa Mi Casa, Mi Vida (en el que la propia Dilma tuvo participación destacada), porque el gobierno tiene una mirada social, y en ese camino se habrá de persistir. No hay que dar importancia solamente a los números, hay que colocar el foco en las personas. De ahí los compromisos concretos para el desarrollo social: eliminar la pobreza absoluta; ampliar el programa Bolsa Familia, así como el acceso de las familias atendidas por dicho programa a otras políticas públicas; aumentar la oferta de servicios del Sistema Unico de Asistencia Social (SUAS) a todas las familias; extender la protección social a las familias con mayor vulnerabilidad; consolidar servicios regionales insertos en los Sistemas Públicos Nacionales, ampliando el acceso a las poblaciones de todos los municipios, incluyendo las áreas rurales y las comunidades tradicionales; ampliar y mejorar los programas de alimentación y nutrición; ampliar la estrategia de adquisición de alimentos a la agricultura familiar; asegurar el acceso al agua potable a todas las familias en situación de pobreza dispersas en zonas rurales sin acceso a la red pública de abastecimiento; garantizar a las comunidades tradicionales el acceso a las políticas universales de asistencia social y de seguridad alimentaria; erradicar el trabajo infantil.

También dirigió un mensaje especial a las micro y pequeñas empresas, que representan el 99,1% de todas las empresas del país y generan empleo para más de la mitad de los brasileños. La aprobación de la Ley General de la Micro y Pequeña Empresa en 2006 y la del Empresario Individual en 2008 son ejemplos de medidas adoptadas por el actual gobierno en beneficio de esos sectores, que Dilma se propone continuar, pero no sólo eso: «Yo quiero cuidar, con mucha atención y cariño, los pequeños negocios. Por eso pido su apoyo para que Brasil siga cambiando, para preservar y ampliar nuestras conquistas y que el país siga por el camino del desarrollo sustentable, con distribución de renta e inclusión social», manifestó.

Otro hecho de enorme significación, sobre el final de la campaña electoral: ya están creadas todas las condiciones para el inicio de la extracción efectiva de petróleo en el pré-sal, el mayor campo petrolífero brasileño, a cargo de la Petrobras. En el lanzamiento estuvo el día 28 el presidente Lula en visita al navío-plataforma FPSO en la ciudad de Angra dos Reis y en el Campo de Tupí, en la cuenca de Santos. El inicio de la explotación comercial del petróleo de la pré-sal en el Campo de Tupí, en el litoral de Río de Janeiro, confirma plenamente que Petrobras es un gran símbolo de orgullo del pueblo brasileño, y no sólo por su valor de mercado sino además por la calidad de sus trabajadores y funcionarios, de sus ingenieros, geólogos y personal especializado, expresó entusiasmado el presidente. Elogió la labor de los investigadores que descubrieron los yacimientos, y a quienes en plazo breve los van a poner en producción, por lo cual él se sentía en ese momento como el presidente más feliz del mundo. Y con un índice de popularidad de 83% en todo Brasil.

Faltan apenas unas horas para que conozcamos el resultado de estas elecciones, de las cuales mucho espera Brasil, pero también nuestra América Latina en su conjunto.

31
Oct
10

el miedo global

La globalización del miedo

 

En marzo pasado se publicó un artículo a propósito de una enfermedad que está haciendo estragos en el mundo globalizado: el miedo a enfermar. La prensa española recogió las reflexiones del analista John Carlin a propósito de las paranoias y terrores de comienzos del milenio.

Así como los pobres europeos medievales sufrieron los «terrores del año 1000», convencidos de que al llegar tan fatídica fecha de paso de un milenio a otro, el reducido mundo que conocían volaría en mil pedazos, mil años después el mundo ­sobre todo el mundo occidental globalizado­ vuelve a sobresaltarse y a exhibir un síndrome parecido.

«El terrorismo global, los teléfonos móviles, los fumadores pasivos, el alcohol, los pedófilos, el cambio climático, el Islam, la comida transgénica, la contaminación ambiental, la velocidad en las carreteras, representan algunos de la infinidad de pretextos que nos buscamos para poder disfrutar del perverso placer que despierta el vivir nuestra breve estancia en la Tierra en un estado de casi permanente ansiedad», sostiene Carlin en su nota.

