05
Dic
13

criminales nazis

La verdadera historia de Lothar Hermann

El hombre que desveló el paradero del criminal nazi Adolf Eichmann y sus ansias de hacer justicia

escribe: Silvia Facal Santiago / Doctora en Historia por la Universidad de Santiago de Compostela. Máster en Inmigración por la Universidad Pontificia Comillas de Madrid. Licenciada en Historia por la Universidad de Santiago de Compostela. Actualmente se desempeña como docente e investigadora en la Universidad Católica del Uruguay, en la Universidad del Empresa y en la Universidad de Montevideo.

Según la Real Academia Española, la justicia es la cualidad o virtud de proceder o juzgar respetando la verdad y de poner en práctica el derecho que asiste a toda persona a que se respeten sus derechos, que le sea reconocido lo que le corresponde o las consecuencias de su comportamiento: la justicia debe presidir las leyes fundamentales de una nación; debes decidir con justicia quién se merece el puesto de trabajo; los damnificados pedían justicia ante el tribunal.

Es también, la aplicación de un castigo o una pena tras un juicio: se hará justicia con los culpables . Firmemente creyente en la justicia, el protagonista de esta historia verdadera, Lothar Hermann, luchó durante buena parte de su vida para que un criminal nazi, Adolf Eichmann, fuera juzgado por los crímenes que cometió.

En 1918 finaliza la Primera Guerra Mundial o la Gran Guerra como era conocida por sus contemporáneos y a partir de ese momento se produce un giro en la historia más reciente de la Alemania apenas unificada en 1871. El Segundo Reich alemán salió derrotado en la misma a manos de las potencias aliadas y a consecuencia de ello a Alemania le fue impuesta la Paz de Versalles de 1919 en la cual se la culpabilizaba del conflicto y se la obligaba a pagar millonarias reparaciones que terminaron acarreando una crisis económica y también política en la naciente República de Weimar, gobierno democrático que regía en esos momentos los destinos del país. En ese contexto de crisis se crea en 1919 el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NAZI) racista y de extrema derecha. Su fundador fue Anton Drexler y Adolf Hitler se unió al poco tiempo. En las elecciones de 1932 es el partido más votado y finalmente, el 30 de enero de 1933, Hitler logra acceder al cargo de canciller de Alemania. 

De inmediato se produjeron nuevas elecciones y los nazis consiguieron la mayoría parlamentaria e impusieron un sistema  de control totalitario sobre el pueblo alemán.  Inmediatamente comenzaron a aplicar toda una legislación antisemita representada por el boicot a las actividades económicas de los judíos del Tercer Reich nombre con el que sería conocida ahora Alemania, es decir , el Tercer Imperio- en abril de esa año seguida por las leyes raciales de Nuremberg de 1935 y la noche de los cristales rotos el 9 de noviembre de 1938 en la cual se hace ya patente la discriminación total y la persecución hacia los judíos trasladando a muchos de ellos a los campos de concentración. De ahí en más la vida de los judíos del Tercer Reich se tornó más difícil y las mismas pasaron a depender de un simple hilo hasta que en 1942 se decide llevar a cabo la denominada solución final de la cuestión judía , es decir el exterminio físico de los judíos de Europa, utilizándose para ello la estructura de los campos de concentración y creando nuevos campos y también las vías férreas existentes en Europa que los conducirían hasta los mismos.

En este periodo tan cambiante de la vida de Alemania nació en 1901 en Quirnbach, Lothar Hermann en el seno de una familia judía. Era el tercero de once hermanos todos ellos hijos del matrimonio de Maximilian Hermann  y Sophie Hans. Los dos hermanos mayores de Lothar se dedicaron al negocio familiar que era el comercio de ganado  y Lothar, en cambio, una vez finalizados sus estudios,  se emplea en una tienda comercial. Al poco tiempo se puso a trabajar para un abogado realizando  trámites y diversas gestiones. Hasta el año 1933 su vida transcurrió sin demasiados sobresaltos, pero pronto esto cambiaría de forma brutal.

