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La derecha quiere dirigirnos la vida y a los políticos que elijamos . . .

¿Inmoral, cobarde o ignorante?

Lo que no podemos hacer es lo que le sirve a la derecha; lo que la derecha espera que hagamos para ganarnos la guerra mediática

Caras y Caretas 

“El pobre de derecha critica cuando el Pit-Cnt reclama recuperación del salario real (ya ni siquiera mejora, solo recuperación de lo sustraído) y calla cuando el gobierno le mete la mano en el bolsillo para cubrir los privilegios de los acomodados por política. El problema es que él ignora que el dinero del Estado también es suyo.”

Lo que diré de Uruguay, ese Uruguay que tanto quiero y tanto me duele, vale para casi todos los pueblos de la Tierra.

La mayoría de nuestros compatriotas viven en una burbuja. El poder de la minoría se sustenta en la ignorancia de la mayoría. Un pequeño grupo de familias explota a las demás y hasta consigue el apoyo de aquellas haciéndoles creer que el enemigo está en el proletariado y no en la oligarquía.

 

Desde que Luis Lacalle Pou llegó al poder, desató una guerra despiadada de propaganda para desprestigiar a los sindicatos; lo cual se entiende, ya que a los poderosos sectores que representa no les sirve que los trabajadores estén organizados, representados y defendidos. Los quieren divididos y débiles, para continuar quitándoles salario real y derechos. Recordemos cuando uno de esos sectores aplaudió a rabiar y con carcajadas morbosas a Julio María Sanguinetti, por prometerles que cuando la coalición multiderechista llegara al poder desplumaría al pollo pluma por pluma, para que no chillara tanto.

 

Dos de los senadores más mediáticos (Graciela Bianchi y Sebastián Da Silva) están día a día bombardeando con calumnias a los representantes de los trabajadores. La frase de Bianchi, tildando de “hijo de puta” a un representante de Fucvam en marzo de 2022 y diciendo varias veces “andá a laburar”, representa fielmente el pensamiento de la derecha más retrógrada. Tienen odio de clase y no lo ocultan. Son patéticos; pero más patéticos son los trabajadores pobres que les creen. No hay nada más vergonzoso e indigno que un pobre de derecha.

 

El pobre de derecha repite el discurso de los oligarcas y critica a los gobiernos “populistas” que dan planes sociales “a los vagos, a los que son pobres porque no les gusta trabajar”. Nunca abre la boca para condenar a los ricos que, por medio de la política, saquean al Estado todos los malditos días de su mísera existencia. Critica a los sindicatos; pero jamás a las cámaras empresariales, ni a las federaciones o asociaciones rurales.

 

“El peor enemigo de un pobre es otro pobre que se cree rico y defiende a quien los hace pobres a ambos”. La frase, atribuida a José Mujica, pese a que no hay registros que lo acrediten, refleja una triste realidad.

 

Le indigna cuando a una vieja, mediante un plan social, le dan tres monedas para que no se muera de hambre; pero nada dice cuando la doctora Susana Montaner, tras ocupar la vicepresidencia de OSE, gasta miles de dólares para cambiar el mobiliario y decoración de su despacho porque no le gusta el que había. A la ex diputada de Tacuarembó (colorada cejista) tampoco le pareció fino el celular que le asignaron, por lo que ordenó comprar uno que vale más de mil dólares. El pobre de derecha no sabe, ni le interesa, lo que gasta OSE en celulares y planes con los cargos políticos.

 

El pobre de derecha no sabe, ni le interesa, lo que la ministra de Economía Azucena Arbeleche ha vuelto a hacer con absoluto desparpajo. Luego de haber intentado beneficiar a Isaac Alfie (director de la OPP e integrante de la coalición) y a su propio marido con beneficios tributarios, beneficia a la empresa CELISANO, de Marianela Cazaban, esposa de Carlos Silva Ratin, jerarca de la CTMSG, dirigente del Partido Nacional y edil de Salto por la lista 50 de Carlos Albisu.