Si exceptuamos el Islam como motivo de zozobra, los uruguayos podemos perfectamente vernos reflejados en ese espejo. No olvidemos que la instalación de la planta de Botnia (actualmente UPM) no sólo generó alarma y rechazo entre los entrerrianos sino que también muchos compatriotas se sumaron a la cruzada. Con lucidez, Carlin explica el fenómeno: «Los generadores del miedo suelen tener buenas intenciones. Como en el caso del tabaco. O el de las frutas y los vegetales transgénicos, cuyo impacto sobre la salud, dicen algunos sin saber a ciencia cierta si es verdad, va a ser desastroso. O el de los teléfonos móviles y el supuesto riesgo que su repetido uso puede tener en la incidencia de cáncer cerebral».

Siendo titular del Mvotma, el arquitecto Mariano Arana recordaba que una vecina de Fray Bentos estaba aterrorizada porque, sostenía, «el río Uruguay va a hervir» como consecuencia de los desechos tóxicos que allí vertería la pastera. Más allá de lo jocoso de la anécdota, la misma es reveladora de hasta qué punto ha calado hondo en la mentalidad colectiva el terror por «lo que puede pasar».

John Adams, profesor emérito de University College London citado por Carlin en su artículo, distingue entre riesgos concretos, visibles, palpables (como cruzar la calle sin mirar si viene un vehículo) y lo que él llama «riesgos virtuales». Un riesgo virtual no es medible o visible, según la definición de Adams: «Los científicos no están de acuerdo. No existen pruebas demostrables».

Sin embargo, la gente no parece ser capaz de internalizar esa distinción, lo que lleva a Adams a concluir que «existe el peligro de caer en una actitud absolutamente desproporcionada en cuanto a los riesgos que conlleva una vida normal».

«Para Adams ­continúa Carlin­, el tema del cambio climático, que penetra la vida normal de la gente más y más, cae dentro de la definición de riesgo virtual, ya que no existe consenso científico sobre la cuestión crucial del papel del hombre en el calentamiento planetario. Con lo cual, dice Adams, ‘para los que no son científicos nucleares o epidemiólogos o expertos sobre el medio ambiente, acaba siendo una cuestión no de verdad objetiva, sino de lo que uno cree’. Por eso, el debate sobre el tema adquiere tonalidades más políticas, o religiosas, que científicas».

Este analista entiende que esa propensión al miedo proviene de la prosperidad: «En el Congo y Bangladesh existen demasiados riesgos inmediatos como para darse el lujo de preocuparse por los riesgos virtuales también».

Nuestra comarca, tan globalizada como cualquiera, no escapa a la pandemia. No estamos al nivel del sufrido Haití, castigado por la miseria, los terremotos y el cólera, pero tampoco pertenecemos al primer mundo opulento como para hacer nuestro el terror a los riesgos virtuales.

31
Oct
10

couriel a josé carbajal

A JOSÉ

 

senador alberto couriel / senador frente amplio

Hoy de mañana, 21 de octubre de 2010, en el momento en que salía hacia el Palacio Legislativo a la Comisión de Presupuesto, el portero del edificio me mandó a decir que había muerto «el Sabalero», José Carbajal, un querido amigo y un extraordinario poeta. Mientras viajaba en el auto iba escuchando canciones de José y lloré en varias oportunidades. Me acuerdo muy bien de toda su familia, de sus padres, de sus hermanos, todos trabajadores de la fábrica textil de Juan Lacaze. Vivían en «las casillas», viviendas construidas por la fábrica de Campomar, frente a la plaza de deportes. Fui compañero de clase, en la escuela del pueblo, de uno de sus hermanos mayores, Alcides Ariel. Cuando estábamos en 6º año de escuela jugábamos al fútbol y la delantera éramos: yo, el chiquito Bombi, Alcides Ariel Carbajal, el Lechón Cabrera, el zurdo Pugliesi. Años después José le hizo una canción a su hermano Ariel ­que se había suicidado­ y para no dañar a su madre la llamó «No te vayas Pedro».