A partir del citado año se puede decir que la vida de Lothar y de su familia, al igual que la del resto de los judíos, comenzó a complicarse en Alemania. En concreto, dos años después, fue detenido por la Gestapo la temible Policía Secreta alemana-  y trasladado al campo de concentración de  Dachau  -en las inmediaciones de Munich- por un delito catalogado de espionaje  -intentar sacar el  dinero de la  familia  en frontera Alemana / Francesa-. Estuvo detenido en el campo de concentración casi ocho meses en donde recibió serios golpes que a futuro le traerían graves secuelas como fue la pérdida de la visión.

Finalmente, logró quedar libre  gracias a que entregó todos sus bienes a los nazis. El violento régimen nazi se cobró también la vida de casi toda su familia en los campos de exterminio de Auschwitz y Buchenwald encontrándose entre ellos siete de sus hermanos lográndose salvar únicamente Lothar y tres de ellos Hugo que se radicó en Argentina, Berthol primero en Francia y luego en Estados Unidos y Elsa que emigró a la Palestina británica para trasladarse después también a los Estados Unidos-. 
Lothar logró salvarse porque en 1938 decidió emigrar hacia Montevideo aunque tenía visa para Paraguay-  junto a su esposa María Walman en el buque vapor Alsina.

En nuestro país residieron durante dos años y luego decidieron marcharse a la Argentina. En un principio se establecieron en Rosario en donde en 1941 nacería su única hija Silvia. Dos años después se trasladaron a Olivos en el norte del conourbano de Buenos Aires muy cerca de la quinta presidencial. En esa zona residían también otros inmigrantes de origen alemán.  Además, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, en 1945, comenzaron a llegar también a esta zona residencial varios altos jerarcas nazis que bien pronto se integraron con el resto de los inmigrantes alemanes. Entre esos criminales se encontraba Adolf Eichmann acompañado de su esposa y también de sus cuatro hijos Klaus, Horst, Dieter y Ricardo este último había nacido en Argentina-. Aunque parezca mentira, los vecinos lo conocían por Eichmann es decir su verdadero apellido- y no como Ricardo Klement como siempre se solió creer. Incluso, sus hijos estaban inscriptos  también en la escuela con su verdadero apellido, es decir Eichmann. Pronto el destino haría que ambas familias, es decir la Eichmann y la Hermann cruzaran sus caminos en la Argentina. Todo ocurrió cuando en el año 1954, Silvia Hermann que contaba con 12 años, asistió con unos amigos de su edad a ver una película alemana y por azar conoció a los hermanos Eichmann.

En cuanto regresó a su casa le contó a su padre, Lothar, que había conocido a unos chicos también de origen alemán cuyo apellido era Eichmann y que su padre se llamaba Adolf. De inmediato Lothar recordó que ese era el mismo apellido que tenía uno de los funcionarios del régimen nazi responsable del transporte de más de 400.000 judíos al campo de exterminio de Auschwitz. El primer paso de Lothar fue informar a las diversas organizaciones judías de la ciudad de Buenos Aires así como también a la propia embajada del Estado de Israel.

A pesar de la gravedad y la importancia de la información brindada por Lothar, no obtuvo ningún tipo de respuesta satisfactoria e increíblemente terminó recibiendo advertencias intimidatorias. Ante las amenazas y el miedo que le provocaban decidió mudarse nuevamente a principios de 1955 a Coronel Suárez, al sur de la provincia de Buenos Aires. Desde allí y sin descanso continuó realizando denuncias sobre el descubrimiento realizado por su hija, pero nadie hizo nada. Finalmente, dos años después, decide notificar de su hallazgo al Fiscal Gral. de Frankfurt, el Dr. Fritz Bauer, quien  había emitido una orden de detención contra Eichmann en 1956 en la creencia de que su detención provocaría la detención de altos funcionarios Nazis en el gobierno del socialdemócrata Konrad Adenauer  como era el caso de su secretario Hans Globke. A pesar de todo ello, Eichmann, continuó con su vida en Argentina como un simple ciudadano alemán más y Lothar no entendía por qué ocurría esto.

