Archivo de 7 de abril de 2014

07
Abr
14

genocidio armenio

opinión

A 99 años del genocidio armenio

escribe: Ministra Liliam Kechichiam

El mes de abril convoca, tal vez como ningún otro, a nuestros pueblos -armenio y uruguayo- a la recordación de hechos trascendentes, mojones insoslayables en la construcción histórica de nuestras respectivas identidades colectivas.

Para quienes integramos la República Oriental del Uruguay, conlleva la evocación de la Oración de Abril del año 1813, donde se plasma en toda su dimensión libertaria la doctrina artiguista, que impregna nuestro pasado, nuestro presente y el horizonte que orienta nuestro destino nacional. En el caso de quienes arropamos además, en nuestro corazón, la semilla migratoria del pueblo armenio, abril nos recuerda el comienzo del genocidio en 1915, y el periplo de esta comunidad en defensa de su libertad, de sus tradiciones culturales, de su “verdad histórica”, y de su identidad como nación. En ambos casos, epopeyas semejantes de éxodos, de padecimientos, de calvarios, en la odisea constructora de un destino colectivo.

Toda sociedad es una construcción permanente y constante que se asienta en preceptos éticos, culturales, jurídicos e históricos asumidos, individual y colectivamente, como identidad del conjunto. Preceptos que se profundizan y transmiten de generación en generación, de etapa histórica en etapa histórica, a partir del efectivo, consciente y comprometido involucramiento de los individuos. Códigos y mandamientos aprehendidos en el tránsito común de un pueblo a través del eterno espiral del tiempo y de la Historia, realizando su destino.

Una sociedad es comunión de sangre y trigo, de vino y pan, leudados en el esfuerzo común; en las batallas y en los padecimientos; en las alegrías y en los afectos. Y, como en los casos de la comunidad de Ararat y del pueblo oriental, “en las persecuciones, en las masacres, en los holocaustos y en las desventuras que han tenido que vencer en su lucha por el derecho a ser; en su batalla por reconquistar su potestad constructora de su destino; de confirmar sus responsabilidades con la Historia, con la Sociedad y con el Hombre.”

Señalaba Artigas, en su discurso inaugural al Congreso: “Cenizas y ruinas, sangre y desolación, he ahí el cuadro de la Banda Oriental, y el precio costoso de su regeneración. ¡Pero ella es pueblo libre! Porque, ciudadanos, ¡los pueblos deben ser libres! ¡Ese carácter debe ser su único objeto, y formar el motivo de su celo!”. Y agregaba: “Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa por vuestra presencia soberana. Vosotros estáis en el pleno goce de vuestros derechos: ved ahí el fruto de mis ansias y desvelos y ved ahí también todo el premio de mi afán”.

El reloj de la Historia marca que ha llegado para el pueblo armenio el tiempo de la maduración de su felicidad colectiva, de la justicia social impregnada de los contenidos de solidaridad y humanismo imprescindibles; y de manera irreversible, cual marea de luz incontenible que descorre los velos, salta los muros e ilumina los espíritus, ha llegado el tiempo de la “reivindicación histórica”, de la verdad acerca del genocidio armenio. “Porque en esta etapa de la evolución humana, no existe construcción social posible y perdurable por fuera del fundamento de la verdad y del reconocimiento de los hechos históricos en su real dimensión.”

En la instancia de recordación de un nuevo aniversario del Genocidio Armenio, saludo a toda la colectividad armenia, desde lo más profundo de mi corazón, donde atesoro el perfume del Sozgad natal de mis ancestros.




abril 2014
D L M X J V S
 12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
27282930  

Meses