Archivo de 31 de agosto de 2011

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la educación en uruguay, en debate

Falsas oposiciones en educación

Ana Resbani – Docente, dirigente de ADES

 

Cuando hablábamos de aprender a partir de lo concreto nos referíamos a interrelacionar el conocimiento teórico con el conocimiento práctico. Si queremos incluir efectivamente debemos partir de la aceptación del otro y de sus conocimientos para, mediante la confrontación, solucionar el conflicto que actúa como obstáculo frente al aprendizaje. Incorporar el trabajo y el mundo del trabajo ­y no las cambiantes tendencias del mercado de empleo- al conjunto del sistema educativo.

De esta forma se elevan por un lado los horizontes culturales de los «trabajadores» y por otro los horizontes manuales de los «intelectuales.» Así, se superan «falsas opciones ­naturaleza o cultura, circunstancias o conciencia, sociedad o sujeto- para situar en un terreno histórico concreto la necesidad de la formación plena de cada hombre como una condición del desarrollo armónico de toda la humanidad» . «El obrero no solo tiene que saber operar un torno, sino también conocer el diseño del torno, conocer otros tipos de tornos, cuáles de ellos hacen falta para ciertos trabajos, dónde y a qué precio se pueden adquirir tornos mejores, si conviene o no importarlos, si se saca provecho de esto; debe saber hacer el dibujo técnico, hacer cálculos, conocer la mecánica y su historia, conocer su comercio. Es preciso que conozca también las propiedades del hierro que trabaja, dónde y cómo se produce, en qué condiciones, dónde y cómo puede ser adquirido, etc. Debe estar informado sobre las necesidades de hierro en su país y en otros, de su demanda, saber dónde y cómo vender la producción, computar su costo, etc.»

Y esto no implica bajar el nivel del sistema educativo. Al contrario, apuntaría a una educación integral, permitiendo el «vuelo» abstracto a partir del terreno de lo concreto. Y soluciona, de paso, el cambio del cuerito de la canilla…

Hasta ahora, con la influencia de los constructivistas, los docentes fomentamos que los estudiantes «hagan como que hacen». Pero no se visualiza la transformación a través de lo motriz en algo concreto ni se toma esto como base para comprender la teoría. Proyectar actividades de taller como reacción al intelectualismo es, coincidimos con Julio Castro, una tendencia acertada. «Pero las actividades de este tipo necesitan tiempo, espacio, motivos concretos, dedicación y disciplina. Cuando se observa el trabajo, o se imita, o se juega a que se trabaja, no solo se deshumaniza el trabajo como fuente de educación sino que además se falsea su significado»

Llevar adelante un proyecto de este tipo requiere inversiones en infraestructura ­sería necesario ampliar la cantidad de instituciones educativas e incrementar enormemente su número; requiere un liceo de doble turno y por tanto comedores-; requiere talleres además de aulas. Por eso planteábamos en un artículo anterior que nuestro proyecto es carísimo.

1 Charlot, B., La relación con el saber, formación de maestros y profesores, educación y globalización, 2008.

2 Silva Rehermann, La educación en la perspectiva revolucionaria, s.p.i

3 Krupskaya, N., La educación laboral y la enseñanza, s.p.i




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