En octubre de 1959 renace la esperanza de justicia en Lothar cuando leyó en un diario de origen alemán que se publicaba en la Argentina, el Argentinisches Tageblatt, un anuncio en el cual  se informaba que el Centro de Documentación de Haifa comandado por Tuviah Friedmann y el Estado de Israel recompensaría a quien aportara datos sobre el paradero de Adolf Eichmann.  Sin esperar un solo segundo, Lothar  responde a ese pedido y da la información que tenía sobre el domicilio de Eichmann en Olivos. Incluso le dice a Friedmann que su interés no era la recompensa sino que quería que de una vez se hiciera justicia y que este criminal nazi pudiera ser juzgado por los crímenes que cometió durante la Segunda Guerra Mundial contra los judíos.  Gracias a esta información, a fines de 1959 Friedmann envía, supuestamente, a Gregorio Schurmann, un alto funcionario de la DAIA, para que fuera a casa de los Hermann y hablara con Lothar sobre la información que él había proporcionado.

A Lothar le pareció muy rara la actitud de este hombre que con el correr de los años incluso Friedmann negó conocer y lo mencionó como un agente israelí. Ante todo este cúmulo de situaciones tan extrañas, Lothar decide enviar a su hija a los Estados Unidos a casa de su tía Elsa ya que temía que algo malo le pudiera suceder en la Argentina, sin saber que nunca más la volvería a ver.  Al poco tiempo se sorprende cuando conoce la noticia de que Eichmann se encuentra detenido, en 1960, en Israel.

A partir de ese momento Lothar decide reclamar vía epistolar su ardua labor para la detención de este criminal nazi; en una de las cartas enviada en febrero de 1961 al primer Ministro de Justicia de Israel  Pinchas Rosen, solicitando que le reconocieran su labor por la captura del citado criminal, decía: Yo mismo soy judío y estuve en el campo de concentración de Dachau , pero no voy a dudar de revelar la operación en todos sus detalles al público y denunciar irrevocablemente ante las autoridades judiciales y gubernamentales competentes a todos los participantes cuyos nombres y direcciones conozco por detención ilegal violenta, secuestro, corrupción y fraude, a si que no voy a tener remordimientos si el juicio que se inicia en marzo en Israel toma un viraje negativo para los judíos, que terminara con el procesamiento de todos los involucrados por delitos graves. El gobierno de Israel, principal involucrado en esta acción que ha sido falsamente presentada al mundo y que en realidad fue llevada a cabo de forma muy diferente, sería el único culpable si por una decisión mía esto se transforma en un escándalo mundial .

Sorprendentemente la respuesta que Lothar recibió fue la instrucción de que como buen judío deberá callarse la boca y (literalmente) tendría que sentir satisfacción que el mencionado se encuentra en Israel para ser juzgado .  Después de que recibiera esta carta en términos tan poco amistosos y menos de agradecimiento, recibió la nada agradable visita en su casa cinco agentes del Mossad, dos de Alemania y un alto directivo de la DAIA, el ya citado Gregorio Schurmann; todos ellos estuvieron una hora y media con Lothar y le dijeron que iban a meterlo preso si no se callaba la boca. Dos horas después de este episodio, según nos expresó la sobrina nieta de Lothar, Lilian Hermann,  la prensa internacional que estaba presente en un pueblo con pocos habitantes de forma dudosa denuncio a Lothar Hermann de ser el médico nazi Josep Mengele.

Bajo este cargo fue enviado a prisión durante quince días, hasta que se probó quien era en realidad, estuvo encerrado en una celda en Coronel Suárez, donde fue maltratado. Mengele era un criminal nazi que gozaba plenamente de impunidad, todas las autoridades sabían donde vivía incluso en 1956 le fue otorgado tras su reclamo su verdadera identidad, no conforme con esto en 1958 cree que es justo que Alemania le devuelva su licencia para ejercer la medicina que había sido quitado por sus crímenes de guerra. En los años siguiente  fue perseguido intimidado  mediante correspondencias  y encomiendas para atormentar a un pobre ciego, autos y personas extrañas repentinamente frecuentaban las veredas y calles de Coronel Suárez el pueblo al ver estas actitudes lo albergaba en casa de diferentes vecinos para protegerlo, esto siguió hasta el último día de su vida, algo injusto para una persona que sacrifico su vida al denunciar a un criminal de guerra responsable de miles de muertes que merecía todo el peso de la ley, la familia Hermann se destruyó durante décadas .