José Carbajal fue un lacazino distinto. Es que también los lacazinos somos distintos. Una conversación clásica con mi madre era hablar y recordar anécdotas de Juan Lacaze. Cuando mis padres se vinieron a vivir a Montevideo, mi padre después de almorzar se iba a tomar café al Sorocabana de la Plaza Libertad. Y aprovechaba para ver llegar los ómnibus de la ONDA, para ver si se encontraba con amigos de Juan Lacaze.

Yo considero a los lacazinos como parte de mi familia. Todos nos conocemos. Un pueblo obrero que recibió muchos beneficios de los Campomar, especialmente de don Miguel, de acuerdo a mis recuerdos, como la plaza de deportes, con canchas de fútbol, basquetbol, tenis y bochas donde yo pasé mi niñez. Luego el estadio de fútbol, con pista de atletismo y el Club Cyssa, con gimnasio, cancha de basquetbol cerrada, dos pistas de baile ­una al aire libre y otra cerrada­ donde pasé mi adolescencia. Todo esto en la década del 40, al finalizar la segunda guerra mundial. Son todos recuerdos imborrables. También me acuerdo que muchos trabajadores terminaban en el Saint Bois por enfermedades adquiridas en su trabajo fabril.

Muchos somos los que nos declaramos de Juan Lacaze, pero el Sabalero fue distinto. Con sus canciones, de alguna manera, la inmortalizó. Sus canciones hablan sobre las costumbres de un pueblo chico, pero muy solidario, de las vivencias de su niñez y de su adolescencia, como «Chiquillada», más conocida como «Pantalón cortito». En «A mi gente» habla de personajes de pueblo con cierto grado de popularidad. Por ejemplo, habla de Pochilo con su gran inspiración. Pochilo era un estupendo director de una murga, pero cotidianamente se dedicaba a la timba, con cartas, con bochas, con billar, con frontón. Yo era un estudiante aventajado en el liceo de Juan Lacaze. Entonces Pochilo me decía: «Albertito vos tenés que estudiar abogacía», porque él iba a tener siempre problemas con la Justicia y precisaba un amigo abogado que lo defendiera. Otro personaje de la misma canción era «el sapo de los verdes» que era el Sapo Vidart, centro forward de Reformers, el club de mis amores. En una conmemoración de Reformers me invitaron a concurrir y me pidieron que hablara. Comencé a hablar y de pronto me doy cuenta que entre el público estaba el Sapo. Empecé a hablar de él, de cuando salió campeón del litoral con la selección de Colonia en 1948, de cuando jugó en Bella Vista de Montevideo. De pronto me doy cuenta que el Sapo estaba llorando. Cuando terminé mi oratoria me acerqué al Sapo Vidart y me dijo: «Albertito yo sólo fui un jugador de fútbol». Y yo le contesté que yo era muy chico cuando lo veía jugar y que para mí era un héroe. A partir de las canciones de José, Juan Lacaze y su gente, su vida, sus costumbres estarán permanentemente presentes.

El Sabalero fue un hombre muy sencillo, muy sensible, muy bohemio, que venía de una familia muy humilde. Trascendió las fronteras lacazinas, colonienses y uruguayas. Fue un cantautor universal que paseó sus canciones por todos los continentes. Era un anarco de alma. Por eso no le gustaba Seregni como candidato del FA porque era militar.

Lo recuerdo en México, con Anke, su esposa, en un día de tristeza, porque habían perdido un embarazo. Más lo recuerdo cuando mi hermano Yaco me vino a ver a México. Lo primero que me dijo fue: quiero ver a José. Fuimos a buscar a José y lo llevamos a comer a mi casa. Llegamos como a las siete de la tarde. Mi hermano quería que José escribiera sobre su grupo de cuarto año del liceo de Juan Lacaze. Le hizo innumerables anécdotas y le contó que se seguían encontrando casi todos los años en el pueblo. Eran la una de la mañana y los tres seguíamos hablando de Juan Lacaze. Entonces mi señora, chilena, que no entendía mucho de Juan Lacaze, preguntó: y este Juan Lacaze, ¿es una República?




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