 

Crónicas del Este ha informado que la empresa CELISANO, cuyo titular hasta 2021 fuera Carlos Silva Ratin, ha recibido variados beneficios por parte de entidades públicas, tal el caso de la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE). Ahora, Arbeleche le concede a su correligionario un crédito de 355.585 unidades indexadas y una exoneración del impuesto a la renta de 198.034 unidades indexadas a la empresa “Cabrera Cazaban Marianela y Cabrera Cazaban Luis Ignacio” (cuñado de Carlos Silva).

 

El periodista Sergio Secinaro ha denunciado: “Además, se promueve la actividad del proyecto de inversión presentado por esta empresa, el cual busca la adquisición de maquinaria y equipo por un monto de 366.729 unidades indexadas. En términos monetarios, considerando que la unidad indexada cotiza alrededor de $5,18 pesos uruguayos, el beneficio total otorgado asciende aproximadamente a $4.767.401 pesos uruguayos, equivalentes a unos U$S 125.030 dólares americanos”.

 

¿Por qué los grandes medios no se hicieron eco de esta noticia? A nadie le importa. Se reparten entre ellos nuestro dinero mientras Juan Pueblo se calienta por el arbitraje en un partido de fútbol.

 

El pobre de derecha critica cuando el Pit-Cnt reclama recuperación del salario real (ya ni siquiera mejora, solo recuperación de lo sustraído) y calla cuando el gobierno le mete la mano en el bolsillo para cubrir los privilegios de los acomodados por política. El problema es que él ignora que el dinero del Estado también es suyo.

 

Gracias a la LUC, aprobada por una mayoría que ni siquiera la leyó, a una pobre mina que pasó 64,9 gramos de marihuana para su pareja en el penal de Libertad en abril de 2022, le tiraron con cuatro años tras las rejas; pero al narco de La Tahona, líder de una organización criminal, le dieron solo 24 meses.

 

La Fiscalía necesita, para funcionar más o menos bien, 6 millones y medio de dólares. En la Rendición de Cuentas le dan 950.000 dólares. A primera vista parece un castigo por citar como IMPUTADOS a dos ministros por el caso Marset. A segunda vista… también. Mientras tanto, la coalición gobernante no solo hace propaganda para desprestigiar a los sindicatos, sino también a los fiscales independientes del poder.

 

Al pobre de derecha esto no le importa. “Yo vivo de mi trabajo”, suele decir. “No le pido nada a los políticos”. Sin embargo, cuando llegan las campañas electorales les oficia de mandadero a la espera de un puestito cuando gane el doctor.

 

Hay que armarse de paciencia y tratar de educarlo. Explicarle, por ejemplo, que no está mal que un gobierno gaste algo para custodiar las costas; pero el nuestro, que prometió 50.000 viviendas, va a destinar 82 millones de dólares en unas lanchas. Como ha planteado nuestro compañero José Manfredi en Twitter, son aproximadamente 2.000 viviendas. Si prometieron viviendas y no barcos, ¿por qué priorizan hoy los barcos? Previamente gastaron 26 millones de dólares en aviones chatarra. Son las prioridades del herrerismo.

 

Al pobre de derecha le lavaron el cerebro durante la dictadura y se lo retorcieron en democracia. No le importan los desaparecidos porque “en algo andarían”. No quiere estudiantes preocupados por las injusticias sociales, sino que sean sumisos y se dediquen a estudiar.

 

El pobre de derecha, más que inmoral y cobarde, es ignorante.

 

Lo que no podemos hacer es lo que le sirve a la derecha; lo que la derecha espera que hagamos para ganarnos la guerra mediática.

 

Arrojar una bomba de humo (aunque no sea una bomba) o intimidar a los carneros (aunque sean carneros) no beneficia a los trabajadores, sino a los oligarcas. Pintarrajear una iglesia no beneficia al feminismo, sino a sus detractores.

 

Cuanto más tardemos en comprenderlo, más elementos estaremos regalando a nuestros adversarios para manipular al pobre de derecha.


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