Tuvo que transcurrir más de una década para que Lothar fuera reconocido por la labor que había realizado de dar el paradero de un criminal nazi. La primer ministra del Estado de Israel, Golda Meir, aprobó en 1972 el pago de la recompensa prometida años atrás con lo cual se terminó reconociendo de forma implícita que el descubrimiento del paradero de Adolf Eichmann se realizó gracias a la información que en su día había brindado Lothar Hermann . Apenas dos años Lothar sentiría la satisfacción de que al fin alguien reconoció su labor y su sufrimiento, pues, como bien expresa su sobrina nieta Lilian Hermann, el día 1º de julio de 1974 en un día lluvioso y de duelo nacional por la muerte de Juan Domingo Perón fallece de una enfermedad terminal; el destino quiso el sufrimiento hasta el último momento ya que ni la posibilidad de velarlo por el duelo nacional del Presidente.

Sus restos estuvieron durante años olvidados, su figura en Coronel Suárez fue un tabú injustamente , pero el tiempo y la casualidad me brindaría  la posibilidad de  poder reconstruir  la historia familiar como también darle el lugar justo en la historia a mi tío abuelo, fue un trabajo arduo que llevamos adelante  junto a mi marido Ariel Méreles  que nos llevo a poder obtener en forma desclasificada documentación sumamente importante que obligo al estado de Israel  tras mi reclamos  a la oficina del Primer Ministro de Israel a reconocer la figura de Lothar y validando nuestra  investigación  como lo menciono el Ex embajador  de Israel Daniel Gazit. Siempre pienso que  la mejor forma de escribir la historia es con documentos ,conociendo todas las partes  involucradas y por esto  sentí la obligación de tomar la difícil decisión  de establecer contacto con los hijos de Eichmann, más precisamente  el  menor llamado  Ricardo  quien vive en Berlín , logramos  un diálogo realmente  constructivo siempre pensando  en las futuras generaciones  quienes con seguridad nos sucederán , creemos que la verdad es un conductor hacia la tranquilidad pero somos consientes que  duele  por un pasado tan cruel.

La DAIA tiene la tarea de incorporar esta historia que fue reconocida el 13 de agosto de 2012, a pesar que los grandes medios decidieron  llamarse a silencio en Argentina, mis redoblados reclamos obligaron nuevamente a esta Organización a realizar un nuevo acto a fecha a confirmar, el Estado de Israel mediante mi contacto fluido con  el director de los Archivos Nacionales de Israel  Sr, Hagai Tsoref envió un aval  al Estado Argentino  para que se realice  en este país un homenaje, valorando que  se llegó a esta instancia  gracias a mi determinación. Hoy después de varias décadas  la tumba de Lothar se encuentra reconstruida en Coronel Suárez, el pueblo que lo protegió y que durante años sentía  temor, hoy siente orgullo y muchos lograron luego de mucho tiempo poder contar sus anécdotas con mi tío. Para mi es una gran emoción  por ir cumpliendo  con la tarea que nos impusimos, tengo la esperanza que con el tiempo el común de la gente valorara cuanto sacrificio .

Tuvimos que esperar más de cinco décadas para conocer la verdadera historia de la detención de un criminal nazi que vivió como un ciudadano alemán común en la Argentina en donde incluso tuvo un hijo, que se produjo gracias a la determinación y al coraje de un emigrante judío alemán que vivió dos años en nuestro país y que después decidiera por motivos familiares trasladarse a la Argentina en donde terminaría viviendo un infierno simplemente por querer hacer justicia. Cuántos otros criminales de este calibre quedaron impunes porque no se hizo nada para llevarlos ante la justicia. Esta historia es del pasado pero también se repite hoy con otros conflictos y otros crímenes de guerra que desgraciadamente han quedado también impunes en la antigua Yugoslavia, en Ruanda, en la República Democrática del Congo ¿Hasta cuándo los seres humanos seguiremos llevando una venda cubriendo nuestros hijos ante las injusticias que cada día ocurren en el mundo?

Quise escribir este artículo como una especie de homenaje a la persona de Lothar Hermann, que tantos padecimientos pasó hasta que al final vio lograda sus ansias de justicia aunque el reconocimiento le llegara tan tarde, porque él nunca perdió la esperanza de que se hiciera justicia.



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